PREGUNTAS
1- ¿El origen de la crisis actual proviene del efecto tequila o estaba implícito en el plan económico?
2- ¿En qué sectores se manifestará la recesión con más intensidad?
3- ¿Las exportaciones pueden compensar la recesión del mercado local?
4- ¿Cuánto tiempo va a durar la recesión?
5- ¿Cómo se revierte?
José María Fanelli
Investigador del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes) y del Conicet. Director de la carrera de Economía de la
Universidad de Buenos Aires.
1- El efecto tequila fue un detonante, pero no la causa de la crisis. Es sabido que los planes basados en la fijación del tipo de
cambio nominal tienen una debilidad fundamental: tienden a generar una apreciación de la moneda doméstica. De esta
forma, el éxito antiinflacionario de los primeros años se compró con atraso del tipo de cambio.
Esto, a su vez, generó un fuerte aumento en el déficit comercial y de cuenta corriente. La satisfacción de la creciente
demanda de fondos externos para financiar el déficit de cuenta corriente, no obstante, no encontró obstáculos debido a la
favorable situación del mercado internacional de capitales de principios de los 90. Como luego del efecto tequila la
corriente de fondos externos sufrió una fuerte reducción, podría decirse que ésa es la causa de los actuales problemas. Pero
no es así. El problema era el excesivo déficit de cuenta corriente. Irremediablemente, en algún momento los acreedores iban
a hacerse la pregunta de si Argentina no se estaba endeudando excesivamente (que es la misma pregunta que se hicieron en
México), habrían dejado de prestar, y esto habría tenido consecuencias similares a las actuales.
2- Es de esperar que afecte con más intensidad a los sectores cuyo nivel de actividad depende fuertemente de la
disponibilidad de crédito (construcción, bienes durables de consumo y demanda de inversión no relacionada con sectores
transables).
3- Dada la reducida participación de las exportaciones en el producto, no es razonable esperar un efecto compensador muy fuerte.
Sin embargo, el incremento de las exportaciones ayuda indirectamente a mantener el nivel de actividad: cuanto más exportemos,
menor será la necesidad de ajuste interno para reducir el déficit de cuenta corriente.
4 y 5- Los factores determinantes de la duración y que determinarán la reversión del ciclo recesivo serán: la habilidad del
gobierno para ajustar sus cuentas y dar una solución al problema financiero; la recomposición al menos parcial de los
flujos de capital y la solución a que se arribe en el diferendo con Brasil. Es harto improbable que estos problemas se
solucionen en forma conjunta en el par de meses que las autoridades consideran necesarios para revertir la situación.
Fernando Navajas
Fiel
1- El origen o shock inicial se debe a la crisis mexicana, pero el mecanismo de propagación es propio y obedece a la falta de
solidez en el esquema fiscal y monetario/financiero
2- Los sectores más afectados serán los servicios privados, de bienes durables y la construcción. En el primero puede haber
una desinversión neta, es decir destrucción de capital invertido.
3- Sólo parcialmente.
4- Si la situación se califica como recesiva para el conjunto de la economía, entonces difícilmente se revierta en 1995; lo
más probable es que dure hasta mediados del año próximo. Si se sale antes de fin de año, entonces no hubo recesión.
5- La situación se revierte con el restablecimeinto de los niveles anteriores de los agregados monetarios y del crédito, y a
medida que los mercados se flexibilicen en respuesta a la caída de actividad. El trasfondo de esta recuperación se halla en la
percepción de que las instituciones fiscales y monetarias/financieras se sostienen y robustecen con el tiempo, y que se
preparan las condiciones para un nuevo acceso a los mercados de deuda voluntaria en 1996/97.
Osvaldo Schenone
Profesor plenario de la Universidad de San Andrés
1- Ni lo uno ni lo otro. Que no proviene del efecto tequila es obvio observando que, por ejemplo, Chile y Perú no sufrieron la
conmoción que la devaluación mexicana causó en Argentina. Tampoco estaba implícita en el plan económico. La crisis actual no
habría sucedido si se hubiera mantenido una condición esencial para que el plan económico fuera capaz de resistir circunstanciales
shocks. El shock consistió en la desconfianza de los inversores generada por la devaluación mexicana, pero pudo haber sido
cualquier otra calamidad como, por ejemplo, un terremoto, caída de los términos de intercambio, año electoral, o cualquier otra
circunstancia que requiera ser afrontada con gasto público para aliviar a los damnificados o evitar quiebras sin poner en peligro la
continuidad del plan. El superávit fiscal comenzó a desaparecer en el tercer trimestre del año pasado. A partir de ese momento, a la
economía argentina le había expirado la vacuna, y ése es el verdadero origen de la crisis actual.
