Los grandes anunciantes de la Argentina

    Una primera aproximación al tema de la inversión
    publicitaria acumulada en los 10 primeros meses de 1996 en
    función de los grandes anunciantes permite corroborar que
    aquélla ha acompañado las características
    relevantes de la situación global: el peso de los big players
    internacionales, el fenómeno particular de las casas de venta
    telefónica, el protagonismo del aparato oficial y de los
    mismos medios como actores del escenario comunicacional.

    Así, en el ranking general de los 50 pesos pesados
    —armado a partir de un mix de los primeros 30 puestos de cada
    categoría de anunciantes—, picó en punta el
    gigante multinacional Unilever, que con sus $ 106,6 millones aventaja
    por varios cuerpos a sus seguidores inmediatos. De éstos, los
    especialistas suelen dejar de lado el caso de las organizaciones de
    venta directa (como Sprayette y Free House, que copan el 2º y
    4º lugar con $73,6 y $ 44 millones), ya que sus mensajes no se
    pueden considerar estrictamente publicitarios. Aceptando ese
    criterio, descuella el tercer sitio ocupado por el Poder Ejecutivo
    Nacional; sus casi $ 55 millones dan cuenta de una fuerte
    vocación comunicadora. Se podría argumentar que el
    ‘96 fue el año de la crucial elección de jefe de
    gobierno de la ciudad de Buenos Aires; sin embargo, el dato de los $
    31,7 millones invertidos por el Poder Ejecutivo de la provincia
    bonaerense (puesto 11), que no debió afrontar ninguna compulsa
    electoral, permite suponer que aquella vocación es un
    componente estructural de la política gubernamental del
    Partido Justicialista que, por su parte, como institución
    política, es la única que figura dentro de los primeros
    50, con $ 11,7 millones (puesto 45) destinados a difundir sus
    mensajes.

    La ubicación en lugares destacados de las editoriales
    Atlántida y Perfil, y los diarios Clarín, La
    Nación y El Cronista, avalan la sólida política
    publicitaria de los medios gráficos, que luego se desglosa en
    un ranking propio.

    Mención aparte merece la situación de Sitea (Sistema
    Teleeducativo Argentino), entidad también oficial orientada a
    las campañas de bien público (5º puesto con $ 42,2
    millones), a la que los medios deben ceder un porcentaje de su
    espacio de publicidad en forma gratuita. Los datos de este listado de
    big fishes se compadecen con el desglose de la inversión total
    por rubro. Allí —salvando nuevamente el especial primer
    puesto de las “casas de venta”—, los tres lugares del
    podio les corresponden a la alimentación, los medios
    gráficos y editoriales y las instituciones políticas y
    civiles. Ellos, junto a quienes los siguen en importancia
    —productos de cosmética, varios, artículos para
    oficina, finanzas/seguros/Bolsa/cambio, productos de laboratorio
    (línea humana) y bebidas sin alcohol—, se llevan casi 55%
    del total invertido.

     

    Quién, cuánto y dónde

    En el ranking de la inversión total de las empresas
    propiamente dichas, se siente con fuerza el predominio de las
    pertenecientes a la alimentación, la cosmética y los
    productos de limpieza, ya que ocupan 14 de los primeros 30 lugares.
    De las petroleras sólo juegan en las ligas mayores YPF y
    Shell, de las automotrices Ciadea y Sevel, y de las entidades
    bancarias el Grupo Banco Provincia y el Galicia. Por su parte, las
    telefónicas no se quedan afuera, esta vez preponderando
    Telecom por sobre Telefónica. Por lógica, pasada la
    euforia del lanzamiento del sistema, de las AFJP sólo aparecen
    en este primer pelotón la perteneciente al Grupo Provincia y
    Consolidar.

