En mayo de 1993, la revolución tecnológica que caracterizó como ningún otro aspecto a la última década del siglo XX ya estaba lanzada. Sin embargo, aún no se había visto casi nada de lo que vendría a partir de entonces en materia de productos y servicios ni, fundamentalmente, de nacimientos, fusiones y desapariciones de empresas.
Fue entonces cuando IBM, urgida por resultados desalentadores y por la competencia cada vez más cercana de una cantidad cada vez mayor de compañías, decidió reemplazar a su CEO, John Akers, por Louis V. Gerstner, proveniente de RJR Nabisco. El vendedor de galletitas, como inmediatamente comenzó a ser llamado Gerstner en los pasillos de la Big Blue, fue capaz no sólo de mejorar los indicadores de la empresa, sino, y sobre todo, de ponerla en sintonía con una época radicalmente distinta.
Mientras IBM se sentía en crisis en casi todo el mundo, su desempeño en la Argentina representaba una isla de prosperidad. Menos de dos años antes, y tras una prolongada gestión, se había retirado del principal puesto ejecutivo de la filial local Víctor Savanti hoy mano derecha de Amalia Lacroze de Fortabat en el grupo Loma Negra y recurrentemente mencionado cada vez que se habla de la incorporación de ejecutivos del sector privado al gobierno de la Alianza, a quien reemplazó el pujante joven rosarino Ricardo Martorana.
Desde entonces, como es notorio, mucha agua corrió bajo los puentes, pero la evolución del primer puesto ejecutivo de IBM Argentina siguió en sintonía despareja con la del jefe de la casa matriz. Mientras internacionalmente se consolidó el liderazgo de Gerstner, aquí la principal silla de la compañía devoró sucesivamente, y por distintas razones, a Martorana desplazado en septiembre de 1994 por el escándalo del Proyecto Centenario con el Banco Nación, al uruguayo Wilmer Gueçaimburu y al venezolano Antonio Romero, reemplazado hace menos de un año por el uruguayo Enrique Baliño.
Múltiples razones
Así como sucedió con la oficina local de IBM, a la hora de explicar por qué tantas empresas de tecnología cambiaron de mando en los últimos años, tanto en la Argentina como en el resto del mundo, hay que recurrir a múltiples razones. No hay un patrón común.
Hablar de la dinámica de los negocios suena tan irrefutable como abstracto. Efectivamente, si algo caracterizó la evolución del sector tecnológico en la última década, fue su dinamismo. Y en esas condiciones es virtualmente imposible estabilizar el negocio: o crece inmediatamente, generando nuevos requerimientos, o es absorbido por compañías más grandes o fracasa rápidamente.
En muchos casos, por lo tanto, la explicación hay que buscarla por el lado de la propia evolución de las compañías: muchas de ellas modificaron sus objetivos y, en consecuencia, debieron cambiar el perfil de sus timoneles.
De alguna manera, eso es lo que sucedió el año pasado en Compaq, la líder mundial en venta de computadoras personales, que en abril anunció el reemplazo de su CEO, Eckhard Pfeiffer, por Benjamin M. Rosen, uno de los fundadores de la firma y hasta entonces chairman of the board. La movida no tuvo correlato en la Argentina, donde más de un año antes, y por razones más o menos similares, Pablo de Lazzari se había hecho cargo de la gerencia general en lugar de Marcelo Simonián.
En otros casos, los relevos se debieron a modificaciones en la composición societaria. Fue lo que sucedió en Itrón, la compañía de servicios informáticos que pertenecía a Socma (grupo Macri) hasta que a comienzos del año pasado se fusionó con Siemens y quedó en minoría accionaria. Su hasta entonces principal ejecutivo, Luis Cudmani, sigue trabajando para la ahora Siemens-Itrón, pero en calidad de asesor.
Es cierto que el negocio tecnológico ha cobrado características muy diferentes del resto de las actividades: sus tasas de crecimiento son distintas porque los ciclos de los productos son cada vez más cortos. Por otra parte, Internet está revolucionando los canales de distribución. Y la convergencia entre informática y comunicaciones, que incluye el entretenimiento y los medios periodísticos, está cambiando aceleradamente la vida de las personas y las empresas.
¿Excepciones o contradicciones?
Sin embargo, si eso lo explicara todo, ¿por qué Michael Dell sigue al frente de Dell Computer y Bill Gates, al mando de Microsoft, en ambos casos con probado éxito? ¿O se trata de excepciones que justifican la regla?
Un analista local intenta una explicación. Según él, la historia de Microsoft sirve para comprender el fenómeno, ya que se trata de una compañía nacida aunque cronológicamente un poco antes al calor de la revolución tecnológica. “Permanentemente incorpora negocios y habilidades que no estaban en la cabeza de nadie”, señala. “Nadie sabe muy bien cómo va a terminar esta historia”, admite, pero advierte que, gracias al fenómeno de la convergencia, “todos se meten en el negocio de todos”, de modo que hoy “quedan muy pocas empresas puras de tecnología”, como Sun Microsystems y Dell.
