A pocos meses del relevo en el sillón presidencial -en marzo del año siguiente Roberto Eduardo Viola reemplazaría a su colega militar Jorge Rafael Videla- MERCADO deslizaba las pistas de lo que vendría en materia económica para el trienio 1981-1984.
Los conceptos rectores tendrían como centro de gravedad los siguientes puntos:
-Implementar, reorientar o refirmar las medidas económicas de las áreas sectoriales, tendiendo al logro efectivo de los objetivos fijados el 24 de marzo de 1976, e impulsar la privatización de las empresas estatales haciendo realidad el principio de subsidiariedad;
-Lograr un adecuado desarrollo de la zona patagónica y áreas marginales, con especial concepción geopolítica sobre la específicamente económica;
-Continuar con el redimensionamiento del Estado nacional:
-Implementar el sistema nacional de planeamiento;
-Continuar prestando apoyo económico a las áreas marginales y de frontera;
-Incrementar la productividad y competencia del sistema económico;
-Promulgar las correspondientes políticas en lo industrial, agropecuario, minero, pesquero, comercial y de servicios;
-Intensificar la búsqueda y desarrollo de recursos energéticos;
-Efectuar los estudios y planes necesarios para determinar el perfil industrial argentino;
-Reducir la participación del Estado en la economía, observando el interés y la seguridad nacionales;
-Posibilitar la existencia de un mercado de capitales de largo plazo, que permita la canalización del ahorro hacia la inversión productiva.
En la extensa mirada panorámica sobre la coyuntura, el artículo dejaba también planteados algunos interrogantes a los que se vería enfrentado el ministro del área. La política monetaria, incluida la cuestión cambiaria, no era por cierto menor. “El futuro ministro -se decía- puede coincidir casi totalmente con las actuales autoridades, pero discrepar sobre una de las alternativas posibles. Y
entonces el cambio sería profundo.”
“Otro tema que deberá enfrentar el próximo ministro es qué hacer con el actual esquema arancelario, que supone una tarifa externa máxima de 20% en 1984. No es un secreto para nadie que esa meta implica la desaparición de empresas. Todo se reduce a dar respuesta a un interrogante: ¿la futura administración está dispuesta a pagar el costo político de esa reestructuración del aparato productivo industrial y agropecuario? Tal vez resulte irreversible la rebaja ya introducida pero, ¿seguirá el proceso de baja, o se optará por una tregua arancelaria?”
“Por otra parte, muchas opiniones coinciden en dos puntos, aparentemente contradictorios: el tipo de cambio está atrasado, pero una brusca devaluación no resolverá los problemas de fondo. Es más: únicamente los agravaría, ya que una devaluación es sólo una forma de transferir recursos de un sector a otro. Cada vez son menos, tanto en el ámbito oficial como en el privado, quienes aseguran que el tipo de cambio es real.”
“Son muchos los que opinan que como compensación por ese atraso las autoridades tuvieron que volver a recorrer el no muy brillante camino de los subsidios a través de mecanismos financieros o reembolsos a las exportaciones. La producción de porotos de Salta, la fruta de Río Negro, la lana de la Patagonia, cortes de carne para la industria frigorífica, son algunos de los ejemplos de las correcciones ya realizadas. Evidentemente, el tipo de cambio será uno de los temas más conflictivos que deberá enfrentar la autoridad económica que tome las riendas en el futuro próximo.”