Satélites con perfil bajo

    Al negocio de los satélites le alcanza y le sobra con que estallen los cohetes y le falle la electrónica en el duro entorno del espacio. Este detalle parece habérseles escapado a los financistas de Iridium e ICO Global Communications, dos emprendimientos de telefonía satelital que terminaron en el tribunal de quiebras después de invertir miles de millones de dólares en tecnología sin pensar siquiera en los que tendrían que pagarlos.


    Scott Webster está decidido a no cometer el mismo error con Orbcomm. Encabeza la asociación entre Orbital Sciences Corp. y Teleglobe, de Canadá, y apunta al segmento menos sofisticado del mercado de las telecomunicaciones. Su red de 28 satélites maneja breves ráfagas de datos desde cosas tales como los contenedores de transporte y los medidores de electricidad, el tipo de mensajes que pueden esperar unos segundos hasta que el satélite esté cerca y no necesitan un software elaborado para procesarlos.


    No es tan emocionante como conectar llamadas telefónicas desde la cima del Monte Everest, pero los resultados son mejores. Mientras Iridum invirtió US$ 5.000 millones en una constelación de 66 satélites y el complejo software para el rebote de las llamadas telefónicas entre ellos, Orbcomm construyó toda su red por menos de US$ 500 millones. Y es muy probable que Webster esté en lo cierto cuando dice que el mercado potencial para los servicios de la empresa es mucho mayor.


    El principal cliente de Orbcomm es Schneider National, una empresa de camiones de Green Bay, Wisconsin, que tiene 43.000 remolques. Schneider tiene pensado equiparlos a todos con comunicadores de Orbcomm para fines del año próximo. Los dispositivos a batería, del tamaño de un videocasete, utilizan tecnología GPS (sistema de posicionamiento global) para informar dónde se encuentra el camión. Orbital Sciences también es dueña de Magellan, la principal productora de receptores para GPS.


    Orbcomm ha firmado un acuerdo similar con JB Hunt Transport Services, que cuenta con 21.000 contenedores, y con GE Harris Railway Electronics, un joint venture entre General Electric y Harris Corp. que opera vagones de ferrocarril. Webster predice que la empresa tendrá unas 200.000 unidades suscriptoras instaladas y pedidas para fines de este año, 10 veces más que las que tenía Iridium cuando pidió la protección especial de la ley de quiebras.


    Aunque los dispositivos de Orbcomm no generan tantos ingresos como los de Iridium. Webster estima que los ingresos promedio son de entre US$ 20 y US$ 30 por unidad por mes. Comparado con los US$ 7 por minuto de los teléfonos de Iridium, el umbral de rentabilidad de Orbcomm es mucho más bajo. Orbcomm tiene costos operativos en efectivo de alrededor de US$ 90 millones al año y debería cosechar ingresos equivalentes a dos tercios de esa cifra para fin de año.


    Una vez que tenga 350.000 unidades instaladas ­lo que podría suceder para el tercer trimestre del año próximo­ no sólo habrá cubierto sus costos operativos sino también sus gastos de amortización contables. Pasado ese punto, estará ganando dinero.


    “Comparado con un sistema telefónico en el espacio, lo nuestro es mucho menos complicado”, dice Webster. Y agrega: “Ráfagas cortas desde cosas tontas. Eso es todo lo que hacemos”.


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