Made in América latina

    La jubilación privada nació en 1981 en Chile y en los
    últimos cinco años se extendió rápidamente
    por la región. Cómo funciona en Chile, Perú, Colombia,
    Uruguay, El Salvador, México y Bolivia. Y por qué pronto
    funcionará en Venezuela, Brasil y Estados Unidos, mientras Europa
    comienza a prestarle atención.

     

    Las administradoras de fondos de pensión marcan a su modo el
    ritmo de la globalización. Nacidas en Chile hace más de tres
    lustros, en los últimos cinco años, sin embargo, se instalaron
    en Perú, Colombia, la Argentina, Uruguay, El Salvador, México
    y Bolivia, y Brasil, Estados Unidos y Venezuela, entre otros países,
    estudian la implementación del sistema, que pronto cruzará
    las fronteras continentales, ya que también en Europa, sobre todo
    en la región oriental, se lo ve con buenos ojos.

     

    El caso chileno

    Chile fue el punto de partida de las AFP (administradoras de fondos
    de pensiones; el nombre varía según el país), que
    vieron la luz en 1981. La segunda fase del sistema comenzó en esta
    década. De ahí en más, la jubilación privada
    brotó con rasgos particulares en América latina. Sin duda,
    las crisis previsionales de la región impulsaron su difusión.
    Factores demográficos, económicos, políticos y sociales
    pusieron contra las cuerdas al régimen de reparto. Por eso, se precisaba
    un modelo de seguridad acorde al siglo XXI.

    El prototipo chileno surgió así como una alternativa viable.
    Sin embargo, los sistemas de segunda generación poseen una diferencia
    muy marcada con el arquetipo: son regímenes mixtos. Conviven, de
    modo armónico, lo estatal y lo privado.

    Las primeras AFP chilenas conformaron un sistema de capitalización
    pura. No obstante, los trabajadores que se encontraban en algún
    instituto previsional optaron entre continuar en el viejo régimen
    o incorporarse al entonces nuevo. El balance de las AFP es más que
    bueno: cuentan con 5.738.994 afiliados cuyo sueldo mensual promedio es
    de US$ 616 y otorgaron 257.018 beneficios, según datos de la Superintendencia
    chilena.

    Las administradoras tienen acumulados activos equivalentes a US$ 31.001
    millones. Este monto representa 41,21% del PBI chileno, 5,37% del ahorro
    bruto y 6,74% del ahorro bruto nacional. Del total de clientes, 56% aporta
    regularmente. Este bajo nivel de contribuciones no surge de la evasión
    previsional; más bien, es producto de que muchas personas &endash;sobre
    todo mujeres&endash; se retiraron de la fuerza laboral. Pero las AFP
    manejan sus fondos hasta la edad de retiro.

    Los traspasos son el punto débil del sistema. La tasa anual rondó
    26% hasta septiembre de 1997. El crecimiento del número de pases
    fue vertiginoso en el último año. Pasó de las 300.000
    rotaciones de 1988 a 1,5 millón en 1997. Este aumento implica un
    incremento medio anual de 20%. Según informaciones periodísticas,
    los traspasos fraudulentos provocaron pérdidas del orden de US$
    40 millones al año.

    Para atacar ese problema, las autoridades chilenas adoptaron recientemente
    una disposición muy similar a la primera modificación dictada
    en la Argentina al régimen original: ahora, las fichas de traspasos
    deben estar acompañadas por la cartola (resumen de cuenta) y una
    fotocopia del documento de identidad del afiliado. Además, instauraron
    la figura de una especie de veedor que controla los traspasos.

    El sector presentó muchas modificaciones con el paso del tiempo.
    Así fueron apareciendo unas cuantas AFP mientras otras desaparecían
    o se transformaban. Todo comenzó con 12 administradoras: Alameda,
    Concordia, Cuprum, El Libertador, Hábitat, Invierta, Magister, Planvital,
    Provida, San Cristóbal, Santa María y Summa. En 1985 se registró
    la primera fusión: fue entre Alameda y San Cristóbal, que
    dieron origen a Unión (BankBoston-AIG).