    Al pasar a la asignación de recursos por medios, la
    televisión abierta se lleva como de costumbre la mayor parte
    de la torta. Si bien los protagonistas no varían demasiado, se
    destaca el hecho de que Cervecería Quilmes aventaja a las
    contendientes de la guerra de las colas —Pepsi y Coca—
    ocupando el tercer puesto con $ 28,8 millones de inversión, y
    se cambia el juego de las petroleras: Shell ($ 13,8 millones) supera
    a YPF ($ 12,4 millones) y entra en la cancha Esso ($ 10 millones).
    También irrumpe Terrabussi/Nabisco entre las alimentarias, y
    Telekino en los juegos de azar.

    La televisión por cable, si bien todas las estimaciones y
    opiniones apuntan a señalar un importante crecimiento de su
    share, todavía registra presupuestos mucho menores que su
    hermana mayor. Asimismo, la dispersión de rubros y la
    diferente ubicación de los mismos protagonistas en el ranking
    parecen revelar que la evaluación de sus targets y alcance
    todavía no está muy clara en la decisión de los
    anunciantes.

    En los diarios, otro medio de buen rango en el monto de
    inversión, las dos telefónicas toman la delantera y,
    por el nivel de sus presupuestos, evidencian preferirlos como
    vehículo para comunicarse con sus usuarios. La masividad de
    llegada y la mayor accesibilidad de las tarifas seguramente deben
    influir en la presencia de las cadenas de supermercados; así
    Carrefour y Coto —en un cabeza a cabeza—, y más
    lejos Disco y Tía/Tía Express, eligen el tradicional
    papel entintado para librar sus batallas. También aparecen en
    escena las demás automotrices: Ford, General Motors, Fiat y
    Volkswagen forman un pelotón bastante compacto no muy lejos de
    Sevel aunque sí a considerable distancia de Ciadea. Otros
    nuevos actores son Aerolíneas Argentinas/Austral y Lapa, los
    bancos Hipotecario Nacional, Citibank y Boston, y las AFJP Previnter
    y Siembra.

    Dentro del papel impreso las revistas exhiben presupuestos menores,
    pero la composición de sus players no depara mayores
    sorpresas. Salvo quizás el tercero y cuarto puestos ocupados
    respectivamente por Assistance SA y Sancor, la solitaria presencia en
    el rubro automotor de General Motors y Volskwagen, y la llegada de
    una productora de electrodomésticos al áulico
    círculo de los 30 con el lugar 27 alcanzado por Whirlpool.

    Las radios capitalinas muestran un nivel presupuestario parecido al
    de los diarios, sólo que el orden de los actores destacados
    cambia bastante en relación con todos los demás medios.
    Como ejemplo significativo, el primer lugar es para Bardahl,
    productora de aditivos para automotores —probablemente apostando
    a que se trata del medio que suele acompañar con más
    frecuencia a los conductores profesionales y amateurs—;
    además, Mastellone se alza con el segundo puesto por encima de
    la gigante Coca-Cola, mientras que Unilever se conforma con un
    modesto decimosegundo sitio. Por su parte, Jumbo se da el gusto de
    reinar sola en el segmento del supermercadismo.

    Algo parecido en cuanto a la variación de los protagonistas se
    sabe que ocurre con la vía pública, un vehículo
    al que todos los especialistas le asignan un interesante crecimiento
    en los últimos tiempos, pero que resulta de difícil
    medición.

    En cuanto al ranking de inversión global de los 30 primeros
    medios gráficos, se destacan el presupuesto de La
    Nación —consecuente con su gestión de
    reinserción en el mercado— y el asignado por el grupo
    Clarín para su nuevo producto Olé
    —prácticamente equivalente al de la nave insignia—,
    así como la aparición de un medio de alcance provincial
    con el relevante puesto 14º logrado por el diario
    cordobés La Voz del Interior.

     

    Un podio multinacional

    La presencia en el podio de tres contendientes de la talla de
    Unilever Argentina, el grupo de empresas Philip Morris y Coca-Cola
    convalida el rol de los grandes players internacionales en el mercado
    argentino. Pero también —conforme a las sumas
    invertidas— la vigencia de la comunicación publicitaria a
    pesar de la creciente utilización de otras herramientas de
    marketing below the line.

