Avanzar tecnológicamente más rápido que las compañías japonesas puede parecer una meta casi imposible, pero la
industria informática de Taiwán la isla-Estado de 21 millones de habitantes que sólo tiene relaciones diplómaticas con 30
países ha demostrado que puede hacerlo. Sus ingresos de US$ 11.600 millones en 1994 la convierten en la cuarta
potencia mundial del sector, sólo precedida por Estados Unidos, Japón y Alemania.
Taiwán producirá este año 27 millones de computadoras portátiles más que cualquier otro país y 4,6 millones de
desktops. Muchos de estos productos serán enviados directamente desde las plantas de Keelung y Kaoshsiun a los
minoristas de Occidente y de Japón para competir con marcas tan conocidas como IBM, Compaq, NEC o Apple. Taiwán
controla 80% del mercado mundial de placas base, el corazón de las computadoras, además de 61% de todos los
digitalizadores de imagen, 80% de los mouses y 52% de los teclados. Las exportaciones taiwanesas del sector informático
aumentan constantemente: para tomar sólo el caso de Japón, las ventas de 1994 sumaron US$ 450 millones, contra US$ 232
millones en 1993.
Pero ahora Taiwán amenaza con dejar atrás a sus mejores clientes. La compañía Acer es ya un player de primera línea en el
mercado mundial. Otras empresas compatriotas aún no han superado a sus antiguos clientes, pero se han convertido en
socios iguales en materia de ingeniería y producción.
Taiwán tiene un mercado interno minúsculo 97% de su producción se destina a exportaciones y sus fabricantes
enfrentan la competencia de las industrias informáticas de Corea del Sur, Singapur y Hong Kong. Pero ninguno de ellos ha
igualado el éxito de Taiwán. El sector generó ganancias por US$ 10.800 millones en 1993. El año pasado, esa suma
aumentó cerca de 15%.
El Padre Americano
La industria electrónica de Taiwán fue fundada por compañías multinacionales. En los años 60, empresas estadounidenses
como Zenith, RCA y Admiral empezaron a producir televisores en Taiwán para aprovechar la ventaja de su mano de obra
barata. Estas corporaciones formaron una generación de ingenieros de cadenas de montaje, pero sobre todo alimentaron una
industria secundaria de pequeñas industrias familiares que fabricaban diversos componentes electrónicos. Esa
infraestructura sigue en pie en la actualidad. La industria electrónica taiwanesa es un conjunto de pequeños contratistas, en
la que cualquier cosa puede ser encargada o suministrada a gran velocidad y donde las fábricas crean, eliminan o renuevan
productos sin cesar.
Japón se ha especializado en grandes líneas de producción que tardaron años en construirse y requieren grandes volúmenes
para ser rentables. Singapur ha confiado en empresas multinacionales del rubro electrónico para construir fábricas enteras.
Las pequeñas y ágiles empresas de Taiwán, en cambio, pasaron de los enchufes a los circuitos impresos y los
condensadores, y no dejaron de buscar nuevos productos. A fines de los años 70 le arrebataron a Japón el liderazgo en el
negocio de las calculadoras pequeñas. Pero el gran avance llegó cuando las empresas taiwanesas entraron en el negocio de
las computadoras personales. Empezaron copiando a Apple II a principios de los 80 y desde entonces no han parado.
En aquella época, Taiwán inició una campaña que se convertiría en el puntapié inicial para su industria informática:
reimportó a sus cerebros. Muchos ingenieros desperdigados por Occidente volvieron con una red de contactos
internacionales, una gran ambición y un apoyo estatal fácil que se manifestó bajo la forma de exenciones fiscales y aumento
de presupuesto para los departamentos de ingeniería en las universidades. Ya entonces, el fundador de Acer, Stan Shih,
soñaba con fabricar una computadora personal que pudiera comercializar en todo el mundo con su propia marca.
Los bajos costos y una gran oferta de talento altamente calificado atrajeron capitales extranjeros. Los ingenieros taiwaneses
ganan en promedio US$ 30.000 anuales, la mitad que sus pares estadounidenses. Alrededor de 60% de la población
universitaria se orienta a las carreras de ciencias e ingeniería, frente a 44% en Corea del Sur y 36% en Japón. La
competitividad de Taiwán se debe en gran parte al número de ingenieros con experiencia que ha acumulado en 20 o 30
años. Para que China, por ejemplo, pudiese alcanzar ese nivel, necesitaría 10 o 15 años.
Tras la nueva ola de asociaciones entre empresas taiwanesas y estadounidenses, es muy probable que Taiwán mantenga su
posición en el mercado mundial de PC. A través de estos emprendimientos conjuntos, los taiwaneses se enteran de todo lo
que sale de Intel antes de que llegue al mercado. Las áreas que antes sólo dominaban Japón y Estados Unidos ahora tienen
un nuevo contendiente, Taiwán.
Daewoo
El Conquistador
La automotriz surcoreana supera en ventas a tradicionales firmas en el mercado europeo.
Entre abril y septiembre, Daewoo vendió en Europa más autos que Hyundai, Suzuki, Seat, Skoda, Mitsubishi, Saab, Jaguar,
Lada, Chrysler, Subaru, Jeep, Daihatsu y Alfa Romeo. En el segmento medio-bajo del mercado, su modelo Nexia superó el
récord del auto más vendido en el mundo, el Toyota Corolla.
La ofensiva que Daewoo ha lanzado en Europa, estableciendo compañías de riesgo compartido por doquier y
comprando lo último en alta tecnología automotriz como parte de su estrategia, promete ubicar al fabricante
surcoreano entre los diez mayores fabricantes de automóviles del mundo a fines de esta década.
Entre las inversiones del grupo surcoreano en Europa se cuentan dos centros de desarrollo de tecnología (uno en Gran
Bretaña y otro en Alemania) y otro de diseño automotriz en Turín, Italia. Con la adquisición de 65% del grupo austríaco
Steyr-Daimler-Puch, Daewoo tendrá, además, el control de uno de los más prestigiosos centros de tecnología automotriz de
Europa, y tendrá la oportunidad de trabajar cerca de Mercedes-Benz y Chrysler, accionistas de la compañía austríaca.
Los analistas no salen de su asombro al contemplar cómo los fabricantes surcoreanos han conquistado parte de un mercado
que se consideraba saturado y con una baja perspectiva de rentabilidad. Los competidores, por su parte, persisten en
denunciar las barreras que traban la exportación de autos a Corea del Sur. Recientemente, en una conferencia en el London
Motor Show, Alex Trotman, director de Ford Europe, dijo: El mercado automotor que más rápidamente crece en el mundo
es el más cerrado. Trotman también aseguró que intenta lograr que, en contrapartida, se impongan restricciones de
emergencia al acceso de autos coreanos a Europa.
Pero nada de esto parece perturbar a los fabricantes surcoreanos, que continúan capturando mercados con tácticas simples
pero efectivas: calidad, buen precio, ventas directas de fabricante a comprador (lo que implica prescindir de los
concesionarios europeos), tres años de garantía sin cargo, mantenimiento y el pago de las cuotas del automóvil club local
por el mismo tiempo.