    Las cuatro absorciones restantes ocurrieron a partir de 1986, simultáneamente
    con el surgimiento de nuevas AFP. Al mismo tiempo, tres firmas (Bannuestra,
    Laboral y Genera) fueron liquidadas por no cumplir los requisitos mínimos
    de patrimonio. Hoy funcionan 16 administradoras cuya rentabilidad acumulada
    fue de 4,5% entre enero y noviembre de 1997. La renta promedio anual histórica
    es de 11,8%, de acuerdo con datos de la SAFP chilena.

     

    El caso peruano

    Las AFP peruanas fueron el primer brote de las chilenas. Paralelamente,
    Perú constituye el primer ejemplo de sana coexistencia entre lo
    nuevo y lo antiguo. La reforma consistió en crear un sistema de
    capitalización que funcionara simultáneamente con el de reparto.
    En la actualidad, 1.724.945 peruanos destinan 8% de sus remuneraciones
    a sus cuentas previsionales en una administradora. En ese país el
    empleador no realiza ninguna contribución al ahorro jubilatorio
    de sus empleados.

    Aunque no existe límite para pasarse de AFP &endash;sólo
    es preciso contar con seis aportes consecutivos en la cuenta&endash;,
    la tasa de rotación es baja. Según datos de la Superintendencia
    peruana, el índice de pases es de 5,12% anual. El número
    de jubilados en el sistema es aún poco relevante. En cuatro años
    de vigencia las administradoras otorgaron 590 beneficios por retiros, mientras
    el número de pensiones por fallecimiento fue tremendamente más
    alto (6.647) y el de rentas por invalidez, bastante más bajo (188).

    El patrimonio de los fondos de pensiones totaliza US$ 1.105,9 millones,
    que equivalen a 2,25% del PBI y 9,3% del ahorro interno de Perú.
    La rentabilidad del sector en 1997 fue de 11,11% y la histórica
    anualizada, de 8,02%. Igual que en Chile, desaparecieron unas cuantas de
    las AFP que estuvieron en los comienzos. De las ocho iniciales quedaron
    cinco, de las cuales sólo una apunta a un target específico.

     

    El caso colombiano

    Las administradoras de fondos de pensiones y cesantías (AFPC)
    dieron forma a la jubilación privada en Colombia. Nacieron un mes
    antes que sus pares argentinas y hoy poseen una cartera de casi 2,6 millones
    de afiliados, que representan 16,8% de la población económicamente
    activa (PEA).

    Al momento de la puesta en marcha del sistema las mujeres mayores de
    35 años y los hombres con más de 40 mantenían los
    derechos otorgados por el viejo sistema, siempre que permanecieran en el
    régimen estatal. Sucedía lo mismo con las personas con más
    de 15 años de servicios.

    El ´97 fue un año difícil para el régimen. La tasa
    de desocupación trepó cuatro puntos porcentuales hasta abarcar
    12% de la PEA. Por ello, la ratio de la relación aportantes-afiliados
    oscila en 50%. “El índice de cobrabilidad de las entidades prestadoras
    de salud (EPS) y de las compañías de riesgo profesional (CRP)
    es más alto; ronda 80 y 78%, respectivamente”, explica Germán
    Sánchez, gerente general de Colmena. Y agrega: “La población
    está más sensibilizada con esas cuestiones. No comprende
    aún que su aporte previsional determina su futuro. La gente está
    todavía acostumbrada al viejo sistema”.

    Por el momento no se vislumbra ninguna potencial fusión de AFPC.
    Se espera, sin embargo, que ingrese un nuevo player. Las administradoras
    poseen en conjunto un patrimonio de alrededor de US$ 2.000 millones. La
    rentabilidad promedio anualizada fue de 32,74% en noviembre, mientras la
    tasa de inflación era de 19%. “La crisis bursátil no afectó
    el rendimiento de las AFPC”, recalca Jorge Bottero Angulo, presidente de
    la Asociación del sector. Y añade: “La plaza local está
    aislada y tiene poco volumen. Las colocaciones se realizan de acuerdo con
    un menú de inversiones. La mayoría de las carteras del sector
    son, así, conservadoras”.

