Por qué cae el consumo

    Durante los últimos seis meses, los indicadores de consumo siguieron mostrando fuertes caídas de los volúmenes de ventas. En ese sentido, de las cifras relevadas por ACNielsen pueden inferirse algunas coincidencias básicas:

    • En cuanto a áreas geográficas, las mayores caídas
      de consumo se registran en el Gran Buenos Aires.
    • Si se analizan formatos de negocios, las reducciones de precios más
      fuertes se ubican en las góndolas de los supermercados y, en consecuencia,
      los comercios tradicionales son los que más volumen pierden.
    • Si se analiza la evolución de la canasta que conforma ACNielsen
      de alimentos, bebidas y artículos de limpieza, se observa que el primer
      semestre de 1999 se caracterizó por una caída generalizada de
      precios acompañada de la consecuente baja de la facturación,
      que se vio profundizada por la reducción del volumen de ventas de alimentos
      (ver cuadro 7.1), en comparación con los primeros seis meses
      de 1998.

    7.1

    El sector industrial que escapó a las generalidades del escenario es
    el de cosmética y tocador, aunque sus precios se redujeron 2,4% durante
    el período. No obstante, esa disminución fue menos importante
    que las que se observaron en el resto de las canastas y, más aun,
    el volumen de ventas creció 5,9%, lo que permitió que la facturación
    cerrara con saldo positivo. Como se explica en el capítulo 3 de esta
    Radiografía (ver páginas 243 y 244) , las razones que explican
    este comportamiento parecen encontrarse en la costumbre que tienen los argentinos
    de reducir los presupuestos destinados a cualquier otro consumo, menos con los
    que se refieren a gratificaciones personales.

    Por otra parte, las caídas en las ventas de alimentos, bebidas y artículos
    de limpieza no muestran la misma magnitud en los diferentes canales. El consumo
    de las tres canastas aumentó en los supermercados, mientras los
    comercios tradicionales registraron fuertes pérdidas (ver cuadro 7.2),
    debido a que en los primeros se operaron importantes reducciones de precios
    si se los compara con los registrados en los almacenes.

    7.2
    – Alimentos, bebidas y limpieza por canal

    Variación primer semestre 1999 vs. primer semestre 1998
    Canal Alimentos Bebidas Limpieza
    Volumen Precio Facturación V P F V
    P F
    Supermercados 5,1 ­4,1 0,8 8,4 ­3,7 4,4 10,5 ­8,5 1,1
    Autoservicios ­2,1 ­3,3 ­5,3 ­0,5 ­4,2 ­4,7 1,9 ­2,5 ­0,6
    Tradicionales ­16,3 ­1,2 ­17,3 ­8,1 ­6,2 ­13,8 ­11,0 ­4,2 ­14,7
    Quioscos
    y
    minimercados
    ­6,2 ­2,0 ­8,1 15,4 ­8,7 5,3 ­2,5 10,6 7,8
    Referencias
    V: Volumen; P: Precio; F: Facturación
    Fuente:
    ACNielsen.

    Por otra parte, el consumo de bebidas creció con mayor intensidad en
    quioscos y minimercados que en el resto de los canales que obtuvieron variaciones
    positivas. Esto se explica en la profusa cantidad de presentaciones de nuevos
    formatos, sobre todo en bebidas gaseosas, lo que permitió también
    que las reducciones de precios encontraran mayor intensidad en este tipo de
    locales que en los supermercados.

    Cuando se analiza la canasta de alimentos, el primer semestre de 1999
    arroja una reducción de 3,9% en el consumo, comparado con los primeros
    seis meses del año pasado. La caída de los volúmenes de
    ventas es generalizada en todas las categorías de esta familia
    conformada por 38 productos, de los cuales 30 vieron bajar sus consumos.

    7.3
    – Volumen por área y por canal

    Porcentaje de clases de productos que crecen, se mantienen estables
    o caen.
      Cantidad
    de clases
    de productos
    Crecen(%) Estables(%) Caen(%)
    Total
    país
    93 62 6 31
    GBA 93 27 4 69
    Interior 93 51 3 46
    Supermercados 93 57 12 31
    Autoservicios 93 43 5 52
    Tradicionales 88 11 1 88
    Quioscos
    y minimercados
    23 48 13 39
    Perfumerías 16 6 0 94
    Farmacias 16 62 6 31
    Fuente:
    ACNielsen.

