Preocupada por la falta de plantas comunes para el tratamiento de residuos remanentes, la escasez de conocimiento por
parte de los empresarios sobre la interpretación técnica de las leyes referidas al medio ambiente y la insuficiente aplicación
de las leyes existentes para la protección ambiental, Cipra, la cámara que agrupa a Pymes de la industria química de capital
nacional, firmó un acuerdo con GTZ, un organismo dependiente del gobierno alemán que brinda apoyo técnico en distintos
países.
La industria química siempre ha estado en el banquillo de los acusados. De ninguna manera es incompatible un
adecuado desarrollo con la conservación de las condiciones de medio ambiente, afirma Francisco Tabak, de Cipra.
Es la primera vez en el mundo que la GTZ trabaja con un organismo privado en un proyecto de preservación de las
condiciones ambientales.
El punto central del proyecto consiste en reducir significativamente los residuos y efluentes industriales durante los
procesos de producción de las químicas locales, invirtiendo la tendencia del tratamiento de los desechos una vez producidos.
Técnicamente, es lo que se llama tecnología limpia: planificar la producción desde el inicio, para reducir al mínimo los
residuos, y que los que se produzcan puedan ser utilizados por otra industria como materia prima.
La duración del programa fue estimada en siete años; para los primeros cuatro, GTZ invirtió US$ 2,3 millones y la
contraparte local US$ 800.000. El organismo alemán designó a Hans Sutter como coordinador del proyecto, quien entre sus
puntos más ambiciosos planea la creación de un centro de asesoramiento y capacitación en temas ambientales.
La oferta no se limita a los miembros de Cipra, sino que se extiende a todas las Pymes de la industria química. Dentro
del marco del acuerdo también está el estudio de factibilidad de una planta de tratamiento común para pequeñas y medianas
empresas del sector.