La clave de toda la política energética

    El objetivo de la transformación de la industria gasífera es crear un mercado competitivo de compraventa. Cabe preguntarse hasta qué punto se viene cumpliendo esta meta.

    Si el gas natural, como fuente combustible, compite consigo mismo para captar demanda, los precios del suministro tenderán, con el tiempo, a bajar. La competencia en este mercado produce económicamente una transferencia de renta de los productores a los consumidores, que se benefician pagando menores precios. A su vez, los precios más bajos siguen alentando la sustitución.

    El objetivo de promover la competitividad de los mercados de oferta y demanda de gas natural ha sido explicitado en la Ley 24.076 (marco regulatorio de la actividad), y su consecución compromete toda la política energética. Si no hay competencia en el mercado de compraventa, la tarea del Enargás (Ente Nacional Regulador de Gas) en defensa de los intereses de los usuarios va a ser dificultosa y frustrante.

    Debe recordarse que, en búsqueda del objetivo de promover la competencia, se estableció el acceso abierto al sistema de ductos, se restringió la integración vertical en la industria y se regularon las tarifas de transporte y distribución (monopolios naturales). En teoría, estas pautas de reestructuración, cuyo cumplimiento queda a cuidado del ente regulador, permitirán, tras la

    transición, alcanzar el fin deseado. La competencia intergás debería darse al menos en la zona de Capital y Gran Buenos Aires, donde convergen distintos sistemas con gas de distintas cuencas, y donde se consume 40% del gas natural comercializado en todo el país.

    Tras la privatización de las diez unidades de negocios en que se dividió Gas del Estado (dos transportadoras, ocho distribuidoras), la conformación de los consorcios adjudicatarios, la explicitación de compromisos de compra y transporte por parte de los nuevos actores, la asignación de las reservas de capacidad, y la privatización de acciones de YPF, el objetivo de competencia

    aparece comprometido.

    Ya se había advertido, antes de la privatización, que la industria del gas natural en la Argentina tenía dos serios problemas para desarrollar un mercado de oferta y demanda competitiva.

    Por un lado, la oferta gasífera estaba muy concentrada en un yacimiento (Loma de la Lata), en una empresa productora (YPF) y en una cuenca (Neuquina). Por otro lado, el sistema de transporte es insuficiente para responder a la demanda en firme de los días pico (período invernal). Ello implica que el acceso abierto es de naturaleza restringida.

    En Estados Unidos, donde hay exceso de capacidad de transporte, el sistema de open access opera bajo la modalidad common carrier. El transportador debe atender toda demanda de servicio.

    En la Argentina, el acceso abierto opera bajo la modalidad contractual carrier. El transportador atiende solamente la demanda de servicio que le permite la capacidad del sistema. Pues bien, cristalizada al día de hoy una situación de oferta no diversificada, y mediando libre acceso limitado, es difícil desarrollar un mercado competitivo. La inversión en plantas criogénicas para almacenar gas en verano y venderlo durante los días de demanda pico (peak shaving), y la ampliación de la capacidad de transporte en 11 millones de m3/día van a atenuar la demanda de capacidad, pero no alteran sustancialmente el cuadro.

    En un contexto de falta de competencia, los mayores perjudicados van a ser los usuarios residenciales, verdaderos cautivos del sistema. El gran consumidor industrial tiene la protección que fija el precio del sustituto combustible (el fueloil) y la posibilidad de hacer un by pass al sistema de

    distribución.

    La autoridad regulatoria deberá redoblar esfuerzos en defensa del consumidor cautivo. Para ello, debe en primer lugar afianzar legitimidad y autonomía. Hasta ahora aparece demasiado condicionada por el poder político. En segundo lugar, el ente no puede aparecer como cautivo de las compañías que regula. Para ello debe consolidar sus facultades jurisdiccionales de manera ejemplar.

