La promoción industrial, los diferimientos impositivos y el
boom de la minería y el ecoturismo hicieron posar en San Juan
los ojos -y los billetes- de muchos inversores que, sin embargo,
encontraron una sociedad demasiado conservadora, poco desarrollada
profesionalmente y con escasísima infraestructura. En todo
eso, precisamente, radica el desafío de los sanjuaninos para
lograr, como pretenden, que esas inversiones se transformen en
establecimientos permanentes.
Típicamente provinciana, arbolada de punta a punta, baja y
trazada sobre el clásico damero español alrededor de
una plaza principal, San Juan tiene, sin embargo, una
característica que la distingue de la mayoría de las
ciudades coloniales y que sólo la asemeja a Mendoza: el
predominio de la arquitectura racionalista y las anchísimas
veredas, producto de la reconstrucción prácticamente
total que debió hacerse de ella tras el terremoto de 1944.
Con una inocultable admiración por sus vecinos mendocinos,
los sanjuaninos están, en general, despojados de toda veleidad
y suelen ser afables.
Otro rasgo singular es el clima, con temperaturas que oscilan
entre máximas de 43 grados centígrados en verano y
siete bajo cero en invierno, y con amplitudes térmicas de
hasta 30 grados en un día, debido al carácter
desértico de la región. Por eso el promedio anual de
lluvias es de apenas 100 milímetros. De allí que San
Juan cuente con más de 1.000 kilómetros de canales
impermeabilizados para riego, 970 kilómetros de canales de
tierra, 1.150 kilómetros de drenajes y más de 4.000
pozos artesianos, así como dos grandes diques y otros dos en
proceso de licitación.
San Juan goza de uno de los cielos más límpidos del
mundo, lo que representa una ventaja comparativa tanto para el
turismo como para la investigación astronómica. Claro
que también hay desventajas: a menudo, los sanjuaninos sufren
los rigores del zonda, un viento seco y muy caliente que viene del
Pacífico, descarga la humedad sobre la Cordillera y genera una
sensación de agobio muy fuerte.
Déficit no sólo económicos
El Gran San Juan, que comprende los municipios Capital, Pocito,
Chimbas, Rawson y Rivadavia, concentra a 370.000 habitantes, 65,5% de
los 565.000 que pueblan la provincia. Su incidencia económica
es mucho mayor: se calcula que reúne 85% de las inversiones y
las empresas de todo el distrito. Probablemente por semejante
preeminencia, casi no hay estadísticas que reflejen la
evolución de la ciudad, por lo que, en la mayoría de
los casos, hay que recurrir a los datos sobre la provincia completa,
casi todos ellos provenientes del Indec.
Los indicadores provinciales de salud y educación son
bastante parecidos a los promedios nacionales, y en algunos casos,
incluso, ligeramente mejores. “Sin embargo, la mortalidad infantil
creció últimamente de 22 por mil a 25,8 por mil en los
menores de un año, con una incidencia muy grande del
componente posneonatal, lo que refleja claramente que los servicios
básicos de salud están colapsados”, dice Eduardo
Bustelo, miembro de una tradicional familia sanjuanina, dirigente del
Frepaso y candidato a diputado nacional por la Alianza.
En materia educativa hay en todo el distrito 960 establecimientos
que albergan a alrededor de 150.000 alumnos, sin contar las dos
universidades (la Nacional de San Juan y la Católica). La tasa
de escolarización es de 13,9%. Pero Bustelo vuelve a encender
luces amarillas: “El conflicto docente ha hecho perder casi un tercio
del año escolar y, por otro lado, el proceso educativo no
está acompañando la transformación productiva de
la provincia”, sostiene.
La última afirmación de Bustelo es corroborada por
el presidente de la Federación Económica de San Juan,
Jaime Bergé: “Tenemos que traer de otras provincias a los
profesionales necesarios para manejar nuevos emprendimientos o
mejorar la competitividad de los ya existentes”, afirma.
El empresario reconoce dos razones para ello: “Las universidades
no se ocupan lo suficiente de las necesidades del sector productivo y
la gestión pública, y la tradición laboral
fuertemente administrativa de la provincia no ha fomentado la
formación de cuadros técnicos y profesionales fuera del
derecho y la medicina”, asegura.
“El peso del sector público se ve claro cuando se comparan
las cifras de producción, que apenas alcanzan a $ 1.300
millones, con las de coparticipación, que suman $ 600
millones”, agrega.
