Las leyes de la oferta y la demanda pueden causar mucho dolor cuando se trata de órganos humanos. Los pacientes a menudo mueren esperando una donación que nunca llega.
La ciencia de la ingeniería de tejidos una disciplina multidisciplinaria que parte de la biología celular y la ingeniería química para reproducir órganos de reemplazo apunta a cambiar esta situación. En 1993, Robert Langer y Joseph Vacanti, dos de los fundadores de una disciplina que tenía solamente siete años de antigüedad en ese momento, calcularon que se gastaban US$ 400.000 millones por año en el tratamiento de pacientes con problemas en tejidos y órganos. Llegaron a la conclusión que, a través de un suministro continuo de órganos a bajo costo, la ingeniería de tejidos podría salvar vidas y producir ahorros significativos en la medicina.
La ingeniería de tejidos cultiva células para crear partes del cuerpo, como vasos sanguíneos y piel. Los laboratorios de las universidades de Rice, MIT y Massachusetts estuvieron a cargo de la mayor parte de la investigación realizada hasta la fecha, aunque una creciente cantidad de recientes emprendimientos está tomando direcciones más creativas al asociarse con empresas farmacéuticas y universidades para llevar los productos resultantes a la comunidad médica.
Sustitutos vitales
El primer paso consiste en identificar los tipos de células que forman tejidos específicos. Ese tejido luego comienza a trabajar en una caja de Petri cuando se le agregan células de tejido vivo que forma una estructura biodegradable especialmente construida. A medida que las células se multiplican y completan ese andamio, forman un tejido de tres dimensiones. Una vez que el cirujano coloca las células dentro del cuerpo del paciente, uniéndolas a los vasos sanguíneos existentes, comienzan a trabajar adecuadamente, restaurando el funcionamiento perdido de la piel u órgano que reemplazan. Con el tiempo la estructura artificial desaparece y el nuevo tejido creado se integra con el del paciente.
El primer producto comercialmente disponible que contiene células humanas es Apligraf, un sustituto de piel aprobado por la FDA (Food and Drug Administration) en mayo de 1998. Fue desarrollado por la firma Organogenesis. Se cree que se podrá disponer comercialmente de reemplazos para huesos y cartílagos y algunas piezas de articulaciones, tendones y ligamentos antes del 2005.
Entre otras aplicaciones futuras se incluyen implantes de tejidos que puedan incorporar drogas terapéuticas y secreciones hormonales y un nuevo método para trasplante: el xenotrasplante, utilizando órganos de animales genéticamente modificados para salvar vidas, si no se interponen cuestiones éticas. Con los avances recientes en la clonación de animales, el próximo paso peligroso, dicen los críticos, será cultivar órganos en clones humanos.
Sin embargo, la mayor limitación para el crecimiento de este campo posiblemente no se originará en temas éticos tan controvertidos, sino en el lento proceso de aprobación de la FDA.