2- El sector más afectado probablemente será el productor de bienes no transables internacionalmente. Los productores de
exportables no verán afectados los precios que prevalecían antes de la crisis y, en cambio, encontrarán precios menores para sus
insumos no transables.
3- Las exportaciones no son un fenómeno transitorio, que sucede justo cuando nos conviene, y del cual podemos olvidarnos
después. El sesgo anti-exportador, inherente a nuestra errónea política proteccionista, continuará haciendo sentir su efecto,
y las exportaciones tendrán el desempeño que este sesgo les permite, ni más ni menos.
4- Esta situación dependerá de la fluidez con que los mercados, principalmente el laboral, se ajusten a los desplazamientos
de recursos entre sectores que inevitablemente sucederán.
5- Se requieren dos condiciones. Primero: recuperar el superávit fiscal, restableciendo la aptitud de la economía para
enfrentar shocks de cualquier naturaleza. Y no con mayores impuestos, sino con reducciones de gastos que ya no podrán
dedicarse al salvataje de empresas, carreras políticas, bancos, fiscos provinciales, etc. Segundo, facilitar el traslado de
recursos con mayor fluidez, desregulando el mercado laboral y emitiendo señales más creíbles de verdadera apertura
económica.
Alfredo Canavese
Investigador jefe
Instituto Torcuato Di Tella
1- A fines de 1994, la economía argentina estaba recorriendo dos puentes. En el frente fiscal, las privatizaciones proveían
recursos que cubrían la imposibilidad del gobierno de captar deuda voluntaria para financiar la inversión pública. Por el otro, los
flujos de capitales externos financiaban las importaciones necesarias para mejorar la productividad de la economía. El flujo de
capitales externos creció entre 1991 y 1993 pero declinó en 1994. Lo que revela que al menos algunos inversores consideraron que
la Argentina se tomaba demasiado tiempo para recorrer ambos puentes. La crisis mexicana precipitó un proceso que de otro
modo se habrían extendido a lo largo de más tiempo, permitiendo, tal vez, llegar al final de cada puente con menos sobresaltos.
2- La reducción de la tasa de crecimiento de la economía va a afectar principalmente a los sectores productores de bienes no
transables y, dentro de ellos, a las empresas cuya productividad ha aumentado menos y que, en consecuencia, no disponen
de un margen de beneficios que les permita reducir precios sin bajar salarios.
3- El aumento de las exportaciones, aun cuando ha resultado muy importante, no puede compensar las reducciones que han
sufrido otros rubros del gasto agregado. Sin embargo, desde un punto de vista microeconómico, está claro que los precios
internacionales de los commodities y las condiciones del mercado brasileño pueden atemperar el efecto para aquellas
empresas productoras de bienes transables que hayan mejorado sus niveles de productividad.
4 y 5- La salida aparecerá como una combinación de soluciones. El aumento de los precios internacionales de los
commodities, la devaluación del dólar, aumentos importantes en la productividad de algunos sectores, la devaluación
fiscal y el fomento del mercado de capitales que consumieron parte del superávit fiscal de años anteriores a través de la
reforma impositiva y previsional y un moderado aumento del ahorro privado interno han contribuido ya como parte
estructural de la solución. Un nuevo ajuste fiscal (tal vez con algún nuevo impuesto) contribuirá a aumentar el ahorro
interno.
También se registrarán bajas en algunos precios de no transables. Este ajuste puede tomar todo lo que resta del año. Sin embargo, si
las señales de este ajuste recomponen la confianza en la economía, debería reanudarse el flujo de capitales y la salida de la crisis
sería más rápida, a la vez que se podría reanudar el tránsito por los puentes de la productividad y del ahorro y el crédito público.
Jorge Streb
Investigador, Cema
1- La crisis actual es fundamentalmente financiera. Su origen se remonta a febrero de 1994, cuando la Reserva Federal de
Estados Unidos hizo subir las tasas de interés y esto llevó a que bajara el precio de los bonos. Este efecto fue mucho más
marcado en la deuda que tenía la peor calificación crediticia, como es el caso de los títulos de América latina. El efecto se
tornó dramático con la crisis cambiaria de México. El problema fundamental son los temores sobre la capacidad de repago
de la región. Aunque el shock inicial es externo, el plan de convertibilidad es vulnerable por la necesidad de hacer
cuantiosos pagos externos, en un contexto donde ni los acreedores externos ni los ahorristas internos parecen estar
convencidos de suscribir deuda pública.