    En tercer lugar debe aplicar esfuerzos para lograr la mayor transparencia del mercado. La protección del consumidor cautivo impone un permanente monitoreo informativo, en el que se debe trabajar con otras organizaciones que representan los intereses del usuario. Las audiencias públicas deben contar con la mayor difusión posible. Lo esencial es no renunciar al objetivo más importante: la competencia gas con gas. Todo lo que se haga para flexibilizar las restricciones del sistema logístico favorece la oportunidad de incorporar nuevas producciones y diversificar la oferta.

    LO QUE VENDRA.

    Según las fuentes consultadas (YPF y otras compañías privadas productoras de gas natural), la oferta potencial en la Argentina excederá la demanda en el futuro cercano. En 1993 la producción gasífera fue de alrededor de 30.000 millones de m3, lo que equivale a 20% más que el año anterior.

    Debe recordarse que, salvo la situación de los días de demanda pico invernal (cuando la capacidad del sistema de transporte y distribución opera como cuello de botella), el resto del año el sistema trabaja con capacidad ociosa. La distinción tarifaria actual entre demanda de servicio firme e interrumpible y la liberación del precio del gas natural van a incentivar la estandarización de los

    flujos de demanda durante el año (achatamiento de los picos invernales) y el desarrollo de almacenaje, lo que también contribuirá a regularizar los flujos de suministro.

    En los próximos años la producción de gas crecerá relativamente poco, para ubicarse en alrededor de 32.000 millones de m3 anuales. A partir de 1997-1998 el mayor crecimiento estará vinculado con la posible construcción del gasoducto a Chile y la mayor sustitución de líquidos por gas natural en el mercado interno.

    El gasoducto unirá yacimientos de la Cuenca Neuquina con Santiago de Chile a través de una traza de 750-800 km. Se prevé una capacidad de transporte inicial de 730 millones de m3 anuales, que llegarán a 1.825 millones a mediano plazo. La sustitución de líquidos por gas natural dependerá

    de la competencia gas con gas (que establecerá precios para el suministro de gas natural por debajo del precio del combustible sustituto, el fueloil).

    En 1994 la capacidad de transporte se ampliará en 11% a través de nuevas plantas compresoras en el gasoducto Neuba II. También comenzará la construcción de almacenaje criogénico (inversión comprometida por los nuevos operadores). El resto de las inversiones estarán concentradas en el upgrading del sistema de distribución.

    Aunque las reservas de gas son todavía abundantes (más de 20 años), es importante destacar que no se las está reemplazando. Se consume más gas del que se incorpora a las reservas remanentes. A mediano plazo el nivel de reservas puede dar argumentos adicionales a los productores que pujan por aumentar los precios. En 1994 el mercado de compraventa de gas natural

    funcionará con precios desregulados. Habrá que seguir con atención el comportamiento de YPF, actor excluyente del mercado de oferta, y la reacción de los otros productores.

    Finalmente, vale la pena destacar que YPF y Petrobrás siguen estudiando la factibilidad de construir un gasoducto desde la Cuenca del Noroeste a San Pablo, Brasil, con una capacidad de transporte de 10.220 millones de m3 por año. La construcción de este gasoducto está supeditada al desarrollo de nuevas reservas en la Cuenca del Noroeste y a la mayor sintonía de reglas de juego energéticas entre Brasil y Argentina en el contexto del Mercosur.

    MetroGas.

    CON LOS DEBERES HECHOS.

    La empresa planea cubrir, este año, toda la inversión exigida para el primer quinquenio de su operación. Proyecta, además, incorporar 40.000 nuevos clientes.

    En el período 1993-1997 la compañía MetroGas está obligada a realizar inversiones por US$ 100 millones en renovación de cañerías y servicios, protección catódica y otras obras. En su primer año de gestión invirtió la quinta parte de esa suma, pero en el curso de este año dispondrá de unos US$ 75

    millones, con lo cual casi llega a lo exigido en el pliego de licitación, tres años antes de lo estipulado. La empresa proyecta incorporar unos 40.000 nuevos clientes en 1994, para lo cual incrementó sus contratos de compra de gas en cerca de 8%.