Los únicos centros de investigación dedicados a
asesorar a la industria son el Instituto de Ingeniería
Eléctrica, el Instituto de Minería y la Escuela de
Caminos de Montañas, dependientes de la Universidad Nacional
de San Juan pero de gestiones autónomas. El Instituto Nacional
de Tecnología Agropecuaria (Inta) tiene presencia en la
provincia pero, como se sabe, no está orientado a la
formación de empresarios, “que es lo que necesita San Juan”,
dice Bergé.
Cambios veloces
El gran factor que puso de manifiesto la falta de personal
calificado es el explosivo crecimiento de los nuevos emprendimientos,
alentados por la promoción industrial y en su mayoría
sostenidos por capitales chilenos, porteños y mendocinos. Las
nuevas compañías llegaron con criterios de control de
calidad, de gerencia y de competitividad superiores a los que la
provincia está en condiciones de satisfacer.
No es un factor menor: la ley provincial 22.021, de
promoción industrial, atrajo a San Juan cerca de 140 empresas
que invirtieron casi $ 250 millones, ocupan casi 125.900 metros
cuadrados cubiertos y emplean a unas 7.000 personas. El
régimen de diferimientos impositivos, más reciente,
generó otros 182 emprendimientos industriales y agropecuarios;
en el sector manufacturero se captaron $ 240 millones, en tanto en el
agro se invirtieron $ 943 millones para afectar más de 110.000
hectáreas (50.000 dedicadas a la agricultura, que concentran
las mayores inversiones, y 60.000 a la ganadería).
Con ello, la economía sanjuanina, hasta hace poco dedicada
principalmente a la producción de uva para vino de bajo precio
y a las actividades administrativas -el Estado ocupaba casi un tercio
de la fuerza laboral-, sufrió una veloz transformación.
Tras el achicamiento del sector público y la caída
mundial del consumo de vino común, la provincia está
reconvirtiendo su vitivinicultura: es el primer exportador nacional
de mostos y está ejecutando un programa de cultivo de cepajes
finos que ocupa casi 15.000 hectáreas.
Además, la oliva (con casi 11.000 hectáreas nuevas),
las frutas de carozo y de pepita (especialmente el melón) y
las frutas secas han empezado a cultivarse con mayores recursos
tecnológicos: por ejemplo, el riego por goteo, que permite
ahorrar agua y mejorar la calidad final.
“El clima de San Juan determina que tengamos la más
temprana cosecha de frutas del país y las de mejor calidad,
tanto en carozo como en pepita”, asegura Alejandro Montilla,
subsecretario de Industria, Comercio e Inversiones. Por eso, explica,
se está apuntando “no sólo a explotar esa potencialidad
en términos de volumen y de continuidad, sino a empacar,
industrializar y hacer marketing para exportar”.
Afirma que ya hay instaladas en San Juan “importantes” empacadoras
de fruta fresca y que ya se está exportando. “En cinco
años tendremos pleno empleo”, se entusiasma.
Por otro lado, 17 compañías mineras internacionales
están haciendo prospección en la cordillera y la
precordillera sanjuaninas, y se calcula que en el año 2005 la
actividad alcanzará a 10% del producto bruto provincial (hoy
es de apenas 1,6%). “San Juan puede ser un productor importante de
minerales no metalíferos, cosa de la que Chile, por ejemplo,
carece”, dice Bergé.
El dirigente empresario se entusiasma al mencionar El
Pachón, un emprendimiento minero en avanzada marcha, que “a
fin de este año puede estar funcionando”. También
destaca el paso cordillerano de Aguas Negras, que liga a la provincia
con el puerto chileno de Valparaíso y cuyo acceso está
pavimentándose.
Otro campo en el que San Juan ha comenzado a crecer es el turismo.
Ischigualasto, el Valle de la Luna, famoso por sus geoformas y por su
riqueza paleontológica como cuna de varias especies de
dinosaurios, es un centro que hoy examinan varias empresas
extranjeras, interesadas en construir allí un parque de
atracciones de vanguardia.
Al mismo tiempo, la provincia está empeñada en
obtener la designación como parques nacionales de las reservas
de San Guillermo (860.000 hectáreas) y El Leoncito, mucho
más pequeña pero igualmente interesante como centro
ecoturístico. También comenzó a aprovechar las
orillas de los diques Ullum y San Agustín para instalar
complejos de vacaciones y de tiempo compartido.
