Qué viene después del Patricios

    El Banco Mayo es una de las instituciones financieras que mejor refleja el
    proceso de concentración del sistema durante los últimos 20 años.
    Desde fines de los ´70, el banco cooperativo creció a fuerza de absorber
    a más de 25 entidades. El Patricios, caído en desgracia luego
    de que en marzo el Central decidiera su suspensión, es el último
    eslabón de esa cadena: el 8 de julio, la entidad presidida por Rubén
    Beraja se hizo cargo de parte de sus activos y pasivos, luego de adjudicarse
    la licitación promovida por el Banco Central.

    “La primera absorción fue en 1978. Desde entonces, e

    incorporando pequeñas entidades, las compras nos permitieron

    construir un banco mediano que logró posicionarse bien en su

    segmento”, explica Beraja.

    Esa historia llevó a que durante la crisis del ´95 un

    directivo del Central llegara a decirle a Beraja que “si sigue

    así, directamente vamos a tener que montarle una oficina en el

    banco”. Sólo durante ese año el Mayo había

    absorbido cinco entidades bancarias. “Nos dedicamos a comprar porque

    tuvimos la visión y el coraje para hacerlo. ¿Por

    qué, cuando había bancos pequeños que

    representaban un problema para el sistema, los grandes no se

    acercaron al Central para hacerse cargo de esas entidades?”, se

    pregunta Beraja.

    No fue sorprendente, por lo tanto, el interés de la entidad

    por quedarse con el Patricios, luego de que el banco de la familia

    Spolsky fuera suspendido. “En realidad no adquirimos la persona

    jurídica, sino determinados activos y pasivos. La

    aplicación de la ley de Entidades Financieras permitió

    depurar los elementos negativos que existían en la entidad y

    contar con los aportes provistos por la Sedesa &endash;la sociedad de

    garantía de depósitos conformada por los bancos luego

    del tequila&endash; y el fondo fiduciario. Compramos lo que elegimos,

    y elegimos minuciosamente antes de comprar”, afirma Beraja.

    Operación rescate

    En la toma de la operatoria del Patricios tuvo mucho que ver la cesión
    de US$ 124 millones de Sedesa &endash;”ya se habían distribuido US$ 26
    millones al Patricios antes de que nos hiciéramos cargo, y el aporte
    para el Mayo fue de otros US$ 98 millones”, aclara Beraja&endash; y el préstamo
    de US$ 60 millones otorgado por el fondo fiduciario.

    Antes de que la balanza se inclinara en favor del Mayo, el BCRA

    procuró tentar a otros bancos para que acercaran su propia

    oferta por la entidad suspendida. La iniciativa sorprendió a

    algunos analistas: en el mercado son muchos los que aseguran que el

    Central siempre favoreció las decisiones de compra del Mayo

    cuando se trataba de salvar a entidades en problemas.

    “Eso es un mito: nunca hemos gozado de ninguna norma de

    privilegio”, dispara Beraja. “Nuestra decisión se basó

    en la experiencia que adquirimos comprando o absorbiendo entidades. Y

    en el caso del Patricios, cuando el Central interesó a otros

    bancos, fue porque entendieron que en tanto hubiera más

    oferentes se daría una puja de precios. Esa fue la

    explicación que me dieron.”

    En abril, el Mayo había salido a captar fondos a

    través de una emisión de obligaciones negociables por

    US$ 50 millones, que forma parte de una serie de US$ 200 millones, de

    la que ya lleva colocados US$ 100 millones. Luego logró

    cerrar, justo en medio de la negociación por el Patricios, una

    operación comercial de canje de cupones de tarjetas de

    crédito con el Banco Nación, que le permitió

    hacerse de efectivo por otros US$ 50 millones.

    No fueron pocos los que, en el ambiente bancario, señalaron

    que para quedarse con las cuentas corrientes, las cajas de ahorro,

    los plazos fijos y las sucursales del Patricios, la entidad no

    debió desembolsar un solo peso.

    Beraja relativiza esa afirmación: “Si uno adquiere un

    activo de 100 y un pasivo de 100, lo que compra, desde el punto de

    vista patrimonial, es cero. Ese era el balance del Patricios”.

