Cómo conquistar el mundo

    Desde hace tiempo, pero especialmente durante los últimos
    cinco años, el complejo oleaginoso argentino ­que abarca desde la
    originación de semillas hasta la producción de harinas proteicas
    y la elaboración, refinación y fraccionamiento de aceites de soja,
    girasol, algodón, maní y lino­ hizo mucho por convertirse
    en la vedette de la industria local dentro del mercado mundial.

    Varios factores confluyeron para instalar a la Argentina como la principal
    exportadora de aceites y harinas proteicas. Durante la última década,
    a las naturales condiciones del suelo se sumó un avance del área
    sembrada para los principales cultivos que, sólo en el caso de la soja,
    pasó de 8 millones de hectáreas en 1987 a 12,1 millones en el
    bienio 1997-98.

    Además, los productores locales hicieron gala de una fuerte vocación
    emprendedora: en los ´90 realizaron importantes inversiones en reconversión
    tecnológica, que les permitieron ganar eficiencia y competitividad para
    salir a conquistar el mundo con sus productos. Esa apuesta se traduce hoy en
    el acceso de aceites y harinas proteicas nacionales a un centenar de mercados.

    “Hoy nos ubicamos como el tercer productor mundial, detrás de Estados
    Unidos y Brasil, pero la diferencia fundamental radica en que en la Argentina
    exportamos 90% de lo que producimos”, explica Raúl Padilla, director
    de Guipeba-Ceval ­la aceitera local del grupo Bunge y Born­ y presidente
    de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina
    (Ciara). Y agrega: “Esa cifra supera con creces a las que obtienen los restantes
    países productores, que deben atender a mercados internos muy grandes
    y sólo pueden exportar sus excedentes. Nosotros, en cambio, casi consumimos
    lo que queda”.

    Según los datos de la Ciara, en 1997 las ventas externas del complejo
    oleaginoso sumaron US$ 4.852 millones, que significaron 19% de los US$ 25.471
    millones que sumó el país en concepto de exportaciones.

    De los ingresos generados por el sector, US$ 2.314 millones correspondieron
    a harinas proteicas y pellets ­pequeños cartuchos que se
    obtienen al comprimir la harina con presión de vapor­; US$ 2.211
    millones se originaron en las ventas de aceites crudos, refinados y con marcas;
    y US$ 327 millones provinieron de la comercialización de granos.

    “La harina de soja llegó a representar 7% del total de las exportaciones
    argentinas, lo que la instala en el primer escalón entre los productos
    que más divisas aportan a la economía nacional, muy por delante
    de las carnes, los granos y los automóviles”, asegura Padilla.

     

    Salto a la eficiencia

    Una de las características distintivas del complejo oleaginoso es el
    grado de eficiencia que logran las 60 plantas industriales diseminadas por las
    provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, La Pampa, San Luis, Entre
    Ríos, Chaco y Misiones.

    Sólo entre 1997 y 1998, el sector completó un plan de inversiones
    que insumió el desembolso de más de US$ 500 millones para la reconversión
    tecnológica de las plantas de molienda, la ampliación de la capacidad
    instalada y la integración de las diferentes etapas del proceso ­desde
    el acopio del cereal hasta el embarque del aceite­ en complejos emplazados
    junto a terminales portuarias.

    “Todos los jugadores de la industria ­dice el presidente de la Ciara­
    hemos encarado inversiones importantes. En el caso de Guipeba, desde el ´95
    esas inversiones sumaron cerca de US$ 140 millones. Si queríamos seguir
    siendo competitivos a escala mundial, era necesario alcanzar un nivel de eficiencia
    y una economía de escala que permitieran aumentar la capacidad de molienda,
    agregar valor y eficientizar los costos.”

    Las transformaciones logradas en materia de eficiencia ubican a la industria
    aceitera argentina como el norte a seguir por el resto de los productores del
    mundo. “Somos el país más eficiente en los niveles de producción
    de semilla y crushing de aceite de girasol”, apunta Guillermo García,
    gerente de la Unidad de Negocios Aceites de Molinos Río de la Plata,
    que en diciembre pasó a ser controlada por The Exxel Group. Molinos y
    Aceitera General Deheza (AGD), según García, “se ubican entre
    los cinco envasadores de aceite más eficientes del planeta”.

    “Los niveles alcanzados por los productores locales ya nos permiten competir,
    incluso, en varios mercados que cuentan con barreras arancelarias”, señala
    García.

    Un buen ejemplo es la Unión Europea que, todavía, sigue siendo
    un territorio vedado al ingreso de los aceites embotellados argentinos. García
    explica: “Actualmente, la protección para estos productos es de 10,5%
    sobre impuestos, pero viene cayendo 15% cada año. La expectativa es que
    para el 2001 pueda ubicarse entre 6% y 7%. Esos índices nos permitirían
    ser competitivos con nuestros aceites. Aunque hoy ya lo lograríamos vendiendo
    marcas propias de supermercados en Gran Bretaña y Alemania”.