Con 33 hoteles que reúnen 1.900 plazas, la ciudad de San
Juan tiene sólo uno de cinco estrellas (186 camas), dos de
tres estrellas y cinco de dos, lo que habla elocuentemente del
urgente desafío de aumentar la capacidad y, sobre todo,
mejorar la calidad de la oferta.
Cultura y política
La atracción que San Juan ejerce hoy en los inversores
despierta optimismo no sólo sobre su desarrollo
económico, sino también por una modernización
más amplia. “Hay poca vida cultural; ninguna librería
importante y bien surtida; buen cine, pero escaso, y muy pocos
espectáculos de nivel internacional”, informa Sebastián
Saharrea, jefe de redacción del Diario de Cuyo, el principal
matutino local. A tal punto, que entre los últimos
espectáculos dignos de mención sólo recuerda un
recital de Luis Alberto Spinetta y el estreno, por parte de la
Orquesta Sinfónica de San Juan, de dos obras de Luis Jorge
González Fernández, un compositor sanjuanino
contemporáneo residente en Colorado.
“La universidad está demasiado encerrada sobre sí
misma”, sostiene Rolando Caldentey, gerente del Nuevo Diario, el
principal semanario local, pero cree que la afluencia de
jóvenes ejecutivos y profesionales que llegan a la provincia
de la mano de los nuevos emprendimientos “dinamizará la
cultura y la formación de recursos humanos”.
Como en tantas otras ciudades argentinas de provincia, la sociedad
sanjuanina es fuertemente conservadora, católica y moralista,
con gran apego a tradiciones tales como la siesta y la reunión
de amigos en el bar. Aún ejercen un fuerte predominio ciertos
apellidos, no sólo en el terreno empresario -las
compañías de capital local son todas familiares-, sino
también en el político, donde las estructuras
partidarias tienen una influencia bastante más limitada que en
otras ciudades del interior.
Al margen del Partido Justicialista, actualmente a cargo de los
gobiernos provincial y del municipio de la capital, la actividad
política sanjuanina está casi circunscripta a
agrupaciones locales, como el Partido Bloquista o la Cruzada
Renovadora. Como un desprendimiento de esta última
surgió hace poco Desarrollo y Justicia, cuyo presidente, Jorge
Avelín, es pariente del vicepresidente de la Cruzada, Alfredo
Avelín. Fuentes políticas sanjuaninas atribuyen la
escisión más a desencuentros familiares que a
diferencias políticas.
Probablemente por ese singular cuadro de situación
-además de las razones de orden nacional, claro-, San Juan fue
uno de los primeros distritos en los que la Unión
Cívica Radical y el Frepaso acordaron constituir la Alianza
fundada por los dirigentes porteños y bonaerenses de esas dos
agrupaciones, con la intención adicional de generar un
programa de consenso capaz de atraer a otras fuerzas que coincidan no
sólo en objetivos generales, como los vinculados con el
mejoramiento de la educación y el combate a la
corrupción administrativa, sino también en otras
necesidades locales, como la de garantizar que el proceso de
radicación de nuevas inversiones, originadas fuera de la
provincia y atraídas por el programa de diferimientos
impositivos, resulte en establecimientos a largo plazo.
En carne propia
Es común escuchar a los sanjuaninos quejarse de que sus
dirigentes políticos y universitarios tienen una actitud
autosuficiente y poco dispuesta al diálogo con la comunidad.
Sin embargo, el visitante desprevenido puede sospechar que se trata
de una exageración o de uno de esos tantos mitos que se
instalan en una sociedad y que todos sus integrantes avalan sin
necesidad de comprobarlo.
Nada de eso. Después de una semana de estadía en San
Juan, en la que realizó cerca de 20 llamadas
telefónicas a la secretaría privada del intendente de
la capital y otras tantas al despacho del rector de la Universidad
Nacional de San Juan, a lo que deben sumarse varias recomendaciones y
presentaciones indirectas hechas por terceros oficiosos, este enviado
lo sufrió en carne propia: por primera vez desde que MERCADO
puso en marcha la serie “Grandes ciudades argentinas” -ésta es
la séptima entrega-, no pudo obtener las opiniones del
intendente ni del rector de la principal universidad local.
De la agroindustria al turismo
Con una economía basada fuertemente en las manufacturas de
origen agrícola, San Juan apuesta a un desarrollo -amplias
promociones mediante- más diversificado, en el que las
actividades turísticas tienen un lugar de privilegio. Hoy por
hoy, el mayor escollo es el costo de la energía
eléctrica, que originó un arduo debate.
