Sale con fritas

    Cuando a Roger Enrico, presidente de Pepsico, le nombran a la
    Argentina, le surgen sentimientos contradictorios. Seguramente, lo primero que
    le viene a la mente es el dolor de cabeza que le provocó la grave crisis
    financiera de la embotelladora del grupo en el país, Baesa.

    Pero hay otra cara, más brillante, de la moneda: la división
    de snacks ­papas fritas y productos de copetín en general­
    de Pepsico, que a sólo cinco años de su desembarco en la Argentina
    se convirtió en líder del segmento, con ventas por US$ 50 millones
    anuales y una participación de mercado superior a 50%.

    El buen desempeño de la empresa no es un dato menor para la casa matriz
    del grupo. A pesar de que el nombre de la compañía se asocia casi
    exclusivamente con las gaseosas, las ventas internacionales de Pepsi se reparten
    en porciones prácticamente iguales entre las bebidas y los snacks.

    El negocio de las papas fritas de Pepsico está en manos de Frito-Lay.
    La empresa ­fundada en 1932 en San Antonio, Texas y adquirida por Pepsi
    en 1965­ facturó algo más de US$ 10.300 millones en su último
    ejercicio, y aportó 49,6% de las ventas totales de la compañía.

    En Estados Unidos, Frito-Lay mantiene un liderazgo indiscutido: ocho de las
    10 marcas de snacks más vendidos le pertenecen. La compañía
    opera en 50 países y las ventas en el exterior ya representan casi un
    tercio de su facturación total. Es tal la importancia de Frito-Lay dentro
    del grupo, que Enrico llegó, incluso, a considerar la posibilidad de
    cambiar el nombre de la compañía por el de Pepsi-Lay o Pepsi Frito-Lay.

     

    De compras por la región

    La irrupción en el mercado argentino de Pepsico Snacks formó
    parte de un plan de expansión de la compañía en la región.
    En pocos meses se alzó con Elma Chips, en Brasil, Papas Chips, de Uruguay,
    y la chilena Ever Chips. Además, estuvo negociando la compra de Barcel,
    también de Chile.

    En la Argentina, lanzó el raid a fines de 1993, con la adquisición
    de Bun y la división de snacks de Kellogg. Transfirió la
    fábrica de Bun de General Pacheco a una autopartista y concentró
    toda la producción en la fábrica de Kellogg, en la localidad de
    Florida.

    La última compra en el mercado local fue la de la marplatense Pehuamar,
    en diciembre de 1997. Antes de ser adquirida por Pepsico, Pehuamar había
    logrado desplazar a Kellogg y Bun del liderazgo del mercado, con ventas anuales
    por US$ 38 millones. La empresa, fundada en 1964 en Mar del Plata, tiene totalmente
    integrada su producción y se abastece de campos propios en la zona pampeana,
    donde cultiva papas, trigo y maíz. En este caso, los nuevos dueños
    decidieron mantener la planta funcionando y en sus instalaciones hoy se fabrican
    los productos con la marca Pehuamar.

     

    Un bocado apetitoso

    El negocio del snack movilizó en la Argentina US$ 167 millones
    el año pasado (según datos de ACNielsen) y en el primer semestre
    de 1998 se mantuvo en los mismos niveles (aproximadamente US$ 88 millones).
    Las ventas se reparten en partes iguales entre Buenos Aires y el interior de
    país.

    Las papas fritas son, por lejos, el rubro más popular: concentran 53%
    de las ventas de productos de copetín, seguidas por las especialidades
    de maíz ­conocidas masivamente como chizitos, aunque se trata
    de una marca creada por Kellogg y que hoy pertenece a Pepsico), con 17%, los
    maníes y los palitos salados, con 9% cada uno.

    Con las tres marcas más importantes de la Argentina en su poder, la
    estrategia de Pepsico apunta hoy a trabajar con sus propias líneas (Ruffles,
    Doritos) en el segmento más alto de precios, posicionar a Pehuamar un
    poco más abajo y dejar a Bun para el mercado del interior del país.
    Durante el último año, la empresa ya realizó varios lanzamientos
    de nuevos productos, y la idea de los ejecutivos de la filial argentina es aprovechar
    al máximo las posibles sinergias entre las gaseosas y los snacks,
    como ya lo están haciendo en Estados Unidos.

    Algunos meses atrás, probaron la estrategia en la Argentina, con la
    oferta de un pack de papas fritas y una Pepsi a sólo $ 1.

    El mercado local viene registrando una fuerte expansión en los últimos
    años. En lo que va de esta década, el consumo per cápita
    de los snacks pasó de 300 gramos anuales a los actuales 500. Aún
    así, afirman los analistas del sector, todavía queda un interesante
    potencial de crecimiento, si se tiene en cuenta que cada norteamericano come,
    en promedio, seis kilos de papas fritas y saladitos al año. Los españoles,
    por su parte, se conforman con un kilo y medio.

     

    Quién es quién

    Hace sólo cuatro años, Molinos Río de la Plata inició
    una incursión, finalmente fallida, en el segmento, con su marca Supra.
    En el negocio de las papas fritas, el único competidor de peso que le
    queda a Pepsico es Procter & Gamble, que importa la línea Pringles
    de Estados Unidos. Aunque no se conocen cifras oficiales, en el sector aseguran
    que Pepsico duplica en ventas a las papas de Procter.

