Cambio de escenario (y de actores)

    * Según los expertos, en un plazo de dos años se
    reducirá en no menos de un tercio la cantidad de empresas que
    operan en el negocio de los seguros patrimoniales.

    * Las grandes firmas multinacionales interesadas en el mercado
    argentino esperan una solución definitiva del problema del
    Inder y la sanción de normas estructurales mucho más
    estrictas.

    * En los próximos meses el mercado podría ingresar
    en una etapa de ventas, fusiones y absorciones.

    * El volumen de primas totales previsto para este año
    llega a $ 5.400 millones, lo que significará un incremento de
    10% con respecto a los $ 4.900 millones alcanzados en 1996. Los
    seguros personales (vida y retiro) serían los rubros
    más activos.

    * La apertura del mercado asoma como un hecho inexorable, pero no
    indiscriminado ni inmediato.

    * La calificación obligatoria podría entrar en
    vigencia a partir de 1999.

     

    El panorama del mercado asegurador continúa exhibiendo
    fuertes pérdidas técnicas, provocadas por la guerra de
    precios en el sector. A esto se agrega una estructura de gastos,
    tanto en el área comercial como en la administrativa, que
    tarda en acomodarse a las severas condiciones en las que se
    desenvuelve el negocio.

    Claudio Moroni, titular de la Superintendencia de Seguros,
    sostiene que los gastos administrativos y comerciales absorben en
    conjunto más de la mitad del valor de las primas, un nivel muy
    superior al vigente en los países avanzados, en los que la
    gravitación difícilmente supera 25%, como ya ocurre en
    la Argentina con las ART, a pesar de que estas empresas
    “todavía se encuentran absorbiendo los gastos de asesoramiento
    vinculados con la prevención de siniestros. Si no fuera por
    esto, estarían operando con un nivel de gastos inferior a
    20%”.

    Moroni encuentra más justificable la existencia de
    gastos elevados en las compañías de seguro de vida y de
    retiro, debido a que se trata de emprendimientos nuevos que exigen
    mayores gastos de difusión.

    “Si bien algunas compañías que operan en el
    sector de patrimoniales ya comenzaron a realizar estudios serios para
    bajar los gastos, esto todavía no se refleja en los balances”,
    señala Moroni. “La evolución será progresiva, a
    lo largo de dos o tres años, y para concretar este objetivo
    las empresas deberán intensificar sus inversiones en
    tecnología y en nuevos sistemas de comercialización.”

    Para tener una idea de lo que esta distorsión
    representa en los costos del sector, vale la pena tener en cuenta
    que, sobre un total de $ 5.400 millones en concepto de primas
    previsto para este año, los gastos de administración y
    comercialización absorben aproximadamente $ 2.900 millones. En
    un mercado bien administrado, la suma no debería superar los $
    1.400 millones. La diferencia de $ 1.500 millones podría ser
    destinada por las empresas a recomponer su estructura patrimonial
    mediante la obtención de ganancias que, en la mayoría
    de los casos, no requerirían aumentar el valor de las primas.
    Moroni opina que la consolidación del sector se logrará
    mediante una complementación de estos dos elementos: baja de
    costos y aumento de las primas.

    El titular de la Asociación Argentina de
    Compañías de Seguros, Roberto Sollitto, no es tan
    optimista. “En el mejor de los casos”, sostiene, “los gastos
    podrían disminuir a 40% del valor de la prima. En la Argentina
    las empresas deben asumir diversas cargas impuestas por el Estado que
    nada tienen que ver con su actividad. Las compañías son
    agentes de información, de retención, de
    percepción y otras funciones que contribuyen a dar una
    estructura muy rígida a los gastos administrativos”.

     

    Dónde se crece

    Los $ 5.400 millones previstos para este año en
    concepto de primas totales significarán un incremento de 10%
    con respecto a los $ 4.900 millones alcanzados en 1996. Los seguros
    personales (vida y retiro) serían los más activos.

    Uno de los sectores más conflictivos continúa
    siendo el automotor, donde la agresividad comercial de las empresas
    obliga a fijar niveles de primas que en muchos casos no llegan a
    cubrir las reservas técnicas. Este sector es también el
    que mayores primas retiene (80%), de manera que sólo
    transfiere 20% a las empresas reaseguradoras.

    La puesta en vigencia del régimen de las ART fue otro
    factor generador de déficit para las compañías
    que operaban en el ramo de accidentes de trabajo, que ya no reciben
    ingresos por esa actividad, pero deben continuar haciendo frente a
    los siniestros derivados de su anterior cartera en el rubro. Como en
    muchos casos las reservas previstas no eran las adecuadas, la
    diferencia con respecto a los importes reales del siniestro debe ser
    imputada directamente a pérdidas.

    El acuerdo con el Instituto Nacional de Reaseguros (Inder)
    puede ser otra fuente de quebrantos para las empresas. Si sus cifras
    no coinciden con las que finalmente adopte como válidas el
    organismo para abonar sus deudas pendientes, las
    compañías soportarán las pérdidas
    resultantes de esa diferencia.