Según datos oficiales del Ministerio de la
Producción, Infraestructura y Medio Ambiente de San Juan, la
producción provincial se ubica alrededor de $ 1.400 millones,
con preponderancia de la actividad industrial, que suma unos $ 1.000
millones, seguida por el comercio ($ 200 millones), los servicios ($
150 millones) y la minería ($ 20 millones). En 1995,
aproximadamente la mitad del producto industrial correspondía
a la agroindustria, proporción que, según los
especialistas, se mantiene.
El año pasado, la provincia exportó por $ 90,1
millones (6,4% de la producción total). De esa cifra, $ 52
millones (57,7%) correspondió a manufacturas de origen
agropecuario; dentro de ellas, a la vez, los mostos concentrados
aportaron 48%, las pasas de uva 18,5% y los vinos 14%. Las
manufacturas industriales representaron 32% de las exportaciones
totales, con preponderancia de los productos de origen minero (65%)
y, dentro de éstos, de las ferroaleaciones (dos tercios).
Finalmente, las materias primas totalizaron 10,3% de las ventas de la
provincia al exterior.
La industria sanjuanina alberga a algunos de los grandes nombres
nacionales, con bodegas como Peñaflor, Cepas Argentinas (antes
Gancia), Cinba (Cinzano) y Saint Remy, o empresas como
Electrometalúrgica Andina (principal productora y exportadora
nacional de carburos), TCASA (antes Puerto Seco, líder en
fabricación de ramajes y cables para automotores,
perteneciente al grupo Pescarmona) y Frutos de Cuyo (una de las
principales productoras de conservas de tomate del país,
subsidiaria del grupo Arcor).
Semejante variedad se debe a la atracción que ejercen las
políticas de promoción industrial aplicadas por el
gobierno sanjuanino, cuya defensa constituye un punto de acuerdo
básico entre los partidos políticos y las
cámaras empresariales de la provincia. Prueba de ello es la
enérgica respuesta pública del presidente de la
Unión de Empresarios Industriales, Leopoldo Spadoni, al
número dos del Ministerio de Economía de la
Nación, Carlos Rodríguez, a quien incluyó entre
“los fundamentalistas del mercado que creen que el liberalismo
ortodoxo y a ultranza es el encargado de resolver mágicamente
las asimetrías regionales y alcanzar automáticamente un
desarrollo armónico de toda la Nación” e invitó
a visitar los parques industriales de San Juan para que evalúe
los resultados de las políticas de promoción.
Sin embargo, 85% de las empresas locales son Pymes, con ingresos
que rara vez superan los $ 10 millones por año. “Los
diferimientos impositivos destinados a fomentar la actividad
agrícola no resuelven el problema de los pequeños y
medianos productores, que no tienen deuda impositiva suficiente para
diferir”, advierte Jaime Bergé, presidente de la
Federación Económica de San Juan.
Para ellos, Bergé postula una política de
financiamiento de la reconversión y la tecnificación,
así como de fomento de la asociación cooperativa, que
les permita “no sólo acceder mejor al dinero, sino aumentar la
capacidad de inversión y de negociación”. Eduardo
Bustelo, candidato a diputado nacional por la Alianza para el
Trabajo, la Educación y la Justicia, coincide con el
empresario.
Problema de alto voltaje
El problema más inmediato que enfrentan los empresarios
sanjuaninos es el costo de la energía eléctrica, que se
multiplicó entre dos y cinco veces tras la
privatización de la Empresa de Energía, en enero
pasado. Edessa, actual proveedor, “no mejoró el servicio pero
duplicó los costos, porque el contrato de concesión
contempla un sistema de cargos fijos que se calculan sobre la base de
los consumos máximos de cada empresa”, explica el gerente de
la Unión de Empresarios Industriales, José Luis
Sánchez.
“En una zona como San Juan, con industrias estacionales, esa
política es asesina”, se queja Bergé, y agrega: “Las
empresas que fabrican mosto, por ejemplo, concentran su actividad
entre enero y mayo, cuando consumen 500 o 600 kilovatios, contra 200
o 300 que gastan en temporada baja, pero, de acuerdo con las normas
vigentes, deben contratar los 600 kilovatios para el año
entero”.