    “La compañía sigue siendo el anunciante
    número uno porque la inversión publicitaria —y lo
    digo con mayúsculas— es efectiva y hasta ahora no hay
    nada que demuestre lo contrario”, sostiene Miguel
    González Abella, gerente de Servicios de Marketing de Unilever
    Argentina. Claro que la afirmación se sostiene en una
    cuidadosa medición de la eficacia del instrumento: “La
    medimos en los tres estadios de la comunicación”,
    prosigue; “antes, durante y después de realizar una
    campaña”. De allí también la
    preocupación por asegurar la transparencia de los ratings
    televisivos; “dentro del sector de anunciantes fuimos los
    impulsores de la Comisión de Control de Medición de
    Audiencia, ya que nos interesa que esa información sea
    fidedigna y absolutamente confiable”, dice González
    Abella. El holding posee 37 líneas de productos
    —cosméticos, de limpieza y alimentarios— y trabaja
    con siete agencias: J. W. Thompson, Amirati Puris Lintas, Ogilvy
    & Mather, Marcovecchio, Altheim, McCann Erickson y Verdino Bates.
    “Las diferentes marcas tienen fuerza per se, no hay un concepto
    de corporación que apoye a cada una de ellas”,
    concluye.

    Dentro del Grupo de Compañías Philip Morris Argentina
    la porción más grande de la torta se la lleva lejos el
    sector tabacos de Massalin-Particulares. “Nos lo merecemos por
    el tamaño de la empresa y su market share”, reconoce
    Héctor Mariné, su Marketing Director. Aquí
    también se trabaja con afinados instrumentos de
    medición: “Tenemos un departamento de
    investigación de mercado muy grande y permanentemente hacemos
    pretests, tracking, y medimos en términos del consumidor
    cuál fue el resultado”, afirma Mariné. Pero
    también poseen una agencia propia, Excel, que se dedica a la
    compra de medios; “contamos con un grupo de expertos en
    planificación, en compra y en control on line”, explica
    Héctor Romani, su gerente general; “lo único que
    no hacemos es la parte creativa”. Para eso, atienden sus 14
    líneas de productos las agencias Radiux Publicidad, Ogilvy
    & Mather, Lautrec Nazca S&S, Leo Burnett, Plume y Young &
    Rubicam.

    Rodolfo Echeverría, gerente de Marketing a Consumidores de
    Coca-Cola Argentina afirma que “somos una compañía
    multimarca: Coca-Cola, Sprite, Fanta, Quattro y Coca Light, y no
    pretendemos abarcar todos los targets con cada una de ellas; claro
    que Coca-Cola es la más amplia, se trata casi de un
    genérico”. Su agencia en el país es McCann
    Erickson; Roy McCluskey, director de la cuenta, destaca “la
    importancia del ‘foco’, de asignarle a cada marca el
    presupuesto que requiere el objetivo propuesto”. En este
    terreno, Echeverría es muy contundente: “Razonablemente
    Coca-Cola insume dos tercios de nuestra inversión
    publicitaria, porque el segmento cola representa más de la
    mitad de las gaseosas que se venden en el mercado; el ratio de
    asignación para las otras marcas a veces es mayor que lo que
    les correspondería por venta, pero eso es justamente
    promover”.

    En cuanto a la medición, “hemos entrado en una etapa muy
    sofisticada”, reconoce Echeverría; “medimos desde el
    mero impacto hasta el appeal, el nivel de persuasión, la
    influencia hacia la compra, también hacia la compra repetida.
    Pero no pretesteamos todo; la compañía genera
    anualmente entre 30 y 40 comerciales para ser usados aquí,
    así que no podemos razonablemente pretestear cada pieza.
    Sólo lo hacemos cuando tenemos un objetivo estratégico
    muy exactamente definido, pero no para ver ‘cuál gusta o
    cuál no’; para algo nos pagan los sueldos a Mc Cluskey y
    a mí y a otros atrevidos que hay por acá”.

    Verónica Rímuli

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