2- Los sectores más afectados cíclicamente por la recesión son los de los bienes durables y la construcción, que dependen
particularmente de la disponibilidad de crédito. Además, el fuerte ajuste de gasto público también va a tener un impacto
muy grande en todo el sector de servicios.
3- Tradicionalmente, dado el poco grado de competitividad de la economía local, las exportaciones no han sido una
alternativa para paliar las caídas de la demanda interna.
El repunte actual de las exportaciones es en este sentido una sorpresa, e indica un mayor grado de competitividad de muchos
sectores tarnsables. Automotores y electrodomésticos siguen sin ser competitivos a nivel internacional, pero ahora cuentan con un
mercado interno protegido más amplio gracias al Mercosur. Sin embargo, las actuales discusiones en el Mercosur muestran que
una estrategia basada en abultados subsidios a sectores poco competitivos no es una forma robusta de basar el crecimiento.
4- En general, las recesiones son cortas y abruptas. Esto vale siempre y cuando se pueda superar esta crisis de financiamiento sin
entrar en una cesación de pagos como sucedió con la crisis de la deuda de 1992. En caso contrario, las consecuencias sobre el
crecimiento van a ser severas y prolongadas.
5- En esta emergencia resulta clave seguir contando con el apoyo financiero de los organismos internacionales. Sin
embargo, esto sólo es un puente hasta que se restablezca el financiamiento de mercado normal, para lo que tenemos que
mostrar que somos deudores responsables, con cuentas fiscales claras y ordenadas. En el caso del sistema financiero, las
licuaciones de activos en crisis pasadas son una razón fundamental de la caída de depósitos, por lo que la gradual vuelta de
fondos descansa en la confianza de que esta vez la salida buscada es distinta.
Horacio Cepeda
Instituto de Desarrollo Industrial, UIA
1- Un plan como el actual, en el que la cantidad de dinero depende de las reservas y éstas del resultado del balance de pagos
y de su financiamiento, se encuentra muy expuesto a los shocks externos. Si no existen instrumentos de amortiguación, éstos
se transmiten en forma inmediata a la economía interna.
2- Como regla general se podría pensar en aquellos sectores, regiones y/o firmas que dependen en mayor medida del financiamiento
y/o están orientados al consumo interno: bienes de consumo durable y semidurable, sector financiero, construcción, bienes de
capital, comercio interno y muchos de los servicios familiares (medicina prepaga, educación privada, recreación, etc.).
3- Las exportaciones pueden compensar la caída del nivel de actividad para aquellas empresas que están orientadas o
pueden volcarse a la exportación, y esto representa una pequeña parte del sector industrial. Pero desde el punto de vista
macroeconómico el aumento de las exportaciones tiene un efecto muy positivo sobre el balance de pagos, lo que permite
reducir las necesidades del financiamiento externo.
4- La duración de la recesión depende en gran medida de la reconstrucción del financiamiento, y éste depende de factores
internos y externos. Los primeros se relacionan con las condiciones del mercado financiero internacional y sobre esto nada
puede hacerse. Con respecto a los factores internos, el fortalecimiento de la confianza en el sistema financiero permitiría la
recuperación de los depósitos domésticos, y en este sentido no deben demorarse el ajuste y la consolidación del sector.
Luego está el comportamiento de los indicadores que monitorean los inversores internacionales, que dependen de la gestión
económica y de las metas comprometidas con los organismos internacionales. Si se mantienen las condiciones externas y un
razonable nivel de comportamiento de los factores internos para fin de este año y comienzo del próximo se produciría una
progresiva recuperación del financiamiento y por lo tanto una lenta reactivación.
5- Con un cuidadoso equilibrio entre lo que los mercados quieren y las obligaciones y responsabilidades del Estado. En ese
sentido parece más que razonable continuar con las reformas estructurales que le permitan ganar competitividad a la
economía, actuar en el saneamiento del sector financiero y tratar de mostrar los mejores números fiscales siempre que se
tengan metas de cumplimiento posible, ya que el comportamiento del Estado es el principal objeto de las evaluaciones.
Osvaldo Kacef
Instituto de Desarrollo Industrial, UIA
1- Aunque el efecto tequila fue el desencadenante, el modelo económico tenía implícitos elementos que podían llevar a una
situación como la actual. De hecho, antes de la crisis mexicana ya podía preverse un año más duro en términos fiscales, de
tasa de interés y en nivel de actividad y, por otro lado, por algo es que nuestra economía sufrió las consecuencias del efecto
tequila en forma mucho más aguda que el resto de Latinoamérica. En contraposición puede decirse que este desenlace no
era inevitable, al menos en el corto plazo, de no mediar la crisis mexicana.
