A toda orquesta

    A fines de los 80 el compact disc era una novedad que aún tenía dificultades para encontrar su plataforma de lanzamiento.

    No abundaban los equipos capaces de reproducir este nuevo y depurado sonido y, a pesar de sus falencias, los discos de

    vinilo (todavía añorados y reivindicados por los nostálgicos) dominaban cómodamente el mercado.

    Sin embargo, con la nueva década la situación cambió radicalmente: en 1991 se vendieron 719.000 discos de vinilo contra

    más de 1 millón y medio de CD. Ese fue el año que marcó la divisoria de aguas, si se considera que las ventas del nuevo

    formato musical pasaron de 23.000 unidades en enero a 291.000 en diciembre. La tendencia se reflejó, naturalmente, en el

    mercado de los equipos reproductores de sonido.

    En la dinámica historia de la industria de la música y sus derivados se encuentra también la génesis y la explicación del

    singular crecimiento de Musimundo, una empresa afincada en este rubro desde principios de los 50.

    Musimundo nació como un negocio familiar y se ha mantenido así a lo largo de más de cuatro décadas. Los actuales dueños

    se han encargado de desmentir de plano los rumores que a fines del año pasado apuntaban a una búsqueda de socios. Las

    cifras, por cierto, desmienten cualquier versión pesimista: en 1994 sus ventas de CD, casetes, videos musicales y equipos de

    audio sumaron US$ 188 millones. Este año la cifra estimada es de $ 220 millones.

    Sin embargo, los voceros de la empresa admiten que el negocio ha alcanzado un punto de madurez y que se impone, por lo

    tanto, explorar nuevas áreas. Esto se conecta, además, con los crecientes indicios de que un gigante internacional del rubro,

    Tower Records, se instalará definitivamente en el mercado local en marzo de 1996. Se ha dicho también que Virgin, otro

    peso pesado, ha puesto los ojos en esta zona del continente.

    Cualquiera sea el grado de acierto de estos pronósticos, es evidente que la familia Garber ha decidido no esperar

    pasivamente el desembarco de los grandes players mundiales y se apresta a desplegar numerosos cambios en su oferta de

    productos y servicios y en su imagen institucional.

    Uno de estos cambios tiene que ver con su incursión en el terreno de la informática. La iniciativa se asienta sobre datos

    contundentes: el año pasado el mercado argentino de las computadoras y software sumó alrededor de $ 880 millones de

    pesos, en tanto que los servicios informáticos acumularon $ 384 millones.

    La estrategia de Musimundo es ubicarse en el segmento de los productos informáticos destinados al hogar. Hasta ahora,

    nadie se ha ocupado de las casas de familia en forma masiva y a bajo precio, explican desde la gerencia.

    Este mercado es distinto del de hace siete años. A principios de esta década hubo oportunidades de negocios con productos

    que resultaron novedosos, pero que ya no lo son. Por eso hemos decidido reformular algunas áreas de la empresa y

    expandirnos hacia nuevas oportunidades, señala Gustavo De Trapaga, gerente general de Musimundo y encargado de

    hablar en nombre de su presidente, quien jamás acepta entrevistas con la prensa.

    Hasta este año, la facturación de la empresa estuvo repartida parejamente entre la venta de música y productos de audio.

    Durante la primera etapa, los locales habilitados para atender el nuevo rubro informático (en marzo serán 26 los que

    ofrezcan productos de computación) contarán con no menos de 20 modelos diferentes de equipos.

    Musimundo puede realizar esta fuerte apuesta con el respaldo que le otorgó el boom del mercado local de los CD, que el año

    pasado sumó 10,8 millones de unidades, lo que representó un salto fenomenal frente a 1,6 millón de 1991. En la

    actualiadad, las ventas de compact discs en la Argentina rondan $ 200 millones. De esta generosa torta Musimundo se

    queda, según datos oficiales, con algo más de 60%.

    De Devoto a la Cumbre

    La empresa nació en el barrio de Villa Devoto en 1952, cuando Elías Garber (padre de Natalio, su actual presidente) abrió

    su primera casa de música, a la que bautizó Elgar, mediante el sencillo recurso de fusionar las primeras letras de su nombre

    y su apellido. Se trataba, en rigor, de un modesto local de 24 metros cuadrados. Desde el principio, Garber aspiraba, sin

    embargo, a asociarse con una empresa grabadora de prestigio internacional, y finalmente lo logró con Victor, antecesora de

    la famosa RCA.

    En 1961, la muerte de su padre obligó a Natalio Garber a dejar sus estudios de medicina para hacerse cargo del negocio

    familiar. En 1969 abrió un segundo local, al que llamó Alex, en honor a un ahijado recién nacido. Ese mismo año Garber

    probó suerte con un negocio mayorista, que abandonó justo antes de la crisis inflacionaria. En 1970 intentó incursionar en

    otra área de la industria discográfica, creando el sello musical Tonodisc, donde llegaron a grabar artistas conocidos, como el

    pianista francés Richard Clayderman y el grupo infantil Los Parchís. Pero tampoco esta idea pareció funcionar

    satisfactoriamente, y Garber canceló el proyecto.

    En 1982 tomó la primera decisión orientada a convertir a su empresa en un fenómeno único en el mercado argentino. Ese

    año, luego de la apertura del local de Avenida de Mayo y Perú, agrupó a todas sus disquerías con el nombre de Musimundo.

    Ya para 1987 la empresa contaba con 30 centros de ventas, varios de ellos instalados en los flamantes shoppings.