    La reducción de precios en el semestre, comparada con igual período
    del año anterior, rondó 3,3%, pero las bajas llegaron al extremo
    de 10%, dependiendo de la categoría. La combinación de la caída
    del consumo y las bajas de los precios operados en la canasta de alimentos resultaron
    en una caída de la facturación de 7,1%.

    Nuevamente los comercios tradicionales fueron los que más clientes
    perdieron (ver cuadro 7.4), ya que los supermercados fueron el único
    canal que creció tanto en consumo como en facturación.

    7.4
    – Canasta de alimentos por canal

    Variaciones porcentuales primer
    semestre 1999 vs. primer semestre 1998

    Canal Volumen Precio Facturación
    Supermercados 5,1 ­4,1 0,8
    Autoservicios ­2,1 ­3,3 ­5,3
    Tradicionales ­16,3 ­1,2 ­17,3
    Quioscos
    y minimercados
    ­6,2 ­2,0 ­8,1
    Fuente
    ACNielsen.

    7.5
    – Canasta de alimentos – Diferencia de precios

    (Indice base 100 = precios supermercados)
    Canal Primer
    semestre 1999
    Primer
    semestre 1998
    Supermercados 100,0 100,0
    Autoservicios 107,5 106,3
    Tradicionales 116,0 112,3
    Fuente:
    ACNielsen.

    Las bebidas ofrecieron aspectos irregulares. El consumo creció 2,5%
    en el primer semestre en relación con igual período de 1998, empujado
    por el incremento del volumen de las bebidas no alcohólicas (8,3%), ya
    que las alcohólicas y las infusiones cayeron 4,2% y 10,9%, respectivamente.
    La suba del consumo de bebidas no alcohólicas es también explicada
    por la fuerte baja de precios, de 8,8%, que sólo redujo la facturación
    2,9%.

    7.6
    – Canasta de bebidas

    Variaciones porcentuales primer
    semestre 1999 vs. primer semestre 1998
    Canal Volumen Precio Facturación
    Supermercados 8,4 ­3,7 4,4
    Autoservicios ­0,5 ­4,2 ­4,7
    Tradicionales ­8,1 ­6,2 ­13,8
    Quioscos
    y minimercados
    15,4 ­8,7 5,3
    Fuente
    ACNielsen.

    7.7
    – Canasta de bebidas – Diferencia de precios

    (Indice base 100 = precios supermercados)
    Canal Primer
    semestre 1999
    Primer
    semestre 1998
    Supermercados 100,0 100,0
    Autoservicios 106,3 108,4
    Tradicionales 116,9 121,2
    Fuente:
    ACNielsen.

    En cuanto a los artículos de limpieza, los supermercados y los quioscos
    vieron crecer sus ventas, mientras los servicios se mantuvieron estables, aunque
    con baja en la facturación (ver cuadro 7.8).

    7.8
    – Canasta de limpieza

    Variaciones porcentuales primer
    semestre 1999 vs. primer semestre 1998
    Canal Volumen Precio Facturación
    Supermercados 10,5 ­8,5 1,1
    Autoservicios 1,9 ­2,5 ­0,6
    Tradicionales ­11,0 ­4,2 ­14,7
    Quioscos
    y minimercados
    ­2,5 10,6 7,8
    Fuente
    ACNielsen.

    Ante todo, la incertidumbre

    Por
    Abel R. Viglione

    Las decisiones
    de compras de las personas o familias para lo que resta de 1999 y comienzos
    del 2000 se encuentran afectadas principalmente por la incertidumbre sobre
    el futuro.

    Para las
    familias con capacidad de ahorro, la deflación de precios induce
    la postergación de compras, principalmente la de bienes durables.
    Nótese que, por muy baja que sea la tasa de interés que
    se obtenga por un depósito, en términos de dólares
    o de bienes es muy alta, lo que lleva a postergar consumo presente por
    consumo futuro.