2- Los sectores que más sufren la recesión son los productores de bienes de consumo durables, cuya demanda es afectada
por la caída del crédito y por la incertidumbre sobre el futuro próximo de la economía que aumenta la demanda de liquidez
por motivos precautorios. Este último efecto alcanza, en general, a todos los sectores orientados hacia el mercado interno
tanto en la industria como en los servicios.
3- Las exportaciones pueden compensar en parte la caída de la demanda interna, pero debe tenerse en cuenta que esta posibilidad
no está inmediatamente disponible para cualquier empresa. Por otra parte, la salida exportadora se enfrenta ahora con un
condicionante importante debido a los problemas que surgieron con nuestro principal socio en el Mercosur.
4- Es muy difícil que esta situación se revierta este año. Por un lado, porque los problemas del sistema financiero se irán
resolviendo, con suerte, gradualmente en un proceso que llevará algunos meses. Por otro lado, las durísimas metas
comprometidas con el FMI para el segundo semestre hacen que el gobierno se enfrente a una especie de trampa 22. Si
intenta cumplir por la vía de una mayor dureza fiscal, probablemente profundice la recesión, pero si no cumple con las
metas es probable que la expectativa de un default aumente la incertidumbre sobre nuestra economía y esto igualmente se
transforme, por la vía de una mayor restricción de crédito externo, en una mayor recesión.
5- En el marco de este modelo la reversión de la situación actual requiere la recuperación del crédito y la atenuación
de la incertidumbre sobre el comportamiento de la economía. La resolución de la crisis del sistema financiero es una
condición necesaria pero no suficiente. Se requiere, además, muñeca del Banco Central en el manejo monetario
(cosa que hasta ahora no ha mostrado) y una renegociación con el FMI. Si se dan estas condiciones y además la
balanza comercial muestra una mejora significativa, es probable que lentamente se nos abran otra vez las puertas del
crédito externo y la economía vuelva a crecer, a tasas modestas, el año próximo.
Nicolás Gadano
Macroeconómica
1- Si bien es muy probable que sin crisis en México el impacto del aumento en las tasas de interés iniciado en febrero del
94 fuera significativamente menor, un manejo más prudente de la política fiscal en años anteriores habría podido atenuar
hoy el impacto del efecto tequila.
2- La recesión está afectando a los sectores productores de servicios o bienes que, por sus propias características o por la
falta de productividad de los fabricantes locales, sólo pueden ser vendidos en el mercado interno. Dentro de este grupo, los
sectores cuyas ventas son muy dependientes del crédito sufren la caída más pronunciada.
3- En la industria, los sectores productores de bienes transables (siderurgia, celulosa y papel, petroquímica,
aluminio) están compensando la caída en la demanda local con mayores exportaciones. En algunos casos
(automóviles, televisores), la posibilidad de exportar depende casi por completo de la demanda de Brasil, ya que la
falta de competitividad impide acceder fácilmente a otros mercados. La relación exportaciones/ producto es aún baja,
y los servicios explican más de 50% del PBI, por lo que a nivel agregado una caída significativa en la demanda
agregada necesariamente impacta en la evolución del producto bruto.
4- La principal manifestación de la crisis, la salida de depósitos del sistema bancario, se revirtió luego del resultado de las
elecciones. Además, la tasa de interés internacional muestra una tendencia medianamente favorable para el segundo
semestre. Con este escenario uno debería esperar, en principio, una recuperación medianamente rápida. El problema es que
la caída de la demanda ha generado una importante disminución de los ingresos del sector público y de gran parte del sector
privado, lo que introduce incertidumbre sobre su solvencia. Esto, y la lentitud con la que se está reestructurando el sistema
bancario, conspira contra el reingreso de capitales y la recomposición de la oferta de crédito, aumentando la probabilidad de
que la recesión se prolongue.
5- La recuperación depende en gran medida de los ingresos de capitales de los próximos meses. El gobierno debería
despejar las dudas con respecto al cierre de sus cuentas y a los compromisos con el FMI. Sin embargo, la opción de ajustar a
expensas del sector privado (con mayores impuestos) o reducir el gasto público podría agudizar la recesión si no es más que
compensada por el eventual ingreso de capitales. En el caso en que la recesión se profundice, el gobierno debería intentar
coordinar un proceso de reducción de precios y salarios para minimizar las quiebras y las pérdidas de empleos.