     

    El caso uruguayo

    En julio de 1996 las administradoras de ahorro previsional (Afap) invadieron
    Uruguay. Aunque también allí el régimen es mixto,
    los menores de 40 años y quienes ingresan o reingresan al mercado
    laboral deben afiliarse obligatoriamente a una Afap.

    El nivel salarial crea distintos estratos jubilatorios. La PEA se dividió
    en tres segmentos: el primero obtiene una pensión por solidaridad
    intergeneracional y comprende a todos los empleados con asignaciones de
    hasta 5.000 pesos uruguayos. Estas prestaciones se financian a través
    de aportes patronales, personales y estatales.

    Las remuneraciones de entre $ 5.000 y $ 15.000 conforman las jubilaciones
    por ahorro individual obligatorio. Estos beneficios se cubren con los fondos
    de las cuentas individuales. El último nivel incluye los sueldos
    superiores a $ 15.000. Estas personas pueden acceder al régimen
    de capitalización en forma voluntaria.

    Existe además un tope imponible fijado en $ 15.000. Los trabajadores
    aportan 15% del salario y los empleadores lo hacen de acuerdo con la actividad
    que realizan. Así, las empresas del sector privado contribuyen con
    12,5%, las públicas con 24,5%, la Administración Central
    y la Intendencia de Montevideo con 19,5% y los municipios del interior
    con 16,5%.

    El balance del primer año del sistema no es positivo: sólo
    movilizaron algo más de US$ 200 millones. Y un informe del Banco
    de Previsión Social (BPS) señaló que pierden US$ 500
    millones al año por evasión previsional. La no afiliación
    y la subdeclaración serían las principales causas de semejante
    quebranto. El servicio doméstico presentó el índice
    más alto de evasión (77,2%). Lo siguen luego la actividad
    rural (36,5%) y la industria y el comercio (31,3%). El BPS detectó
    también deficiencias e irregularidades en organismos públicos.

     

    Los casos de El Salvador y México

    El Salvador comenzó a escribir su capítulo en la historia
    de la capitalización privada en diciembre del ´96. La reforma no
    incluyó a todos los trabajadores: los hombres mayores de 55 años
    y las mujeres con más de 50 continúan en el antiguo sistema.
    Los varones de entre 36 y 54, y las mujeres de entre 36 y 49 pueden optar
    entre la jubilación privada y la estatal. Los menores de 36 años
    deben elegir una administradora.

    Las administradoras de fondos de retiro de México (Afores) nacieron
    inmediatamente después de las salvadoreñas, en febrero del
    ´97. Contaban con un mercado potencial que oscilaba entre 9,6 y 10 millones
    de afiliados y que para julio había crecido a 11,5 millones de personas
    cuyo salario mensual promedio ronda los US$ 96. Según datos de la
    Consar (el organismo regulador), 93% se había afiliado a fines de
    noviembre.

    Las Afores tenían una ventaja operativa desde el vamos: existía
    una base de datos de los potenciales clientes. Este hecho se debía
    a la existencia del Sistema de Ahorro para el Retiro (Sar). Esta institución
    &endash;creada en 1992&endash; concentra a todos los empleados
    privados y maneja US$ 5.800 millones. El período de afiliación
    finalizó a mediados de septiembre. Los mexicanos que no optaron
    por una Afore sufrirán el mismo proceso que los indecisos de la
    Argentina.

    “Esas personas integrarán una cuenta concentradora y el Estado
    contratará a una o a varias entidades privadas para que la gerencie;
    de ahí en más, tendrán tres años para elegir
    una administradora”, explica Iván Wolf, gerente comercial de la
    Afore Garante.

    Dado que en México aún tienen mucho peso ciertas conductas
    corporativistas, unas cuantas Afores &endash;Bancomer y Banamex, entre
    otras&endash; lograron volumen con velocidad, ya que tenían
    aseguradas sus masas críticas. El resultado de ese proceso son 10,7
    millones de clientes en sólo nueve meses.

