Territorio de contrastes

    El meridiano de la historia futura estuvo a punto de pasar por Río Negro cuando, en pleno apogeo de su gobierno, el ex

    presidente Raúl Alfonsín soñó con trasladar la capital a Viedma. De aquella provincia embarcada en un destino de grandeza

    y que el país entero vio recientemente por televisión sacudida por movilizaciones gremiales, casi en cesación de pagos y con

    sus servicios públicos esenciales paralizados, media un abismo que divide a su medio millón de habitantes desparramados

    entre la costa atlántica y la cordillera.

    La Río Negro productiva, la de las manzanas y Bariloche, la de la minería y la pesca, muestra la faceta pujante. Hoy, por lo

    menos la cuarta parte de las 147.000 hectáreas del valle plantadas con manzanas y peras responde a los cánones

    internacionales de variedades y riego. Los productores que entraron en la era moderna mutaron el tradicional trabajo

    artesanal por sofisticados sistemas que mejoran los rendimientos a costos reducidos, con una filosofía más parecida a la de

    una industria que a la de una explotación agrícola.

    De todos modos, aun el promedio de producción de manzanas en la zona no va más lejos de 30.000 kilos por hectárea promedio,

    contra 50.000 que exhibe Chile.

    Las exportaciones de este año suman US$ 180 millones, casi 50% más que en la temporada anterior, y las perspectivas de la

    cosecha entrante apuntan a una duplicación de esas cifras. También los jugos rondan marcas récord, con casi US$ 50

    millones en ventas al exterior.

    Fuentes de Riqueza

    El otro gran manantial de la provincia es el turismo, con un flujo mensual que en la buena época no baja de 200.000

    visitantes. La lana, que se produce en el cinturón austral, bien adentro de la Patagonia, ya superó US$ 12 millones en

    exportaciones.

    Sin tener en cuenta las tribulaciones fiscales que la agobian, Río Negro obtendrá este año US$ 365 millones por

    ventas al exterior. En 1996, fruticultura mediante, la suma ascenderá a US$ 500 millones.

    Desde 1993, el petróleo se incorporó como renglón exportador, con US$ 27 millones y también desde ese año se

    agregó la pesca, con US$ 5 millones, que crecieron a US$ 14 millones en 1995, a pesar de que la actividad se

    circunscribe al puerto de San Antonio Oeste.

    En estos momentos, Río Negro oculta bajo sus ahora conflictuadas entrañas a la empresa líder del país en exportación de

    frutas (Expofrut) y al proyecto industrial privado más ambicioso y al mismo tiempo más enigmático que existe en todo el

    territorio nacional: Alcalis de la Patagonia, una planta de soda solvay ubicada en San Antonio, que prevé una inversión

    superior a US$ 300 millones.

    En general, en el empresariado privado de la provincia predominan las pequeñas y medianas empresas, sobre todo las que prestan

    servicios a la producción frutícola.

    Pero el inventario rionegrino se completa con la achicada Indupa (del complejo petroquímico Bahía Blanca) y la parte que

    le toca de las represas que bajan del río Limay y los pozos petroleros del arco que limita con el río Colorado.

    La riqueza que posee en el suelo y los apenas 510 mil habitantes que ocupan el segundo territorio en orden de importancia

    del país (luego de Buenos Aires) no guardan relación coherente con el ya crónico quebranto financiero que presenta el

    Estado y sus recurrentes gestiones ante el gobierno nacional en busca de salvatajes, que tropiezan con la negativa técnica del

    Ministerio de Economía.

    La impiadosa tijera del ajuste ha cortado en dos a la sociedad rionegrina. La reconversión productiva ralea a los

    chacareros clásicos del mercado, y si su agonía se prolongó este año fue por una circunstancia fortuita: la industria

    pagó precios exorbitantes por la fruta. Pero la bonanza no se extenderá mucho más porque varias jugueras quedaron

    boqueando.

    El nuevo gobernador ha acordado con el poder central una ayuda para paliar sus urgencias financieras, a cambio de la cual

    reducirá en 25% más de la mitad de los 30 mil salarios que paga en la provincia, ya que la mutilación pasará por los sueldos

    que superen $ 550.