    Las empresas que se resistan a aceptar las cifras del Inder
    y opten por continuar presentando batalla en la instancia judicial
    deberán absorber un quebranto contable mayor, por lo menos
    hasta que se expida la Justicia. En tales casos deberán
    amortizar totalmente los importes que reclaman al Inder, lo que
    debilitará aun más el precario estado patrimonial de
    algunas firmas y las obligará a incorporar nuevos capitales
    para adecuar sus estructuras a las exigencias sobre capitales
    mínimos requeridas por la Superintendencia de Seguros.

    Todo indica que, por esta causa, el conflicto con el Inder
    entra definitivamente en la recta final, siempre y cuando la
    conciliación con las empresas que voluntariamente acepten el
    acuerdo se realice en forma ágil y rápida. De lo
    contrario, las compañías continuarán sin
    resolver sus agudos problemas financieros. Las tratativas, en estos
    casos, no deberían superar los tres meses.

    Las empresas que decidan acordar con el Inder se comprometen
    a no efectuar en el futuro ningún reclamo judicial. De esta
    manera se intenta dar un corte definitivo al conflicto, que
    quedaría limitado a las empresas que optaron por insistir en
    la vía judicial.

     

    Más requerimientos

    En el actual ejercicio (julio 1997/junio 1998) las
    compañías deberán hacer frente también a
    las nuevas exigencias impuestas por la Superintendencia de Seguros
    relacionadas con el sector automotor.

    La norma en cuestión tiende a cubrir las falencias que
    caracterizaban a la anterior, que no guardaba relación con las
    reglamentaciones vigentes en los países más avanzados,
    especialmente en lo relacionado con la constitución de
    reservas vinculadas con los siniestros ya denunciados pero que la
    empresa no refleja en la contabilidad por desconocer la clase de
    indemnización requerida.

    La medida rige a partir de los balances anuales cerrados el
    30 de junio último, pero como su impacto en los resultados
    pudo ser diferido, recién se reflejará en toda su
    intensidad en el ejercicio en curso.

    La Superintendencia de Seguros dispuso que el importe
    resultante de la actualización de las reservas relacionadas
    con los contratos anteriores puede ser amortizado en 20 trimestres,
    pero en las pólizas nuevas las reservas tienen que calcularse
    en base a las normas actualizadas, lo que contribuirá a que
    las empresas sean más prudentes en la determinación de
    los niveles de las primas. Por lo tanto, las que acostumbraban a
    operar con precios por debajo de los niveles técnicos
    deberán compensar la diferencia con nuevos capitales.

     

    En venta

    Las mayores pérdidas que por estas razones
    presentarán los balances que cierran el 30 de junio
    próximo contribuirán a generar un clima de inquietud
    entre los accionistas de las empresas afectadas por crónicas
    deficiencias financieras y patrimoniales. En definitiva,
    deberán decidir entre incorporar nuevos capitales, vender sus
    tenencias accionarias o buscar socios que aporten los recursos
    faltantes.

    Parece bastante probable, por lo tanto, que en los
    próximos meses el mercado ingrese en una etapa de venta masiva
    de paquetes accionarios, de fusiones y de absorciones que desde hace
    mucho tiempo se viene anunciando pero que por diversas razones -la
    mayoría de ellas vinculadas con la falta de solución al
    problema del Inder- se venía demorando.

    Las empresas que por su crítica situación no
    sean recuperables deberán entrar en liquidación
    forzada, lo que generará problemas a sus clientes, que de esta
    forma estarán obligados a absorber con su propio patrimonio la
    indemnización por los siniestros que los activos de la empresa
    aseguradora en liquidación no estén en condiciones de
    cubrir.

    Entre enero y septiembre sumaron seis (ver cuadro) las
    empresas a las que la Superintendencia de Seguros les revocó
    la autorización para operar.

    El proceso de reestructuración del sector
    obligará a incrementar el respaldo promedio de las
    compañías que continúen en actividad, lo que
    brindará al mercado mayor solidez. A fines de marzo el
    patrimonio neto promedio por compañía alcanzaba un
    monto muy exiguo: $ 3 millones.

    Sobre este punto, Moroni sostiene que la solvencia de una
    empresa aseguradora no surge de la envergadura de su patrimonio sino
    de la calidad de sus reservas y de los activos, que deben estar
    relacionados con los riesgos asumidos.

    El proceso que se avecina acentuará la
    concentración del mercado, algo que en la práctica se
    vino manifestando lentamente en los últimos años: las
    20 empresas más importantes cubren 48,9% de los negocios.

    Cuando este reacomodamiento del sector se consolide, las
    normas que rigen la actividad se tornarán, inevitablemente,
    mucho más restrictivas para todos los sectores y
    tenderán a acercarse a los estándares internacionales.

