Un negocio bajo presión

    A comienzos de 1993 comenzó a operar el sistema
    gasífero privatizado. A mediados de ese año se
    concretó la venta de la mayor parte del capital de YPF. La
    disponibilidad de gas natural en 1993 fue de 28.375 millones de
    metros cúbicos (26.660 producidos en el país y 1.715
    importados de Bolivia). La demanda, en ese año, fue de 21.828
    millones de metros cúbicos. YPF (que poseía 50% de las
    reservas gasíferas totales) satisfizo 91% de la demanda: 85%
    con gas de producción propia, 15% con gas natural que
    recibía de terceros y comercializaba.

    En 1996 la Argentina todavía no exportaba gas natural, pero
    comenzaba a insinuarse el desarrollo del mercado regional. La oferta
    total fue de 36.770 millones de metros cúbicos y la demanda
    alcanzó los 26.338 millones de metros cúbicos. YPF
    abasteció 61% de la demanda: 42% con gas propio y 58% con gas
    de terceros. En ese año, la participación de YPF en las
    reservas probadas había descendido a 34%.

     

    El nuevo escenario

    Las cifras reflejan que si bien YPF se fue desprendiendo de
    reservas gasíferas como consecuencia de los últimos
    tramos del proceso de transformación, todavía preserva
    una porción significativa de la oferta de gas natural en el
    mercado argentino.

    Los números también muestran que una parte relevante
    del gas que comercializa la ex petrolera estatal es producido por
    terceros.

    A partir de 1997 aparece un hecho nuevo en la dinámica del
    mercado: la Argentina comienza a exportar gas natural y surge el
    desarrollo de un mercado regional que abre nuevas oportunidades de
    negocios a los productores locales y moviliza el desarrollo de nuevas
    reservas (cuenca del norte, cuenca austral) con presencia de nuevos
    actores.

    Hacia el 2007 la Argentina estará vertebrada por gasoductos
    con Bolivia, Chile, Brasil y Uruguay. Esta nueva realidad que obliga
    a compatibilizar las demandas del mercado interno con el mercado
    regional (mediante algún mecanismo objetivo que automatice las
    solicitudes de exportación), va a acentuar la pérdida
    de participación relativa de YPF en el aprovisionamiento de la
    demanda interna.

    También hacia el 2007 irán venciendo los contratos
    por los cuales YPF compra gas natural a terceros productores. En 1999
    YPF dejaría de comprar gas a Bolivia. Los bolivianos
    podrían comercializar el gas en el mercado argentino como un
    actor más, o venderlo a Brasil por el nuevo gasoducto (Santa
    Cruz-San Pablo) que comenzará a operar en ese año.

    El dato regional y la concentración de YPF en la
    comercialización interna y externa de su propia
    producción van a reducir la participación de la
    petrolera en el mercado local a 30-35% a mediados de la
    próxima década.

    En este escenario la diversificación de la oferta
    gasífera va a crecer, y pueden evitarse medidas discutibles y
    extremas para favorecer la competencia, como la venta compulsoria de
    yacimientos o los intercambios forzosos de reservas de distintas
    cuencas. La transición hacia ese escenario deseable requiere
    dos señales: una de YPF al mercado desvinculándose de
    la comercialización de gas natural de terceros a medida que
    venzan los contratos; otra, del conjunto de productores de gas
    natural &endash;incluidos nuevos actores&endash; en el sentido de
    sostener los niveles de inversión necesarios para desarrollar
    reservas para el mercado interno y los mercados de
    exportación.