Hasta no hace mucho, la única alternativa para agasajar con una cena a invitados de último momento, sin tener que cocinar, era llevarlos a comer afuera. Ahora bien, ¿y si se hiciera realidad el sueño de cualquier anfitrión de disponer del menú de los mejores restaurantes de Buenos Aires sin moverse de la mesa?
El envío a domicilio (o delivery, según la popularizada versión en inglés) es, desde hace tiempo, un servicio que ofrece la mayoría de las pizzerías y locales de comidas rápidas. Ahora empieza a ser una opción usual en los restaurantes más prestigiosos de la ciudad. Aunque muchos de ellos no lo publiciten.
Tomo I (consagrado por los expertos como una de las cocinas de autor más exquisitas) no tiene montada una infraestructura especial para hacer delivery, pero Federico Fialayre, mano derecha de las célebres Ada y Ebe Concaro, admite que en algunas ocasiones acceden a responder pedidos.
“Hacemos una comida artesanal que no se presta para el envío, porque la calidad del plato podría deteriorarse en el trayecto”, explica. “Sin embargo, por pedido expreso del cliente y tras haberle advertido sobre este riesgo, aceptamos mandar algunas de nuestras especialidades en remise o en taxi”.
Fialayre recomienda evitar el delivery en el caso de platos que contienen algún tipo de masa o crocante, porque pueden perder consistencia. La terrina, por el contrario, es una de las especialidades que mejor se presta para degustar en casa.
Lello Sorrentino, chef de Luna Caprese, tiene ya tres años de
experiencia en envíos, y confeccionó un menú especial que
incluye los platos mediterráneos que pueden llegar a destino en las mejores
condiciones. Entre los seleccionados se encuentran la ensalada de mar y el pez
spada a la siciliana (con tomate, aceitunas y alcaparras). Los comensales
pueden consultar la lista completa en la página Web del restaurante (www.lunacaprese.com.ar).
Comer afuera, pero adentro
Sorrentino reconoce que el delivery proporciona una fuente adicional de ingresos, y que es la mejor alternativa para que los vecinos de la zona norte conozcan su cocina. “Muchas veces, cuando se toma la decisión de ir a comer afuera, se eligen restaurantes alejados del lugar donde uno vive, simplemente porque la gente se prepara para una salida”, explica el dueño de Luna Caprese. “El envío a domicilio es una forma de publicitar mis platos en el barrio.”
Harry Cipriani, otro nombre de fuerte presencia en el paladar porteño, decidió, hace poco menos de dos años, poner al alcance de los hogares exactamente la misma cocina italiana que ofrece en su local de la calle Posadas. Y con un beneficio extra: todos los precios de la carta tienen 40% de descuento por la vía del delivery. Actualmente recibe alrededor de 20 pedidos diarios, atendidos por sus dos ciclomotores en un radio de 20 cuadras.
Entre sus platos recomendados para la entrega a domicilio se destacan el risotto a la valenciana, el carpaccio Cipriani y las crêpes a la crema. Todos ellos servidos en bandejas especiales para el horno o el microondas, según lo indique el cliente.
Sushi, fondue y ostras
Uno de los restaurantes que más cuida el packaging de sus envíos es Morizono. Reconocido por la calidad de su cocina japonesa, cada una de sus especialidades se presenta en un recipiente para microondas que, a su vez, se coloca en cajitas portátiles que identifican al restaurante. No faltan, desde luego, los palitos y los frascos de salsa de soja y algas que acompañan los platos. El cliente recibe su elección en una gran bolsa de papel blanco con el nombre de Morizono bosque florido escrito en su idioma de origen.
El esmero en la presentación se justifica por la contribución que aporta el delivery a sus ingresos: 20% de su facturación corresponde a este servicio. El local del centro es uno de los preferidos para los almuerzos de oficina. Según explica Luis Mounier, socio y esposo de Silvia Morizono, “en la era del servicio, los restaurantes no se pueden dar el lujo de rechazar este requerimiento del cliente”.