    Los analistas de la actividad sostienen, por otra parte, que
    el proceso también debería ir acompañado por un
    mayor esfuerzo promocional de las compañías y del
    gobierno para generar conciencia aseguradora entre la
    población. Las falencias actuales son, en ese sentido,
    notorias. Las encuestas muestran que una apreciable proporción
    de personas aseguradas desconocen cuál es la
    compañía que les brinda la cobertura. A ello hay que
    sumar la generalizada tendencia a optar por las primas más
    económicas, sin prestar atención al grado de
    protección que se contrata y al respaldo patrimonial de la
    compañía.

    El nuevo mercado asegurador exigirá también la
    modificación de las dos leyes que actualmente lo regulan
    (20.091 y 17.418), para lo cual ya existe una comisión que ha
    encarado un estudio sobre el tema con financiación del Banco
    Mundial.

     

    Más productos

    José B. Herrera, ex titular de la Superintendencia de
    Seguros y actual director del estudio Proeco, opina que el mercado se
    encamina a una mayor especialización, lo que ya se observa en
    el sector de los seguros de vida y de retiro. El de los seguros
    patrimoniales también se orientará en ese sentido, no
    solamente por la definición de los negocios por parte de las
    empresas, sino también por la incorporación de nuevos
    productos, como la cobertura de los créditos hipotecarios,
    para cuya explotación seguramente se constituirán
    compañías especializadas. La Superintendencia ya
    estableció los capitales mínimos ($ 3 millones) de los
    que deberán disponer estas empresas, y al cierre de esta
    edición estaba dando los últimos retoques al
    régimen relacionado con las reservas que deberán
    cumplimentar y con el nivel de inversiones que estarán
    obligadas a mantener.

    La consolidación del sector permitirá,
    según Moroni, que alcancen una mayor difusión rubros
    tales como los seguros de crédito comercial y los de
    garantía extendida. (A través de estos últimos,
    una compañía aseguradora asume el compromiso de brindar
    el servicio de garantía postventa de un producto.) La
    tendencia también favorecería la cobertura de riesgos
    del sector agrícolo-ganadero (sequía,
    inundación, temporales), que actualmente alcanzan un nivel
    anual de primas de $ 50 millones, concentrado fundamentalmente en el
    rubro granizo.

    Los seguros que cubren los riesgos de incendio de la
    vivienda familiar son otro de los rubros que, en opinión de
    Moroni, debería alcanzar un mayor desarrollo, considerando que
    “es muy barato en relación con los montos asegurados”.

     

    Apertura y nuevas reglas

    Con respecto a la apertura del mercado, Herrera sostiene que,
    cuando se produzca, no será indiscriminada. “Habrá un
    proceso gradual y racional, que comenzará a fines del
    año próximo o comienzos de 1999. Primero se
    daría por unidad de negocios y después por operaciones
    que el mercado requiera. Los pasos iniciales en este sentido
    podrían pasar por los seguros de vida y de retiro.”

    Esta es una de las razones, afirma Herrera, por las que las
    empresas que no están en condiciones de competir con las
    grandes compañías del exterior analizan en la
    actualidad la conveniencia de vender sus participaciones accionarias.
    El motivo es fácil de comprender: a medida que se avecine la
    apertura del mercado, el valor-llave de las empresas irá
    retrocediendo, y en plena apertura puede ser prácticamente
    nulo. En un mercado abierto las nuevas compañías
    preferirán instalarse directamente con sus propias estructuras
    y marcas.

    Moroni afirma que existe la intención de comenzar a
    resolver la cuestión de la apertura a partir del año
    próximo, mediante la fijación de capitales
    mínimos diferenciales para las nuevas empresas, “otorgando un
    plazo razonable de adecuación a las nuevas normas para las
    compañías que ya se encuentren operando”.

    Sollitto, por su parte, acepta la apertura del mercado, pero
    advierte sobre la necesidad de brindar a las empresas actuales un
    plazo razonable para adecuarse. Según su apreciación,
    la apertura no debe concretarse antes del 2000, aunque el cronograma
    “tendría que darse a conocer cuanto antes, para que las
    compañías adopten las medidas que consideren
    convenientes. Es preciso tener en cuenta que durante la
    Convertibilidad el sector soportó un quebranto superior a $
    1.000 millones, cuya absorción no resultará
    fácil”.

    A esto hay que agregar, afirma, las complicaciones financieras
    adicionales a las que deberán hacer frente las empresas que
    acuerden con el Inder. Los aproximadamente $ 700 millones reclamados
    a ese organismo corresponden a siniestros que tendrán
    sentencia judicial en un plazo estimado de dos o tres años.
    Como las empresas percibirán lo reclamado al Inder en un plazo
    de ocho años con amortizaciones semestrales desde octubre del
    año que viene, tendrán que hacer frente a ese desfasaje
    financiero, “salvo que puedan descontar en una entidad bancaria y a
    un costo razonable los títulos otorgados por el Inder, que
    serán nominados en pesos”.