Las Tres Pruebas
por Abel Viglione *
Lo que aquí se intenta demostrar es que el país recién ha concluido la primera fase (o el primer test) de las tres que se requieren
para alcanzar el crecimiento a largo plazo, y que se encuentra al inicio de la segunda, que es la de mayores costos económicos y
sociales.
Primera etapa: plan de estabilización y apertura de la economía. El proceso de inserción de un país en la economía mundial no sólo
está circunscripto a la política exterior, sino que se intenta lograr un aumento del comercio con el resto del mundo para obtener un
crecimiento económico más acelerado. El objetivo final es ganar eficiencia.
En esta etapa se comenzaron a importar bienes finales producidos ineficientemente por empresas locales, a cambio de
mayor producción y exportaciones de los sectores más competitivos. Para lograr ese aumento de la eficiencia se liberaron
recursos de firmas protegidas para ser utilizados por empresas competitivas. El proceso de aumento de importaciones de
bienes de capital debe continuar para aumentar la capacidad instalada de bienes y servicios comerciados
internacionalmente.
¿Pasó la Argentina esta etapa? Prácticamente sí, aunque aún no han sido removidas todas las restricciones existentes.
Segunda etapa: liberalización total y aumento del ahorro interno. Todos los países que estabilizaron sus economías han
dado un tratamiento uniforme a la industria y demás actividades, para evitar la discrecionalidad y reducir las presiones
sectoriales.
Al mismo tiempo, la fuerte inversión iniciada en la primera etapa y que continúa en ésta requiere de un aumento del ahorro interno
para sustituir el ingreso de capitales externos, que no es ilimitado para ningún país. ¿Qué significa esto? Que deberá reducirse el
consumo en términos del PBI. Si el desajuste de precios relativos (comerciados/no comerciados, por ejemplo, precio de la
peluquería/precio del trigo) no es fuerte, no es necesaria una caída absoluta del consumo, sino un crecimiento por debajo del
aumento del PBI total.
¿Qué ha pasado en la Argentina en estos últimos meses? El consumo interno ha iniciado un período de declinación, producto de la
disminución de los salarios reales, suspensiones, caída de la tasa de empleo. Esto no sólo ha dado lugar a un aumento de la tasa de
ahorro interno, sino que ha permitido una fuerte expansión de las exportaciones. La economía está sustituyendo dólares financieros
por dólares comerciales, al tiempo que prácticamente toda la inversión pasó a estar financiada por ahorro interno. ¿Cuánto tardó en
producirse ese cambio? Tan sólo seis meses, y el hito que marcó el cambio fueron las alteraciones de la situación internacional.
¿Tenemos datos concretos de que está sucediendo esto? Sólo a nivel industrial, una de las pocas estadísticas privadas de que se
dispone. El Indice de Producción Industrial (IPI) que elabora Fiel muestra casi la misma fotografía que se venía observando durante
el segundo semestre de 1994. El crecimiento de los primeros cinco meses del año es liderado la producción de bienes intermedios
(exportables). Presentan una fuerte caída absoluta los bienes de consumo durables y no durables (excepto alimentos, por el aumento
de la producción de aceites y leche).
¿Cómo sigue la película? Durante la transición (1995-1999?) aumentará probablemente la tasa de desempleo, a la vez que se
reducirá el consumo para poder financiar el proceso de inversión. Los próximos cinco años serán de decantación de las reformas ya
adoptadas, a la vez que será necesario implementar las medidas aún no puestas en marcha (reformas a la ley de contrato de trabajo,
salud y educación). ¿Los costos durante la transición? Estarán asociados, por un lado, a la imposibilidad de liberar todo el capital
actualmente existente de una actividad que desaparecerá para poder ser asignado a otra actividad que nacerá; por el otro, a la
necesidad de asignar la actual mano de obra ocupada a las nuevas actividades.
Conclusión: la Argentina todavía no pasó el segundo test.
La experiencia de otros países indica que uno de los principales efectos de la introducción de cambios drásticos en la
política fiscal y comercial, privatizaciones y desregulaciones es la de aumentar la tasa de crecimiento de largo plazo. Sin
embargo, sin un equilibrio fiscal férreo será imposible alcanzar estos objetivos. Asimismo, durante este período será
necesario mantener la economía abierta a la competencia exterior.
Queda un último interrogante: ¿cuál es el tercer test? Para eso falta mucho, al menos hasta 1999. Consiste en mantener la política
económica con cambio de partido en el gobierno. Chile lo logró.
*Economista de Fiel