Cuándo y cómo contratar un consultor

    La contratación de servicios de consultoría se ha

    difundido cada vez más entre empresas de todo tamaño.

    Ello ocurre en razón de que las empresas de consultoría

    proveen a sus clientes dos clases de activos &endash;ambos

    intangibles&endash;, bajo la forma de recursos humanos o

    corporativos. Los recursos humanos incluyen elementos tales como

    experiencia, inteligencia, creatividad, conocimiento, docencia. Los

    corporativos abarcan prestigio y reputación, experiencia con

    clientes, métodos, disciplina de trabajo, procesos, cultura

    empresaria, recursos financieros.

    Es apropiado y recomendable requerir servicios de

    consultoría externa cuando se da alguna de estas

    circunstancias:

    a) La organización carece del conocimiento

    específico. El acceso a conocimientos o capacitación

    que enriquezcan el activo intelectual de la empresa es indirecto.

    b) La decisión por tomar es muy compleja. El curso de

    acción apropiado no es obvio. El costo de errar puede ser

    extremadamente alto. No todos los integrantes del equipo de

    análisis y decisión están igualmente preparados

    para analizar las alternativas. Se requiere determinar con

    objetividad el impacto global de las decisiones sobre el curso de los

    negocios empresarios: viabilidad comercial, factores legales, temas

    técnicos clave, reacción de consumidores, procesos de

    soporte y atención de usuarios, diseño, prototipos,

    calidad, pruebas piloto, seguridad.

    c) Lo requiere el contexto político de la empresa. Falta

    claridad o consenso respecto de la naturaleza del problema o de los

    objetivos perseguidos. Conviene ampliar la visión del caso

    más allá de la cultura empresaria. Existe un marcado

    desacuerdo entre dos o más grupos acerca del curso de

    acción a seguir. Se necesita contar con aval, o prestigio,

    externo para tomar decisiones.

    d) Urgencia. Carencia de recursos disponibles en los plazos

    requeridos.

    En el contexto señalado, la elaboración previa de un

    business case, corto y concreto, puede ser un instrumento valioso

    para:

    • definir con precisión el problema;
    • establecer los resultados buscados;
    • identificar el punto de vista de las figuras decisorias de la

      empresa;

    • involucrar a participantes clave, incluyendo sus

      perspectivas;

    • elegir entre proyectos competitivos;
    • definido el proyecto, orientar en la selección del

      consultor;

    • establecer los puntos de control;
    • construir y documentar los parámetros apropiados para

      evaluar resultados;

    • resolver discrepancias y fomentar el consenso.

     

    A quién contratar

    Si bien numerosas tareas de consultoría requieren de

    profundo conocimiento en una especialidad determinada, el consultor

    ideal &endash;especialmente en el caso de empresas medianas y

    pequeñas&endash; deberá poseer conocimientos en un

    grupo de temas asociados, aunque tal vez con menor profundidad. Sus

    habilidades debieran exceder lo estrictamente técnico,

    haciéndolo flexible, colaborativo, adaptable y hábil

    para el trabajo en equipo.

    Las referencias constituyen una muy buena base para la

    selección de candidatos y permiten anticipar la

    inserción del consultor en la organización. Como la

    consultoría involucra buena parte de capacitación y

    transferencia de conocimientos, la paciencia y las habilidades

    comunicativas y docentes tienen especial importancia. La

    presión competitiva sugiere elegir consultores que posean

    experiencia en best practices y que &endash;más allá

    del conocimiento técnico específico&endash; conozcan el

    negocio de la empresa y su base de clientes, productos y servicios.

    Los honorarios de consultoría están muy ligados al

    tipo de trabajo, entrelazando dos factores: amplitud y profundidad de

    conocimientos, y complejidad del proyecto. En este sentido, ponderar

    al eventual consultor fundamentalmente por su costo puede ser

    desastroso. Un estudio reciente de Gartner Group entre clientes que

    han completado últimamente proyectos exitosos con asistencia

    de consultores externos, ubicaba al precio como séptimo, en un

    orden de méritos que comenzaba así:

    1º) experiencia de trato y conocimiento previo;

    2º) desempeño exitoso en proyectos semejantes;

    3º) afinidad cultural;

    4º) conocimiento del negocio del cliente;

    5º) experiencia en gestión de proyectos;

    6º) credibilidad técnica;

    7º) precio.

    De allí que la selección de un consultor de acuerdo

    con tales criterios debería producir la mejor

    provisión, en términos precio/prestación.

     

    Cómo contratar

    Consultor y empresa deben tener muy clara comprensión de

    sus respectivas funciones, mutuas expectativas, responsabilidades y

    cronograma, documentados con precisión, incluyendo precios y

    modos de pago.

    • Los objetivos de la empresa contratante serán:
    • elegir el consultor más adecuado para el caso;
    • instrumentar un contrato que explicite los objetivos e

      intereses de la empresa;

    • establecer las condiciones para la aceptación del

      proyecto;

    • crear y supervisar los procedimientos y la calidad;
    • instrumentar un business case que soporte la

      contratación.