    MetroGas, que logró la concesión por 35 años para la distribución de gas en la Capital Federal y nueve partidos del Sur del Gran Buenos Aires, tiene como accionistas a British Gas, Compañía Naviera Pérez Companc, Astra, Argentine Private Development Trust (fondo de inversiones), el Estado Nacional (20% de las acciones) y el personal de la empresa (10% del capital).

    Las cifras que describen la magnitud de la compañía son, por cierto, elocuentes: 1.265 empleados, 11.500 kilómetros de cañerías principales de baja y alta presión y 900.000 líneas de servicio.

    Bill Speirs es gerente de operaciones de MetroGas. Nacido en Escocia, trabajó en la British Gas del Reino Unido, antes de ingresar en la empresa local.

    -Usted ha participado en los procesos de privatización del sector gasífero en Gran Bretaña y en la Argentina. ¿Cómo se comparan ambas experiencias?

    -La reconversión del sector que se realizó en la Argentina no tiene nada que envidiarle a la del Reino Unido. Creo que la industria local ha reaccionado en forma notable.

    Para sintetizar, podría mencionar tres elementos. En primer lugar creo que la industria del gas en su conjunto se vio fortalecida con este proceso. Gas del Estado había perdido capacidad de gestión y ritmo de inversión hasta impedirle continuar con una dinámica de mantenimiento. En segundo término, resultaba indispensable el aporte de capitales privados para permitir una

    ampliación de la frontera del gas. La Argentina es un país muy rico en gas, pero necesitaba con urgencia una mejora en su estructura de transporte y distribución. Por último, los usuarios se verán favorecidos con una mejora importante en la calidad del servicio que reciben.

    Las perspectivas son excelentes. El volumen de las inversiones programadas para los próximos años hace previsible un desarrollo sostenido del sector. La desregulación del precio del gas en boca de pozo contribuirá a darle una mayor transparencia y confiabilidad a toda la cadena de la industria. Creo que ha sido un acierto del gobierno adelantar en seis meses la liberación de los valores del gas.

    -Transcurrido algo más de un año desde la privatización, ¿puede hablarse de un saldo de crecimiento?

    -Resulta prematuro hacer una evaluación acabada porque no tenemos aún los resultados de la última parte del año y porque se han discontinuado las estadísticas que llevaba Gas del Estado. No obstante pensamos que el sector ha crecido en 1993 más de 15% en relación con el año anterior.

    Habría que destacar que algunos segmentos, como las usinas, exhiben un crecimiento superior a 20%.

    -¿Que ocurrirá con las tarifas?

    -Todavía no se conocen los valores alcanzados por los nuevos contratos suscriptos como consecuencia del decreto de desregulación de precios, pero es posible imaginar que las tarifas a los clientes domésticos no sufrirán incrementos mayores a la tasa de inflación prevista para el curso de

    este año.

    -¿Cuál es la situación del sector gasífero en la subregión continental?

    -Creo que el Mercosur por una parte y la desregulación de la industria del gas en la Argentina por la otra están produciendo una formidable transformación orientada a la interconexión energética en el subcontinente. Los países ricos en recursos gasíferos, como Argentina y Bolivia, comenzarán en el futuro próximo a suministrar gas a Brasil, Chile y Uruguay. La vinculación con Chile

    ya es un hecho y en septiembre estarán concluidos los estudios de factibilidad. Las distancias a cubrir en la traza de los gasoductos que parten de la Cuenca del Noroeste o de Bolivia están produciendo una formidable transformación que culminará, en el mediano plazo, con la interconexión energética en el subcontinente. Todo está maduro como para comenzar a conversar sobre la ingeniería financiera de estos proyectos.

    Gas Natural.

    CRECER Y PASAR EL INVIERNO.

    La zona que atiende la empresa requiere altas inversiones, con escasa concentración urbana, pero al mismo tiempo ofrece un enorme potencial de expansión.

