Más que nunca, hágalo usted mismo

    Estimulado por una creciente falta de confianza pública en las instituciones, la filosofía del hágalo usted mismo prosperará en los años venideros. Los equipos para realizar exámenes de laboratorio en el hogar, desde pruebas de embarazos hasta control de drogas, diabetes y Sida, continuarán modificando la relación médico-paciente. Del mismo modo, el asesoramiento legal on line alterará la relación abogado-cliente. En última instancia, se beneficiarán los profesionales. Por ejemplo, los pacientes informados tomarán mejores decisiones en el cuidado de la salud. Y los clientes familiarizados con los procedimientos legales serán más prudentes a la hora de promover acciones.


    Proliferan los productos para realizar exámenes caseros. Las mujeres pueden hacerse el test de embarazo; los diabéticos pueden determinar el nivel de azúcar en la sangre; y cualquier persona puede controlar su colesterol. ¿Hacia dónde apunta la evolución de esta industria? Hacia el autotratamiento: equipos para asistencia sanitaria, indispensables para ejecutivos que viajan y turistas aventureros.


    También se ofrecen sistemas para evaluar los logros académicos, para determinar los niveles de radioactividad en sótanos, para verificar las cargas electromagnéticas que amenazan la seguridad de los jardines. Muy pronto, en la ferretería de la esquina se podrá comprar un equipo para controlar el agua de las cañerías o un detector de monóxido de carbono para el hogar. Habrá quienes ingresen a Internet para averiguar cómo redactar un testamento, una demanda o un acuerdo de divorcio, e incluso para saber cómo organizar su futuro económico.


    Crisis de confianza


    No queda claro cuáles son las causas que provocan este fenómeno. Hay quienes dicen que esto sucede, simplemente, porque existe la posibilidad; otros afirman que, debido al escepticismo de los baby boomers, muchos optan por el autoexamen (y, en creciente medida, el autotratamiento). Prefieren ser ellos mismos quienes examinen a su familia y al medio ambiente. Confían más en la propia opinión que en el consejo de los profesionales en la materia.


    Ambos argumentos son válidos. La encuesta realizada por The Harris Poll sobre la confianza en las instituciones ha registrado una caída constante desde la década de 1960. La última medición reveló que sólo 38% de los encuestados tenía verdadera confianza en las personas a cargo de las instituciones médicas. Mientras tanto, la biotecnología abre las puertas al autodiagnóstico, el autocontrol y la automedicación. Según señaló un fabricante de equipos para diagnóstico médico a USA Today: “Si la comunidad médica puede idear un indicador (de sangre u orina) de una enfermedad, nosotros podemos desarrollar un test“.


    Por supuesto, Internet también fomenta esta tendencia. El público en general tiene acceso a la misma información que utilizan los profesionales para proporcionar servicios financieros, legales y de todo tipo. Al fin y al cabo, la mayoría de la gente tal vez no cuente con la experiencia y los conocimientos para actuar como abogado o contador, pero sí cree que tiene la inteligencia suficiente para entender los conceptos básicos.


    En el negocio de los equipos para hacer exámenes médicos en el hogar, el miedo resulta un factor clave. Como los padres temen que sus hijos consuman drogas, se expanden las ventas de Parent Alert, de ChemTrak, para el control de sustancias prohibidas. Al parecer, el precio (US$ 40) resulta una módica suma para tranquilizar a muchos padres.


    Y para calmar la ansiedad de los adultos, con respecto al desempeño académico de sus hijos, está K-3 Children´s Skills Test, una prueba de rendimiento de dos horas para hacer en casa. Publicado por Virtual Knowledge, el CD-ROM se consigue por US$ 29,95.


    Del mismo modo, los equipos de autodiagnóstico aseguran privacidad a aquellos individuos que temen haber contraído una enfermedad de transmisión sexual, como el Sida o la Hepatitis C, y no quieren que se enteren sus familiares o empleadores.


    Busco mi destino


    El movimiento de autoayuda de los años ´70 y ´80 originó demandas muy particulares. En la actualidad, a partir de los movimientos a favor de la vida y de la muerte, surgen oportunidades de todo tipo para decidir sobre el propio destino.


    Por ejemplo, un creciente número de personas toma la justicia en sus propias manos con programas como Do-It-Yourself Lawyer, publicado por Expert Software Inc., Home Legal Advisor, de H&R Block, y Family Lawyer, que brindan asesoramiento sobre administración de propiedad y otras cuestiones legales comunes.


    Internet ofrece una enorme variedad de sitios que proporcionan asesoramiento legal e información, desde administración de propiedades hasta custodia de menores. FreeAdvice. com ofrece una consulta gratis que ayuda a los consumidores a evaluar sus derechos para resolver reclamos y conflictos con las compañías aseguradoras. Además, Nolo.com, promete “ayudarlo a resolver sus problemas legales” en un lenguaje que cualquiera pueda entender.


    Hoy en día, la Red y los programas de computación democratizan la administración financiera. El sitio Web llamado Financial Engines fue fundado en colaboración con el economista Bill Sharpe, ganador del premio Nobel, que ayudó a desarrollar el sistema modelo para el sitio. El programa se asemeja a los sistemas usados por los grandes fondos de pensión y otras entidades financieras de gran envergadura. Los visitantes pueden proyectar el rendimiento de su inversión y obtener asesoramiento específico sobre la compra o venta de los fondos de la cartera. El asesoramiento no es genérico, sino que se basa en información relacionada con las propiedades, ingresos y expectativas reales del usuario.


    Los profesionales de estas áreas pueden considerar la tendencia a la autoeducación sobre temas relacionados con la salud, el derecho y las finanzas como una amenaza al futuro o como una opción positiva que permite ahorrar tiempo y dinero, y que incluso puede expandir sus horizontes empresariales. Actualmente, el negocio de la autoevaluación médica factura US$ 1.600 millones por año. En total, los libros de autoayuda, casetes, sitios en la Red, programas y equipos de autoevaluación, bien podrían convertirse en un negocio de un billón de dólares.