    Para el control y la instrumentación de esos objetivos, una

    lista temática debiera incluir y reflejar en el contrato,

    cuanto menos, estos temas:

    • detalle del proyecto;
    • alcance (empresas involucradas, ubicación

      geográfica, procesos involucrados);

    • tareas y tiempos;
    • responsabilidades de las partes;
    • procedimientos de gestión y reportes que se

      utilizarán durante la ejecución de los

      trabajos;

    • personal involucrado, sus tiempos y funciones;
    • criterios de aceptación y medición de

      resultados;

    • presupuestos;
    • naturaleza de las compensaciones monetarias (precio fijo,

      ajuste alzado, etc.) e incentivos;

    • lista de áreas de incertidumbre;
    • cauciones;
    • plan de pagos y sus determinantes;
    • retenciones de pagos;
    • cronograma;
    • procedimientos para modificar especificaciones,

      tecnología, etc.;

    • utilización de estándares;
    • requerimientos de instalación, entrenamiento, arranque

      y mantenimiento;

    • criterios de performance;
    • procedimientos para resolver problemas no previstos en el

      contrato;

    • servicios y desarrollos imprevistos;
    • penalidades por incumplimiento;
    • cláusulas y criterios de terminación;
    • implementación, mejoras, documentación;
    • garantías para provisión de bienes y servicios

      que representen el state of the art.

     

    Cómo controlar ejecución y resultados

    Una vez elegido el consultor y formalizados contractualmente la

    tarea y sus objetivos, la gestión y la supervisión de

    la relación son fundamentales para un buen resultado. En ese

    sentido, contribuyen al éxito:

    • Establecer una relación de trabajo en equipo, basada en

      la confianza y en el interés recíproco, evitando la

      formalidad del vínculo proveedor-cliente. En este equipo,

      el papel del consultor en la organización del cliente se

      centra en que &endash;oportunamente&endash; esa

      organización funcione mejor.

    • Tratar correctamente al consultor, estimulando la

      comunicación y transmitiendo acuerdo y disenso. La

      organización debe ser flexible para aceptar soluciones de

      compromiso y, a la vez, rígida respecto de los puntos que

      no pueden alterarse. Una buena comunicación &endash;bajo la

      forma de reuniones de control y seguimiento&endash; ayuda a evitar

      malentendidos, fricciones y demoras. También ayudan las

      periódicas encuestas de opinión entre los

      integrantes del equipo.

    • Crear un adecuado equipo cliente-consultor, con protagonistas

      de óptima calidad por cada una de las partes, elegidos

      cuidadosamente.

    • Prever un seguimiento y una cuidadosa rendición de

      cuentas a cargo de una persona clave de la empresa, cuyo

      desempeño se refleje finalmente en el uso óptimo de

      los recursos de consultoría contratados.

    • Mantener a lo largo del tiempo actitudes y enfoques

      consistentes en ambas organizaciones.

    • Estimular en el equipo de trabajo una actitud de problem

      solving que permita que las responsabilidades por los resultados

      sean compartidas.

    Durante la instrumentación de un proyecto que involucre

    consultores externos serán necesarias diversas tareas

    específicas de supervisión y gestión. El

    consultor proporcionará regularmente informes sobre el avance

    de los trabajos, estimaciones de tiempos, descripción de

    novedades y problemas, y planes de acción. El seguimiento de

    desvíos y la indicación de acciones correctivas

    revisten especial importancia.

    Ejemplos de esas tareas y procedimientos de control y seguimiento

    son:

    • Establecer los procedimientos de control en el cuerpo del

      documento contractual, vinculando pagos con avance de trabajos y/o

      entrega de documentación, garantía de calidad,

      manuales de procesos. Instrumentar métricas predefinidas

      para cuantificar los resultados alcanzados y su efecto sobre los

      negocios de la empresa.

    • Utilizar regularmente instrumentos para seguimiento de

      proyectos. En particular, los gráficos Pert reflejan la

      interdependencia entre las tareas y el orden de su

      ejecución.

    • Supervisar la actividad del consultor; constatar que utiliza

      herramientas para el seguimiento de las tareas de su propio

      personal.

    • Mantener una comunicación frecuente y directa.
    • Auditoría frecuente de calidad, verificando el alcance

      de los procesos.

    • Instrumentar un proceso adecuado para la capacitación y

      la transferencia de tecnología que tiene lugar durante el

      proceso de consultoría.

    • Cuidar de no dejarse absorber por los detalles durante la

      revisión del proyecto, centrando el análisis en los

      beneficios tangibles que proporciona a la empresa.

    • Como ningún proyecto carece de problemas,

      prepárese para malas noticias.

    En síntesis, para llevar adelante un proyecto exitoso, que

    involucre consultores externos, es conveniente:

    • establecer un marco de referencia concreto para la

      gestión del proyecto;

    • establecer planes y objetivos claros;
    • supervisar la ejecución en forma sostenida;
    • asegurar la participación de personas clave de ambas

      organizaciones.


    Horacio Serebrinsky es ingeniero, consultor en tecnología informática, profesor en la Escuela de Gradueados del ITBA y director delegado de In-Business S.A. Anteriormente fue director de Tecnología de Itrón.