    La empresa Gas Natural, que cubre la zona norte de Capital y Gran Buenos Aires, tiene el esfuerzo puesto en la imagen, a través de dos premisas principales: mejorar la atención al cliente y evitar mermas en el servicio durante la temporada de alto consumo. Refacción de locales y facturación en

    sus propias manos son pilares de esa estrategia. El otro tiene que ver con las obras: una planta de peak shaving en el partido de General Rodríguez, para el almacenamiento de gas licuado, estará operando en el invierno de 1996, tras absorber una inversión de US$ 33 millones.

    El director de Planificacion y Control de Gas Natural, Juan Cano, es un catalán que habla sin rodeos: “Nuestro primer año fue interesante, pero difícil, porque prácticamente carecimos de capacidad de gestión. No obstante pasamos este período con una buena calificación, de acuerdo con nuestra autoevaluación, porque dimos servicio con problemas mínimos, prácticamente sin reclamos.

    Tuvimos que crear una empresa, un equipo en el que confluyeron personas de diferentes fuentes”.

    Este será un año de “consolidación y de inversiones, dispondremos de unos US$ 85 millones en este período, y queda atrás la etapa de toma de contacto, de conocimiento”.

    La empresa atiende 940.000 clientes residenciales y 1.000 industrias en 26 partidos bonaerenses, a través de más de 15.000 kilómetros de red. La compañía nacida en 1992 tiene como accionistas a Gas Natural SDG -con sede en Barcelona, España-, que posee 54% de las acciones; Discogas, controlada por la Compañía General de Combustible -del grupo Comercial del Plata-, con

    25% del paquete, y Manra, que cuenta con 21% del capital y es controlada por el Banco Central Hispano y la barcelonesa Gas Natural SDG.

    Según explicó Cano, los planes de crecimiento de la empresa se fundan en la incorporación de unos 50.000 clientes anuales, que contribuirían a llevar la facturación a US$ 350 millones en 1994. La región atendida por Gas Natural tiene una población poco concentrada, la extensión de la red demanda alta inversión y todo ello apunta a un cuadro de baja rentabilidad. En contrapartida,

    sólo 54% de los hogares de la zona cuentan con suministro, lo cual deja un amplio margen para el crecimiento.

    El volumen anual de ventas de Gas Natural es de 2.500 millones de metros cúbicos, algo menos de la mitad de lo que vende MetroGas, la compañía que sirve al sur de Capital y conurbano y que tiene entre sus grandes clientes a las centrales termoeléctricas Costanera y Puerto. La empresa controlada por los españoles participa con algo más de 12% del mercado.

    RECLAME PRIMERO, PAGUE DESPUES.

    Cano afirma que las empresas que conforman el consorcio “llegaron para quedarse. Tenemos espíritu de permanencia y la atención al cliente es básica. Nuestro lema es ´reclame primero y pague después´. Esto no es parloteo, sino que creemos que es la manera de crecer, no somos puramente altruistas”. La frase, impresa en grandes carteles, ocupa los sitios visibles de los remozados locales de atención al público, que además pueden canalizar las críticas telefónicamente con costo a cargo de la empresa.

    Las inversiones y la renovación de equipos y redes parecen destinados a superar ampliamente los compromisos fijados en los pliegos de licitación. En 1993 se sustituyeron 17.000 medidores; se instalaron 590.000 metros de nuevas cañerías y se renovaron otros 65.000 metros; se pusieron en marcha 300 estaciones de protección catódica, lo que permitió normalizar 7.000

    kilómetros de red de acero.

    En cuanto al sector en general, Cano sostiene que “todo el sistema está en ajuste, porque es nuevo. Antes había una sola empresa y hoy hay ocho distribuidoras, dos compañías de transporte, un ente regulador”. La esperanza es que “las ampliaciones de la red de transporte estén listas pronto, eso ayudaría a paliar los problemas del próximo invierno”.