Por ese motivo, 20 instituciones de diverso origen -la Universidad
Nacional, el Centro de Aviación Civil, la Unión
Vecinal, cuatro clubes sociales y 13 organizaciones empresariales
sectoriales- formaron una multisectorial con el fin de solicitar la
revisión del contrato de concesión otorgado a Edessa
por el Estado provincial.
A construir
El hotel Alcázar es el único de cinco estrellas en
San Juan. Su dueño, el ingeniero Atilio Bogian, es
también propietario de una constructora y una fábrica
de cerámicas, ambas de nombre Scop, y de una firma dedicada al
asesoramiento previsional.
“Scop nació en 1972 como una constructora dedicada a las
viviendas”, cuenta Bogian, e informa que en 1980 comenzó la
fabricación de cerámicas, al tiempo que dejó la
construcción de vivienda pública por los edificios
autofinanciados. “Hoy trabajamos en dos edificios y en un barrio de
nivel medio-alto, con una inversión total de $ 20 millones”,
indica. El grupo tiene previsto facturar este año $ 30
millones, monto al cual la constructora aportará $ 5,5
millones y el hotel, $ 2,5 millones.
La estrella del holding es la cerámica: “Empezamos
fabricando unos 70.000 metros cuadrados por mes y en 10 años
habíamos crecido a 650.000”, dice Bogian, y asegura que la
compañía controla 15% del mercado nacional. Exporta 15%
de su producción a destinos tales como Bolivia, Chile, Estados
Unidos, Paraguay, Sudáfrica y Uruguay, y aspira a aumentar esa
proporción a 25%.
Pero la construcción también tiene futuro: “No
existen en San Juan hoteles de cuatro estrellas y los únicos
dos de tres deben ser remozados y mejorados”, afirma Bogian,
satisfecho porque “hay inversiones importantes” en el sector.
“Nosotros estamos invirtiendo $ 3 millones por el programa de
diferimiento impositivo para la promoción del turismo”,
anuncia. La mitad de ese dinero, detalla, se aplica a levantar un
hotel de 36 habitaciones y apart-hotel de 22 en Santa Lucía, y
la otra mitad, a un hotel y spa en Pismanta, con 44 habitaciones
más todos los servicios típicos de los establecimientos
dedicados al turismo de salud.
El plan de inversiones comprende además un complejo
turístico integral que se llamará Bahía ($ 8
millones), un centro ferial en la vieja estación del
ferrocarril ($ 2,5 millones) y un centro de convenciones que
estará listo a fin del año próximo.
Todos los proyectos se encuadran dentro de una política
agresiva de promoción de la actividad turística,
dirigida por un ente estatal (el Ente de Promoción del
Turismo, Enprotur) y otro privado (el Ente de Prestadores de
Servicios Turísticos, Enpresetur, presidido por el propio
Bogian).
Según el empresario, ambas instituciones realizaron durante
el año pasado y lo que va de éste “un importante
trabajo de promoción en el nivel nacional”, que
permitió que el flujo turístico a la provincia
aumentara 25%. “El año que viene nos dedicaremos a promover
San Juan en el Mercosur, apuntando al ecoparque de Ischigualasto”,
concluye.
Navegando en el desierto
Bahía de las Tablas es un complejo turístico de
tiempo compartido ubicado a 15 kilómetros de San Juan, sorbre
la orilla del embalse Ullum, con 370.000 metros cuadrados
parquizados, 10.000 metros cubiertos, 4.500 metros semicubiertos y
una playa de casi cinco hectáreas. Tiene 80 cabañas de
130 metros cuadrados cubiertos cada una, un club privado, piscinas,
restaurantes, un supermercado, canchas de tenis y un puerto. El
complejo está calificado como golden crown, una
categoría equivalente a las cinco estrellas.
“Se eligió este lugar tanto por el diferimiento impositivo
como porque es ideal para los deportes náuticos, ya que el
embalse tiene vientos permanentes, todo el año, de entre tres
y cinco nudos, y del cuadrante sud-sudeste”, explica Fabián
Morales, gerente comercial de Bahía SA, filial del grupo
Leccorp.
El complejo demandó una inversión de $ 7 millones
que, de acuerdo con el plan de negocios, se recuperarán en un
lapso máximo de seis años, a través de la
asociación de unas 4.000 familias mediante el sistema de
tiempo compartido. “En pleno funcionamiento puede facturar unos $ 5,5
millones por año”, dice Morales.