    Al hecho
    de la deflación se suma la aparición de la modalidad del
    sale (típico estadounidense), sistema de venta prácticamente
    inexistente hasta hace dos años. Este tipo de remate también
    induce a la postergación de compras, principalmente la de indumentaria.

    El efecto
    recesivo que enfrenta la Argentina desde abril de 1998 también
    determina una postergación de las compras. Las familias tienden
    a aumentar el ahorro ante la incertidumbre alrededor del estado del trabajo.
    Las nuevas relaciones laborales hacen que la gente sienta que no puede
    durar en el trabajo o que puede ser despedida. Este hecho no es exclusivo
    de la Argentina: en Estados Unidos también se registra en la actualidad,
    aun con la tasa de desempleo más baja de los últimos 25
    años. La velocidad con la que cambia la necesidad de capital humano
    hace que muchos de nosotros nos sintamos muy precarios en nuestros trabajos,
    aunque real y objetivamente la probabilidad de perderlo sea muy baja.

    Por último,
    el proceso electoral de octubre también incorpora incertidumbre
    sobre el futuro, lo que, nuevamente, lleva a aumentar la tasa de ahorro
    presente y, por lo tanto, a postergar consumo. En la Argentina no se ha
    independizado aún el ciclo económico del ciclo político.

    En los
    tres casos antes citados ­deflación, recesión y elecciones­,
    las familias actúan racionalmente: esto es, toman las decisiones,
    bajo incertidumbre, que minimizan el costo futuro.

    El
    autor es economista
    senior de la Fundación
    de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (Fiel).

    Corrimiento hacia
    abajo

    Por
    Roberto Lavagna

    El consumo
    ha ido pasando por transformaciones profundas en esta década. Desde
    1990 se destacaron dos grandes periodos. La etapa inicial, por el programa
    de privatizaciones, primero, y de convertibilidad, luego, implicó
    una fuerte expansión del consumo de los servicios públicos
    privatizados y de los bienes de consumo durable. Lo primero, como respuesta
    a una expansión de la oferta de servicios (por ejemplo: teléfonos,
    gas) y a una gran demanda previa reprimida. Lo segundo, como resultado
    de la reaparición del crédito a los consumidores (ejemplos:
    artefactos para el hogar y automóviles).

    En el caso
    de los servicios, el consumo se encontró, en general, con precios
    en alza, si bien con calidades mejoradas respecto de la situación
    precedente. En lo que hace al consumo de bienes para el hogar, por el
    contrario, los precios relativos ­relativos a otros precios de la
    economía­ tuvieron fuertes bajas. En este caso, el factor
    más negativo para el consumidor tuvo, y aún tiene que ver,
    con muy altas tasas de interés.

    La segunda
    etapa se insinuó a partir de 1993 y se hizo muy marcada a partir
    de 1995. Es la de una profunda concentración en la capacidad de
    compra de los consumidores. Prácticamente 50% del consumo total
    es explicado por sólo 20% de la población, ubicada en los
    niveles socioeconómicos ABC1. El 40% de la población de
    ingresos más bajos justifica alrededor de 15% del consumo.

    Ese hecho,
    e incluso la pérdida de poder de compra de 40% de sectores medios,
    ha ido determinando la aparición en el mercado de bienes de calidad
    y precios inferiores.

    El corrimiento
    hacia abajo y una mayor diferenciación respecto de los estratos
    de altos ingresos es, así, la particularidad mayor de esta segunda
    etapa.

    Durante
    todo el período han habido cambios fuertes en los canales de consumo
    a favor de los supermercados, con desaparición de minoristas y
    distribuidores mayoristas. Esta tendencia no se frenará ­no
    hay resistencia posible de minoristas y distribuidores­, pero sí
    está encontrando resistencias derivadas de la reducción
    de la capacidad de compra global. Por primera vez se advierte que la facturación
    por metro cuadrado de los supermercados está cayendo.

    El
    autor es economista. Fue secretario de Industria y Comercio Exterior de
    la Nación y dirige la consultora Ecolatina.