Mientras el banco central ajustaba el sistema de intercambio
y eliminaba restricciones a la entrada de capital de corto plazo, el ministro
de Hacienda implantó la tercera ronda de recortes en el gasto desde el
comienzo del año.
Tasa de cambio e ingreso de capitales
El banco central mantiene el sistema por el cual la tasa de
cambio tiene un margen permitido de fluctuación por encima y por debajo
del dólar acuerdo –que, de hecho, se reajusta periódicamente–
pero redujo significativamente el ancho de la banda, desde el anterior 12,5%
en uno u otro sentido hasta 3,5% por debajo y 2% por encima del dólar
acuerdo.
También eliminó uno de los componentes del ajuste
de la tasa de cambio, responsable de la apreciación del peso: el ajuste
anual de 2% cuyo objetivo era compensar el aumento en la productividad de Chile.
Con respecto al ingreso de capitales, el banco bajó el
encaje (la reserva) que los inversores deben depositar por un año (cuyo
objetivo es desalentar el ingreso de capitales especulativos de corto plazo)
de 30% de la suma invertida a sólo 10%.
Recortes del gasto
El Ministerio de Hacienda ha ordenado que para la segunda mitad
del año los recortes en el gasto deben sumar alrededor de US$ 200 millones.
Esto se agrega al recorte de US$ 170 millones en el presupuesto para inversiones
de las empresas estatales dispuesto en enero y a la reducción de US$
165 millones decidida en abril de este año.
Además, el gobierno ha asignado US$ 150 millones como
depósito inicial para un fondo de infraestructura –según
el modelo de los que ya existen para el cobre y el petróleo– cuyo
objetivo es proteger de los vaivenes del mercado a la inversión proyectada
en obras públicas. Esa suma permanecerá a buen recaudo hasta fines
de 1999.
En total, sumando los recortes de gastos y la neutralización
de fondos, se llega a US$ 685 millones, o sea 25% más que la reducción
prevista para los ingresos de este año.
El gobierno se ha comprometido, además, a limitar el
crecimiento de su gasto el año próximo a un máximo de 0,5
puntos menos del calculado crecimiento del PBI, lo cual significa que el ajuste
durará más que lo que muchos chilenos esperaban.
A fines de julio, el gobierno decidió posponer la presentación
ante el congreso del proyecto que bajaba en 5 puntos el impuesto a las importaciones
para el período 1999-2001, una iniciativa largamente prometida que muchos,
aun dentro de la coalición gobernante, creen que debería ser revisada
a la luz de la crisis.
Un vocero presidencial dijo que la demora se había decidido
para buscar mayor consenso, primero dentro de la coalición gobernante,
luego con los partidos de la oposición, para así crear “un adecuado
clima para su posterior aprobación”. La proyectada reducción de
aranceles (tres puntos el año próximo, uno más en cada
uno de los dos subsiguientes) significará US$ 700 millones menos de ingresos
que, en el plan original, se va a compensar con mayores impuestos al consumo.
Con las limitaciones que el ajuste impondrá al consumo, esto ahora se
ve difícil.
Los indicadores señalan que las políticas de
ajuste están dando frutos
Desde el punto de vista del banco central, los últimos
ajustes, aplicados a partir de diciembre del año pasado, están
comenzando a dar frutos: la economía se enfría y, más importante,
el gasto se contrae. Esto significa que el objetivo de contener la inflación
ahora parece más fácil de alcanzar.
La actividad económica, medida por el índice que
anticipa el comportamiento del PBI, ha venido disminuyendo marcadamente. La
tasa de crecimiento cayó de 8,1% en marzo a 6,7% en abril y luego, cayó
otra vez, a 4,2% en mayo.
La importación de bienes de consumo creció sólo
1,7% en los 12 meses transcurridos hasta junio, y el banco central dice que,
según los demás indicadores, el aumento de la demanda interna
no supera 5%, muy inferior al índice de 20% que registraba a fines del
año pasado, y casi medio punto por debajo de la tasa de crecimiento del
PBI prevista para este año.
Esto no significa que el banco central esté por comenzar,
como lo hizo a principios del año pasado, a bajar la presión sobre
las tasas de interés. Esto es porque los mercados chilenos se mantienen
muy susceptibles a las influencias externas, como lo demostraron en julio de
este año, cuando las declaraciones del presidente de la Reserva Federal
de Estados Unidos, Alan Greenspan, hicieron caer la bolsa de valores de Santiago
y provocaron un aumento del dólar.
Los efectos del golpe
Pero, más allá de la tranquilidad del banco central,
hay sectores preocupados. La industria de la construcción, por ejemplo,
ha padecido un fuerte impacto negativo por las medidas de ajuste y, particularmente,
por la suba de las tasas de interés.
La actividad del sector bajó casi 10% con respecto al
año pasado y, en el primer trimestre de este año, la venta de
viviendas en la ciudad de Santiago fue 40% inferior a la del año anterior.
Muchas empresas constructoras están deteniendo los proyectos
que tienen entre manos “a nivel cero” –es decir, en cuanto completan los
cimientos– y los despidos se multiplican. La cámara de la construcción
vaticina que para fin de año habrá unos 70.000 obreros de la construcción
sin trabajo.
El gobierno dice que esta cifra es exagerada; según sus
propios cálculos será toda la economía en su conjunto la
que, a lo sumo, perderá unos 70.000 puestos de trabajo. Esa cifra bastará
para subir el nivel de desempleo nacional de 5,6% a 7% para diciembre.
Otro sector que está sintiendo el cimbronazo es el comercio.
La cámara de Comercio de Chile dice que las cifras de junio arrojarán
crecimiento cero de las ventas y, de allí en más, la tendencia
será hacia abajo.
Los fondos de pensión
Una cuestión paralela que podría frustrar uno
de los objetivos del gobierno es la reacción de las administradoras de
fondos de pensión a la situación creada por el impacto de la crisis
asiática. Alarmadas por la caída de la rentabilidad (bajó
un promedio de 1,7% en la primera mitad del año) y la escasez de recursos
(una baja de 2,4% desde enero-junio de 1997), las administradoras de fondos
de pensión han estado sacando dinero invertido en acciones para ponerlo
en instrumentos de rendimiento fijo.
De enero a junio de este año, las inversiones de las
AFJP en instrumentos de rendimiento variable cayeron de más de un tercio
del total a un cuarto, mientras que las colocaciones con rendimiento fijo aumentaron
de dos tercios a tres cuartos.
Aunque en escala diferente, los fondos de pensión también se
volcaron más a la inversión en el exterior (aprovechando la legislación
más flexible). Hace un año, sólo tenían US$ 220
millones invertidos en divisas extranjeras; ahora el total es US$ 1.040 millones,
lo que representa un aumento de 370%.