Una comida auténticamente japonesa se completa, explica, con sushi (bocaditos con base de arroz, salmón crudo y alga nori), un teppanyaki de frutos de mar (salteados a la plancha con vegetales) y un postre dorayaqui (masas japonesas) de mousse de chocolate.
Si la idea es planear una cena para más de seis comensales, una opción atractiva es la fondue de la tradicional Casita Suiza. Silvia Kibudi, su dueña, se ocupa de trasladar todos los elementos necesarios para poder disfrutar en casa de una bourguignone de lomo o de una mixta con pollo y cerdo. También es posible encargar la clásica fondue de queso, y para los golosos queda reservada la de chocolate. Los recipientes y utensilios se retiran al día siguiente.
Otra de las especialidades de la Casita son las crêpes saladas o dulces y las pechugas de pollo a la suiza. También tiene un menú de bajas calorías, del que Kibudi recomienda especialmente el soufflé de calabaza o de verduras combinadas.
Según Kibudi, el envío a domicilio de comida gourmet se está convirtiendo en una tendencia “porque la gente está cansada de la vulgaridad y de que le ofrezcan siempre lo mismo. Los clientes que llaman saben muy bien que mis platos son exclusivos”.
La marisquería Costa Patagónica va un paso más allá, con su oferta de llevar a domicilio, y a cualquier hora del día, un surtido de ostras frescas, y diferentes platos fríos que incluyen almejas, mejillones, langostinos y salmón. La frescura de los productos cuenta con el aval de la relación directa entre este pequeño restaurante y la empresa Ostras Patagónicas, que tiene su unidad de producción en el sur argentino.
Roberto Crusson, gerente general del establecimiento, explica que no sólo hacen el envío sino que, en el caso de las ostras, se ocupan de asesorar a los dueños de casa y de abrirlas en su presencia.
Un servicio personalizado
Algunos de los restaurantes se ocupan de diferenciar su reparto a domicilio del formato habitual del delivery, que incluye generalmente una flota de motos, conductores uniformados y un tipo de comida estandarizada.
Lucio Farías, chef de El Beso, que ofrece una combinación de cocina europea y japonesa, aclara que su prioridad es la calidad de los platos enviados y no tanto los detalles del servicio.
“Hacemos el reparto sin cargo si el domicilio queda a menos de cinco cuadras. Si la distancia es mayor, lo mandamos con un remise a cuenta del cliente”, explica. “Tampoco le damos demasiada importancia al envoltorio. En ese aspecto, preferimos mantener un perfil bajo. Nuestros clientes nos eligen por nuestra cocina”. Entre los favoritos están los langostinos con jengibre y miel y el espiral de lomo con hortalizas saltadas al horno.
La Cátedra es uno de los exponentes de la cocina porteña tradicional que, a pesar de una larga trayectoria en delivery, también trata de plantearlo como un servicio particular y personalizado. “Empezamos con el reparto a domicilio hace alrededor de cinco años porque muchos de los clientes de la zona lo pedían. Aun así, el alcance de la entrega es limitado cubre 10 manzanas para mantener el alto nivel de la comida”, señala Marcelo Vila, gerente general del restaurante.
“Los envíos se hacen a pie, porque nunca quisimos adoptar las motocicletas. Si el pedido es para varias personas me ha tocado preparar 15 porciones de cordero recurrimos a un auto”, explica Vila. Además de ofrecer gran variedad de parrilla, algunos de los puntos fuertes del restaurante son el paté de la casa, el pastel de mousse de bróccoli y centolla y el conejo al vino tinto.
La mayoría de los restaurateurs consultados asegura que el envío a domicilio se convirtió en una demanda de gran parte del público que habitualmente concurre a sus locales. Y aunque en general prefieren no aludir directamente a los beneficios económicos del delivery, reconocen que resulta rentable responder a los requerimientos del cliente.
Esta creciente necesidad reconoce, por cierto, diversas razones: practicidad,
comodidad, intimidad y, no menos importante, la seguridad de comer tranquilamente
en el hogar. Y ningún chef ignora que muchos clientes apelan a
este recurso para lucirse ante sus comensales sin revelar quién fue el
verdadero autor del plato.
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