El primer eurocentro de la argentina estara en Cordoba

    El vasto escenario de la Unión Europea constituye un mercado de casi 350 millones de personas, un poco menos que la suma de la población de Estados Unidos y Japón, junto a quienes conforma los tres grandes bloques comerciales dominantes en el planeta.

    Tradicionalmente, los países que la constituyen han sostenido un intenso intercambio de productos con sus pares de América latina; en una primera etapa, como habituales compradores de materias primas y, especialmente a partir de la década del ´70, como fuertes exportadores de sus manufacturas.

    No han sido pocos los esfuerzos europeos por atraer a los países latinoamericanos como aliados en materia de negocios. Estas iniciativas, inmersas en un mapa signado por la acelerada reconfiguración de los bloques de poder económico, merecieron el recelo de los estadounidenses; a punto tal que, durante su mandato, el presidente norteamericano George Bush lanzó la iniciativa de un mercado común que, partiendo de la base del Nafta, abarcara desde Alaska hasta Tierra del Fuego.

    En este terreno de las asociaciones, la Unión Europea no se ha quedado en los enunciados. En su elenco de programas económicos figura Al-Invest, cuyo objetivo general apunta a ofrecer a las empresas de ambos continentes la oportunidad de convertirse en socios, incrementar su competitividad mediante una ampliación recíproca de sus mercados para, de esta forma, enmarcar su

    desarrollo dentro de la perspectiva que impone la internacionalización de la economía.

    Este programa -según sus propios enunciados- busca favorecer la transferencia de tecnología, de know how y de financiación. Pero no sólo en un esquema Norte-Sur, ya que pretende fortalecer los intercambios Sur-Sur; es decir, entre los propios socios latinoamericanos y entre éstos y el resto del mundo. El programa cuenta con un presupuesto mínimo de 20 millones de Ecus (US$ 16 millones) para el bienio 1994/1995, y prevé la participación financiera de la Comisión Europea hasta un máximo de 50% en las acciones que se emprendan.

    Una de las herramientas privilegiadas para la gestión del proyecto los constituyen los Eurocentros de Cooperación Empresarial, creados, promovidos o desarrollados por Al-Invest. El primero de ellos que verá la luz en la Argentina se inaugurará en la ciudad de Córdoba a fines de septiembre, y la Fundación de Empresas para la Excelencia ha sido la seleccionada para acogerlo.

    “Desde el principio nos impulsó el espíritu innovador,” sostiene Juan Carlos Rabbat, titular de la filial Córdoba de la Fundación Argentina Siglo 21; “nos urgía la modernización, la incorporación de tecnología y el desarrollo de ventajas competitivas”. En ese contexto, la prioridad establecida fue determinar cómo debían reconvertirse los esquemas de comercialización y las técnicas de producción para que las empresas pudieran crecer en un marco de apertura y de repliegue del Estado. “Así fue como con un grupo de empresas resolvimos crear un centro de análisis y definición de las nuevas pautas del management, el marketing, la informática y la adecuación de las tecnologías de producción”, explica Rabbat.

    El resultado del empeño común fue la creación, junto a 32 compañías cordobesas líderes, de la Fundación de Empresas para la Excelencia. “Ya nadie puede ignorar”, dice Rabbat, “que en el comercio internacional la Argentina ocupa posiciones marginales, y para salir del fondo de la tabla tenemos que jugar como lo hacen los mejores del mundo”.

    Según explica Ricardo Tardivo, director ejecutivo de la Fundación, los buscadores de excelencia se lanzaron a ambiciosos emprendimientos, fundamentalmente vinculados con el intercambio de experiencias con los países europeos. “Seminarios, visitas a ferias y viajes de negocios ocuparon la

    nutrida agenda de la institución, que creció hasta agrupar a un centenar de empresas”, señala Tardivo. Y, desde comienzos de 1993, comenzaron a bregar por el objetivo de convertirse en el primer Eurocentro de la Argentina, una meta que están a punto de ver concretada.

    “Esa será la puerta de entrada del know how, del management y de la tecnología de Europa”, afirma Rabbat; “estos elementos, sumados al espíritu emprendedor de los empresarios de nuestro medio, permitirán que desde Córdoba se echen las bases para el modelo industrial-exportador que necesita

    el país.”

    Definiciones del embajador de la Unión Europea en la Argentina.

    “LAS PYMES NECESITAN APOYO PARA SALIR AL EXTERIOR”.

    Acreditado en la Argentina desde noviembre de 1991, cuando se abrió la representación de la Comunidad Económica Europea, el embajador Dieter Oldekop conversó con MERCADO -en su fluido castellano- acerca de la filosofía y los alcances de los programas de cooperación de la Unión Europea.

    “La inauguración del Eurocentro en la ciudad de Córdoba se sitúa en el marco global de la cooperación de la Unión Europea con los países latinoamericanos en general y con la Argentina en particular. Esa cooperación tiene diversas facetas, además de la económica; abarca la científica y tecnológica y también la que se brinda a nivel de las organizaciones no gubernamentales.”

    Con respecto al Eurocentro, Oldekop señala que “consiste en la creación de una suerte de punto focal dentro de un organismo ya existente -en este caso la Fundación de Empresas para la Excelencia- y tiene la tarea de promover la cooperación en todas sus formas entre pequeñas y medianas empresas

    argentinas y su contraparte en Europa”. ¿Por qué las Pymes? “Porque las grandes compañías tienen sus conexiones, su fuerza de capital, su presencia internacional, y no necesitan este tipo de apoyo del sector público -en este caso la Unión Europea-, mientras que las otras sí lo requieren para tener la

    oportunidad de extender su actividad fuera de las fronteras.”

