– El sistema de fibra óptica por el que transitarán
las telecomunicaciones internacionales de la Argentina ya está
en la estación terrena de Las Toninas. Se invirtieron US$
75 millones y comenzará a operar en octubre –
Acaba de finalizar el tendido del cable submarino de fibras ópticas
Unisur, que a través de 1.700 kilómetros une Florianópolis,
en Brasil, con la localidad argentina de Las Toninas. El proyecto,
de envergadura internacional, demandó una inversión
de US$ 75 millones, y Alcatel Techint fue uno de los principales
proveedores nacionales de la obra por medio del consorcio de empresas
en el que participaron también AT&T y Pirelli para
que el operador local Telintar -que aportó cerca de 40%
del capital- pueda extender sus servicios de comunicación
con el exterior.
A partir de octubre, el cable de fibra óptica permitirá
realizar simultáneamente más de 40.000 llamadas
internacionales para transmitir voz, imagen y datos.
Unisur es el primer cable submarino digital instalado en el Cono
Sur. Está tendido en el lecho del mar a profundidades que
llegan a 3.500 metros. Una rama conecta a la Argentina con Brasil
y la otra se une a la anterior, por medio de una unidad de ramificación,
para vincular Las Toninas con Punta del Este, Uruguay.
La participación en este tipo de obras no es una novedad
para la multinacional de origen francés Alcatel. "Seis
cables submarinos de fibras ópticas fueron tendidos por
la compañía en el lecho del Atlántico Norte
para la interconexión de Europa y Norteamérica",
señala Carlos Zarlenga, director de desarrollo corporativo
de Alcatel Techint.
En el caso de Unisur, Alcatel proveyó parte del cable y
de los equipos de transmisión. El resto fue aportado por
las otras dos firmas participantes del consorcio. "En obras
de esta magnitud, se requiere entregar grandes cantidades de material
en muy poco tiempo", señala Ramón Abascal,
jefe
del departamento de planeamiento estratégico de Alcatel
Techint, para explicar la modalidad de esta asociación
entre grandes en la provisión de insumos destinados a obras
internacionales de infraestructura.
A fines de mayo, un barco con una configuración muy especial
comenzó a acercarse a la costa argentina, en la zona turística
del Tuyú. La tecnología montada sobre el buque permite
instalar por día unos 20 kilómetros de cable en
el fondo del mar, en zanjas cuya profundidad varía de acuerdo
con la conformación del fondo marino. El 16 de julio concluyó
una de las etapas de la tarea, con el amarre del cable de fibra
óptica a la estación terrena ubicada en Las Toninas,
muy cerca del punto donde el Atlántico argentino se mezcla
con las aguas del Río de la Plata, en la bahía de
Samborombón. De inmediato, el buque zarpó hacia
las costas uruguayas para concluir la conexión del cable
con Punta del Este.
El elemento fundamental de este emprendimiento es el cable de
fibra óptica. Su diámetro externo varía entre
los tres y cinco centímetros. La mayor parte de este grosor
corrresponde a las diferentes capas de plásticos, cauchos
y aceros que otorgan resistencia a la estructura para proteger
las fibras, verdadera médula del sistema que -en este caso
específico- permitirá transmitir 46.000
comunicaciones simultáneas con absoluta seguridad y calidad
superior a la que ofrecen los satélites.
La fibra elimina las distorsiones que produce el viaje de ida
y vuelta (tierra-satélite-tierra), cuyo efecto más
conocido es el eco o rebote en la llegada del sonido durante las
comunicaciones telefónicas.
Cuando una comunicación viaja al satélite, recorre
más de 70.000 kilómetros. El Unisur, como el resto
de las instalaciones de la red internacional de fibras ópticas,
reduce las dimensiones a las distancias terrestres, considerablemente
menores. Esta tecnología es apta para la transmisión
de banda ancha (imagen) y también en este aspecto la ventaja
de calidad es apreciable.
El cable Unisur cuenta con un amplificador de señal cada
130 kilómetros (son once en los 1.700 kilómetros
de extensión). El sistema tiene terminales de 560 megabits
por segundo, lo cual le proporciona una capacidad casi infinita
para manejar el flujo de comunicaciones.
El Unisur culmina su travesía marina en Florianópolis.
De allí llega por vía terrestre a Fortaleza y luego
prosigue en la conexión al Américas I, submarino,
que pasa por Venezuela, Trinidad, St. Thomas, México y
culmina en Florida, Estados Unidos. Desde ese punto parte el Columbus
II, que une el sistema con Europa. Todas estas obras forman parte
de la red digital global que conectará al
mundo por fibra óptica, y en todas ellas participa Telintar
por la Argentina.