El gerente subraya que el Estudio Liendo, autor del proyecto
arquitectónico, “cuidó particularmente el ecosistema,
así como la integración paisajística con el
medio ambiente”, al tiempo que lo dotó de una
concepción funcional “capaz de modificar sus
características y sus modos de comercialización
según las exigencias de la demanda”.
Fierros para el mundo
Electrometalúrgica Andina nació en 1949, con
capitales de la francesa Pechiney, y se dedicó sólo a
la producción de carburo de calcio hasta 1978, cuando
empezó a fabricar silicio metálico. En el ´82 Pechiney
vendió la empresa a inversores sanjuaninos y siete años
más tarde se definió su perfil exportador, sobre la
base del silicio. Hoy exporta 70% de su producción a 45
países, principalmente de Europa.
En 1993 comenzó a automatizar el control de hornos y a
producir sílico calcio con tecnología de vanguardia. Un
año después introdujo el carbón recarburante,
para lo cual instaló laboratorios para control y
certificación de calidad que “son los más modernos en
América latina” y sin los cuales “la compañía no
podría exportar”, según Roberto Carmona, director de
Aseguramiento de Calidad y Logística e hijo del propietario de
la firma.
En el ´95, en sociedad con la holandesa Van Leer, inauguró
una fábrica de envases metálicos para no tener costos
adicionales y automatizó por completo la fabricación de
carburo de calcio y sílico calcio.
La empresa tiene cuatro centrales hidroeléctricas propias
que le proveen 20% de la energía eléctrica que
necesita, además de una central térmica para casos de
emergencia y conexión a la red nacional. También
invertirá $ 20 millones en otra central térmica. Y
participa de la licitación para la represa Caracoles-Punta
Negra.
“La electricidad es nuestro principal insumo”, justifica Carmona,
y añade: “Somos una industria grande en la región,
consumimos 50% de la electricidad que usa San Juan, pero somos una
empresa pequeña entre nuestras competidoras internacionales”.
La compañía, cuyos principales clientes son las
siderúrgicas, factura unos $ 40 millones por año y
espera aumentar 25% sus ingresos el año próximo.
“Para poder competir decidimos mejorar al máximo nuestra
logística para reducir los costos de transporte, por ejemplo
saliendo por puertos chilenos, y optimizamos nuestra relación
con el cliente, diversificando la producción y manteniendo un
constante servicio de posventa”, relata Carmona.
El ejecutivo agrega datos: “Somos una industria
conocimiento-intensiva, por eso tenemos en planta ingenieros de casi
todas las especialidades. Estamos trabajando para conseguir la
certificación ISO 9002, indispensable para seguir exportando,
y de aquí a cuatro años tendremos que tener
también la ISO 14.000, norma medioambiental. Todo eso es
costo, pero estamos acostumbrados a reinvertir, ya que en los
últimos tres años pusimos $ 10 millones en la empresa”.
Licores para todos los gustos
La planta de Cinzano en San Juan tiene más de 70
años. Hoy pertenece a la multinacional británica ADB
-en la Argentina se llama Cinba- y cuenta con capacidad para procesar
30 millones de litros de vino por año, máximo
histórico alcanzado durante la década de los ´80,
aunque actualmente procesa sólo entre 15 y 20 millones.
Junto al vermouth Cinzano, los principales productos de la firma
son los cognacs Otard Dupuy Reserva San Juan y Ramefort -producto de
una joint-venture con la bodega francesa Otard, que tiene vigencia
desde los años ´30- y la caña Legui. Por otro lado, el
año pasado Cinba compró la bodega mendocina Navarro
Correas, que no sólo continúa produciendo los vinos de
esa marca sino también los Rodas, anteriormente elaborados en
San Juan por Cinzano. Por esta razón, el plantel en San Juan
se redujo de 150 personas hace dos años a las 100 actuales.
“De los ingresos totales de la planta, de $ 50 millones por
año, Cinzano aporta la mitad, la caña Legui 20%, los
cognacs 15% y el restante 15% se distribuye entre el aperitivo
Cazalís, el vermouth Oro, el gin, el amaretto y el
analcohólico Herba, que captura 5% del mercado que domina
Terma”, informa el gerente general, Emilio Pallúa.
“Pero el futuro no se ve claro”, advierte el ejecutivo, pues “el
vermouth no está de moda”. Sostiene que en los últimos
10 años el consumo cayó casi a la mitad porque “la
gente busca bebidas más light; el gusto cambió”. Por
otra parte, dice, “Cinzano es vino, no un aperitivo como Gancia, por
lo cual su precio es mucho más alto, lo cual también
incide en los hábitos de consumo”.
