The One Show Awards `98

    Alguna vez, el inefable Groucho
    Marx dijo que nunca sería miembro de un club donde aceptaran a personas
    como él. Más allá de la humorada de un cómico genial,
    esto difícilmente podría haberle ocurrido en el One Club, donde
    el talento no es la mejor, sino la única carta de presentación
    válida.

    El One Club nació hace varias décadas a partir de la iniciativa
    de un grupo de creativos que se propuso organizar a los directores de arte y
    redactores de Estados Unidos en una entidad que fuera más allá
    del intercambio social y la feria de vanidades en que, a veces, termina convirtiéndose
    este tipo de estructuras. La idea apuntaba a aportar al mejoramiento de la profesión,
    a través de la formación y el estímulo permanente.

     

    Muchachos rudos

    Por lo que se pudo constatar en la muestra exhibida en Buenos Aires con
    los resultados de este año, el jurado de The One Show Awards
    no se caracteriza por su prodigalidad a la hora de repartir galardones.
    En Gráfica, nunca más de un par de Gold Pencils
    por rubro ­diarios, revistas, vía pública, colaterales
    y bien público (ya que no hay categorías técnicas
    ni de productos)­, dos, tres o a lo sumo cuatro Silver, mientras
    la mayoría de los Bronze apenas venían de a pares.

    En televisión, la severidad tuvo el mismo tenor: la torta con
    el total de los premios araña la media hora de duración,
    con separadores incluidos.

    En cuanto a las piezas laureadas, este rigor genera situaciones tales
    como que, en gráfica, el Silver adjudicado al excelente
    aviso de Adidas (ver foto) tenga un brillo de oro o que, en televisión,
    lo que fue Grand Prix en Cannes (la campaña de los skaters
    de Nike) aquí debió conformarse con un destello plateado.

    El proyecto cumplió su cometido con creces, transpuso las fronteras
    y su listado de socios ­más de 1.000­ incluye los nombres más
    importantes de la publicidad mundial. Asimismo su Hall of Fame deslumbra
    con el brillo de figuras que van desde los históricos Leo Burnett, David
    Ogilvy y Bill Bernbach, hasta los más recientes Ralph Ammirati, Jay Chiat
    y Lee Clow.

    A los cursos, seminarios y workshops se sumó un concurso, The
    One Show Awards
    , cuyos premios pronto se constituyeron en los más
    codiciados y admirados por creativos de todas las latitudes, por el alto nivel
    de los jurados, por el criterio permanente de establecer el máximo nivel
    de ruptura ­señalando de alguna manera las tendencias del futuro­,
    y también porque son muy difíciles de ganar.

    Mary Warlick, directora ejecutiva del Club desde hace diez años, tiene
    una posición muy clara acerca de los premios y los festivales, a veces
    cuestionados desde diversas posturas. “Es cierto que hay festivales que son
    esencialmente un gran negocio, y también es verdad que hay creativos
    que creen que lo más importante de su trabajo es ganar premios. Pero
    más allá de estas actitudes equivocadas estoy segura de que el
    reconocimiento de los pares resulta un gran estímulo para todos aquellos
    que desarrollan actividades creativas. Y es absolutamente lícito y valioso
    que deseen obtenerlo. Por otra parte, en el caso de The One Show Awards,
    no es posible siquiera sospechar una intencionalidad mercantil. El costo de
    la inscripción de piezas es el más bajo que se ha podido fijar
    para solventar los gastos y obtener un excedente que se aplica íntegramente
    a desarrollar actividades de capacitación, ya que The One Club es una
    entidad sin fines de lucro, y esto es perfectamente comprobable.”

    Fiel a su actitud innovadora, el certamen tiene ya su sección interactiva.
    Kevin Swanepoel, su director, estima que “se trata de un área que pronto
    deparará enormes sorpresas, cuando terminen de conjugarse el dominio
    de las nuevas tecnologías y el talento creativo aplicado a ellas”.

    Las revistas MERCADO y Ad Hoc se asociaron en un emprendimiento conjunto para
    traer a Buenos Aires la muestra de todas las piezas ganadoras de Gráfica
    y Televisión de 1998, cuya inauguración en el Palacio San Miguel
    el pasado 6 de octubre contó con la presencia de actores destacados de
    la actividad. Durante los dos días siguientes, el desfile incesante de
    jóvenes creativos y estudiantes demostró la avidez despertada
    por el One Show.

    A partir de la próxima edición, la Argentina podrá participar
    masivamente con su producción y los creativos locales tendrán
    la oportunidad de asociarse a este club que, como diría Groucho, acepta
    a gente como ellos.

    V. R.

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