Las provincias (IX)

    La Pampa ha obtenido sistemáticamente resultados fiscales
    superavitarios desde 1983, con las únicas excepciones de 1988 y
    1995. Y en estos años el déficit habría resultado de apenas
    1,4% como proporción de sus recursos totales, en comparación
    con el índice de 11% del consolidado de las 24 jurisdicciones
    provinciales.
    La salud de las cuentas de la provincia no se basa en ninguna
    receta milagrosa, sino en un conjunto de factores que pueden
    resumirse en un alto nivel de coparticipación federal por
    habitante, un aceptable índice de percepción de recursos
    tributarios
    y no tributarios propios y una adecuada composición en la
    estructura del gasto.
    En 1995 La Pampa totalizó, según cálculos preliminares,
    recursos corrientes por aproximadamente $ 380 millones, lo que la

    convierte, desde el punto de vista presupuestario, en una de las
    provincias consideradas chicas. De los ingresos corrientes,
    37,6% fueron de origen provincial y 62,4% estuvieron integrados
    por fondos girados por el gobierno nacional en concepto
    de coparticipación e impuestos correspondientes a fondos de
    aplicación específica.
    El nivel de coparticipación de la provincia, de 41,4%, con
    respecto a sus recursos totales es similar a la media del
    consolidado nacional (39,6%). En términos de coparticipación
    por habitante La Pampa se sitúa en el séptimo lugar, con
    $ 1.080 durante 1995, en comparación con $ 440 para el promedio
    nacional.
    Al analizar la composición del gasto, puede apreciarse que las
    erogaciones de capital representan 28% del total. Este
    porcentaje es el más elevado a nivel nacional y permite a la
    provincia financiar un extenso programa de inversión en
    infraestuctura. En cambio, el gasto en personal representa apenas
    44% del total, contra una media nacional de 51%.
    Tal como puede apreciarse en el esquema de ingresos y gastos para
    1995, La Pampa presenta una buena ecuación entre
    ingresos corrientes y gastos corrientes. Este superávit
    corriente es el que en definitiva le provee el financiamiento
    adecuado
    para su programa de inversiones.

    Salud Financiera

    Entre 1993 y 1994, luego de suscribirse el Pacto Fiscal II, La
    Pampa recibió aproximadamente $ 130 millones en Bocones
    por cancelación de deudas de la Nación y por regalías
    petroleras. De los números fiscales observados para 1994 y 1995
    no
    surge evidencia de que la provincia se haya desprendido de estos
    activos financieros. Además, debido a la acumulación de
    superávits en el pasado, La Pampa no exhibe un stock de deuda
    significativo, y por lo tanto no debe afrontar pagos por
    amortizaciones que desequilibren su estructura presupuestaria.
    El Banco de La Pampa, que permanece bajo la órbita estatal,
    presenta en general indicadores de productividad y
    solvencia superiores al promedio de las entidades financieras
    provinciales, pero inferiores a los que se pueden
    apreciar para el conjunto del sistema financiero privado.
    Probablemente ése sea uno de los ámbitos hacia donde la
    administración local deba reforzar sus esfuerzos.
    El otro punto a considerar es lo que pueda ocurrir en la futura
    discusión que sobre la coparticipación federal deberá hacerse
    antes de que finalice 1996. El hecho de contar con un sector
    público cuyas finanzas se encuentran en equilibrio, haber
    cumplido con los compromisos asumidos en el Pacto Fiscal y
    mostrar un panorama de moderado crecimiento en la actividad
    privada pueden ser un arma de doble filo a la hora de discutir la
    situación de la provincia en la nueva Ley de
    Coparticipación.

    La actividad privada pampeana

    El Acento en el Agro y los Servicios

    Sólo la inminente puesta en marcha de la zona franca en General
    Pico promete revitalizar a la atribulada industria
    provincial. El campo muestra perspectivas alentadoras, aunque en
    medio de una crisis financiera.

    El producto bruto per cápita de La Pampa es relativamente alto
    debido a que la provincia cuenta con una importante
    producción primaria y un muy bajo crecimiento vegetativo. La
    caída relativa de la industria manufacturera, la minería y el
    comercio han cambiado sustancialmente la estructura de la
    economía provincial. Por un lado, se ha reprimarizado (es decir,