     

    Crecer desde las marcas

    Molinos es, dentro del mercado argentino, la líder histórica
    del sector. Sus marcas estrella son Cocinero y Patito, esta última
    adquirida a principios de los ´90; junto a Lira e Ideal, le permiten captar
    50% del mercado.

    El segundo actor en importancia es AGD, propiedad de la familia cordobesa
    Urquía que, de la mano de Natura, Familiar y Cada Día, reúne
    18% de las ventas. El resto se reparte entre Mazola, Vicentín y las marcas
    privadas de los supermercados, que ya lograron captar entre 6% y 8% de la facturación.

    Diez años atrás, AGD ­tradicionalmente abocada a la elaboración
    y exportación de aceite crudo a granel­ decidió apostar sus
    fichas en el mercado del consumo masivo presentando, con la marca Natura, el
    primer aceite puro de girasol del país, en un segmento que hasta entonces
    había estado dominado por los aceites comestibles mezcla.

    “Durante 40 años AGD había integrado verticalmente gran parte
    del proceso: arrendábamos campos, originábamos semilla, elaborábamos
    aceite crudo y habíamos comenzado a instalar nuestras primeras refinerías”,
    cuenta Jorge Nocetti Fasolino, gerente comercial de Marcas. Y agrega: “Desde
    la empresa observamos que el mercado estaba muy concentrado (Molinos tenía
    una participación superior a 50%) y que había insatisfacciones
    en el consumidor, sobre todo por la ecuación calidad/ precio de los productos
    mezcla existentes. Entonces vimos que había una excelente oportunidad
    para comenzar a desarrollar una estrategia de marcas con un producto de calidad
    superior, que nos permitiera integrar el ciclo comercial”.

    El lanzamiento de Natura, que actualmente concentra 85% de las ventas de aceite
    de marcas de AGD, “quebró el que había sido el paradigma de los
    aceites comestibles”, afirma Nocetti Fasolino. Y explica: “A lo que era un mercado
    achatado, en el que no surgían nuevas presentaciones, le introdujimos
    un producto puro de girasol, con la mejor calidad, un proceso de alta tecnología,
    una muy buena marca y un buen concepto de marketing y de posicionamiento,
    que provocó reacomodamientos en todo el sector”.

    García coincide: “A partir de la lucha que se estableció entre
    Cocinero y Natura ­dice­, los consumidores comenzaron a percibir más
    la diferenciación entre los productos y las marcas según la calidad.
    Hoy la Argentina tiene un nivel de actividad publicitaria y promocional sin
    precedente en el mercado de aceites. Tanto en términos de oferta como
    de demanda, éste debe ser uno de los países más sofisticados
    del mundo dentro del negocio”.

     

    Apunten al bolsillo

    Así como AGD optó por diferenciarse desde la calidad a la hora
    de dar el salto del commodity hacia las marcas, Vicentín decidió
    apuntar al bolsillo de los consumidores. A mediados del ´98, la empresa revitalizó
    su estrategia de marcas ­que venía desarrollando, con altibajos,
    desde fines de los ´70­ apelando a la presentación de un aceite
    de girasol con un precio sensiblemente inferior al que exhiben los productos
    de las marcas líderes.

    “Queremos lograr que la venta de aceites en el mercado interno llegue, en
    cierta medida, a convertirse en un commodity“, dice Sergio Nardelli,
    director de la empresa. Y explica: “Nuestra estrategia busca darle al consumidor
    argentino la posibilidad de comprar un producto de calidad a un valor similar
    al que actualmente paga un exportador. En la mayoría de los mercados
    mundiales, entre las marcas más caras y las más baratas puede
    haber una diferencia de precio de 8% a 10%. En el país, esa brecha llega
    a ser de 50% y no hay una diferencia de calidad que lo justifique”.

    Para Vicentín, que con sus precios logró patear el tablero
    del sector, la renovada incursión en el negocio de las marcas apunta
    más a la capacidad de negociar con los productores de semillas ­para
    obtener en condiciones competitivas el insumo que le permita producir aceite
    crudo, que exporta a granel y representa 90% de su facturación total­
    que a la vocación de ganar presencia de marca en el mercado doméstico.

    Nardelli lo admite: “Como vendedores de aceite ­dice­ nos interesa
    ir al campo con el mismo poder de compra que tienen los grandes jugadores. Nuestra
    gran competencia está en la compra de girasol, no en la venta de aceite”.

     

    Dos caminos al mundo

    A la hora de salir a ganar mercados, el grueso de los actores ­Vicentín
    es sólo un ejemplo, al que se suman Guipeba, La Plata Cereal, Oleaginosa
    Moreno, Pecom Agra y Buyatti, entre otros­ adopta la estrategia de comercializar
    su producción de aceite crudo a granel, un commodity que actualmente
    representa 95% de las exportaciones de aceites.