    Si la incorporación de empresas del exterior se
    acelera, el mercado ganará en transparencia y será
    mucho más estable. Continuará siendo tanto o más
    competitivo que ahora, pero las líderes del sector
    evitarán entrar en una guerra de tarifas, como ocurre
    actualmente en algunos rubros, donde los precios todavía
    siguen sin respetar los principios técnicos mínimos.

    Herrera se inclina a pensar que en un plazo de dos
    años la cantidad de empresas que operan en el sector de los
    seguros patrimoniales podría reducirse en más de 30%.

     

    Los que vienen y los que están

    Según reconocen los analistas del sector, numerosas
    compañías extranjeras estudian con interés la
    evolución del mercado, pero las decisiones de intervenir
    están condicionadas a la definitiva solución del
    problema del Inder y a la sanción de normas estructurales
    mucho más estrictas. Estas expectativas se observan
    también en los grupos locales importantes, que analizan
    constantemente la conveniencia de permanecer en el negocio.

    Otros consorcios nacionales toman posiciones en empresas de
    menor envergadura con la única finalidad de lograr un volumen
    de negocios suficientemente amplio como para facilitar su posterior
    venta en bloque a operadores del exterior.

    Por su parte, los holdings más importantes del
    país (Perez Companc, Bunge y Born y Comercial del Plata)
    tomaron la decisión de salir o negociar su salida del mercado
    asegurador, pero en estos casos el motivo es muy distinto: concentrar
    todos sus esfuerzos en el core business. En una situación
    similar se encontraría el grupo Pescarmona.

     

    A calificar

    Para mejorar la transparencia del mercado, Herrera sostiene
    que a partir del año que viene debería implantarse la
    calificación obligatoria de las compañías. Esto
    permitiría, afirma, “que la gente pueda determinar por
    sí misma la solvencia de una empresa y no necesite consultar
    permanentemente a la Superintendencia o a los brokers sobre las
    cualidades patrimoniales de una determinada compañía”.

    Moroni señala, por su parte, que la
    calificación obligatoria es uno de los objetivos a mediano
    plazo de la Superintendencia, de lo que se deduce que su
    implantación difícilmente se concrete antes de 1999.

    Para Herrera, la calificación obligatoria
    acelerará el proceso de transformación y será un
    factor muy importante para la depuración del mercado, que
    deberá quedar constituido solamente por las empresas
    más sólidas.

    Claro que, en un mercado depurado, la Superintendencia que
    fiscaliza a las empresas “debería estar dotada de mayores
    recursos para realizar los controles en términos reales,
    adecuándolos a los nuevos marcos estructurales”, razona uno de
    los analistas consultados.

    Sobre este aspecto, Herrera sostiene que el organismo de
    control debe también presentar en plazos razonables las
    estadísticas del sector. Con este elemento “las
    compañías se encontrarán en condiciones de
    planificar y realizar una mejor gestión de sus actividades”.

    Esto no ocurre actualmente; la información sobre la
    participación en el mercado de las empresas se procesa con
    notable demora, como lo prueba el hecho de que en la primera semana
    de octubre aún no se había dado a conocer la
    participación en el mercado de cada empresa durante el primer
    trimestre del año.

     

    Nuevos gerentes, nuevas sociedades

    Los analistas consultados por MERCADO coinciden
    también en que la depuración del sector deberá
    traer aparejado, inevitablemente, un cambio sustantivo en el
    management de las compañías. Directivos que
    evolucionaron en un mercado totalmente regulado, como era el de 10 o
    15 años atrás, difícilmente cuenten con la
    experiencia adecuada para desenvolverse en una plaza abierta y
    transparente como la que se avecina.

    El mercado enfrenta también la transformación
    en sociedades anónimas de las empresas que actúan como
    cooperativas, cuyas características especiales dificultan la
    transferencia del control accionario o la fusión con otras
    empresas. Sobre este aspecto, Moroni señala que la
    Superintendencia está analizando la posibilidad de instaurar
    un sistema similar al aplicado por el Banco Central para facilitar la
    transformación de las entidades financieras de esas
    características.

    Con esa finalidad, se permitiría que las cooperativas
    que lo deseen puedan habilitar una sociedad anónima que se
    haría cargo de todos los activos y pasivos de la empresa, cuyo
    control accionario quedaría a cargo de la cooperativa.

    Cada compañía sería objeto de un
    estudio particular, pero Moroni adelanta que “ya hay tres que se
    mostraron interesadas en el tema”.

     

    Mercoseguros

    Con respecto a la constitución del Mercoseguros,
    Sollitto señala que las negociaciones avanzan a un ritmo
    razonable, aunque todavía falta salvar el problema del
    reaseguro (en Brasil es oficial) y el de la transformación de
    las cooperativas en sociedades anónimas (las
    compañías brasileñas actúan solamente
    bajo esta última estructura jurídica).