    El lazo cliente-Afore puede ser un antídoto contra las fusiones
    y absorciones, que seguramente no comenzarán a producirse con tanta
    rapidez como en otros países, así como contra la posibilidad
    de un elevado nivel de traspasos. De hecho, los mexicanos fijaron por ley
    un límite de un pase por año.

    De todos modos, aún no hay siquiera una tendencia, ya que los
    primeros traspasos podrán efectuarse sólo a partir de junio
    próximo. Sin embargo, muchos ejecutivos del sector ya están
    desvelados por lo que pueda suceder: “Dadas sus características,
    muchas administradoras no están preparadas para una virtual guerra
    de cambios de afiliados, como sucedió en la Argentina”, considera
    Humberto Allende, gerente general de Santander-Mexicano.

    El proceso de captación comenzó en enero. Sin embargo,
    los aportes llegaron a las Afores sólo en septiembre. Claro que
    también recibieron alrededor de US$ 4,6 millones del fondo del Sar.
    Ese monto se traspasará a las administradoras de acuerdo con un
    cronograma. Se transfirió 25% el año pasado y se girará
    40% durante el primer semestre del ´98 y 35% en la segunda mitad de este
    año.

    El volumen acumulado de aportes de junio a noviembre suma unos US$ 500
    millones, que equivalen a 1,5% del PBI y a 3% del ahorro interno. Según
    fuentes del sector, el Instituto Mexicano de Seguridad Social ejerce un
    control estricto. La tasa de morosidad oscila alrededor de 20%. La causa
    de esa baja mora es que el Instituto brinda también los servicios
    de atención de la salud.

    De las 17 Afores en funcionamiento, seis apuntan a un segmento especial
    de la plaza: Capitaliza (GE capital), Génesis (Metropolitan Life),
    Previnter (BankBoston-AIG), Siglo XXI, Tepeyac (Mapfre) y Zurich. Existen
    además dos administradoras regionales: Atlántico-Promex y
    BanNorte. Según datos de la Afore Previnter, la rentabilidad promedio
    de la actividad rondaría 21% en pesos.

     

    El caso boliviano

    Bolivia lanzó en mayo pasado sus AFP. Este régimen es,
    al mismo tiempo, previsional y de riesgo del trabajo. Para financiar a
    la tercera edad, el Estado creó un bono solidario (Bonsol). Una
    parte del producto de la privatización de las compañías
    de comunicaciones, minería, petróleo, servicios públicos
    y transporte se derivó a las administradoras. Sus dividendos se
    destinarán al pago del Bosol a todos los bolivianos mayores de 65
    años.

    El sistema se compone de dos únicas AFP. “Del mercado potencial
    de 1,1 millón de personas, las AFP afiliaron 230.000 (21%)”, describe
    Jesús María de las Fuentes, director de Previsión
    BBV. Las contribuciones mensuales ya suman más de US$ 17 millones.
    El patrimonio del sector era de US$ 30 millones a fines de julio.

    Las contribuciones son de 12% sobre el salario (2% por parte del empleado
    y 10% por parte del empleador). La comisión media del régimen
    es de 0,5% sobre el total ganado.

    El seguro se compone de dos tipos de coberturas: por un lado está
    el de vida e invalidez, con una prima media de 2%, y por otro la cobertura
    de accidentes de trabajo, también de 2% pero a cargo de la empresa.

    La tercera innovación son las inversiones. Las AFP deben derivar
    hasta US$ 180 millones a letras del Tesoro de Bolivia. Al superar ese monto,
    pueden destinar los fondos a otros instrumentos estipulados en un menú.
    Las administradoras obtuvieron una rentabilidad de 8% en dólares
    hasta mediados del ´97.

     

    Los casos que vienen

    Venezuela apunta a ser otra escala de la jubilación privada.
    La reforma no está aún definida, pero varios proyectos guardan
    sustantivas semejanzas con el sistema puesto en práctica en la Argentina,
    aunque también contemplan la posibilidad de entregar un bono de
    reconocimiento, al estilo chileno, por los años aportados al viejo
    régimen de reparto.

