Cuánto, cómo y en qué gasta el Estado

    1) ¿Cuánto gasta el sector público?

    Según las cifras del presupuesto de 1998, el gasto público rondará
    este año los $ 80.000 millones, cifra equivalente a alrededor de 23%
    del producto bruto (*). Como puede verse en el Gráfico I, el gasto público
    es bajo en la actualidad en comparación con sus valores históricos.
    La reforma del Estado, el programa de privatizaciones y el recorte general de
    gastos (en algunos casos improductivos y en otros no tanto) llevaron el gasto
    total a un nivel inferior en alrededor de 6 puntos del producto con respecto
    a los niveles registrados en la década de los ´80.

    2) ¿Quién gasta?

    En el Gráfico II puede verse una apertura del gasto según el
    sector institucional que lo genera.

    La administración nacional, compuesta por el gobierno nacional y el
    Sistema Nacional de Seguridad Social, absorbe 55% del gasto, mientras que las
    provincias y municipios representan el resto.

    Esta estructura es bastante diferente de la que podía

    encontrarse a comienzos de la década de los ´80, antes del

    traspaso de servicios desde la jurisdicción nacional a las

    provincias y municipios. En ese momento la participación de

    estos sectores no alcanzaba a 30% del gasto y, por otro lado, era

    mucho más importante el gasto en las empresas públicas,

    luego privatizadas.

    3) ¿En qué se gasta?

    En el sector público total, alrededor de 60% del gasto

    presupuestario corresponde a lo que se denomina gasto público

    social, en tanto que el resto corresponde a gastos administrativos,

    defensa, seguridad, promoción económica y

    atención de la deuda pública. Esto lo veremos con mayor

    detalle en el terreno de la administración nacional, para la

    que se cuenta con información más desagregada.

    Como puede verse en el Gráfico III, cerca de la mitad del gasto social
    del sector público total corresponde al pago de jubilaciones y pensiones.
    Le siguen en orden decreciente de importancia el gasto en educación y
    en salud, respectivamente. Entre los tres dan cuenta de 80% del gasto social.

    En la administración nacional, la participación del gasto social
    es similar a la que se registra para la totalidad de la administración
    pública, tal como se muestra en el Gráfico IV.

    En este caso, el pago de jubilaciones y pensiones representa dos tercios del
    gasto social y más de 40% del gasto total.

    4) ¿De dónde salen los recursos para financiar el gasto?

    Como el lector imaginará, la mayor parte de los fondos que requiere
    el pago de estos gastos es aportado por aquella parte de la población
    que paga impuestos, conjunto que excluye a la población inactiva y a
    los evasores. El total de los impuestos recaudados por el fisco constituye lo
    que se denomina presión tributaria, un concepto cuya evolución
    reciente puede verse en el Gráfico V.

    Si comparamos los últimos años con los de la década pasada
    vemos, en primer término, que la presión tributaria es entre 3
    y 4 puntos del producto más alta y, en segundo lugar, que la estructura
    tributaria está mucho más concentrada, es decir que menos impuestos
    representan una mayor proporción de la recaudación total.

    La suma del IVA y el impuesto a las ganancias representaba, a

    mediados de la década de los ´80, menos de 20% de la

    recaudación total. Actualmente, estos impuestos constituyen

    cerca de la mitad de los ingresos tributarios. Si la

    comparación se realiza considerando además de los

    impuestos señalados a los ingresos del Sistema de Seguridad

    Social, el aumento registrado va de 40% a casi 70% de la

    recaudación impositiva.

    De esta forma, puede decirse que hoy en día se recauda

    más y mejor. En realidad ambas cosas están

    íntimamente ligadas. El aumento observado en la

    recaudación responde más a la concentración de

    la estructura tributaria en pocos impuestos, lo que facilita su

    administración y reduce las posibilidades de evasión,

    que al aumento de alícuotas o a la aparición de nuevos

    impuestos.

    En el Gráfico VI se presenta una comparación internacional del
    peso de los tres impuestos señalados (IVA, Ganancias y Seguridad Social)
    en el total de impuestos nacionales (es decir excluyendo a los tributos provinciales).

    Como puede verse, el grado de concentración de la estructura tributaria
    en la Argentina es bastante similar al de los otros países analizados.
    La participación de la recaudación de los tres impuestos varía
    entre un mínimo cercano a 70% en Brasil y México, y un máximo
    de alrededor de 90% en España y Canadá, mientras que en la Argentina
    se ubica en alrededor de 80%.

    Se observan, en cambio, marcadas diferencias en lo que respecta a

    la importancia relativa de cada uno de estos impuestos. La

    participación en la Argentina del impuesto a las Ganancias es

    la más baja de la muestra seleccionada, en tanto que la del

    IVA es la más alta, después de Chile.

    A manera de síntesis y recapitulación de lo dicho, el Gráfico
    VII compara la evolución de los gastos totales del sector público
    argentino (alto total de las barras) y la proporción de dicho gasto que
    fue cubierta con ingresos tributarios (porción llena de las barras).

    Como puede observarse, el gasto público no sólo bajó significativamente
    en los últimos años, sino que además se financia de manera
    más genuina. Hoy en día, los impuestos cubren cerca de 80% del
    gasto cuando hace unos años no alcanzaban a 50%. Parte de la diferencia
    se cubre con ingresos no tributarios y el resto corresponde al déficit
    fiscal y se cubre con endeudamiento.

    Lo que falta

    Hasta aquí hemos reseñado algunas de las principales

    magnitudes que ilustran acerca de la presencia del Estado en la

    economía argentina. Aunque la comparación de los datos

    actuales con los de un período especialmente caótico en

    el manejo de las cuentas públicas, como lo fue la

    década de los ´80, muestre significativas mejoras, debe

    señalarse que la situación dista de ser satisfactoria.

    Por el lado de los recursos, como muestra la comparación

    internacional, tenemos una estructura tributaria relativamente

    regresiva (más impuestos indirectos como el IVA y menos sobre

    los ingresos). Por el lado de las erogaciones, el paralelo entre la

    elevada participación del gasto social en el gasto total y la

    magnitud de las demandas insatisfechas en esta área es un

    claro indicador de que aquí estamos frente a un problema de

    difícil resolución.

    (*) Esta relación sólo sirve para tener una idea
    de la magnitud del gasto y no debe ser utilizada para decir, por ejemplo, que
    casi la cuarta parte del PBI argentino es generada por el sector público,
    dado que se trata de conceptos no equivalentes. Para quienes recuerden los conceptos
    de la nota sobre cuentas nacionales, el gasto público, tal como lo mide
    el presupuesto es un concepto más bien relacionado con la producción
    que con el producto.