Cómo construir puentes

    Hay tres maneras básicas de resolver cualquier conflicto en

    particular. Una se basa en quién tiene más poder, y

    generalmente desemboca en una guerra o en una huelga, dependiendo del

    contexto. La segunda busca resolver el problema determinando

    quién tiene la razón, para lo cual hay que recurrir a

    los tribunales. Y la tercera es la negociación: una

    comunicación de ida y vuelta para buscar un acuerdo.

    Los involucrados deben verse a sí mismos como personas

    empeñadas en un trabajo hombro con hombro, atacando el

    problema y no atacándose mutuamente. Claro que es una tarea

    difícil. Por una parte el negociador quiere llegar a un

    acuerdo que satisfaga sus intereses sustanciales, y por otra, le

    interesa su relación con la contraparte.

    Una de las claves es saber mantener la equidad al momento de

    negociar. Otra, es darse cuenta y hacer un alto cuando las heridas

    que se están haciendo son profundas.

    La primera lección para un negociador es que nunca debe

    aceptar un no por respuesta. Siempre debe sondear intereses presentes

    o futuros.

    Un negociador exitoso no acepta ni rechaza la posición de

    la otra parte, simplemente la contempla como una de las posibles

    opciones.

    Deje que se desahoguen. Escúchelos otra habilidad de un

    buen negociador muéstreles que entiende lo que le están

    diciendo y cuando terminen, convierta el ataque contra usted en un

    ataque contra el problema. Y otra cosa importante: hacer preguntas en

    vez de declaraciones, que siempre generan resistencia, mientras que

    las preguntas suscitan respuestas y permiten que la otra parte se

    exprese.

    Estos son los cinco principios fundamentales de toda

    negociación exitosa:

    • Váyase al balcón. El primer paso es controlar su

      propia conducta. Cuando la otra persona dice no, lanza un ataque.

      Usted no debe contraatacar, ni rendirse, ni romper la

      negociación. Lo mejor es no decir nada; imagínese

      yendo a un balcón desde el cual se puede observar el

      escenario donde tiene lugar la negociación.

    • Comprenda la posición del otro. La otra parte siempre

      espera el contraataque o la resistencia. Por lo tanto, haga

      justamente lo opuesto: escuche y reconozca otros puntos de vista,

      póngase del lado de su contrincante y

      desármelo.

    • No rechace, reencuadre. En vez de rechazar la posición

      del otro, hay que tratar de convencerlo de la necesidad de

      encontrar un punto intermedio que satisfaga a ambos. Acepte todo

      lo que digan y ubíquelo en otro contexto.

    • Construya puentes. Una vez dispuesto a negociar, es necesario

      que conduzca a la otra parte en la dirección que a usted le

      gustaría que vaya. Haga que el resultado aparezca como una

      victoria para el otro.

    • El objetivo no es que el otro se ponga de rodillas. Si la otra

      parte todavía se resiste y sigue pensando que puede ganar

      sin negociar, usted debe convencerlo de lo contrario. Es necesario

      crear las condiciones en las cuales le resulte cada vez más

      difícil decir que no. Utilice sus ventajas no para ganar,

      sino para que la otra parte vuelva a la mesa de negociaciones y

      acepte un acuerdo que satisfaga a ambos.