Pero acaso no sea tan negro el porvenir: aunque advierte que la
decisión está “en veremos”, Pallúa revela que
ADB está considerando la posibilidad de cerrar la planta
brasileña de Cinzano y concentrar en San Juan la
producción para toda Sudamérica.
El arte de la fruta
“San Juan es uno de los pocos lugares del mundo considerados
naturalmente ecológicos; eso me motivó a intentar un
negocio de procesamiento artesanal de frutos locales, ya que
partíamos de una materia prima excepcional”, introduce Rafael
Jornet, dueño y presidente de Jornet SA.
“Lo más importante era la idea de procesar artesanalmente
nuestros productos, para que conservaran estándares de
excelencia; es lo que seguimos haciendo desde hace 30 años”,
dice, y se apoya en los premios que la compañía obtuvo
en ferias internacionales realizadas en Alemania, Francia,
España, Estados Unidos, Brasil y Dinamarca.
La empresa produce higos blancos, batatas y zapallos en
almíbar; dulce artesanal y jalea de membrillo; dulce de
alcayota; peras y manzanas al marsala; corazones y fondos de
alcauciles, y espárragos blancos y verdes. “Esta industria es
difícil por su carácter estacional: hay insumos que se
procesan durante no más de 30 días al año, pero
debe haber producto todo el año, lo que exige espaldas
financieras importantes”, advierte Jornet. Por ello se
diversificó la producción, “de modo de poder trabajar
tanto con insumos de verano como de invierno”, agrega.
“Hemos logrado entrar en Carrefour, Coto, Norte y Wal-Mart,
más de 100 bocas en total”, afirma el empresario. Gracias a
ello, las ventas aumentaron 300% este año, lo que
determinó que se triplicara la planta de personal. Causas o
consecuencias de semejante crecimiento, lo cierto es que el salto
alcanzó a todos los niveles de la empresa: ahora sus productos
tienen un envase exclusivo fabricado por Rigolleau, cambió las
etiquetas de papel por las de polipropileno, que no se ensucian ni se
degradan con la humedad, contrató asesoría
especializada de marketing e instaló una oficina de ventas en
Buenos Aires. Toda la inversión sumó $ 400.000.
“Estamos produciendo unas 200 toneladas al año y vamos a
crecer 50% el año que viene”, asegura Jornet, y agrega que se
propone destinar 30% de la producción a la exportación,
especialmente al Mercosur. “Todo esto -señala- nos obliga a
mejorar la eficiencia: hace dos años, con un grupo de
ingenieros sanjuaninos y apoyo del Conicet, estamos desarrollando un
brazo robótico para pelar frutas. Es una novedad en el mundo,
que deberá estar lista para fin de año.”
Pinchazos y algo más
AMP San Juan nació en 1978, como filial de Precision
Valves, una empresa norteamericana dedicada a la fabricación
de válvulas para aerosoles, primera en el mundo “por volumen
(75% del mercado mundial), capacidad económica,
tecnología, calidad y costos”, según Roberto
Sánchez, gerente general local de la firma, que factura unos $
22 millones por año.
A poco andar, debido a la competencia, AMP San Juan decidió
diversificarse: por un lado, comenzó a fabricar tapas de
plástico inyectado para cosméticos en aerosol y, por
otro, se asoció a Becton Dickinson, una fábrica
internacional líder de jeringas descartables, e instaló
una planta en la provincia.
“Elegimos las jeringas porque tienen dos elementos de
plástico inyectado”, dice Sánchez, y asegura que, desde
que la firma incursionó en ese negocio, en 1986, creció
hasta controlar 35% del mercado. “Proveemos a todos los laboratorios
que incorporan jeringas descartables a sus medicamentos y compartimos
el primer lugar del mercado masivo con otra empresa nacional”,
agrega.
El problema es la competencia externa: “Nuestros controles de
calidad son de nivel internacional y la esterilidad de nuestro
producto es perfecta, pero nuestra jeringa, la Plastipack, es 50%
más cara que cualquier jeringa coreana o china, aunque la
calidad de éstas no sea similar”, dice el ejecutivo.
“El Instituto Argentino de Racionalización de Materiales
emite un sello de calidad, que tienen tanto nuestro producto como el
de la otra fábrica argentina y que debería ser
obligatorio para introducir cualquier producto importado, pero no lo
es”, protesta Sánchez. “Por eso peleamos para que se
establezca una diferenciación de precio por nivel de calidad”,
agrega.
