Las 1000 empresas que mas importan

    Entre las novedades que ofrece MERCADO en su 25º aniversario se destaca este ranking, inédito no sólo en la revista, sino en el país. Este es, por otra parte, un momento particularmente propicio para indagar acerca de quiénes protagonizan el actual boom de las importaciones en la Argentina. El temaalimenta una creciente polémica y parece proyectar sombras sobre el futuro del plan de convertibilidad. (Basta considerar que las compras en el exterior se han quintuplicado desde 1990 y que el déficit comercial podría sumar US$ 5.000 millones este año, según los pronósticos más optimistas.) La información que se despliega en estas páginas es mucho más que una muestra ilustrativa. Las 1.000 empresas que integran este ranking realizaron, entre julio de 1993 y marzo de este año, importaciones por US$ 9.057 millones, lo que representa casi dos tercios del total registrado en la Argentina durante ese mismo período -Uno de los rasgos distintivos del plan de convertibilidad ha sido, además de la drástica reducción de la tasa inflacionaria, el notorio crecimiento de las importaciones, que, de poco más de $ 4.000 millones que alcanzaban en 1990, se duplicaron en 1991, y pasaron en 1992 a $ 13.000 millones. En 1993 volvieron a experimentar un nuevo salto: $ 16.780 millones, y todo hace suponer que en 1994 se acercarán y aun podrían superar la barrera de los $ 20.000 millones. Esto significa que en los últimos cuatro años las compras en el exterior se multiplicaron por cinco, un índice que excede largamente, por cierto, la expansión de las exportaciones.El acentuado desfasaje entre las compras y las ventas al exterior contribuyó, a su vez, a generar uno de los problemas principales que hoy enfrenta el plan económico vigente: el acelerado avance del déficit comercial, que este año podría orillar los US$ 5.000 millones, y esto si se cumple laexpectativa oficial de que las exportaciones alcancen a $ 15.000 millones, lo que significaría una expansión de 15% con respecto a los $ 13.100 millones que registraron en 1993.Las posibilidades de llegar a esta meta no aparecen por el momento muy claras; entre enero y mayo las exportaciones sumaron US$ 5.600 millones, con lo que la proyección para el año se sitúa en $ 13.500 millones. Por lo tanto, para que pueda cumplirse con el objetivo de alcanzar los US$ 15.000 millones, los niveles de los próximos meses tendrían que situarse muy cerca de la cifra de mayo, que con US$ 1.440 millones constituyó un récord mensual (proyectado anualmente, representaría US$ 17.300 millones).Si, finalmente, el déficit ronda los US$ 5.000 millones se habrá registrado un aumento de 37% con relación al de 1993 (US$ 3.650 millones) y de 89,6% con respecto a 1992 (US$ 2.637 millones).El gobierno y los economistas que coinciden con la política oficial argumentan que el problema del déficit de la balanza comercial se neutraliza mientras se mantenga la afluencia de capitales extranjeros, que permite compensar sin problemas la brecha del frente externo. La incógnita, de ahora en más, es qué ocurrirá si la corriente de capitales se detiene o disminuye, aunque por elmomento esa alternativa no se produjo, como lo estaría demostrando la plaza diaria, donde puede observarse al Banco Central en una situación relativamente cómoda, con tendencia a reforzar las reservas. En el caso de que se quebrara este equilibrio, tendría que comenzar a registrarse una persistente venta de dólares por parte del organismo rector de las finanzas, lo que a su vez se reflejaría en forma inmediata en la suba de las tasas de interés, por la desconfianza que ello generaría en los inversores locales, que para mantener sus ahorros en pesos demandarían rendimientos cada vez más elevados en términos reales.Quienes sostienen que el déficit de la balanza comercial no es un dato preocupante suelen citar como ejemplo lo ocurrido en los años previos al plan de convertibilidad, cuando en pleno proceso hiperinflacionario el saldo de la balanza comercial era holgadamente positivo, pero el Banco Central debía realizar continuas devaluaciones para tratar de amortiguar la rauda fuga de capitales que provocaba la inestabilidad interna.A abonar esta tesis contribuye el dato de que en 1990, el agitado año que culminó con el famoso plan Bonex, la balanza comercial arrojó un saldo positivo de US$ 8.200 millones.
    QUE SE IMPORTA.
    Otro argumento frecuentemente esgrimido por el actual equipo económico es que, si bien en los tramos iniciales del plan de convertibilidad el aumento de las importaciones tuvo su origen en la compra indiscriminada de toda clase de artículos de consumo masivo, con el tiempo esa ecuación se fue modificando y hoy uno de los rubros de mayor crecimiento es el de los bienes de capital, lo que revela la presencia de un vigoroso proceso de actualización tecnológica. Según el INDEC, durante los primeros cuatro meses de este año las compras de bienes de capital en el exterior prácticamente se duplicaron con respecto al mismo período de 1993 y habrían pasado a representar una tercera partede las importaciones totales.Los bienes intermedios, que terminarán su proceso de producción en las fábricas locales, también representan una porción significativa de las compras en el exterior.Los vehículos y las autopartes se destacan también entre los rubros que exhiben un valor relevante, aunque todas estas compras se realizan dentro del marco del régimen que regula la industria automotriz, que obliga a las terminales a compensar con exportaciones las importaciones realizadas.Sin embargo, ese equilibrio no se ha materializado hasta ahora, porque el desborde de la demanda interna de automotores obligó a las empresas a destinar la mayor parte de la producción a satisfacer los requerimientos locales, aunque es probable que, al finalizar 1994, el remanente de importaciones no compensado con exportaciones resulte bastante inferior al de 1993. Pese a ello, el déficit todavía sería muy significativo, especialmente por el importante desfasaje registrado en 1992 y 1993.Las importaciones de vehículos no se reflejan solamente en las fábricas terminales. Hay que computar también las compras directas de empresas dedicadas específicamente a la actividad, entre las que se incluyen, por ejemplo, Alfacar, que importa la marca Mitsubishi, Cirlafin, que hace lo mismo con los Mazda, y Opalsen (ahora en liquidación), que alcanzó notoriedad por las denuncias de evasión fiscal.En estos últimos casos, las cifras que aparecen como importaciones corresponden en su totalidad a vehículos terminados y sus repuestos, mientras que en las fábricas terminales la información resulta más compleja de interpretar, porque los montos incluyen también las compras de maquinarias para adecuar y ampliar las plantas industriales. Las inversiones con esta última finalidad fueron importantes. Puede estimarse con cierto grado de aproximación que tanto en Sevel como en Ciadea y Autolatina las importaciones de nuevas maquinarias representaron entre 20 y 25% del total de importaciones.