    La PEA venezolana ronda los 5,5 millones de personas. No obstante ello,
    el mercado potencial para la jubilación privada es de casi tres
    millones de trabajadores privados. Los empleados públicos no ingresarían,
    al menos en los primeros tiempos. El salario mensual promedio ronda los
    US$ 155.

    Estados Unidos es una burbuja pronta a explotar. Las obligaciones adquiridas
    con los actuales pensionados representan 42% del PBI, de acuerdo con el
    estudio Pension liabilities in the seven major economies, difundido por
    la Ocde. De mantenerse ese ritmo de financiación, quebrará
    en el 2030 y la gente que nació en 1963 &endash;para entonces
    de 67 años&endash; no cobrará su jubilación.

    Esa dura realidad desató un conflicto generacional. La creación
    de un panel federal para analizar el tema puso en claro que existe consenso
    sobre la necesidad de solucionar la cuestión, pero no existe todavía
    coincidencia en la metodología. La postura privatista es mayoritaria.

    El Instituto Cato &endash;una organización laboral de Washington&endash;
    constituye la vanguardia de esa tendencia. Su proyecto estipula que 12,4%
    de las nóminas salariales se destinarían a cuentas individuales.
    Así, los US$ 400 millones anuales que conforman el fondo fiduciario
    del régimen social se redirigirían hacia los mercados financieros.
    El chileno José Pineda, considerado el padre de la capitalización
    individual, es una de las cabezas visibles de ese organismo, que es financiado
    por AIG, American Express, Digital Equipment e IBM.

    En el caso de Brasil, la proximidad de la jubilación privada
    está dada por el hecho de que el déficit fiscal es el punto
    débil de la economía del país, y el sistema de seguridad
    social constituye el principal atizador del desequilibrio de las cuentas
    públicas, como incluso lo destacó la calificadora de riesgo
    Moody´s en un reciente informe.

    El actual régimen jubilatorio brasileño no fija una edad
    mínima para retirarse, y los montos de las pensiones ayudaron a
    desbaratarlo: para 1977, por ejemplo, se garantizaba un máximo previsional
    de US$ 63.900 dólares anuales. Aunque sufrió ajustes &endash;rondaba
    los US$ 12.129 dólares en el ´96&endash;, es aún uno
    de las más altos de las naciones en desarrollo.

    Existe, por otra parte, un régimen complementario. Se compone
    de 347 entidades que cubren 6,7 millones de personas y administra alrededor
    de US$ 70.000 millones, equivalentes a 11% del PBI.

    A principios de diciembre el presidente Fernando Henrique Cardoso comentó
    que deseaba que esa reforma y la del servicio civil se aprobaran antes
    de este mes. De lo contrario, las elecciones de octubre estarían
    muy cerca y cualquier cuestión podría afectar su imagen.

     

    Sistemas de capitalización en América
    latina





















    País 
    Inicio del Sistema


    Aporte previsional de los empleados


    Comisiones Promedio


    Autónomos


    Administradoras

    Chile 
    Mayo de 1980


    10% remuneración


    2,91


    Ingreso voluntario


    16

    Perú 
    Junio de 1993


    8% remuneración


    2,34


    Ingreso voluntario


    5

    Colombia 
    Abril de 1994


    13,5% ingreso base


    1,63


    Ingreso voluntario


    9

    Argentina 
    Mayo de 1994


    11% ingreso imponible


    2,59


    Ingreso obligatorio


    17

    Uruguay 
    Junio de 1996


    15% remuneración


    2


    Ingreso obligatorio


    6

    El Salvador 
    Diciembre de 1996


    S/d


    S/d


    Ingreso voluntario


    1

    México 
    Febrero de 1997


    1,5% ingreso base


    1,80


    Ingreso voluntario


    17

    Bolivia 
    Mayo de 1997


    2% remuneración


    0,50


    S/d


    2