Mire y compre ya

    Como secuela de un fenómeno iniciado en Estados Unidos, las pantallas
    de los televisores argentinos se convirtieron en los últimos años
    en seductores escaparates desde donde se venden directamente los artículos
    más diversos. Este canal, signado por la imprecisión respecto
    de su volumen real, y hegemonizado hoy por dos empresas, minimiza por ahora
    el impacto que le significará la irrupción de Internet.

     

    La búsqueda permanente de canales alternativos para la venta
    llevó a las empresas a incursionar en el marketing directo y a utilizar
    herramientas impensadas años atrás. Sólo a fines de
    los ´80 unos pocos ejecutivos apostaron al expendio de sus productos a
    través de la televisión. Entre noticias, películas
    y entretenimientos varios, la tantas veces denostada caja boba también
    comenzó a tener tiempo para ser una eficaz vendedora.

    El asunto empezó, como en tantos otros casos, en Estados Unidos.
    Algunas estaciones de cable ofrecían a sus abonados canales que
    dedicaban las 24 horas a la comercialización de productos. Y el
    experimento daba resultados. Las grandes compañías fabricantes
    de electrodomésticos (como General Electric o Westinghouse) comenzaron
    a utilizar sus saldos remanentes de producción para incursionar
    en esta nueva modalidad, que adoptó como nombre genérico
    el de compra directa.

    Con la iniciativa tomada por los grandes, empresas más pequeñas
    se metieron con mucha fuerza en la televisión estadounidense con
    sus productos para la cocina, el hogar, la belleza o el cuidado corporal,
    y obtuvieron resultados más que satisfactorios.

    En la Argentina la precursora del rubro fue Freehouse. Allá por
    1989, ofrecía electrodomésticos y otros artefactos para el
    hogar con un incesante bombardeo publicitario en Canal 2 y varias señales
    de Cablevisión, todas ellas por entonces propiedad de Eduardo Eurnekián.
    Al comienzo, el sistema funcionó. Después, los desacuerdos
    de Eurnekián con sus socios en el emprendimiento y los precios demasiado
    caros abortaron lo que parecía una buena idea.

    Con el ejemplo de lo hecho por Canal 2, las demás emisoras de
    televisión abierta se lanzaron a profundizar el mismo concepto.
    Así, Canal 9 pergeñó Videoshopping, Telefé
    experimentó con Telehome y Canal 13 &endash;con la infraestructura
    del diario Clarín&endash; probó con Telebazar, asociado
    con Sprayette, una empresa que ya conocía el terreno por su experiencia
    en la venta telefónica o por catálogo.

    Ninguna de las mencionadas arribó a buen puerto. “El negocio
    es demasiado complejo como para que alguien lo aborde como una actividad
    secundaria, complementaria o adicional”, explica Roberto Cherashny, presidente
    de Sprayette. Y agrega: “Si la venta directa no es el core business de
    la compañía, el negocio no funciona”.

    Según los datos que manejan los auditores publicitarios locales,
    la venta de espacios en el rubro venta directa por teléfono descendió
    de $ 81,7 millones en 1995 a $ 52,5 millones en 1996. Para el ´97 las estimaciones
    estaban en el medio: entre $ 60 y $ 65 millones. Claro que para poder avanzar
    en la descripción y el funcionamiento del negocio hay que hacer
    algunas salvedades. La primera: no hay cifras precisas. Las dos principales
    empresas (Sprayette y TeVe Compras) no se ponen de acuerdo sobre el volumen
    total del mercado ni sobre la respectiva participación de ellas
    en él. La segunda tiene que ver con que las firmas sólidas
    y que trabajan con continuidad son pocas.

    “Hubo un momento en que esto parecía un lecho de rosas y por
    eso se metieron un montón de advenedizos y mentirosos que desprestigiaron
    el negocio en general”, dice Cherashny. “Ahora muchos están perseguidos
    por la Justicia, pero aún se las arreglan en la ilegalidad para
    encontrar testaferros que les permitan seguir engañando a la gente”,
    añade Ricardo Saragovi, presidente de TeVe Compras.

     

    Empresas vs. auditores

    Más allá de la participación de los terceros en
    discordia, un simple vistazo a la pantalla televisiva del cable permite
    apreciar que Sprayette y TeVe Compras gozan del protagonismo casi excluyente
    en el negocio. Cherashny aclara que “se llega al éxito teniendo
    los mejores comerciales que permitan diferenciar el producto de los de
    cualquier aventurero, desde la presentación y el impacto”. Su empresa
    &endash;Sprayette&endash; cuenta con una base de datos de tres
    millones de potenciales clientes (que crece día a día) y
    declara un market share cercano a 50% en un mercado cuya facturación
    global supera los $ 50 millones anuales.

    Esta cifra conjunta de facturación sonaría ilógica
    frente a montos de inversión publicitaria que son superiores. “La
    inversión publicitaria no está bien medida &endash;descarga
    Cherashny&endash; porque se toman precios por minuto como si fuera
    una venta minorista, cuando en realidad nosotros negociamos por paquetes
    y obtenemos precios mucho mejores. Los auditores pueden estimar que, por
    nuestra presencia en pantalla, estaríamos invirtiendo una cifra,
    pero no cuentan que la compra al por mayor provoca un resultado diferente
    del que ellos manejan.”

    Con “varios miles de llamados diarios”, el titular de Sprayette dice
    que “en los compradores la proporción entre hombres y mujeres está
    bien repartida”, mientras destaca que “lo mismo sucede entre Capital-Gran
    Buenos Aires y el interior: es mitad y mitad”. Analizando el perfil de
    los consumidores, Cherashny remarca que “cuanto más baja el nivel
    social del comprador, mayor es su fidelidad”.