    QUIENES IMPORTAN.
    Las cifras que aparecen en este ranking comprenden los nueve meses transcurridos entre julio de 1993 y marzo de 1994. Las 1.000 empresas incluidas en la nómina realizaron compras en el exterior por US$ 9.057 millones, equivalentes a 62,5% de las importaciones totales de ese período, quesumaron US$ 14.510 millones.Entre las empresas que encabezan el ranking, precedido sólo por las automotrices Sevel y Ciadea (ex Renault), aparece un consorcio de reciente gestación: la Compañía de Teléfonos del Interior (CTI), que tiene a su cargo el servicio de la telefonía móvil en 1.600 localidades del interior del país con unmercado de más de 20 millones de potenciales usuarios.Hasta el 31 de marzo la CTI realizó importaciones por US$ 263 millones, que son parte de las inversiones comprometidas en el momento de la adjudicación (US$ 700 millones).Su nómina de accionistas está integrada por las compañías norteamericanas GTE (23%), AT&T (10%) y TCW American Development (5%), y tres socios locales: Diario Clarín (22%), Cía. Austral de Inversiones (20%) e Intelcel Roggio (20%).En la vanguardia del ranking se destaca también YPF, en el 5º puesto con importaciones por US$ 132 millones, destinados fundamentalmente a la adquisición de equipos y maquinarias. En el caso de Aerolíneas Argentinas, los US$ 113,9 millones que la sitúan en el 6º lugar de la nómina corresponden en su mayor parte a la compra de los nuevos aviones incorporados recientemente a su flota, que se reforzarán con los tres Airbus 310 ingresados en estos días.Telefónica de Argentina aparece en el 7º puesto con un elevado nivel de importaciones: US$ 113,2 millones invertidos en la compra de nuevas centrales y cables destinados a reemplazar la deteriorada red que heredó de Entel.La petrolera Shell se ubica en el 8º lugar con US$ 97,6 millones que, como en el caso de YPF, reflejan en su casi totalidad la compra de maquinarias y equipos.En lo que respecta a IBM, en la 9º posición con US$ 97,6 millones, las importaciones realizadas corresponden básicamente a equipos electrónicos, que para la empresa constituyen bienes transables, pero para sus clientes pasan a representar una inversión, y por lo tanto se computan como bienes de capital según el actual criterio del equipo económico.El 10º puesto es para Opalsen, cuyas importaciones están compuestas íntegramente por vehículos terminados.
    UN OPERADOR PARA TODO.El auge del comercio exterior alentó, en la Argentina, el crecimiento de las empresas especializadas que realizan todas las actividades que la operatoria internacional requiere. Actúan como agentes de transporte aduanero, despachantes de aduana, operadores de contenedores y como importadoras yexportadoras.Se trata, en rigor, de centralizar en una sola organización toda la actividad relacionada con el comercio exterior. En el caso de las importaciones, por ejemplo, toman la carga en el depósito del exportador y la entregan directamente en el domicilio del comprador, con un menor costo operativoy con la ventaja para éste de contratar el servicio con un solo responsable.Aunque son relativamente pocas las firmas que abarcan todo el espectro de servicios, es evidente que, a medida que se acentúe la competencia, las que no consoliden su actividad desaparecerán de la plaza, lo que ya comenzó a insinuarse con algunas empresas que no se adecuaron a los cambiostecnológicos y, a pesar de su dilatada trayectoria en el mercado, hoy realizan muy escasas operaciones o prácticamente ya entraron en estado de liquidación.
    MENOS PESO EN EL MUNDO.Más allá de las polémicas acerca de la naturaleza del boom importador, y a pesar del notable aumento que en los últimos años registró el comercio exterior argentino, lo cierto es que las cifras globales dan cuenta de un retroceso del país en el escenario mundial.La gravitación de la Argentina en el comercio mundial equivale actualmente a menos de 0,5%, un índice inquietantemente exiguo, sobre todo si se tiene en cuenta que durante la década del ´40 llegaba a alrededor de 2%.Para tener una idea más precisa de la magnitud de la brecha entre aquella posición y la actual, vale la pena reparar en el dato de que, si hubiera mantenido aquel nivel de participación, la Argentina tendría que estar exhibiendo hoy una cifra cercana a los US$ 130.000 millones en el conjunto de sus exportaciones e importaciones; es decir, la mitad de su PBI.