-Hace un año usted dijo que uno de sus objetivos era lograr que, en materia de telecomunicaciones, el Boletín Oficial volviera a ser un periódico aburrido y no un espacio donde se encontraran sorpresas. ¿Cree que lo logró?
-La desregulación del mercado de telecomunicaciones fue una de las cosas más discutidas y públicas que se registraron en este período. A partir de la firma de los decretos de desregulación, la política en esta materia ha sido previsible, con una apertura que trata a los jugadores por igual, con reglas bien conocidas y precios referenciales. El volumen de inversiones en el sector, que se mantiene, indica que los jugadores confían en las reglas, saben que son buenas para competir y que no privilegian a nadie. Además, ocurrieron hechos muy interesantes, como la primera rebaja de tarifas, que logramos el 14 de diciembre de 1999 y que fue producto del consenso. También se acordó que no se aumente 3% el costo del pulso telefónico y, recientemente, el conjunto de los operadores móviles se reunió para pautar la baja del calling party pays (el que llama paga). En materia de interconexión (NDR: el peaje que los entrantes deben pagar a los antiguos jugadores por el uso de sus redes) no hay disensos graves. Es decir, se observa un alto nivel de madurez en el conjunto de los actores del mercado.
-Desde hace unos meses, usted asegura que se siente orgulloso ante la actitud de todos los jugadores, que resuelven sus propios problemas sin presentaciones administrativas o judiciales.
-Es cierto. Los que observaban el mercado desde afuera decían que la apertura era un espacio muy difícil de resolver, con trabas y zancadillas, y muchas veces eso sucedió. Por ejemplo, en México, que enfrenta una denuncia ante la Organización Mundial del Comercio por violar las reglas de la competencia. Esto no se está dando en la Argentina, aunque tampoco quiere decir que esté todo resuelto. Falta mucho por hacer, pero la apertura está funcionando.
-Algunos operadores adelantaron que van a realizar presentaciones administrativas. ¿Eso lo va a decepcionar?
-Para nada. Una cosa es que la apertura esté funcionando y otra es que los jugadores se presenten ante la autoridad regulatoria para solucionar sus problemas. De todas formas, ninguno de los operadores detuvo sus inversiones y todas las semanas hay novedades sobre jugadores nuevos, grandes y chicos, que quieren entrar a este mercado.
-Sin embargo, algunos operadores dicen que no desembarcarán nuevos jugadores, que no habrá más inversión en redes que las ya anunciadas.
-La información de la que dispongo indica todo lo contrario y aunque no puedo decir de dónde proviene, hacia mitad de año llegarán a la Argentina tres o cuatro jugadores institucionalmente pesados, que invertirán en redes metropolitanas e internacionales y que centran buena parte de su estrategia en el segmento residencial.
-¿Por qué no se llegó al 9 de noviembre con portabilidad numérica y sistema multicarrier?
-En cuanto al sistema multicarrier, hay experiencia en otros países donde se produjo un alto índice de morosidad. Los operadores nos manifestaron esto y observamos que no se trataba de una traba a la competencia, sino de un problema que había que estudiar con detalle y una solicitud genuina de hacer las cosas bien. Lo lanzaremos antes de que termine enero.
-¿Y qué pasa con la portabilidad numérica?
-Durante los primeros meses de este año asistiremos al debate sobre su implementación tecnológica y operativa. Me gustaría terminar el primer semestre con la portabilidad avanzada porque en estos momentos hay experimentos aislados de competencia en telefonía local, pero van a empezar a verse mayores movimientos en este sentido durante el segundo semestre. Lo cierto es que hay países que demoraron varios años en instalarla y otros que no la tienen, pero apostamos a ir más rápido.
-Algunos operadores se quejan de que estos temas no estén bien definidos, y argumentan que no les pueden explicar a sus inversores qué pasa.
-No lo creo. En el mundo de las telecomunicaciones no siempre está la portabilidad numérica, y también se sabe que su implementación es compleja. Pero me gustaría avanzar más rápido para que se aplique.
-Esos mismos operadores dicen que la Secretaría se esforzó por sacar los reglamentos de la apertura, pero que luego “se puso tan lenta como el resto del Gobierno”.
-Lo veremos. No lo veo así.
-Algunos analistas aseguran que las tarifas de telecomunicaciones no bajarán mucho más, ni siquiera en el segmento empresario.
-En ese caso, hay que pensar que disponen de información que yo no tengo, porque, que yo sepa, a fines del año pasado una comunicación a precio mayorista, de Nueva York a Londres, costaba menos de dos centavos, y en la Argentina todavía nadie ofrece valores como ésos. Estamos hablando de un sector que es el más dinámico en la incorporación de nuevas tecnologías que bajan los costos. Dentro de un año, la Argentina contará con una capacidad potencial de conexión enorme, y si alguien supone que haber incrementado el ancho de banda 20.000 veces en cuatro años no significa una tendencia a la baja de precios, es porque mira a otro sector. Es lo mismo que decir que las computadoras que hoy se están vendiendo por $1.000 no bajarán sus precios, cuando sabemos que, en 18 meses, por ese mismo dinero compraremos computadoras con muchas más capacidades. En comunicaciones, por la misma inversión, habrá muchos más servicios, y me animaría a decir que antes de dos años vamos a tener empresas que ofrezcan a usuarios residenciales servicios de Internet de 100 megabytes de velocidad por precios semejantes a los que hoy se pagan por conexiones de mucha más baja velocidad. Es decir, por el mismo precio se accederá a conexiones 400 veces más rápidas.
Cuando hablo de reducción de precios, no estoy apelando a una expresión voluntarista; es una tendencia mundial: baja de precios permanente ofreciendo cada vez más. En la Argentina todavía pagamos más caro por la distancia y por el tiempo, cuando hay libros que se titulan Telecomunicaciones: la muerte del tiempo y la distancia.
-Hay quienes dicen que las tarifas anunciadas por AT&T e Impsat equivalen a una declaración de guerra de precios, con tarifas insostenibles en el tiempo.
-Son los mismos precios que en este momento se facturan de Estados Unidos a la Argentina. Si una comunicación de Boston a Los Angeles está por debajo de los siete centavos por minuto, no veo por qué una comunicación de Mendoza a Buenos Aires no puede estar a menos de 10 centavos, si la fibra es la misma que se usa en Estados Unidos.
-Los operadores dicen que es porque no hay tanta densidad de población entre Mendoza y Buenos Aires como la que hay entre Boston y Los Angeles.
-La fibra óptica sólo se amortiza con tráfico. Por otra parte, una cosa es preguntarse qué va a pasar en tres meses en la Argentina y otra, muy distinta, hacer una proyección a tres años. Queda claro que los precios que estamos teniendo van a ser caros.
-¿Qué va a pasar en los lugares donde no hay mercado?
-Acaba de levantarse de ese sillón el presidente de una cooperativa de servicios varios del interior de Córdoba que vino a averiguar cómo puede dar telefonía y se fue diciendo que los abogados de la entidad presentarán en breve la documentación para pedir una licencia de telecomunicaciones. Hace una semana tuve una reunión con 50 presidentes de cooperativas del interior del país que piensan hacer lo mismo. Recuerdo que en 1982 la gente dudaba sobre la extensión del servicio de televisión por cable, que en ese momento estaba destinado a una pequeña franja de la población que iba de Barrio Norte a Olivos. Hoy, el cable tiene mayor penetración en los pueblitos chicos y la telefonía, ahora, hará lo mismo.