    “Las acciones concretas”, prosigue Oldekop, “se apoyan en una serie de redes que existen en Europa y en instrumentos que la Comisión Europea pone especialmente a su disposición. Una de las redes fundamentales es la Coopeco, constituida por 150 operadores económicos de los doce países

    miembros -cámaras de comercio, asociaciones empresarias, consultores de negocios. Otra es la de Tips, centros que promueven los contactos entre empresas de países en vías de desarrollo. También existe una serie de instrumentos de cooperación, tales como la Bc-Net (Business Cooperation

    Network), una red electrónica de búsqueda y encuentro de socios, con una central en Bruselas y una organización de corresponsales distribuidos en casi todo el mundo, que alimentan esa usina central con demandas u ofertas de cooperación concretas, las que son cotejadas para encontrar el matching

    adecuado. Aquí hay una central de la Bc-Net en Cancillería, y tiene como característica el trabajo sobre la base de la confidencialidad. A diferencia de la tarea similar que despliega el BRE (Bureau de Rapprochement des Enterprises), que no guarda reserva respecto de la identidad de las empresas involucradas.”

    “Otro instrumento fundamental es el Ecip (European Community Investment Partners), destinado al financiamiento de empresas conjuntas, de joint ventures, a lo largo de las diversas etapas que puede incluir este proceso, desde organizar encuentros de posibles socios hasta, incluso, una toma de

    capital por parte de la Comisión en la empresa que se funde. Se trata de una herramienta muy flexible, y aquí ya hay 27 proyectos que se han viabilizado a través de ella.”

    “La idea es que los Eurocentros se instalen en ámbitos ya existentes”, afirma Oldenkop, “que le puedan dar soporte y disminuir, al mismo tiempo, los costos de la puesta en marcha”.

    Acerca de la elección de la ciudad de Córdoba como escenario del primer emprendimiento en la materia en la Argentina (ya existen Eurocentros en buena parte de Latinoamérica), reconoce que “la razón principal es que de allí vino la primera iniciativa. La Fundación de Empresas para la Excelencia se interesó muy tempranamente en este instrumento. Pero, obviamente, es el primero; no será el único. En este momento estamos estudiando la factibilidad de su instalación en otros lugares del país, donde también existen instituciones interesadas en participar”. “Necesitamos uno en Buenos Aires, que abarque el accionar en la Capital y en la provincia, y en otros sitios que concentran una

    intensa actividad económica. Pienso que antes de fin de año estaremos en condiciones de dar el puntapié inicial con alguno de ellos, y, una vez que existan varios funcionando, promover su interconexión para que se produzca la necesaria realimentación que enriquece el conjunto del programa.”

    Verónica Rímuli.

    FUNDACION DE EMPRESAS: TRES AÑOS DE MULTIPLES LOGROS.

    Por Ricardo Lescano (*).

    En 1991, un grupo de empresas cordobesas aunaron sus esfuerzos para que los sectores productivos del centro del país contaran con un ámbito adecuado para afrontar las transformaciones económicas que se estaban desarrollando.

    Eran tiempos de cambio, fuera y dentro del país. Las organizaciones tenían que resolver el desafío de iniciar su reconversión para no sucumbir ante transformaciones profundas en todas las áreas de la economía frente a una creciente competencia internacional.

    Sabíamos que el esfuerzo sería enorme pero varios empresarios pensamos que tendríamos mayores posibilidades de sobrellevarlo si lo afrontábamos en conjunto. Ese fue el primer logro: dejar atrás el individualismo y los recelos habituales en las actividades empresariales, porque en el barco azotado

    por el temporal estábamos los competidores y los colegas de los distintos sectores productivos, comerciales y de servicios.

    Necesitábamos un espacio intersectorial que facilitara el intercambio de experiencias, el acceso a nuevas tecnologías, a la innovación, y por sobre todo a modernos conceptos de logística y calidad.

    Así nació Fundación de Empresas para la Excelencia, constituida desde entonces en un punto de análisis de todas las pautas que conducen a la reconversión de las disciplinas que hacen a la productividad (marketing, management, informática, etc.) y a la adecuación de las tecnologías de

    producción.

    En este esfuerzo se contó desde el principio con el apoyo de la Fundación Friedrich Naumann de Alemania, que nos apoyó a nivel organizativo, financiero y de vinculaciones con el mundo.

    En tres años, la treintena de empresas que gestó la Fundación creció casi hasta llegar al centenar.

    Tenemos ahora una herramienta poderosa que ha sido reconocida por uno de los tres grandes bloques económicos del mundo, la Unión Europea, al designarla primer Eurocentro de Cooperación Empresarial de Argentina. Creemos que es necesario explicar la real importancia y magnitud de esta

    designación.

    Esto no es casualidad ya que hemos comprobado que nuestra tarea se alinea con la que se desarrolla en los países más avanzados. En un encuentro mantenido este año con empresarios franceses constatamos que la metodología de organización es la misma que aplican ellos en su nación.

    Las puertas de nuestra institución están abiertas, como lo estuvieron siempre, para todos los empresarios, especialmente ahora que como Eurocentro operamos como el nervio de la cooperación y las inversiones del Viejo Continente en nuestro país.

    (*) Presidente de Fundación de Empresas y director industrial de Cormec.