    En 1989 Musimundo comenzó la importación de CD, y generó con ello una verdadera revolución en el mercado. Dos años

    después completó el círculo con los productos de audio y video. Los ejecutivos de la empresa reconocen ahora que no había

    demasiadas expectativas puestas en este último rubro. Sin embargo, la demanda fue tal que obligó a agrandar locales y

    aumentar la importación de equipos.

    Tres Grandes Pasos

    El actual proceso de transformación de Musimundo abarca tres frentes. El primero es la incorporación de productos

    informáticos a su oferta. El segundo tiene ver con su imagen publicitaria y empresarial y el tercero con la

    reestructuración de sus locales. La elaboración de los avisos que integrarán su nueva campaña estará a cargo de la

    agencia liderada por Ramiro Agulla y Carlos Baccetti (los ex Verdino y ex Young & Rubicam, creadores del famoso

    spot de Mimito, entre otras otras piezas memorables). En la redefinición de la imagen institucional colabora

    Norberto Chávez, un profesional de prestigio radicado en España pero con importantes clientes en la Argentina (YPF

    y el Banco Crédito Argentino, entre otros).

    El rediseño de los locales apunta, más que a una cuestión estética, a mejorar la atención y el servicio. Queremos que el

    cliente encuentre un espacio cómodo y que le permita acceder a los productos rápidamente. Para eso hemos pensado en una

    estructura de atención muy flexible, cuenta De Trapaga.

    El remozamiento de los locales deberá haberse completado en marzo. Para entonces, estará en marcha un sistema de

    autoservicio para varias líneas de productos. El diseño estuvo a cargo del arquitecto Cantincello Chami y la obra comenzará

    dentro de unas semanas, para aprovechar el receso veraniego.

    En cuanto a la imagen institucional, que incluye un cambio de logotipo, no sólo se recurrió al asesoramiento de Chávez; la

    coordinación general de las tareas de diseño (incluso el arquitectónico) estuvo a cargo de Gustavo Ortola Martínez, un ex

    McDonalds.

    El logotipo estaba desactualizado, no tenía la fuerza necesaria para lograr una presencia importante en el medio. Es por

    esto que decidimos renovarlo, darle la intensidad necesaria para representar a una empresa de estas características, señala

    Ortola Martínez. La búsqueda de una nueva fórmula llevó más de dos meses de trabajo e investigación. Creo que la estética

    que hemos generado es más estable, más adecuada, incluso, al público que habitualmente nos compra (entre 13 y 35 años).

    Además tiene la fuerza necesaria para soportar la competencia de otros logos, se enorgullece Ortola Martínez.

    Todo para Escuchar, Algo para Leer

    Los sacudones del cambio también llegaron al rubro tradicional de la cadena. Una de sus mayores falencias en este sentido

    era la escasez de variedad en sus catálogos, sobre todo en el área de la llamada música alternativa, a la que los vientos de la

    moda suelen elevar muchas veces de estatus. El stock fue ampliado este año con el asesoramiento de un experto en la

    materia. Es así que los fanáticos de Bjork o Tom Waits pueden encontrar ahora sus discos en Musimundo sin demasiado

    esfuerzo.

    Esta apertura hacia nuevos géneros menos comerciales pero que cada vez suman más adeptos (la música étnica, por

    ejemplo) le permitirá a Musimundo cubrir un mercado que hasta ahora estaba restringido a pequeñas disquerías que

    importan prácticamente a pedido, algo que dentro de poco también podrá hacerse en los locales de la cadena.

    Por otra parte, Musimundo incursionará, a partir de marzo de 1996, con un producto editorial: una revista para jóvenes de

    13 a 25 años. Sentimos que hay un espacio en el mercado; no hay un producto de esta naturaleza para el segmento

    adolescente y pensamos cubrirlo con una propuesta nueva orientada a los verdaderos códigos de los chicos, señala De

    Trapaga.

    La revista estará impresa a todo color, tendrá (al menos en sus primeras ediciones) 40 páginas, y su distribución será

    gratuita. La iniciativa de Musimundo está obviamente inspirada en la experiencia del sello Virgin, que ofrece un producto

    editorial para este segmento. Aunque los ejecutivos de la empresa no revelan cifras, se sabe que la tirada será

    suficientemente importante para cumplir no sólo con los fines promocionales de Musimundo, sino también para recaudar

    ingresos significativos por publicidad. No hay que olvidar que en los últimos tres años ningún producto editorial para teens

    ha funcionado. Luego de la aparición de 13/20 (la última versión sólo duró unos meses) nada nuevo sucede en ese

    segmento.

    Claudio Andrade

    Al Estilo MTV

    Ramiro Agulla y Carlos Baccetti constituyen una de las parejas de creativos más famosas y premiadas del medio local. No

    resulta sorprendente, por lo tanto, que una empresa como Musimundo, que jamás había recurrido antes a una agencia de

    publicidad, los eligiera para lanzar su primera gran campaña.

    El desafío de Agulla y Baccetti, que presentaron un presupuesto de $ 2 millones anuales, es hacer florecer un terreno

    prácticamente virgen. Musimundo no se había encargado, en todo este tiempo, de comunicar quién era. La gente la conoce

    por lo que vende, sin que la empresa tenga un sello de distinción, señala Baccetti. La batería de avisos que han preparado

    en la agencia (los primeros están en el aire desde fines de noviembre) tiene como meta central lograr que el consumidor

    perciba a Musimundo como una empresa con una identidad definida.

    Hemos escogido comerciales de corte humorístico, algunos con un estilo muy MTV. Algunos de ellos están destinados a

    consolidar claramente la imagen institucional y los otros estarán relacionados con las ofertas, que son muy importantes para

    el público de Musimundo, señala Baccetti.