    Estos inconvenientes serían superados antes del 2000;
    por lo tanto, a partir de entonces las compañías
    podrían instalarse sin problemas en cualquiera de los
    países integrantes del Mercosur, “aunque para el seguro
    extrafronteras todavía hay que superar numerosas
    asimetrías existentes entre los dos países”, explica
    Sollitto.

    Los inconvenientes que impiden que una empresa argentina
    pueda asegurar directamente desde su casa matriz (y viceversa) en
    cualquier lugar del Mercosur se relacionan principalmente con la
    carga fiscal que grava las primas. En la Argentina alcanza a 30%, en
    tanto que en Brasil apenas llega a 4,5%.

     

    Empresas a las que se revocó la autorización para
    operar

    Unión Panaderil (12.12.96)

    Inca (2.7.97)

    Libertad (1.8.97)

    Alpes (14.3.97)

    Tranquilidad (19.5.97)

    Conosud (14.7.97)

     

    Guía de lectura

    Para la interpretación técnica de los balances, la
    Superintendencia utiliza distintos indicadores que reflejan la real
    capacidad de las compañías para hacer frente a sus
    compromisos.

    Uno de esos índices es el de solvencia frente a los
    asegurados. Revela la posición financiera de la empresa en el
    corto plazo, al relacionar los activos de amplia liquidez
    (disponibilidades e inversiones de rápida realización)
    con las deudas ciertas.

    En este caso el desenvolvimiento financiero de la empresa
    está en relación directa con la mayor relación
    entre ambos importes.

    Para los técnicos de la Superintendencia, el
    índice es aceptable cuando los activos de fácil
    realización cubren, como mínimo, 80% de las
    obligaciones. Si la relación se reduce hasta 65%, las
    posibilidades de la empresa de cumplir con todas sus obligaciones es
    sensiblemente menor y el desmejoramiento se acentúa a medida
    que el coeficiente se aleja de esta proporción.

    El índice que revela la capacidad para hacer frente a
    las obligaciones totales es el más representativo.
    Además de reflejar la capacidad de pago de las obligaciones en
    firme, incluye las obligaciones potenciales, resultantes de aplicar
    las relaciones técnicas a las pólizas. Por lo tanto, es
    el que se utiliza para analizar la capacidad de pago de la empresa en
    el largo plazo. Toma en consideración todos los activos,
    incluyendo los inmuebles y otros bienes de lenta realización.

    De esta forma, al comparar activos totales contra deudas
    totales, es aconsejable que la relación no sea inferior a 100%
    (1 x 1), con una cobertura mínima de 80%. Por debajo de este
    nivel, la empresa revela una evidente incapacidad para cumplir con
    todos los compromisos resultantes de la explotación del
    negocio.

    Muchos especialistas son más exigentes que la
    Superintendencia y consideran que los activos totales deben superar
    en más de 20% el monto de los compromisos totales.

     

    Los que reforzaron su patrimonio

    Para una mejor evaluación de la situación actual
    de las empresas, es importante analizar los aportes de capital que
    efectuaron con posterioridad al 31 de marzo, fecha de cierre de los
    últimos balances trimestrales dados a publicidad por la
    Superintendencia de Seguros.

    Los refuerzos de capital efectuados permiten observar los
    esfuerzos realizados por los directivos para adecuar a las empresas a
    las nuevas normas sobre capitales mínimos y reservas
    dispuestas por el organismo de control. Por lo tanto, constituyen un
    importante complemento de los distintos cuadros sobre la
    situación financiera y patrimonial de las
    compañías.

    Estos aportes de capital incluyen los efectuados hasta
    mediados de septiembre. En conjunto suman $ 116 millones y reflejan
    la urgente necesidad de las empresas de consolidar su
    situación patrimonial en un mercado donde la solvencia
    pasará a constituir un factor fundamental de permanencia y un
    elemento de persuasión esencial para conseguir nuevos
    negocios.

     

    Empresas que hicieron aportes de capital después del 31
    de marzo

    (Importes mínimos de $ 1 millón)

     













































    Compañía


    Mes del
    aporte


    Importe


    Juncal Autos y
    Patrim.


    Mayo


    40.0


    ING Insurance


    Abril


    13.5


    Sud América
    V. y P.


    Abril, mayo y
    junio


    11.0


    Juncal


    Mayo


    8.5


    Mapfre
    Aconcagua


    Junio


    4.1


    Generali Arg.


    Abril


    3.0


    República


    Junio


    2.0


    Aetna Vida


    Junio


    1.9


    San
    Martín


    Abril, mayo,
    junio,

    julio y
    agosto


    1.7


    Juncal Vida


    Mayo


    1.5


    Cénit


    Mayo


    1.4


    Chubb


    Junio


    1.4


    Consolidar
    Vida


    Junio


    1.2


    Generación
    Vida


    Abril


    1.2


    Itt-Hartford
    Vida


    Mayo y junio


    1.2


    Buenos Aires


    Agosto


    1.0


    Holando
    Sudamericana


    Abril


    1.0


    Metropol


    Julio


    1.0


    Otros


     


    19.4


    Total


     



    Seguros de vida y de retiro

    Mucho lugar para crecer

     

    * El seguro previsional, que contratan las AFJP, sumará
    este año negocios por $ 235 millones, que en 1998 se
    elevarían entre 15% y 20%.

