-¿Cómo evalúa la apertura del negocio de larga distancia?
-Creo que el primero que gana es el cliente. El hecho de que hoy haya más opciones se refleja en mejores tarifas. Nosotros estamos conformes con nuestro crecimiento, aunque admitimos que es lento y así lo definimos en nuestro plan de negocios. Este es un período de transición. La competencia todavía no es plena porque hay temas no definidos, como el servicio universal y las tarifas de interconexión de redes, que todavía son altas. Además, el esquema de presuscripción desalentaba el traspaso de clientes de una empresa a otra. Estamos bastante cerca de cumplir nuestros objetivos; un poco por debajo, pero muy cerca de lo planeado.
-Las reglas del juego vuelven a cambiar…
-Pensamos tener un crecimiento sostenido de ahora en adelante. De hecho, la Secretaría de Comunicaciones anunció un cambio en la modalidad de presuscripción que lo hace menos engorroso, con lo que podremos conseguir clientes en forma más agresiva. En este segundo trimestre veremos un mercado más dinámico, que se acelerará aun más en octubre.
-Al mercado ingresará cerca de una veintena de nuevas empresas. ¿No son muchas?
-Obviamente, este mercado no le permite subsistir a 20 empresas. Creo que el grado de competencia del mercado no estará dado por la cantidad de jugadores, como algunos piensan, sino por cómo se regula el monopolio, cómo se reglamentan los acuerdos de interconexión y cómo se define el servicio universal. En la medida que estos temas no se definan rápidamente, lo que vamos a tener es una gran cantidad de players peleando por una porción de mercado muy pequeña. Y la mayoría desaparecerá velozmente.
-Pero entre la veintena de empresas llega también un actor de la talla de AT&T.
-Creo que nuestros competidores hoy son Telefónica y Telecom, que realizaron inversiones muy importantes en la última década y que tienen una base de clientes y una facturación muy respetable. El desembarco de AT&T, hasta ahora, no es más que un hecho mediático.
-¿Diría lo mismo de CTI?
-CTI tenía un interés estratégico en llegar a Buenos Aires y con la licitación de PCS lo consiguió. Veremos, entonces, qué hace con su nuevo activo.
-Me refería a la incursión tardía de CTI en el mercado de larga distancia.
-Creo que es un error pensar el mercado de larga distancia como un compartimiento estanco. La competencia se va a dar en el mercado de las telecomunicaciones. Es un error distinguir entre telefonía inalámbrica y fija. Ciertamente, también es un error distinguir entre telefonía local y de larga distancia. El negocio de larga distancia, en sí mismo, es una abstracción, una falacia legal que no existe. No hay un negocio que se llame larga distancia, ya que los clientes buscan poder comunicarse. Desde el punto de vista del cliente, es irrelevante que su comunicación se prolongue a una distancia de 10 o 1.000 kilómetros. El hecho de que exista un mercado local y otro de telefonía de larga distancia es, básicamente, una decisión regulatoria. En el momento que las barreras regulatorias desaparecen, también desaparece el negocio de larga distancia de la forma en que existía. De modo que creo que aquellos players que persigan solamente el negocio de larga distancia tendrán una vida corta. Por esa misma razón, Movicom tiene un futuro promisorio, ya que montamos el negocio de larga distancia sobre otro muy sólido: el celular.
-El secretario de Comunicaciones, Henoch Aguiar, dijo que los convenios de interconexión son acuerdos entre privados. ¿Qué opinión le merece esta apreciación?
-Para conseguir que una economía crezca, la tendencia debe ser minimizar la participación activa del Estado, para que las fuerzas del mercado actúen donde puedan hacerlo. Pero en situaciones de anomalía, cuando hay posiciones dominantes de determinados jugadores sobre otros, el Estado debe participar activamente para recrear las condiciones de un mercado competitivo. De hecho, no existe una negociación en igualdad de condiciones cuando hay un prestador monopólico con el cual es necesario negociar para interconectarse con su red. Obviamente, acá se necesita una participación activa del Estado. Pretender que de una negociación de buena fe de las partes se llegue a un punto de equilibrio para la sociedad, es utópico.
-En este sentido, ¿qué pretende que ocurra con los acuerdos de interconexión?
-Me gustaría que se fijen reglas claras, que no dejen áreas grises. En segundo lugar, que sean reglas sostenidas en el tiempo. Uno de los grandes problemas que tiene el sector de telecomunicaciones de la Argentina es que las reglas del juego cambian. Entonces, si uno ve el negocio desde una perspectiva de largo plazo, no existen reglas. El negocio de las telecomunicaciones requiere inversiones muy importantes y su retorno es a largo plazo. Por lo tanto, para todos los inversores es fundamental tener reglas claras y la certidumbre de que se van a mantener.
-¿Cuáles son las zonas grises?
-Las reglas que se fijaron durante el año pasado fueron de transición. No se cerró el tema del servicio universal. El acuerdo de interconexión no fue producto de negociación entre las partes, sino que se aceptaron las condiciones que estaban dadas para entrar en el negocio. Obviamente, espero que en el futuro las condiciones sean más atractivas.
-Con la división de Miniphone, Telecom Personal pasó a ser el prestador con mayor cantidad de clientes del país. ¿Cómo impactó eso sobre Movicom?
-Estamos más cómodos. Si tomamos el mercado del área metropolitana de Buenos Aires, que es el que servimos, teníamos una posición de liderazgo clara con respeto al prestador anterior. Cuando este prestador se dividió en dos, obviamente pasamos a tener una posición mucho más dominante con respecto a cada uno de los dos nuevos operadores. Esto sirvió para reafirmar nuestro liderazgo.
-¿Cuáles son los planes de expansión al interior del país?
-Todos los estudios de mercado que realizamos nos indican que los clientes actuales y potenciales tienen mucha expectativa sobre nosotros. Conocen muy bien nuestra marca y hasta hay ansiedad para nuestra llegada, que se iniciará en el segundo trimestre en las principales ciudades.
–Ser una compañía integral de comunicaciones, ¿es una condición indispensable para competir?
-Depende de los objetivos que se planteen. Claramente, ser un proveedor integral de telecomunicaciones es una ventaja competitiva. Lo que va a ocurrir en el mercado, cuando se estabilice, es que quedarán tres grandes operadores nacionales y muchos operadores de nicho que atacarán negocios pequeños, como un sector de larga distancia o una región del país. Creo que la transición impactará más sobre los que quedan a mitad de camino; es decir, ni un operador de nicho claramente definido, ni uno integral. Tenemos un punto de partida excelente: Movicom es una empresa con una marca muy sólida y reconocida, con un team de management fuerte, y a nuestra oferta de larga distancia y telefonía inalámbrica agregamos transmisión de datos. Desde este punto de vista, sólo podemos ver oportunidades.