Según Sánchez, la empresa vende actualmente unos 40
millones de jeringas por año, lo que le reporta ingresos por $
3,5 millones, y crece a un ritmo de 8% anual. “Seguimos invirtiendo:
trajimos una armadora italiana automática para jeringas y
estamos por comprar otra, e incorporamos una impresora para el papel
del blister”, indica.
En el segmento de las tapas plásticas, la firma
compró seis nuevas inyectoras y moldes nuevos, y
suscribió contratos de exclusividad con Johnson & Johnson,
Unilever y Clorox.
De la uva a la tele
Estornell es una de las más tradicionales empresas
sanjuaninas. Fue fundada en 1913 como destilería. Hoy es un
grupo con tres canales de televisión abierta (el 8 de San
Juan, el 7 de Mendoza y el 6 de San Rafael), participación en
canales de cable de ambas provincias y en el 13 de Buenos Aires, y
una radio fronteriza. Además, es el principal exportador de
mosto concentrado de la Argentina y acaba de plantar 500
hectáreas de viñedos para vinos finos.
“La exportación de mosto facturó, en 1996, unos $ 20
millones, mientras las televisoras, tomadas en conjunto, aportan unos
$ 9,5 millones por año”, dice Raúl Estornell, nieto del
fundador y actual presidente de la firma.
En total, el grupo emplea unas 200 personas y realizó
inversiones recientes por $ 2 millones para cada una de las dos
actividades principales. “Acabamos de comprar tecnología
digital en Estados Unidos para poder realizar producciones en
exteriores y mejorar la imagen, y en la fábrica de mostos
incorporamos sistemas de llenado aséptico y pasteurizado, y
filtros gigantescos que permiten hacer mostos sin aditivos ni
conservantes”, detalla.
Respecto de la fábrica de mostos, Estornell sostiene que la
política es “netamente exportadora”. Asegura que tiene
presencia en los cinco continentes, pero destaca a Estados Unidos,
que concentra 75% de las exportaciones de la firma, y a China, un
mercado nuevo y “muy interesante”.
El récord de venta tuvo lugar en 1995, cuando
exportó 30.000 toneladas de mosto, lo que representa unos
130.000 toneladas de uva, casi la tercera parte de la
producción total de uva de San Juan, que fue de 450.000
toneladas. En 1996 el negocio cayó a la mitad porque no hubo
uva y este año “crecerá poco, porque apareció
una gran cantidad de nuevos productores de mosto”.
De cara a los problemas concretos
La Universidad Católica tiene un perfil altamente
innovador, con cátedras modernas tales como la de
Victimología, y de contacto directo con la producción,
con carreras como la de degustador de vinos.
La Universidad Católica de San Juan empezó a
funcionar en 1959. Consta de cinco facultades: Derecho, Ciencias
Económicas (dicta Contaduría Pública,
Economía y Comercio Exterior), Filosofía (se cursa
Psicología, Psicopedagogía y un terciario en Docencia),
Ciencias de la Salud (dicta Enfermería, Instrumentación
Quirúrgica y Nutrición) y Ciencias de la
Alimentación (dicta Tecnología en Alimentos e
Hidrología).
Además, tiene un colegio primario y otro secundario, y una
subsede en San Luis. Por todo ello reúne unos 4.000 alumnos
terciarios y 1.800 en los colegios, informa Luis María
Martín, rector del Centro de Estudios.
“Nuestros egresados ocupan muchos cargos directivos,
públicos y privados, y colaboramos con muchísimas
universidades del mundo”, dice Martín, y agrega que “el fruto
más reciente de esa política de intercambio es una
cátedra Unesco dedicada a la victimología, la
disciplina que se ocupa de la comprensión de las
víctimas de cualquier clase de agresión, desde la
física hasta la social”.
Martín explica que esa cátedra -creada por un
psiquiatra y psicoanalista argentino que hace ocho años que
vive y trabaja en Francia, llamado Juan López-
comenzará a dictarse el año próximo y tiene una
característica interdisciplinaria, ya que se realiza en forma
comparada y en red con otras universidades latinoamericanas y
europeas.
“También estamos terminando un proyecto de
producción de quesos de cabra; estamos formando degustadores
de vino; tratamos de conseguir la financiación para poner en
marcha un hospital escuela y tenemos un prosgrado en docencia
universitaria para nuestros propios profesores”, agrega
Martín.