    Ahora, el problema a resolver pasa por lo que quedó fuera del paquete
    de la negociación: las obligaciones negociables subordinadas, los créditos
    a proveedores y los que poseían los tenedores de acciones del Patricios.
    El conflicto amenaza extenderse en el tiempo: a principios de septiembre, tras
    evaluar su insolvencia, la justicia decretó la quiebra de la sociedad
    de los Spolsky. “En lo jurídico estamos frente a una situación
    bien clara. Según las leyes de sociedades, quiebras y entidades financieras,
    la responsabilidad frente a esos acreedores es del Banco Patricios SA.”

    El
    Mayo en cifras

     

    Antes


    Ahora
    (*)

    Depósitos

    973
    millones


    1.183
    millones

    Préstamos

    697
    millones


    950
    millones

    Número
    de cuentas corrientes

    19.297


    28.000

    Número
    de cajas de ahorro

    83.334


    193.000

    Número
    de plazos fijos

    34.054


    51.000

    Sucursales

    78


    106

    (*)
    Después de la absorción del Patricios.

    Rumores de iliquidez

    Con la suma del Patricios, el Banco Mayo se ubicaba a fines de agosto, en el
    17º puesto del ranking de la banca local en términos de activos.
    Su red ya suma 106 bocas, que cubren el área metropolitana, Buenos Aires,
    Córdoba, Rosario, Mendoza, San Juan, Santiago del Estero, Salta y Jujuy.

    La estrategia a futuro de la entidad prevé la

    especialización en pocas líneas de negocios: Pymes,

    créditos para consumo y comercio exterior.

    Pero las urgencias del momento pasan por sus necesidades de

    liquidez. Desde fines del año pasado el Mayo intentaba seguir

    capitalizándose sumando un socio a Provencred, la tarjeta de

    crédito regional que adquirió en el ´95 junto al banco

    cordobés Provencor.

    Durante meses negociaron con el fondo inversor Newbridge la

    cesión de 27% del paquete accionario de la tarjeta. Sin

    embargo, a fines de agosto los estadounidenses dieron marcha

    atrás en una operación que le iba a inyectar al Mayo

    US$ 75 millones.

    Los rumores señalaron dos motivos: el primero, que ante la

    crisis mundial Newbridge habría tomado la determinación

    de frenar, por el momento, nuevas inversiones en la región. El

    otro indicaba que los inversores habrían optado por retirarse

    luego de conocer la calificación obtenida por el Mayo.

    Beraja se limita a decir que “el negocio quedó en stand by.

    El tiempo transcurrido hizo que Newbridge perdiera la exclusividad.

    Ahora estamos en contacto con tres especialistas en créditos

    para consumo, interesados en tener presencia en la Argentina”. Entre

    los candidatos estaría el General Electric Capital, uno de los

    principales fondos de inversión estadounidenses.

    Lo cierto es que, frustrada la operación con Newbridge, el

    Mayo debió salir a buscar fondos por otras vías, para

    dar señales rápidas frente al mercado: a mediados de

    septiembre anunció un acuerdo con el Deutsche Bank de Nueva

    York para la obtención de un crédito de US$ 100

    millones y la emisión de obligaciones negociables &endash;con

    la misma entidad como agente colocador&endash; por otros US$ 100

    millones. Al cierre de esta edición la serie debía ser

    aprobada por la Comisión Nacional de Valores.

    Todas sus acciones futuras parecen apuntar a la búsqueda de

    capitales. En lo inmediato, el Mayo (actualmente una cooperativa con

    50.000 miembros) apura sus pasos para transformarse en una sociedad

    anónima. “Lo haremos en diciembre, porque ésa fue una

    de las condiciones previstas cuando absorbimos al Patricios. La

    actual cooperativa conservará la mayoría del paquete

    accionario de la sociedad. El cambio permitirá acceder al

    mercado abierto de capitales y sumar nuevos socios.”

    La apuesta es vincularse a un banco internacional, al que

    cederían 30% del paquete. “Es más factible que sea

    alguna entidad que aún no cuenta con presencia en el mercado,

    porque nuestras sucursales tendrían más valor para

    alguien que viene de afuera que para quienes ya tienen su propia red

    nacional”, opina Beraja.

    El último paso lo darían con la salida a la Bolsa, prevista para
    dentro de tres años. “Todavía no fijamos qué porcentaje
    pondremos en oferta pública. Antes tenemos que lograr consolidar nuestra
    red de sucursales y reunir a un conjunto de clientes fieles al banco”, advierte
    Beraja.