Prevenir es más barato

    La parte variable de la cobertura de seguros de riesgos laborales
    se fijará según el nivel de prevención de accidentes de
    cadaempresa. Algunas ya comenzaron a realizar un autodiagnóstico
    de su seguridad e higiene para mejorar su calificación
    antes de contratar a una ART.

    La nueva ley de riesgos de trabajo se orienta a que prevenir
    resulte más económico que curar. La norma busca, ante todo,
    reducir los siniestros en el ámbito laboral a través de la
    prevención. Por esta razón, las condiciones de higiene y
    seguridad
    de los establecimientos incidirán en forma directa en el costo
    de la cobertura.
    El decreto 170/96 establece cuatro niveles según el grado de
    cumplimiento por parte de las compañías de la normativa de
    seguridad. En el primero o insuficiente se hallan quienes no
    satisfacen las pautas básicas. Para adecuarse a la ley tendrán
    un
    lapso de doce meses. En el segundo escalón están los que
    cumplen sólo con la fase primaria de prevención. Las ART les
    darán un plazo máximo de dos años para encuadrarse plenamente
    en el marco legal. Las empresas que responden de
    manera integral a la normativa se ubican en el tercer estadio. Y
    las que alcanzan valores superiores a los exigidos
    conforman el cuarto nivel, de excelencia.
    Aunque no se han definido aún los aspectos reglamentarios, se
    sabe que cada aseguradora de riesgo fijará —en base a
    parámetros comunes— el precio del servicio. Cotizarán su
    costo por actividad y dispondrán quitas o plus de acuerdo con el

    nivel en que se encuentre el cliente.
    La alícuota de esta póliza se compone de una parte fija y otra
    variable, que se determina según la categoría de seguridad
    alcanzada por la firma. Así, una gran empresa puede equipararse
    con una pequeña por este factor donde se combina la
    prevención.

    Cuestión de Actitud

    “No es necesario invertir enormes sumas para la puesta en
    marcha de los sistemas de seguridad. La actitud es gratis y hace
    que
    las cosas cambien”, sostiene Carlos Kaplan, director de la
    consultora A&C.
    El secreto del éxito de una ART está en la concientización de
    los directivos de la compañía y de los trabajadores. Por eso,
    la idea es que los ingenieros de seguridad e higiene de las
    aseguradoras de riesgo actúen como asesores, más que como
    simples inspectores.
    “La falta de conciencia en este tema es bastante notoria.
    Existió todo un régimen que llevó a no ver la prevención como

    una parte más de la producción”, destaca Jorge Barral,
    vicepresidente del Consejo Argentino de Seguridad. “Saber
    que un
    accidente origina una pérdida promedio estimada entre $ 7.000 y
    8.000 puede poner en marcha el motor de los grandes
    cambios.”
    ¿Cuántos elementos para evitar siniestros o enfermedades
    profesionales se pueden adquirir con esos $ 7.000? Es posible
    comprar, por ejemplo, 7.000 protectores auditivos o respiratorios
    (los más baratos cuestan $ 1). Un disyuntor eléctrico
    cuesta entre $ 40 y 50 y una célula fotoeléctrica, para
    desactivar una máquina ante el primer peligro, $ 100.
    Para determinar en qué nivel de seguridad se encuentra, cada
    empresa deberá completar un formulario de
    autodiagnóstico y otro de medidas anexas que fijará en forma
    conjunta con la ART. “Algunos empresarios con buen criterio
    ya se preparan para mejorar su categorización”, indica
    Kaplan.
    No se determinaron aún qué factores se analizarán en el
    autoanálisis. Se sabe, no obstante, que abarcará algunos
    aspectos
    básicos del ámbito laboral, como los siguientes:
    *Orden y limpieza de los espacios donde se desarrolla el trabajo.

    *Identificación de residuos según su destino y compatibilidad
    de almacenaje.
    *Protección de salientes de máquinas e instalaciones.
    *Manipulación y traslado de objetos.
    *Control de incendios.
    *Almacenaje de productos y sustancias peligrosas.
    *Instalaciones eléctricas.
    *Equipos y elementos de protección personal para operarios
    expuestos a agresores físicos, químicos o biológicos.
    *Condiciones de ruido e iluminación.
    *Manejo de productos contaminantes.
    *Infraestructura edilicia.
    *Montacargas y ascensores.
    Los inspectores de las aseguradoras verificarán que lo declarado
    en el autodiagnóstico responda a la realidad. “Varias
    firmas contrataron a expertos para evaluar sus plantas por medio
    de una check list que responde a lo que se espera que
    contendrá el formulario de autoevaluación”, comenta
    Marcelo Zwiebel, director de la consultora Coniseht.
    “Reconocen así
    en qué categoría están y tratan, al mismo tiempo, de detectar
    las modificaciones que les permitan avanzar en su
    calificación.”
    Los pedidos de asesoramiento proceden, mayoritariamente, de
    empresas que emplean a más de 500 personas. Estas
    compañías podrán negociar de forma directa con la aseguradora
    de riesgo el costo de la cobertura.
    “No podemos afirmar que con recetas sencillas es posible, en
    todos los casos, resolver los problemas de prevención”,
    advierte Zwiebel. “Se pueden aplicar métodos primarios como
    las fotocélulas que paran la máquina cuando un individuo
    acerca su mano a una parte peligrosa. Pero no hay duda de que
    ciertos arreglos requieren inversiones considerables.”
    Es obvio que en esta materia las plantas más modernas correrán
    con ventaja frente a instalaciones fabriles tradicionales,
    que fueron diseñadas con otros criterios de prevención.
    “Un ejecutivo me preguntó qué hacía si lo obligaban a
    cambiar toda
    la instalación eléctrica de su planta”, recuerda Rubén
    Gueler, director de Coniseht. “La cuestión no es tan así.
    Se busca que
    las instalaciones estén en buen estado como para encuadrarse en
    las normas actuales. Pueden solicitarle a ese directivo, por
    ejemplo, que coloque más disyuntores o seccione más el
    sistema.”
    La ART colaborará con el cliente en el diseño del plan de
    perfeccionamiento para adecuar las estructuras a las reglas
    actuales.
    En el caso de que los empresarios no quieran realizar la
    adecuación deberán pagar una multa de hasta $ 30.000. Las
    firmas que no cumplan con el plan de mejoras entran en una
    situación ilegal. Y en caso de suscitarse un siniestro pueden
    ser procesadas por dolo, negligencia, impericia o estragos
    culposos.
    La aseguradora de riesgo está obligada a auditar el desarrollo
    del proceso de readecuación de las instalaciones. “El mayor

    plazo de ese acondicionamiento es de dos años a partir de la
    firma del plan”, apunta Gueler. “No obstante, una
    empresa
    relativamente ordenada, moderna y con un buen staff ejecutivo
    puede ejecutarlo en sólo tres meses.”