    * Actualmente, en la Argentina suman 150.000 las personas que
    contrataron algún tipo de seguro de vida. Las expectativas
    elevan a 500.000 esa cifra para el año 2000, cuando el negocio
    ya debería rondar los $ 500 millones anuales.

    Este año el sector de los seguros de vida (individual,
    colectivo, de retiro y previsional) experimentará una nueva
    expansión. Sumará negocios por más de $ 1.500
    millones, frente a los $ 1.250 millones registrados el año
    pasado. La mejora abarcó a todos los rubros, aunque los
    relacionados con el seguro de vida individual y de retiro son los que
    se mostraron más dinámicos.

    “Esta tendencia podría mantenerse en los
    próximos años, debido a la creciente propensión
    al ahorro que se observa en la población”,
    señaló a MERCADO Francisco M. Astelarra, director
    ejecutivo de Avira, la cámara que agrupa a estas entidades.

    A ello se agrega el hecho, sostiene Astelarra, de que los
    contratos tienen un plazo de vigencia mínimo de 20
    años, lo que hace que el nivel anual de las primas percibidas
    exhiba un sostenido crecimiento.

    Oscar A. Schmidt, presidente de Metropolian Life,
    señala que el nivel de actividad del sector se encuentra
    estrechamente relacionado con el desarrollo de la fuerza de ventas.
    “Hoy, cada una de las principales compañías del sector
    dispone como mínimo de 400 vendedores exclusivos, que elevan a
    más de 1.500 los que se encuentran desarrollando tareas en
    esta área”, sin contar los vendedores de los bancos que
    participan activamente en este negocio, especialmente el Galicia y el
    Río.

    Esta importante fuerza de ventas contrasta con el contingente
    de 600 profesionales que ejercían esas funciones en 1966, el
    primer año en que el sector organizó un sistema de
    comercialización estable. En 1995 las principales
    compañías que operaban en seguro de vida individual
    aún se encontraban en la etapa de selección e
    instrucción del personal para esta área.

    A pesar del vigoroso crecimiento de la actividad, el seguro
    de vida individual moviliza en la actualidad una suma que equivale a
    menos de 20% del mercado del seguro de vida colectivo ($ 130 millones
    contra $ 780 millones). Este es otro de los factores que avalan el
    pronóstico de que el sector seguirá
    expandiéndose a buen ritmo. En los países avanzados,
    especialmente en Estados Unidos, la relación es inversa: el
    seguro individual triplica al colectivo (US$ 70.000 millones contra
    US$ 25.000 millones).

    Actualmente, en la Argentina suman 150.000 las personas que
    contrataron algún tipo de seguro de vida. Las expectativas
    elevan a 500.000 esa cifra para el año 2000, cuando el negocio
    ya debería rondar los $ 500 millones anuales.

    Si se compara esa estimación con las previsiones para
    este año ($ 130 millones) y para 1998 ($ 170 a 200 millones)
    se observa la fuerte expansión que los directivos pronostican
    para los próximos años, aunque a partir de esa meta la
    incorporación de nuevos asegurados dependerá
    fundamentalmente del grado de bancarización de la clase media
    baja. Sin ese requisito, sostiene Schmidt, “podríamos vender,
    pero se haría muy difícil la cobranza. El sistema basa
    su funcionamiento en la posibilidad de realizar el débito
    automático del importe de la prima, teniendo en cuenta que las
    cuotas son mensuales y en los sectores de menores recursos alcanzan
    montos pequeños”.

    Las excelentes perspectivas que los operadores perciben en el
    mercado se reflejan en la incorporación al negocio de empresas
    internacionales. Por otra parte, compañías que contaban
    con la autorización para operar desde 1994 o 1995
    recién ahora están operando en forma activa. Entre las
    que comenzaron a actuar con gran dinamismo en el mercado se
    encuentran ING Insurance, Mony y Mass Mutual, estas dos
    últimas de Estados Unidos.

    Se espera, además, que muy pronto comiencen a
    participar en el negocio los bancos europeos que compraron posiciones
    mayoritarias en los bancos privados nacionales.

     

    Blanco y negro

    En el sector de los seguros de vida colectivos la
    situación es totalmente distinta, debido, sobre todo, a que
    las grandes empresas ya tienen contratado este tipo de cobertura, a
    lo que se agrega una mayor agresividad comercial de las que operan,
    lo que provoca mermas importantes en el nivel de las primas
    concertadas.

