¿Qué hace el gobierno por las PyMEs?

    Las pequeñas y medianas empresas transitan, en la Argentina, un difícil proceso de cambio. Según los especialistas, sólo encontrarán aire para sobrevivir aquellas que logren exportar (para lo que tendrán que sortear los costos argentinos de producción y cumplir con los requerimientos de

    estándares internacionales de calidad) o las que posean una estructura interna extremadamente flexible para adaptarse a un mercado que exige respuestas cada vez más rápidas.

    “En la Argentina, la mayoría de las Pymes industriales no son tecnointensivas. Además, hay deficiencia de sistemas; a eso apunta, por ejemplo, nuestra política de créditos de capital para que el empresario pueda comprar la mejor computadora al precio más bajo. De otro modo, no llegamos nunca”, señala Guillermo Hunt, al frente de la Subsecretaría de la Pequeña y Mediana Empresa.

    Los denominados créditos Pymes están destinados a la compra de bienes de capital, la reconversión

    productiva, la exportación y la ampliación de capital de trabajo. Todas estas herramientas se canalizan a través del sistema financiero institucional. El Estado bonifica 4 puntos de la tasa de interés, y hay una partida en el presupuesto que se discute y aprueba en el Congreso. “Esto tiene un efecto palanca extraordinario. Con US$ 10 millones que salen del presupuesto, yo

    puedo bonificar un stock de créditos de US$ 250 millones en un año. En 1993 hemos licitado US$ 1.200 millones, lo que equivale a 0,5% del PBI de la Argentina, a un promedio de US$ 30.000 a 36.000 por crédito”, se enorgullece Hunt.

    “Desde el gobierno no pretendemos indicar o priorizar sectores ni actividades”, afirma el subsecretario, en respuesta a los reclamos de sectores industriales acerca de un supuesto favoritismo por el campo.

    “Esa crítica se debe a que el principal tomador de créditos de bienes de capital fue el agropecuario.

    Yo creo que esto ocurrió porque había una altísima dosis de necesidad, y también tiene importancia la cuestión de las garantías. Pero, ¿que hace el agro con estos créditos? Compra maquinarias que fabrica la industria. De modo que ese análisis es un poco superficial.”

    A las líneas crediticias se suma el reciente lanzamiento de Obligaciones Negociables y la promoción oficial de la creación de consorcios para que las empresas puedan incorporar tecnología, exportar o mejorar su productividad. En el caso de los consorcios el Estado financia 40% de los gastos operativos durante los dos primeros años y 20% el tercer año hasta US$ 30.000.

    OPORTUNIDADES Y DESAFIOS.

    Diplomático de carrera, Hunt fue director del Mercosur en la Cancillería desde 1989 hasta septiembre del año pasado, cuando fue convocado por el ministro Domingo Cavallo para ocuparse de la Subsecretaría. Por lo tanto, habla con conocimiento de causa cuando califica al tratado de integración como “el ámbito propio de desarrollo para la pequeña y mediana empresa”.

    “En la Cancillería hicimos un estudio sobre el ´91 y el ´92 que muestra que 55% de las exportaciones hechas al Brasil son de las Pymes. Obviamente, también es en el Mercosur donde van a encontrar la mayor competencia. Esta es una moneda de dos caras.”

    Las Pymes argentinas suelen argumentar, sin embargo, que su alto grado de participación en el mercado subregional se contrapone con un mayor grado de exigencia, debido a que deben encarar con menor infraestructura el proceso de reconversión industrial. Las quejas más frecuentes suelen concentrarse en el alto costo de las tarifas energéticas y de la mano de obra, así como en la presión tributaria, comparada con la de Brasil.

    “Nosotros tenemos mano de obra más cara y ojalá sea así siempre. Se trata de que los salarios sean lo más altos posible; los países más desarrollados del mundo son los que tienen los mejores sueldos.

    Es una simplificación comparar costos de mano de obra. El costo es importante, pero veamos cómo está la productividad. La Argentina va a tener que diseñar una estrategia de especialización productiva”, afirma el subsecretario.

    Según Hunt, una importante contribución provendría de la aprobación de una legislación laboral especial para el sector. “Hay costos que encarecen artificialmente el salario pero que no llegan al bolsillo del trabajador. Yo creo que sería un impacto muy fuerte, como lo fue la rebaja de los aportes

    salariales.”

    Con respecto a la posibilidad de coordinar a las Pymes argentinas con sus pares brasileñas, para Hunt “no hay que subestimar a nuestros empresarios, todos saben dónde pueden encontar un competidor o un socio. Desde el gobierno no nos preocupa coordinar mucho a las Pymes, sino generar reglas de

    juego claras”.

    Un programa para facilitar la reconversión productiva del sector empresario a través de su especialización y la estimulación de las exportaciones ocupa un lugar estratégico en las prioridades del organismo que dirige Hunt.

    “Esa Argentina que fabricaba tanques de guerra, aeroplanos, autos y chupetes es inviable. Un país de 33 millones de habitantes no puede fabricar todo, y, si lo hace, es a un costo altísimo, resulta invendible.”

    La imagen preferida de Guillermo Hunt para describir la función de su subsecretaría es la de orientadora, la que indica dónde queda el norte. “Las Pymes necesitan una brújula, necesitan conocer las alternativas: ¿formo un consorcio?, ¿busco un socio brasileño?, ¿qué perspectiva tengo dentro del Mercosur?, ¿cuál es el nicho que tengo en este mercado ampliado? En este sentido, creemos que tenemos buenas herramientas pero todavía están en estado de prototipo, no han pasado a escala industrial porque aún no contamos con todos los recursos para apoyar a los empresarios como quisiéramos”.

    Los polos productivos, por ejemplo, se conforman a partir de una asociación entre la Secretaría de la Industria, el gobierno de la provincia, el municipio, el INTI o el INTA, según corresponda, y los empresarios locales, para reorganizar la producción de un grupo determinado de empresas.

    “Muchísimas veces, ser más eficiente no pasa por conseguir financiamiento más barato. Pasa por el gerenciamiento, la organización, los aspectos contables y financieros de la empresa, todas cosas que son más cerebro-impulsivas que bolsillo-intensivas”, asegura Hunt.