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    700 millones invertirá en los próximos tres años la chilena CMPC para construir una planta de celulosa en el límite entre las provincias de Corrientes y Misiones. La empresa, que produce alrededor de un millón de toneladas anuales de celulosa en Chile, tiene 40.000 hectáreas forestadas en territorio argentino. Los directivos calculan que las ventas globales de CMPC ascenderán este año a US$ 1.400 millones.


    280 millones le demandará a Sideco Argentina, del grupo Socma, la construcción de la línea brasileña de transmisión eléctrica Norte-Sul II. La empresa argentina ejecutará el proyecto con el grupo brasileño Camargo Correa. La nueva línea tendrá una potencia de 500 kilowatts y unirá, en sus 1.270 kilómetros de extensión, la capital, Brasilia, con el Estado de Goiás y las localidades de Tocantins y Maranhao.


    270 millones invertirá la automotriz japonesa Toyota para aumentar la producción de automóviles en América latina. El plan incluye, para 2001, la fabricación en la Argentina del modelo Corolla, con el objetivo de alcanzar una producción anual de 60.000 vehículos. Actualmente, los productos de la firma japonesa se exportan a la región desde Brasil, salvo la camioneta Hilux que se fabrica en la planta automotriz de la ciudad de Zárate, provincia de Buenos Aires.


    150 millones desembolsará la norteamericana Procter & Gamble en los próximos cinco años para incrementar su participación en el negocio local y triplicar su facturación argentina hasta alcanzar US$ 900 millones. El plan de inversiones incluye el lanzamiento de productos y la exploración de nuevos mercados. Procter & Gamble, eterno rival de la también norteamericana Unilever, conquistó 20% de market share en el segmento de los jabones para lavar ropa tras el lanzamiento local de la marca Ariel, en marzo de 1999.


    17,5 millones le costará a Quilmes la compra de 11,8 % de Baesa (Buenos Aires Embotelladora). La operación le permitirá a la cervecera alcanzar una participación de 98,6% en la principal embotelladora de PepsiCo de América del Sur. Los directivos de Quilmes aclararon en un comunicado que tras la transacción preparan la fusión de las operaciones de gaseosas y cervezas.


    2,9 millones perdió la empresa Alto Palermo (Apsa), propietaria de los principales shoppings del país, en el ejercicio finalizado en junio. La empresa, controlada por el grupo Irsa, había ganado $ 13,12 millones el año anterior. Si bien la superficie alquilada de los centros comerciales aumentó 20% en el último ejercicio, los directivos de la compañía atribuyeron los malos resultados a la caída del consumo.

    Y
    además…


    Horacio Barros es el nuevo director financiero del grupo Garovaglio & Zorraquín. Tendrá la responsabilidad de gestionar el financiamiento de mediano y largo plazo para las empresas del grupo. Barros se desempeñó anteriormente como gerente general del Banco Trasandino.


    Sergio Zanini asumió como gerente general de Goodyear Argentina. El ejecutivo ingresó a la empresa en 1972 y desde hace dos años ocupaba la gerencia general de Goodyear Argentina.


    Eugenio Zucci se hará cargo de la gerencia general de Provincia Seguros, del grupo Bapro. El ejecutivo ejerció la dirección general de Lever Argentina, Bagley y Multicanal, entre otras firmas.


    Andrés Rantica fue ascendido a director de negocios de la región Sur de Informix, la proveedora de soluciones para bases de datos e Internet. Rantica se desempeñó en la compañía como responsable del área de soporte técnico, posventa, capacitación y core technology.


    Toneladas de diferencias


    Un trabajo preparado por José R. Tubio, vicepresidente de la Cámara Argentina de Industrias Electromecánicas (Cadiem), resulta particularmente ilustrativo acerca de un tema estrechamente vinculado con la nota de portada de esta edición: el lugar que ocupa la Argentina en el mundo, medido por el valor de sus exportaciones.


    “El deterioro de los valores de uno de nuestros rubros básicos de exportación creó una inquietud: ¿a cuánto pagamos lo que nos venden y cuánto nos pagan por lo que vendemos?”, plantea Tubio en su investigación.


    Los resultados son, por cierto, inquietantes. La Argentina paga (según el último dato considerado en el estudio) un promedio de US$ 1.228 por cada tonelada importada, y recibe US$ 320 por cada tonelada vendida en los mercados externos. La brecha tiende, por otra parte, a ensancharse. En 1995, el valor de la tonelada importada equivalía a 3,15 veces por tonelada exportada. En 1998, la proporción se elevó a 4,02.


    Las diferencias de valor agregado asumen proporciones aun más notables con algunos de los principales socios comerciales de la Argentina. En el caso de Francia, por ejemplo, cada tonelada importada se cotiza a US$ 5.935. Algo parecido ocurre con el Reino Unido: los productos británicos que ingresan al país cuestan US$ 4.164 por tonelada.


    Y más sugestivo aun es lo que se observa en el intercambio con Canadá, un país que, como se encarga de recordar el autor del trabajo, exhibía, hasta mediados del siglo XX, un desempeño económico similar al de la Argentina. Ahora, las exportaciones canadienses exhiben un valor de US$ 1.522 por tonelada, casi cinco veces más que el modesto promedio argentino de US$ 320.