NO HAY MARGEN PARA LOS RECLAMOS DE LOS GOBERNADORES.
– El dato más relevante de junio fue, para la economía, la presión de los gobernadores-convencionales para modificar el mecanismo de coparticipación federal. Con una economía que se desacelera (lo que va a moderar el crecimiento de los ingresos tributarios) será difícil sostener el superávit fiscal, ya que el gobierno va a encarar en los próximos meses varios proyectos que
demandan recursos del fisco. En este contexto, Cavallo no tiene margen para otorgar a las provincias una mayor porción de la torta –
Aprovechando la oportunidad que les ofrece la Constituyente para hacerse oír, los gobernadores- convencionales lanzaron en junio una intensa ofensiva desde Santa Fe para obtener una mayor porción de los ingresos fiscales y evitar el ajuste en sus jurisdicciones. El hecho puede considerarse curioso si se tiene en cuenta que en 1993 las provincias dispusieron de fondos 89% superiores al promedio de 1983-´90. No obstante, el poco apego de la mayoría de los gobiernos provinciales a la austeridad y la reforma del Estado propiciadas por el gobierno nacional impidió que el aumento de los recursos solucionara los problemas fiscales de las provincias.
Aunque en el último trienio los estados provinciales en su conjunto redujeron sustancialmente sus necesidades de financiamiento, las señales recogidas en lo que va de 1994 anticipan una tendencia creciente en ese desequilibrio, lo que en algunas provincias va a dar lugar a serios problemas financieros. Para los gobernadores, por cierto, la mejor solución consiste en obtener más recursos a
costa de la Nación: la propuesta de Cavallo de que entreguen sus cajas jubilatorias al gobierno central no es políticamente atractiva; la alternativa de despedir empleados públicos es aún peor ya que los expone a conflictos sociales como los de Santiago del Estero.
Tras un crecimiento de 6,4% en el primer trimestre (respecto de igual período del año anterior) la actividad industrial tendría en el segundo trimestre un aumento del 2,5%, con lo que marcaría un nuevo récord de producción para el lapso abril-junio. De todos modos, la tendencia parece indicar una desaceleración del crecimiento industrial. Según estimaciones preliminares, en junio el nivel de producción reflejaría una caída de 1,9% con respecto a mayo, que a su vez cayó frente a abril en 0,1%.
Entre los sectores más dinámicos están insumos y bienes de capital, lo que explica el fuerte crecimiento de la inversión en el comienzo del año.
La expectativa de que la actividad económica (y no sólo la industrial) se desacelere tiene sus fundamentos. Por un lado, la rentabilidad de los productores de bienes comercializables (bienes que se pueden importar o exportar) en general no estimula un aumento en su producción. Por otro lado,
la reducción del ingreso de capitales que va a mostrar el corriente año traerá aparejado un menor crecimiento del crédito. Por consiguiente, cabe esperar que 1994 termine con una menor expansión de la demanda agregada y del PBI. El crecimiento de este último difícilmente supere en 1994 a la
hipótesis de mínima que planteó el gobierno: 4,5%.
La inflación de mayo resultó la más elevada en lo que va del año al situarse en 0,3% el aumento de los precios al consumidor y en 0,6% el incremento de los precios mayoristas (ver cuadro 1). Como consecuencia, en los últimos 12 meses el costo de vida acumuló un aumento de 3,4% y el índice de precios mayoristas mostró una caída de 1,4%. En el segundo semestre el menor ritmo de expansión crediticia -con respecto al año anterior- tendrá un efecto moderador sobre los índices de precios; sin embargo, el aumento del precio de las materias primas en los mercados mundiales y, eventualmente, la adopción de medidas de política comercial (aumento de aranceles o cuotas a la importación) podrían dar lugar a un aumento de precios.
Mayo mostró, además, un tipo de cambio real estabilizado en el nivel promedio del año anterior y un costo laboral inferior al de 1993, que refleja la reducción de los aportes patronales, que permitió una pequeña mejora en la competitividad de los productores de bienes comercializables.
Los datos del sector externo continúan siendo preocupantes. El déficit comercial superó los US$ 2.600 millones en el lapso enero-mayo y marcha hacia un nuevo récord en 1994 (ver cuadro 2). Sin embargo, cabe esperar que en los próximos meses las ventas externas mejoren su comportamiento.
En primer lugar, porque probablemente se produzca un importante aumento de las exportaciones a Brasil, que eliminó transitoriamente los aranceles a la importación de 70 productos (incluida la carne vacuna) y lanzó un plan de estabilización que se espera que provoque una recuperación del consumo
y las importaciones. En segundo lugar, por el incremento en los precios de los productos básicos o commodities exportados por el país (cereales, oleaginosas, petróleo). Además, cabe esperar un aumento en las exportaciones de las automotrices y de la industria pesquera.
En un contexto caracterizado por el aumento de las tasas internacionales de interés y la reducción de la entrada de capitales al país, el financiamiento del déficit comercial no va a ser tan sencillo como en el pasado. No obstante, como se señaló en esta columna en el número de junio, Cavallo aún dispone de herramientas para lograr que le cierren las cuentas externas sin modificar el tipo de cambio (aranceles y cuotas a la importación, reembolsos a la exportación, entre otras). Por lo tanto, debe descartarse una devaluación antes de las elecciones presidenciales.
Pese a que la primera mitad del año estuvo marcada por un fuerte aumento en el gasto público, las cuentas del sector público no financiero continúan bajo control. En el período enero-mayo el superávit operativo (o sea, superávit primario sin ingresos de capital) superó los $ 1.300 millones, con lo que alcanzó para financiar los intereses de la deuda pública (ver gráfico 3). De esta forma, el programa fiscal cumplió con uno de los requisitos de solidez de largo plazo. Ello se logró, fundamentalmente, por el crecimiento de los ingresos tributarios, que en ese lapso fueron 17% superiores a los de igual período del año anterior.
Sin embargo, la consistencia del programa económico no deja margen para ceder ante las presiones de los gobernadores y alterar la disciplina fiscal. De hecho, en los próximos meses Cavallo deberá aumentar el superávit operativo para cumplir la meta anual convenida con el FMI ($ 3.600 millones).
Mientras tanto, el gobierno ya se comprometió con una serie de proyectos que van a afectar las cuentas fiscales en la segunda mitad del año y más aún en 1995: el desvío de los aportes previsionales de los trabajadores hacia las AFJP´s, la transferencia de las cajas jubilatorias provinciales a la Nación, la reducción de aportes patronales y el aumento de los reembolsos para las
exportaciones.
Teniendo en cuenta que es necesario un aumento del ahorro interno para que el menor ingreso de capitales no afecte la tasa de inversión, encarar estos proyectos sin afectar el ahorro del sector público (superávit fiscal) es un objetivo suficientemente ambicioso que no deja espacio para que el gobierno nacional resigne ingresos en favor de los gobiernos provinciales.