El futuro da trabajo

    El Grupo de los Ocho (que en realidad son siete) ha adquirido
    notable protagonismo como portavoz privilegiado del sector
    empresario. Consultados por MERCADO (ver nota en la página 90)
    sus principales representantes dijeron que están de acuerdo en
    casi todo, menos en dos cuestiones que, en buena medida,
    definirán el rumbo inmediato de la Argentina: la
    política industrial y la reforma laboral.

    Es preciso reconocer que este último punto divide, como
    ningún otro, las aguas en los ámbitos de la
    política, los negocios y el sindicalismo. Fue, entre otras
    cosas, el motivo de la primera escaramuza en el seno de la flamante
    Alianza opositora. Su vocero económico, José Luis
    Machinea, abordó la cuestión en una entrevista con
    MERCADO (pág. 16) para advertir que no se puede hacer de la
    reforma del régimen laboral un dogma y que la realidad del
    mercado de trabajo avanza más rápido que las
    discusiones sobre el tema.

     

    La nueva frontera

     

    El extenso informe especial que ocupa la Portada de esta
    edición aporta importantes pistas acerca de la
    revolución silenciosa y profunda que está trazando
    -también en la Argentina- la nueva frontera del trabajo para
    cuadros gerenciales y profesionales.

    Los mejores sueldos no están en la industria tradicional,
    eso ya es sabido. Tampoco en los servicios, sino en las empresas que,
    desde distintas actividades, ocupan la vanguardia tecnológica:
    las telecomunicaciones, la informática, la industria
    química y los laboratorios farmacéuticos. En el
    universo high tech no sólo se remunera bien a los
    técnicos de la especialidad. Es un sector que busca excelencia
    para toda su estructura, y está dispuesto a pagarla.

    También aceptan pagar más los bancos, embarcados en
    la carrera de la reconversión del negocio, para captar
    talentos que antes desdeñaban en las áreas de ventas y
    marketing.

     

    Todo a medida

     

    Más allá de las controversias públicas sobre
    el futuro del trabajo, las empresas argentinas de todo tamaño
    y condición adoptan aceleradamente las nuevas reglas de juego.
    La investigación realizada por la consultora Hewitt para
    MERCADO revela que mecanismos tales como la evaluación de
    puestos y de desempeño son ya moneda corriente en la
    mayoría del mundo empresario, desde las Pymes locales hasta
    las multinacionales.

    También lo son las compensaciones variables (comisiones,
    bonos, incentivos), aplicadas en todas las áreas de la
    organización y de las cuales depende alrededor de un tercio de
    los ingresos de los gerentes de primera línea.

     

    Se busca socio

     

    La cuestión parece vincularse con una nueva
    filosofía de las organizaciones. Las empresas quieren que sus
    proveedores (de bienes, servicios, trabajo y talento) actúen
    como socios. Y los socios, ya se sabe, comparten los riesgos; sus
    ganancias están atadas a los resultados.

    Esto es algo que están aprendiendo, a un alto costo y en
    medio de ásperos conflictos, las agencias de publicidad (ver
    nota en la pág. 155). Sus clientes ya no aceptan pagar a
    ciegas honorarios fijados por una fórmula inamovible. Quieren
    retribuir a la medida de los resultados, y son cada vez más
    los publicitarios dispuestos a negociar sobre esas bases.

     

    Basura cibernética

     

    Las agencias están, en verdad, bajo fuego cruzado. Por un
    lado, la guerra de los honorarios. Por el otro, el advenimiento de
    nuevos medios que prometen realizar -a un costo extremadamente bajo-
    la tarea del marketing uno a uno, que supuestamente tornará
    obsoleta a la publicidad tradicional.

    Pero también este nuevo mundo feliz tiene su lado oscuro.
    Porque no se trata sólo de la publicidad a través de un
    sitio en Internet, donde el anunciante tiene que esperar a las
    visitas. El atajo electrónico permite entrar sin
    invitación a las computadoras de potenciales clientes.

    El uso y abuso del correo electrónico con fines
    promocionales (ver informe en la pág. 127) está
    colocando una pesada carga de junk mail en el ciberespacio, entorpece
    las comunicaciones e irrita a los usuarios de la Red, hasta el punto
    de decidirlos a levantar murallas informáticas alrededor de
    sus buzones.

     

    No hay vacunas

     

    Todo indica que la alta tecnología puede aportar
    formidables herramientas, pero no es una vacuna contra la torpeza.

    Como señala en esta edición el consultor Alejandro
    Di Paola, quien le manda (por e-mail o como sea) una pieza
    promocional de alimento para gatos a un individuo que no tiene gatos
    (y quizá los detesta) no sabe nada de marketing y está
    destinado a fracasar.

    La inteligencia en la selección del mensaje y del receptor
    se potencia con los recursos de la informática, pero no es
    reemplazada por ellos.

     

    Sin objetivos, sin visitas

     

    “¿Por qué es ésta la década del
    marketing de base de datos?”, se preguntó Miles Megdal,
    profesor de la Universidad de Nueva York y ex ejecutivo de American
    Express, durante su ponencia en el reciente Seminario MERCADO Data
    Base Marketing (ver el artículo de la página 119).
    “Porque no podemos darnos el lujo de invertir recursos en clientes
    que están fuera de nuestro target.”

    Salvador Filiba, presidente de Dial Database Marketing,
    señaló, en esa ocasión, que, antes que el costo
    y la potencia de los equipos, lo que cuenta es la creatividad en el
    uso de la herramienta. “Tenemos que dirigir nuestros esfuerzos de
    comunicación en función del valor del cliente y
    encontrar el perfil de ese 20% que genera 80% de nuestras ganancias.”

    Federico Raggi, Internet Manager de Microsoft Argentina,
    advirtió, por su parte, que la Web es, ante todo, un medio de
    nichos; quien quiera aprovecharlo como herramienta comercial
    deberá tener claramente definido a qué perfil
    específico de consumidores apunta. “Existe una gran
    confusión; se cree que tener presencia en la Red es armar un
    site”, afirmó Raggi. “El resultado de esto es que la
    mayoría de los sites nacen sin objetivos y mueren sin
    visitas.”

     

     

    De cara a la sociedad

     

    El uso racional del ciberespacio podría sumarse, desde otra
    perspectiva, a la extensa lista de problemas en los que se requiere
    una demostración de sentido de responsabilidad social por
    parte de las empresas.

    La transparencia e inmediatez de la información las ha
    colocado en un lugar crecientemente (a veces, incómodamente)
    expuesto, y ni la publicidad ni las relaciones públicas son
    suficientes para preservar su imagen: la sociedad espera ver
    señales más concretas.

    Es esta nueva conciencia de las empresas la que impulsa un cambio
    acelerado en la naturaleza de las fundaciones financiadas por el
    sector privado (ver informe en la pág. 133).

    Estas organizaciones comienzan a advertir que la
    filantropía no puede seguir transitando por los caminos
    trillados. El espacio que ha dejado libre el Estado con la
    privatización de la economía ofrece no sólo
    oportunidades de hacer negocios, sino de desarrollar proyectos en
    terrenos -como la educación- donde la sociedad tiene sus
    mayores carencias y expectativas.

     

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