Vestida para competir

    Desde hace poco más de un mes la compañía
    telefónica luce una nueva imagen corporativa que según
    su presidente, Juan Carlos Masjoan, procura ser coherente con los
    pasos estratégicos trazados para pasar de una etapa de
    transformación estructural – que considera
    concluida – a una de competitividad en el inminente escenario
    de la desregulación.

    Una identidad corporativa, una imagen institucional, no es algo
    que se construye de la noche a la mañana y, por otra parte, se
    trata – al decir de los expertos – de un ingrediente
    sustancial de la constitución de la voice brand. Por eso,
    cuando Telecom, una de las dos licenciatarias de telefonía
    básica de alcance nacional, anunció con bombos y
    platillos un cambio radical en esa área, todas las miradas se
    dirigieron a descubrir el replanteo estratégico que lo
    sustentaba.

    “La expresión replanteo estratégico es demasiado
    fuerte y no se ajusta a la realidad”, advierte Juan Carlos Masjoan,
    presidente de la empresa. “El cambio de imagen corporativa es algo
    que estaba previsto dentro del desarrollo estratégico del
    negocio. En una primera etapa privilegiamos el cambio de la
    infraestructura de comunicaciones para otorgar disponibilidad y
    calidad de servicios, poner a disposición de los clientes todo
    lo que presta una red moderna. Esa etapa, que llamamos de
    transformación, ha sido terminada.”

    Para abonar esa afirmación de misión cumplida,
    Masjoan exhibe los logros de Telecom: digitalización total de
    su red, duplicación de la cantidad de teléfonos
    domiciliarios, cuadruplicación de los públicos,
    extensión a 1.136 pueblos del país que carecían
    de servicio y una calidad que permite una disponibilidad de 99,9% de
    los teléfonos con necesidad de reparaciones en menos de 12
    horas.

    ¿Cuál es, entonces, el punto de inflexión que
    justifica la transformación de identidad en este preciso
    momento? “Nosotros sabíamos que esto debía hacerse al
    entrar en la etapa en que nuestra empresa estuviera preparada para
    competir en el mundo desregulado”, afirma Masjoan. El inminente
    escenario de la desregulación, la diversificación y la
    eventual convergencia en materia de telecomunicaciones aparece al fin
    como la madre de todas las batallas.

    En ese terreno, buena parte de los analistas se ha planteado como
    interrogante cuál es la razón por la que la otra
    licenciataria, Telefónica de Argentina – junto a su
    matriz Tisa – , ha exhibido en los últimos tiempos una
    fuerte iniciativa, asociándose con un poderoso holding
    empresario como el CEI y avanzando sobre los ámbitos
    más o menos vinculados con la actividad (canales de
    televisión de aire y de cable, editoriales, conexión
    con Internet y proveedores de contenido), mientras Telecom
    aparecía en una actitud expectante. Esa sería
    quizá la pregunta del millón o, para estar acordes con
    la magnitud del negocio en juego, de los millones.

     

    Cuando los gurúes dan el mal paso

    “Hay que tener cuidado con la futurología”, advierte
    Masjoan; “graves errores se han cometido en el mundo por creer lo que
    los gurúes de la tecnología decían que iba a
    pasar. En la década del ´70, cuando yo trabajaba en IBM, se
    planteaba que la integración de informática y
    telecomunicaciones ocurriría a corto plazo y que el gran
    competidor de IBM iba a ser ATT; 25 o 30 años después,
    excepto el fenómeno de Internet, nada de esto se produjo. En
    los ´90 los gurúes empezaron a augurar la convergencia del
    cable y la telefonía; hace más de dos años que
    Estados Unidos desreguló las telecomunicaciones y se
    desdibujó todo ese escenario que se había pronosticado,
    en el que las compañías de cable iban a poner
    telefonía, las de telefonía iban a pasar al cable, las
    de larga distancia iban a hacer redes locales y viceversa; bien, nada
    de eso sucedió”.

    El presidente de Telecom admite sin embargo que el tema fue
    acaloradamente debatido dentro de la empresa: “Había, claro,
    quienes estaban de acuerdo con esas predicciones, pero hace un par de
    años llegamos a la conclusión de que no eran correctas,
    y parece que tuvimos razón. Si vemos en el mundo los pocos
    operadores que mantienen alguna operación de cable, por
    ejemplo USWest, lo tiene como un negocio separado; TelMex tiene una
    participación en el sector pero la justifica sólo a
    partir de la rentabilidad del propio negocio; los proyectos de
    Australia de hacer una red única de cable y telefonía
    están muy atrasados. A mí me dicen que la gente va a
    hablar por teléfono a través de Internet: están
    locos. No hay nada más simple y friendly que un
    teléfono, 10 teclitas y ya está. O sea, esa historia de
    que mi estrategia era demasiado tranquila no es cierta; mi estrategia
    fue concentrarme en mi negocio, el de las telecomunicaciones, que ya
    es suficientemente importante, con sus características
    propias, con mucha posibilidad de crecimiento, y en el que nos va
    bastante bien. No somos ni nunca nos propusimos ser un multimedios.
    Y, para terminar con este tema, ¿alguien puede nombrar un solo
    operador telefónico en serio que esté desarrollando esa
    estrategia en algún lugar del mundo? No. Entonces, o tenemos
    razón, o todos estamos equivocados”.

     

    Con el alma blanca

    Puesto a describir la esencia de la nueva identidad corporativa,
    cuya imagen archivó el original telefonito formado a partir de
    las barras celestes de la bandera argentina, Masjoan plantea de
    alguna manera que la imagen vincula el concepto esencial con los
    nuevos escenarios: “Expresa nuestra ambición de ser no
    sólo una empresa de telefonía sino de
    telecomunicaciones que coloque al cliente por sobre todas las cosas.
    Así decidimos un nuevo emblema que se basa en la palabra
    Telecom, que ha concretado una presencia y un prestigio en el
    mercado, y en el mundo naciente que nos indica todo un nuevo universo
    de cosas que se abren hacia el futuro, sin la connotación
    específica de telefonía. La idea de un mundo
    próximo se vincula con el objetivo de acercar a nuestros
    clientes todos los servicios que la tecnología pone a su
    disposición, y acercarlos también al resto del mundo”.
    El casquete blanco que corona ese universo naciente es, según
    Masjoan, el alma; Telecom le ofrece a la gente – dice –
    un mundo con alma.

    El diseño estuvo a cargo del estudio Fontana, con la
    participación de un especialista argentino radicado en
    España, Norberto Chávez. “Como habla con acento”,
    bromea el titular de Telecom, “tuve que convencer a mi gente de que
    no era un infiltrado de la competencia”. ¿Cumple el isotipo en
    transmitirle al cliente esa idea de que él es lo más
    importante para la empresa, le da sensación de proximidad?
    “Creo que sí”, dice Masjoan, “¿qué cosa más
    familiar hay para la gente que el mundo, un globo terráqueo?
    Además, no queríamos introducir una imagen
    tecnológica, que siempre suele ser árida. La
    única cosa que podría criticar del lanzamiento es que
    el aviso institucional (realizado por Bozell Vázquez) que
    aparece en televisión es un poco intelectual, hay que verlo
    varias veces para comprender acabadamente el mensaje. Pero
    después es muy lindo, y el final comunica una idea que resume
    maravillosamente el concepto: ´Lo que puede unir el pensamiento lo
    puede unir Telecom´. Esa es nuestra verdad”.

    V.R.