    ha vuelto a la economía agropecuaria en detrimento de la
    industria) y por el otro se ha tercerizado, con una caída del
    comercio en favor de los servicios.
    La contribución del sector agropecuario a la provincia es vital.
    Con las retenciones a los productores locales de la última
    década se cubrirían más de tres presupuestos provinciales
    anuales.
    Resulta, por lo tanto, particularmente preocupante la actual
    crisis financiera de la actividad. A diciembre de 1995, las
    deudas del
    sector agropecuario pampeano con el sistema financiero provincial
    llegaron a los $ 362 millones. Se trata de 5.245 productores, de
    los cuales 3.921 mantienen compromisos pendientes de pago con el
    Banco de La Pampa. El crecimiento de 8,9% del
    endeudamiento se debió, básicamente, a la falta de repago y
    amortización de los pasivos, y no a un aumento la capacidad
    prestable
    del sistema, que, por el contrario, disminuyó en 10% durante el
    año pasado.
    Así y todo, el panorama productivo agropecuario muestra algunos
    signos alentadores. La producción lechera de la provincia
    va en camino de superar los 60 millones de litros durante 1996, a
    pesar de haber soportado durante al año anterior una
    prolongada sequía.
    La sequía que afectó al campo pampeano durante 1995 frustró lo
    que podría haber sido una de las más importantes cosechas
    de trigo, ya que se estimaba llegar a 900.000 toneladas, es
    decir, 40% más que la cosecha anterior. Según el centro de
    acopiadores de cereales de La Pampa, a fines de diciembre se
    habían sembrado 440.000 hectáreas y cosechadas unas
    360.000, con una producción de 432.000 toneladas.
    Según el empresario Horacio Antonio Beneitez, presidente de
    Acopagro y ex titular del Centro de Acopiadores de Cereales
    de la provincia, además del trigo, “el maíz es un cultivo
    de aceptabilidad creciente, debido a que nuevas variedades
    comerciales de semillas híbridas se adecuan mejor al medio, con
    promedios anuales en la última década de unas 337.000
    hectáreas sembradas y una producción promedio de 409.000
    toneladas”.

    Luces y Sombras

    La industria manufacturera pampeana se encuentra en medio de una
    de sus crisis más agudas. Las 863 empresas locales del
    rubro ocupan a 5.097 trabajadores, lo que representa un promedio
    de seis operarios por establecimiento. En la última década
    se perdieron 28% de las plantas y 21% de la fuerza laboral
    ocupada. La Pampa tiene en la acutalidad menos fábricas y
    menos operarios que hace 20 años.
    El valor de la producción industrial de la provincia, a
    diciembre de 1995, representaba 0,3% del total nacional, con
    $ 227,3 millones anuales. El principal sector manufacturero
    (alimentos, bebidas, carnes, aceites, grasas y lácteos), que en
    1985 tenía 383 establecimientos con 2.492 empleados, descendió
    en 1994 a 276 firmas y 1.634 oprarios. Mientras a nivel
    nacional el empleo industrial representa 24,8% del total, en La
    Pampa este índice alcanza apenas a 16,9%.
    En el parque industrial pampeano, más de 45% de las plantas se
    encuentran con niveles de endeudamiento financiero que
    superan lo que su patrimonio admite.
    Las perspectivas para 1996 son más alentadoras, debido al
    surgimiento de algunas inversiones en la industria
    agroalimentaria y a la inminente aparición en el escenario
    industrial de la zona franca y el aeropuerto de cargas, ambos en
    General Pico.
    El aeropuerto internacional de cargas corresponderá a la
    jurisdicción del aeropuerto de Ezeiza y ambos se licitarán
    conjuntamente en septiembre de este año, de modo que en
    noviembre podrían comenzar las obras. Si bien la zona franca
    depende de un decreto presidencial próximo a firmarse, este
    emprendimiento conjunto con el aeropuerto y el nodo
    ferroviario generará un nuevo polo de desarrollo en la provincia
    a partir de un importante flujo de inversiones.
    La zona franca desarrollará operaciones comerciales (almacenaje,
    fraccionamiento, selección, clasificación, distribución) e
    industriales (ensamblado y procesamiento de materias primas o
    mercaderías).
    En cuanto al comercio y los servicios, mostraron un módico
    crecimiento durante la última década: 6% en el número de
    establecimientos y 14% en la mano de obra empleada. Sin embargo,
    el panorama muestra tendencias muy diferentes dentro
    del sector. El comercio propiamente dicho perdió 537
    establecimientos (lo que equivale a una caída de 9,8%) y 1.842
    empleados (es decir, una disminución de 13,9%). En cambio,
    sucedió todo lo contrario con el sector de los servicios, cuyo
    número de firmas se incrementó en 56,27% y el de empleados en
    114%.
    Esta importante tercerización de la economía pampeana puede
    apreciarse desde el punto de vista de la incidencia de los
    servicios
    dentro del sector. Mientras en 1985 las empresas de servicios
    conformaban apenas 26,7% del total de la actividad, en 1994
    crecieron a 39,2%. La mano de obra empleada, que tenía una
    participación relativa de 22,4%, pasó a 42,2% en el término de
    una
    década.

    (en Santa Rosa) Juan José Reyes