    Por ello, se pronostica para este rubro un crecimiento futuro
    muy moderado, con tasas que oscilarán en torno de 5% anual.

    En cuanto al seguro de retiro voluntario, su expansión
    está fuertemente atada al desarrollo del sistema de
    jubilación privada. A medida que las AFJP aumenten los
    beneficios que otorgan y los afiliados se inclinen por contratar una
    póliza de retiro previsional, los recursos de este sector
    registrarán un fuerte impulso, que con el tiempo podría
    alcanzar suficiente magnitud como para que las empresas del ramo
    estén en condiciones de administrar una cartera similar a la
    de las AFJP.

    Por su parte, el seguro previsional, que contratan anualmente
    las AFJP para cubrir los riesgos de enfermedad o muerte de sus
    afiliados, exhibirá un crecimiento parejo con la
    evolución del sistema previsional. Este año el rubro
    sumará negocios por $ 235 millones, que en 1998 se
    elevarían entre 15% y 20%.

    Todas las compañías que intervienen en el
    mercado de los seguros de vida administran una cartera de $ 1.500
    millones, que para fines de año se elevaría a $ 1.700
    millones, con la posibilidad cierta de que en el 2000 se acerque a $
    3.000 millones, integrados fundamentalmente por instrumentos de renta
    fija (títulos públicos y depósitos a plazo fijo
    en los bancos), teniendo en cuenta que por exigencia oficial las
    pólizas de seguro de vida garantizan a los asegurados una
    renta anual mínima de 4%.

     

    Las ventas offshore

    El mercado de los seguros de vida continúa afectado por
    las ventas de pólizas offshore, que, aunque disminuyeron algo
    con respecto a las épocas anteriores a la estabilidad,
    aún tienen una gravitación estimada en $ 250 millones
    anuales en concepto de primas volcadas al exterior, que no pagan
    ninguna clase de impuestos. La cartera de seguros en estas
    condiciones se calcula en US$ 1.700 millones, que corresponde en su
    totalidad a personas con ingresos superiores a $ 5.000 mensuales, que
    muchas veces, sostiene Schmidt, desconocen que se trata de una
    operación ilegal. Si se presenta algún problema,
    afirma, las acciones judiciales deben encararse en el país
    donde tiene su sede social la empresa aseguradora, que en la
    mayoría de los casos están radicadas en los denominados
    paraísos fiscales.

     

    El ranking de los auditores

    Pistrelli, Díaz y Asociados continúa
    ostentando el liderazgo absoluto en materia de estudios de
    auditoría en el mercado asegurador.

    De las 30 empresas que ocupan posiciones destacadas en el sector,
    Pistrelli audita a la mitad (50%), una participación muy
    superior a la que exhibía hace un año (MERCADO de
    noviembre de 1996), cuando ostentaba un share de 40% (sobre 25
    firmas, auditaba a 10).

    Las 30 compañías incluidas en el actual
    análisis controlan más del 58% del mercado total.

    El segundo lugar en este ranking corresponde al estudio
    Arnaiz, Ruiz, Carreto y Asoc., con cuatro compañías
    auditadas, lo que le otorga una participación de 13,3%.

    En rigor, dos estudios cubren casi las dos terceras partes de
    la clientela entre las empresas aseguradoras. Si se incluye a los
    tres estudios que auditaban a más de una empresa (Harteneck,
    López, Henry Martin y Jorge Comas) se desprende que entre los
    cinco principales cubren más de 80% del mercado. Resulta
    interesante destacar que estudios de la envergadura de Price &
    Waterhouse, Deloitte y Touche y KPMG carecen prácticamente de
    gravitación dentro del sector.

    El ejemplo más notorio es el de Price Waterhouse, que
    en este rubro carece de significación, a pesar de que en las
    empresas industriales y comerciales mantiene una peleada paridad con
    Pistrelli Díaz por el liderazgo.

     

    Principales empresas del mercado

     

































































    Compañía


    Auditor


    Caja Seguros Vida


    Harteneck, López y Cía.


    Omega


    Héctor DAngiola


    Caja Seguros


    Pistrelli Díaz y Asoc.


    Buenos Aires


    Pistrelli Díaz y Asoc.


    San Cristóbal


    Carlos Benítez


    Siembra Retiro


    Pistrelli Díaz y Asoc.


    Segunda, Coop.


    Jorge Comas


    Federación Patrimonial


    Amigo, Valentini y Cía.


    Sancor


    Jorge Comas


    Provincia Seguros


    Pistrelli Díaz y Asoc.


    Mapfre Aconcagua


    Pistrelli Díaz y Asoc.


    Bernardino Rivadavia


    Arnaiz, Ruiz, Carretto


    LUA


    Carlos Berra


    Patagonia


    Pistrelli Díaz y Asoc.


    Bs. As.- N. York Vida


    Pistrelli Díaz y Asoc.


    República


    Harteneck, López y Cía.


    Zurich Iguazú


    Pistrelli Díaz y Asoc.


