La tecnología ha sido vista desde siempre como un motor del
cambio. Lo que no siempre se evalúa, sin embargo, es su
impacto en la organización, el compromiso y las modificaciones
que, se quiera o no, introducirá en la cultura de una empresa.
En este sentido, la experiencia de Transportadora de Gas del Sur es
notable. TGS no incorporó un nuevo esquema de
informática como parte de sus servicios internos, sino que lo
adoptó como el esqueleto de un nuevo modelo de
gestión.
Claudio Schuster, director de Auditoria y Consultoría Interna
de TGS, señala que la puesta en marcha del proyecto
requirió “diez meses de análisis, que incluyeron
el estudio de las ofertas de tres proveedores: JD Edwards, Oracle y
SAP. Se trataba de tomar decisiones a largo plazo, que involucraban
definir un modelo para los próximos diez años o
más”.
“El usuario participó en el proceso de decisión y
evaluación; estuvo siempre informado de qué se iba a
hacer y por qué. Se podría decir que formuló la
elección concluyente.” Nicolás Brunswig, gerente
general de SAP Argentina, intervino como competidor en este proceso.
“Puedo dar fe de que el análisis fue muy profesional, se
indagó muy profundamente en todos los aspectos
tecnológicos, sin descuidar lo estratégico a largo
plazo”, y la cuestión tuvo, además, su dosis de
suspenso. “Hasta último momento, cuando nos llamaron a
sus oficinas, no sabíamos si era para aceptarnos o
desecharnos.”
Y fue para aceptarlos. A la hora de explicar por qué se
seleccionó a SAP, Schuster señala que “se
trató, simplemente, de una cuestión de funcionalidad y
tecnología”. Claro que en este punto surge la duda del
peso que puede haber tenido en la decisión el planteo
tecnológico que JD Edwards tenía hasta hace poco: un
sistema para AS/400 (un enfoque que recientemente cambió por
la tecnología denominada CNC-One World, para usarse ya en
cualquier plataforma). Schuster explica que “la cuestión
de un sistema propietario no fue determinante, ya que
podríamos habernos equipado totalmente con AS/400. Hubo,
sí, razones de funcionalidad”.
Lo que buscaba TGS no era un software de gestión, sino un
modelo de gestión que permitiera automatización y buen
uso de información cruzada para el manejo del negocio. El
presupuesto del proyecto fue, por cierto, llamativamente bajo: US$
1.500.000 dólares, una cifra exigua para una empresa que
factura US$ 460 millones anuales.
Otro de los convocados para el proyecto fue Andersen Consulting,
“seleccionada no sólo por ser un buen implementador, sino
por sus conocimientos acerca de cómo mejorar la operatoria y
encaminar una reingeniería”, explica Schuster.
Los ladrillos
A la construcción del nuevo proyecto se sumó,
necesariamente, una base de datos, que fue provista por Informix,
“a la que se seleccionó bajo las mismas premisas, ya que
no había imposición alguna por parte de SAP, que puede
funcionar también sobre Oracle. Fue una decisión
puramente técnica, que tomó en cuenta las posibilidades
que nos ofrecía a futuro, la capacidad actual, la potencia y
la relación costo-performance”.
Leonardo Gannio, gerente general de Informix, admite que, “al
principio, había objeciones con respecto al servicio, ya que,
por venir de un distribuidor, Informix aún guarda algo de esa
imagen de no estar presente para dar soporte. Así que se
trabajó muy intensamente para que todos los datos pudieran ser
corroborados, e incluso se planteó una suerte de
desafío para que se compararan funcionalidades y pudieran
consultar con otros usuarios del mismo mercado vertical y
también de negocios completamente distintos”.
“Así seguimos hasta lograr, incluso, que la gente de TGS
pudiera hablar con el personal técnico de Petróleos de
México (Pemex), una empresa que opera en el mismo rubro de
negocios y que es precisamente un gran usuario de la competencia que
ahora se está pasando a Informix. Allí pudieron hablar
libremente de razones, conveniencias y todas la cuestiones
críticas para su tipo de negocio.”
Para Schuster, “la ventaja que esperamos del nuevo sistema no es
calculable en términos de porcentaje de mejora de la
operación, es un cambio necesariamente sustancial que
involucra integrar la información y poder compartirla”,
algo que no podían hacer con los sistemas desarrollados
internamente. “Intentar una comparación de esto con lo
que teníamos sería como comparar la era industrial con
la era de la información… que es donde nosotros estamos
ingresando.”
Con dos meses de proyecto ya encaminados, el proyecto se muestra como
“un cambio importante, que va a ser positivo pero también
traumático, ya que en definitiva lo que se está
buscando es un cambio cultural”, señala Schuster.
“No estoy diciendo que la inversión hoy sea de las
más baratas, pero sí la más conveniente a largo
plazo, sobre todo teniendo en cuenta que al comenzar medíamos
el retorno en 25% y con dos meses estamos convencidos de que va a ser
mucho mas alto.”
Fabián García