    “El costo de operar es muy alto, los impuestos son más elevados
    que los de Brasil, el correo no termina de ser del todo eficiente y la
    rentabilidad no es espectacular”, se ataja el hombre de Sprayette como
    para aventar la idea de que el negocio sea “bárbaro y sencillo”.

    La escalada publicitaria y los avisos cada vez más sofisticados
    ponen al mercado en una situación de alta competencia. “Hay más
    agresión y la gente va perdiendo el encantamiento; estamos mandando
    unos mailings muy lindos, pero aun así la gente no se entusiasma”,
    dice Cherashny. Sobre TeVe Compras sostiene que son “followers” que sólo
    traen productos e imitaciones de Oriente. Para sacar patente de seriedad,
    afirma que “Sprayette empezó a trabajar con conceptos de venta directa
    en 1983 a través de diarios y revistas, con toda una continuidad
    y una trayectoria en el sector que nos permiten tener convenios firmados
    con Interwood (la más poderosa en infommercials de dos minutos)
    y Quantum (con mayor peso en los de 30 minutos).

     

    Desde el otro rincón

    Saragovi maneja otros datos en cuanto a la facturación del mercado
    y la participación de cada contendiente en esa puja. “El mercado
    es de más de $ 80 millones &endash;sostiene&endash;; TeVe
    Compras posee la mitad, mientras Sprayette tiene 35% de market share”.
    Cherashny replica que “TeVe Compras tiene la mitad de telemarketers que
    nosotros y ése es un claro signo de que Sprayette es más
    fuerte”. Aunque la inversión publicitaria aparente de Sprayette
    es superior a la de TeVe Compras, las imprecisiones (compartidas por uno
    y otro) en torno de la efectividad de las mediciones priva de eficacia
    a la comparación.

    De todas formas, TeVe Compras no es una improvisada que encontró
    la veta de la noche a la mañana. “Estamos en este negocio hace ocho
    años y en la televisión hace cuatro &endash;cuenta Saragovi&endash;;
    creo que la gente nos recordará porque vendíamos el Victor
    English Method, y somos líderes en el mercado.” En su empresa también
    se apuesta a comerciales de alta producción como factor diferenciador:
    “De nuestros avisos, 75% son importados y doblados, y nosotros tratamos
    de aprender de ellos”, señala el titular de TeVe Compras.

    Sin duda, uno de los insumos más caros del negocio es la información.
    Saber qué funciona, qué es un fracaso, cuál es el
    nivel de precios adecuado y qué tipo de comerciales tienen gancho
    son algunas de las preguntas clave que se hacen todos sus protagonistas.
    “En el ´95 los productos que más vendían estaban relacionados
    con la cocina; en el ´96 el boom fueron los de gimnasia, y el ´97 se perfiló
    hacia la música, un terreno en el que podemos ofrecer colecciones
    sin que aparezcan vendedores ofreciendo en cada semáforo productos
    chinos que imitan a los nuestros”, señala Saragovi.

    Los consumidores de TeVe Compras son en 55% de los casos mujeres y,
    por nivel socioeconómico, la mayor concentración de compradores
    está en el target C1-C2-C3. Con respecto a la edad, la media ronda
    los 40 años.

    Esta actividad, que parecería ser floreciente &endash;al
    menos para las dos líderes&endash;, tiene un escollo en su horizonte
    que todavía no fue suficientemente analizado: la venta por Internet.
    La red, como en tantos otros rubros, podría desplazar a las intermediarias
    de su sitial poniendo el acento en la relación directa entre productores
    y consumidores, y esto achicaría dramáticamente los márgenes
    para Sprayette o TeVe Compras. “Esa es una historia que discutiremos en
    el 2000; todavía nos quedan dos años para seguir perfeccionando
    lo que hacemos”, dice Saragovi y suscribe Cherashny.

     

    Entre los catalogos y la web

    En Estados Unidos la venta telefónica es un verdadero fenómeno
    con una competencia incesante y una gravitación fundamental en la
    industria televisiva: factura más de US$ 3.500 millones por año.

    Aunque hay dos empresas que se reparten la mayor porción de esta
    torta, no paran de surgir pequeños sistemas regionales &endash;que
    venden sólo en su zona de influencia, como en California, Texas
    o Indiana&endash; que también ganan market share. De todas formas,
    Home Shopping Network (HSN) y QVC Network son dos gigantes casi invencibles.

    Las ventas de las dos líderes han crecido a un promedio de 15%
    anual durante el último lustro. Para poner un ejemplo, HSN tiene
    llegada a 45 millones de hogares y, en 1996, envió más de
    35 millones de paquetes. Una huelga de la empresa estatal que envía
    los bultos casi hizo colapsar el perfecto engranaje de este canal cuya
    base de datos guarda registros de más de 15% de la población
    de su país.

    QVC, en tanto, cuenta con equipos que le permiten procesar casi dos
    millones de llamadas diarias y, para evitar inconvenientes y aranceles,
    posee una tarjeta de crédito propia, igual que HSN.

    Con el sustento ganado en la pantalla y la competencia feroz de la venta
    por catálogo (cuya facturación está en torno de US$
    4.000 millones), los canales de sales televisivas pelean a la vez con las
    empresas que venden en Internet. Por ahora van perdiendo sólo frente
    a los catálogos, en un segundo puesto que muchos querrían
    lucir, ya que en este caso estar detrás del líder no significa
    ganar menos: los costos de las empresas de teleshopping norteamericanas
    son inferiores a los de venta por catálogo y, por ende, las televendedoras
    se consuelan ganando más dinero que sus adversarios, aunque éstos
    facturen más.