    Sin embargo, Molinos y AGD optaron por trasladar fuera de las fronteras la
    experiencia ganada dentro del mercado argentino en el desarrollo de marcas.

    “Seis años atrás Molinos concretó su primera exportación
    de aceites de girasol con marcas al mercado brasileño, que estaba dominado
    exclusivamente por el aceite de soja envasado en lata”, cuenta García.

    La principal alimentaria argentina fue la primera en lanzar un aceite puro
    de girasol en el mercado más grande de la región. También
    fue pionera en la introducción de los envases plásticos. Para
    García, la incursión de Molinos en Brasil se traduce en el hecho
    de que “actualmente, el aceite de girasol ya capta 7% del negocio de aceite,
    con crecimientos anuales de 15%; además, los tres grandes productores
    brasileños de aceite de soja (Ceval, Sadia y Cargill)­ debieron
    comenzar a abandonar el envase de lata para pasar al Pet”.

    García opina que la apuesta de Molinos a exportar aceites de girasol
    con marcas “debería ser imitada por muchos más productores argentinos”.
    Y explica: “La demanda de aceites y grasas en el mercado mundial es creciente
    y, a medida que se sofistique, los aceites de girasol y de oliva exhibirán
    mayores oportunidades de crecimiento”.

    Actualmente, el aceite de girasol representa sólo 6% de la demanda
    mundial, dominada por los aceites de soja y de palma. Ese dato lleva al ejecutivo
    de Molinos a pensar que la Argentina “tiene la oportunidad de desarrollar un
    nicho, tal como lo hicieron los españoles con el aceite de oliva”. Y
    agrega: “En lugar de regalarle al mundo graneles de girasol, a los cuales se
    les fija un precio similar al de otros aceites comunes, nuestra apuesta debe
    orientarse a refinar, fraccionar y envasar aceite argentino, con marca argentina,
    botellas exclusivas para determinados países y distribuidores exclusivos”.

    Nocetti Fasolino coincide: “En el caso del aceite de girasol ­dice­,
    la industria argentina debería buscar convertir la mayor cantidad posible
    en un producto terminado con marca. Si bien las exportaciones con marca de AGD
    representan sólo 7% de nuestras ventas externas, defiendo esta estrategia.
    Una tonelada de aceite envasado agrega mano de obra, producción y eficiencia,
    y tiene un valor mucho más alto que una tonelada de crudo vendida a cualquier
    lugar del mundo”.

    El impulso puesto por Molinos y AGD durante los últimos seis años
    permitió a la industria aceitera nacional llegar con sus aceites envasados
    a cerca de 40 mercados. “Podemos competir contra cualquier productor del planeta
    ­asegura Nocetti Fasolino­. Hace una década, esto habría
    sido considerado una utopía. Hoy sólo es cuestión de salir
    al mundo y descubrir dónde están las oportunidades.”

    Mario Benechi

     

    Bajo el signo de la exportación
    (Datos de 1997)
    Total de exportaciones argentinas: US$ 25.471 millones
    Exportaciones del complejo oleaginoso: US$ 4.852 millones
    Harinas proteicas: US$ 2.314 millones
    Aceites: US$ 2.211 millones
    Granos: US$ 327 millones
    Fuente: Cámara de la Industria Aceitera de la República
    Argentina (Ciara).

    (En millones de US$) Aceite

     

    Los principales jugadores

    Molinos

    * Ventas 1997: US$ 1363,6 millones.

    * Marcas: Cocinero, Patito, Lira, Ideal.

    * Participación en el mercado local: 50%.

    * Exportaciones 1997: US$ 403,3 millones.

    * Principales productos exportados: aceites envasados (80% del total)
    y pastas secas.

    * Principales destinos: Rusia y Brasil.

     

    Aceitera General Deheza

    * Ventas 1997: US$ 840,6 millones.

    * Marcas: Natura, Familiar, Cada Día.

    * Participación en el mercado local: 18%.

    * Exportaciones 1997: US$ 694,7 millones.

    * Principales productos exportados: aceites a granel y envasados.

    * Principales destinos: Irán, Chile e Italia.

     

    Vicentín

    * Ventas 1997: US$ 511,5 millones (más de 80% proveniente de exportaciones).

    * Marcas: Vicentín.

    * Participación en el mercado local: 7 a 8%.

    * Principales productos exportados: aceite de girasol y de soja a granel.

    * Principales destinos: Egipto y Marruecos.

     

    Guipeba-Ceval

    * Ventas 1997: US$ 280,2 millones (100% provenientes de exportaciones).

    * Principales productos exportados: aceite y pellets de soja y
    maní.

    * Principales destinos: Egipto e Isla Mauricio.

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