    Sur Vida


    Pistrelli Díaz y Asoc.


    Estrella Retiro


    Henry Martin y Asoc.


    Sud América T. y M.


    Pistrelli Díaz y Asoc.


    Provincia ART


    Pistrelli Díaz y Asoc.


    Mercantil Andina


    Arnaiz, Ruiz, Carretto


    Omega ART


    Pistrelli Díaz y Asoc.


    Juncal


    Henry Martin y Asoc.


    ITT-Hartford Vida


    Pistrelli Díaz y Asoc.


    Visión


    Arnaiz, Ruiz, Carretto


    Meridional


    Arnaiz, Ruiz, Carretto


    Asociart ART


    Pistrelli Díaz y Asoc.


    Federación Agraria


    Osvaldo Ilundai


    Caja ART


    Pistrelli Díaz y Asoc.

    Ranking por cantidad de empresas auditadas

    Pistrelli Díaz y Asoc. (13)

     

    Caja Seguros

    Buenos Aires

    Siembra Retiro

    Provincia Seguros

    Mapfre Aconcagua

    Patagonia

    Bs. As.- N. York Vida

    Zurich-Iguazú

    Sur Vida

    Sud América T. y M.

    Provincia ART

    Omega ART

    ITT-Hartford Vida

    Asociart ART

    Caja ART

    Arnaiz, Ruiz, Carretto y Cía. (4)

    Bernardino Rivadavia

    Mercantil Andina

    Visión

    Meridional

    Henry Martin y Asoc. (2)

    Estrella Retiro

    Juncal

    Harteneck, López y Cía. (2)

    Caja Seguros Vida

    República

    Jorge Comas (2)

    Segunda, Coop.

    Sancor

     

    Las nuevas alternativas

    Una de las transferencias accionarias más importantes
    registradas durante el año en el sector asegurador tuvo como
    protagonista a la empresa Boston, cuyo control accionario
    compartían la compañía estadounidense Cigna
    (31%) y el grupo local Bracht, de servicios y consultoría
    (27%). El resto se repartía entre algunos miembros del
    directorio y accionistas minoritarios que adquirieron sus tenencias
    en la Bolsa.

    En agosto se anunció oficialmente que la
    corporación Unum, de Estados Unidos, había adquirido
    72% del capital, que pocas semanas después se elevó a
    98% como consecuencia del ofrecimiento a los inversores minoritarios
    de adquirir todas sus tenencias a un precio similar al que
    habían pagado por las acciones integrantes del paquete
    mayoritario.

    Unum es una corporación mundial que negocia sus
    acciones en la Bolsa de Nueva York con ingresos anuales por US$ 4.000
    millones y activos totales por US$ 15.500 millones. Su especialidad
    es la cobertura de accidentes personales de cualquier naturaleza,
    rubro en el que es líder a nivel mundial.

    Según el presidente de Boston, Horacio A.
    Sánchez Granel, la compra del paquete accionario por parte de
    Unum permitirá incursionar en un mercado que en la Argentina
    es muy limitado, con un campo de acción muy amplio entre
    ejecutivos y personas que realizan actividades por cuenta propia.

    Este tipo de cobertura está destinado a compensar
    económicamente (en forma total o parcial) a la persona que
    debido a un accidente no se encuentra capacitada para continuar
    obteniendo sus ingresos habituales.

    Estos nuevos rubros, señala Sánchez Granel,
    estarían en el mercado a mediados del año
    próximo, pero esto no significa que la empresa deje de operar
    en los renglones tradicionales. Por el contrario, “nuestra
    intención es acentuar la participación en estos
    sectores”.

    Aproximadamente 70% de los ingresos habituales de Boston se
    origina en el sector corporativo, que en los tres últimos
    años se caracterizó por una competencia “muy agresiva,
    reflejada en los valores de las primas, que descendieron entre 50 y
    70%”.

    Esto explica, según Sánchez Granel, la
    necesidad de la empresa de incursionar en rubros más rentables
    para mejorar los resultados operativos, que “a pesar de todo
    mostraron cifras en negro”.

    En el ejercicio cerrado el 30 de junio de 1996 obtuvo
    beneficios por $ 1,4 millón que en el finalizado recientemente
    se redujeron a sólo $ 123.000.

    Computando los ingresos de las subsidiarias que operan en el
    rubro vida y en accidentes de trabajo, las ventas totales del grupo
    Boston alcanzaron en el ejercicio recién finalizado a $ 37
    millones, que Sánchez Granel espera duplicar con holgura en un
    plazo de tres años.

    Para entonces, los seguros patrimoniales participarían
    con 40% de las ventas totales. El 60% restante sería aportado
    en porciones bastante similares por los seguros de vida, accidentes
    de trabajo y los nuevos contratos derivados del rubro incapacidades
    generales.

    Este último renglón lo comercializará a
    través de productores independientes y brokers, asesorados
    directamente por la empresa.

     

     

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