    Además de Pringles, la otra mitad del mercado se reparte entre un puñado
    empresas que compiten sobre todo por precio, con un radio de cobertura limitado
    a la zona donde fabrican sus productos, como Cereolak, en el partido de San
    Martín, Alimentos Pomard, en el norte del Gran Buenos Aires, o Vincitor,
    en el sur de la provincia.

    En la zona metropolitana, la más importante es 5 Hispanos, de la familia
    López, instalada en Haedo. La empresa nació como elaboradora de
    café, orientada básicamente a abastecer bares y confiterías,
    y desde hace 20 años también incursiona en el negocio de los snacks.

    Aunque Pepsico y el resto de los operadores se encargan de destacar las diferencias,
    los snacks más tradicionales también terminan compitiendo
    con las galletitas saladas a la hora de la ritual picada.

    Históricamente, el negocio de las crackers, que mueve cerca
    de US$ 65 millones anuales, fue liderado por Bagley ­hoy en manos de la
    francesa Danone­ con sus marcas Rex y Kesitas, pero en los últimos
    tres años se fueron sumando nuevos competidores, como Nabisco/Terrabusi
    que lanzó en 1995 sus líneas Chipits y Ritz; y Arcor, que puso
    un pie con Saladix y Croklin.

     

    Las papas del súper

    Más allá de las galletitas, la mayor amenaza para el liderazgo
    de Pepsico Snacks proviene de las marcas propias de los supermercados. Por el
    momento, Disco es la única cadena que se lanzó de lleno a la pelea.
    Desde hace dos años comercializa bajo el paraguas de su marca Bell´s
    todo tipo de snacks, que le provee la firma Alimentos Pomard. Ahora también
    inició la importación de papas fritas desde Sudáfrica.

    “El mercado del snack es uno de los más maduros. Aquí
    se cumplen los pronósticos de los gurúes del marketing
    que dicen que en cada rubro de alimentos va a quedar una empresa líder,
    con una participación muy alta (que en este caso es Pepsico), una segunda
    que apunte al precio, como podría ser 5 Hispanos, y las marcas propias
    de los supermercados”, explica Javier Vejo, responsable de marcas propias de
    Disco.

    Alfredo Sainz

     

    Baesa al final del túnel

    Después de haber estado a punto de tirar la toalla, Baesa parece encaminada
    a encontrar una solución a los graves problemas financieros que enfrenta
    desde hace más de un año. En los primeros días de diciembre,
    envió una carta a la Bolsa de Comercio, en la que declaró que
    tanto la Comisión Nacional de Valores de la Argentina, como su par estadounidense,
    la Securities and Exchange Commission, aprobaron la oferta pública de
    nuevas acciones por US$ 614 millones, con lo cual cumplió el último
    requisito pendiente para completar la reestructuración de la empresa.
    Se estima que en enero Baesa podría esar cotizando nuevamente en Buenos
    Aires y en Wall Street.

    La empresa alcanzó un acuerdo con el club de bancos acreedores, que
    se comprometieron a suscribir los US$ 614 millones de nuevas acciones si no
    aparecen otros interesados en el mercado, a cambio de la deuda por un valor
    equivalente. Baesa quedaría así con un pasivo de US$ 115 millones,
    una cifra modesta si se la compara con los US$ 900 millones que exhibía
    en 1996, cuando se declaró en cesación de pagos. Los principales
    bancos que conforman el club de acreedores son el Citi, el Boston y el Vereinsbank.

     

    Grupo Pepsico

    Ventas en 1996: US$ 20.337 millones

    Ventas en 1997: US$ 20.917 millones (+3%)

    Ganancias operativas en 1996: US$ 2.040 millones

    Ganancias operativas en 1997: US$ 2.662 (+30%)

     

    División snacks

    1997

    Ventas totales: US$ 10.376 millones

    ­en Estados Unidos: US$ 6.967 millones

    ­en el resto del mundo: US$ 3.409 millones

    1996

    Ventas totales: US$ 9.750 millones

    ­en Estados Unidos: US$ 6.628 millones

    ­en el resto del mundo: US$ 3.122 millones

    1995

    Ventas totales: US$ 8.600 millones

    ­en Estados Unidos: US$ 5.873 millones

    ­en el resto del mundo: US$ 2.727 millones

    Grupo Pepsico
    Ventas en 1996: US$ 20.337 millones
    Ventas en 1997: US$ 20.917 millones (+3%)
    Ganancias operativas en 1996: US$ 2.040 millones
    Ganancias
    operativas en 1997:
    US$ 2.662 (+30%)
    División snacks
    1997
    Ventas totales: US$ 10.376 millones
    ­en Estados Unidos: US$ 6.967 millones
    ­en el resto del mundo: US$ 3.409 millones
    1996
    Ventas totales: US$ 9.750 millones
    ­en Estados Unidos: US$ 6.628 millones
    ­en el resto del mundo: US$ 3.122 millones
    1995
    Ventas totales: US$ 8.600 millones
    ­en Estados Unidos: US$ 5.873 millones
    ­en el resto del mundo: US$ 2.727 millones

    Volver
    al Indice