En el caso de Sun, poco antes de fin de año sorprendió el retiro de Michael Kelley como principal ejecutivo de la oficina argentina. Fue reemplazado por Guillermo Marsicovetere y la compañía explicó que la renuncia de Kelley se debió a “proyectos personales”. De hecho, no todos los CEOs que dejaron su lugar lo hicieron por voluntad de los accionistas o de sus superiores: muchos actuaron por decisión propia, tentados por el desafío de montar sus propias empresas. En la mayoría de los casos, para probar suerte en Internet.
Ese sería también el caso de Claudia Segovia, aún presidenta local de Unysis. Poco antes de fin de año, sorprendió al mercado el anuncio de que dejará su puesto el mes próximo. Algunas fuentes sostienen que comenzará un emprendimiento propio relacionado con Internet.
Ahora bien, si, como dice uno de los analistas consultados, nadie tiene una idea clara acerca de cómo terminará esta historia, ¿se sabe, al menos, cuándo terminará? Según otro experto, en unos diez años, “cuando se complete el proceso de convergencia. Allí se verá quiénes quedan y quiénes no”.
La fuente sostiene que la tecnología no va a cambiar de modo imprevisible. “Lo que no es predecible son los escenarios económicos y sociales. La tecnología es insumo del cambio, no el cambio en sí mismo. Si no hay un entorno económico y social que la contenga, la tecnología no sirve. Por eso los futurólogos discuten cuál será el escenario”.
Una lista incompleta
Sea como fuere, he aquí una reseña, no exahustiva, elaborada sólo como ejemplo, de varios de los cambios de timón producidos últimamente en empresas de tecnología, en la Argentina y en el resto del mundo:
- En el otoño austral de 1998, el francés Richard Gluzman,
hasta entonces director general de Tesam Argentina la operadora del
servicio de telefonía satelital Globalstar, optó por el
prometedor negocio de transmisión inalámbrica de datos y se
constituyó en el director general de Diginet. Su antiguo puesto en
Tesam quedó vacante hasta fines de ese año, cuando fue ocupado
por su compatriota Yvon Ferrette, ex Alcatel. - A fines de 1998, Electronic Data System (EDS), la gigante mundial del outsourcing
de servicios informáticos fundada en 1962 por H. Ross Perot, decidió
reemplazar a su CEO, Les Alberthal quien había sucedido en el
cargo a Perot, en 1986, y por primera vez recurrió a un ejecutivo
que no trabajaba en la compañía: Richard Brown, quien había
forjado su carrera en Ameritech y Cable & Wireless. - Por la misma época, en la Argentina, Jorge Fernández, un
ex ejecutivo de IBM que se desempeñaba como director general de la
empresa de trunking Radio Móvil Digital (RMD), decidió
pasar a Lucent Technologies, pese a que Unifón, que adquirió
a RMD, quería conservarlo. - A principios de 1999, Sergio Lampe, ex ejecutivo de Hewlett-Packard, ingresó
a la oficina argentina de SAP, como gerente comercial. Duró muy poco
allí: a mediados de año ya era el gerente general de la filial
local de EMC, una firma de soluciones de almacenamiento de información.
Marcelo Cancelliere, ex ejecutivo de IBM, se hizo cargo de la gerencia comercial
de SAP. - Antes de que finalizara el primer semestre, Lew Platt se retiró
del puesto de CEO mundial de Hewlett-Packard. Lo reemplazó Carleton
S. Fiorina, de quien, pocos meses antes, la revista Fortune había
dicho que era “la mujer de negocios más poderosa de Estados Unidos”. - Poco después, Mary Coleman se convirtió en CEO y presidenta
del consejo de management de Baan Company, en lugar de Tom Tinsley.
Entre 1993 y 1997, Coleman había sido CEO y presidenta de Aurum Software,
una firma adquirida por Baan. - El 7 de julio, Lars Ramqvist, presidente de Ericsson, decidió desplazar
al CEO, Christer Nilsson, y asumir provisoriamente el cargo que había
desempeñado entre 1990 y marzo de 1998. Convocó a Kurt Hellstrom,
hasta entonces a cargo de la región Asia-Pacífico de la compañía,
y lo nombró presidente y ejecutivo principal de operaciones. En Ericsson,
todos ven en Hellstrom al próximo CEO. - Tras 19 años de permanencia en IBM, donde llegó a ser el
número uno del área de marketing directo en la Argentina, Eduardo
Suárez Batán asumió como responsable del área
de tecnología de Russell Reynolds Associates. - Luego de tres años en Canon, donde llegó a ocupar la gerencia
comercial, Alan Gegenschatz fue designado gerente general de la empresa holandesa
de logística TNT. - En noviembre pasado, el director general de la filial argentina de SAP,
Nicolás Brunszwig, dejó ese cargo para asumir la dirección
general de la región sur de Siebel. - También en noviembre, el presidente de Telecom Argentina, Juan Carlos
Masjoan, afirmó que “es ridículo lo que se paga por las empresas
de Internet”. Un mes más tarde, David Castiglioni, un ejecutivo histórico
de la operadora telefónica que en los últimos años fue
gerente de Marketing de Telecom Soluciones, se convirtió en el nuevo
director general de UOL, el portal de Internet brasileño de rápida
expansión en el continente.
Informes: Rodolfo Manuel Barros