El inquietante pronóstico fue formulado por un grupo de altos ejecutivos de las compañías más relevantes a nivel mundial,
convocados por la consultora Arthur D. Little para discutir los problemas gerenciales trascendentes del próximo siglo.El
vaticinio está asociado al escepticismo que rodea la perspectiva de precios futuros. Se asume un escenario de precios
estables o incluso declinantes para el crudo (en términos reales), debido a una situación también estable de la relación
oferta-demanda de crudo. El análisis proyecta un lento crecimiento de la demanda energética en las naciones desarrolladas,
y un incremento más débil del convencionalmente esperado en el crecimiento de la demanda de las naciones
subdesarrolladas. A su vez se presupone oferta disponible y amplio acceso al capital y a la tecnología occidental por parte
del Medio Oriente y de las naciones de la ex Unión Soviética. Las restricciones ambientales y el creciente uso de tecnologías
finales con intensidad energética decreciente completan las premisas.
Carta Petrolera se ocupó del tema precios, costos y productividad de la industria (Año 5, N_ 15), y allí se advertía que,
según los fundamentals del mercado petrolero y ciertas premisas de evolución de la economía mundial, podría esperarse un
alza de precios hacia principios del próximo siglo debido a la mayor dependencia de la oferta productiva de la Opep y a los
coeficientes de utilización de la capacidad instalada de sus miembros. Sin embargo, aun en ese escenario base,
destacábamos que la proyección de precios al 2015 daba valores ligeramente superiores a los actuales en términos
constantes. Sin embargo acotábamos, en un escenario de 20 años, y teniendo en cuenta lo sucedido en la última
década, es muy probable que la combinación del impacto de las nuevas tecnologías y la creciente conciencia ambiental
sumen presiones bajistas a los precios de este escenario base. Un impuesto generalizado sobre las emisiones de carbono
retraería la demanda aquí asumida. La tecnología de minimización de costos permitiría a la industria absorber este impacto
sin resentir demasiado el panorama de reservas. Los precios serían más bajos. Planteábamos como conclusión que las
empresas petroleras deben prepararse para sostener niveles de producción con menores niveles de actividad. Es decir,
aumentar la productividad y bajar costos.
El replanteo impacta la relación de la empresa con los denominados stakeholders (partícipes de la apuesta empresaria):
los propietarios o accionistas, los clientes, los proveedores y los empleados.
Los altos precios del crudo de la década del 70 y comienzo de la del 80 permitieron el desarrollo de estructuras obesas
que fueron incorporando al funcionamiento empresario las más diversas actividades. El músculo del nuevo management
pasa por distinguir la masa crítica o núcleo del negocio petrolero en el que se desenvuelve la empresa de aquellas
competencias no esenciales. Se trata de sobrevivir en un entorno competitivo. El que se equivoque corre el peligro de
desaparecer. Cada empresa petrolera debe dedicarse a hacer lo que mejor sabe (su negocio central), para reducir costos y
estructuras ocupadas en tareas periféricas o complementarias.