No hay desarrollo sin comunicación

    Ericsson es una empresa de crecimiento notable en el ámbito nacional. Su participación en el mercado pasó en dos años de 8 a 20%; en 1992 contaba con 70 empleados, y hoy tiene 200. Además, creó una empresa subsidiaria, dedicada a prestar servicios externos a las operadoras -por ahora sólo a

    Telecom- donde trabajan otras 350 personas. La facturación creció 20 veces en el área de provisión de líneas. En el mercado privado triplicó sus ventas y sus directivos aseguran contar con 50% del mercado de clientes en las grandes empresas y 15% de pequeñas. Exhibe clientes como Banco de Galicia, Ford, Coca-Cola. También instaló la red interna de Telecom, que posee unas 4.000

    extensiones.

    La empresa de origen sueco ha hecho inversiones por US$ 7 millones en los últimos dos años para ampliar sus instalaciones. Otro rubro de inversiones es el de capacitación, que comenzó el año pasado a razón de US$ 1 millón anual hasta 1996.

    Desde fines de 1990 Eduardo Restuccia es el director general de Ericsson de Argentina. Llegó al país tras cumplir una dilatada labor en Ericsson de Venezuela. Esta es la versión condensada del diálogo que mantuvo con MERCADO.

    – ¿Cuál era la situación de Ericsson en el momento de las privatizaciones?

    – Ericsson era operador de teléfonos en seis provincias argentinas, a través de la Compañía Argentina de Teléfonos (CAT); vendíamos conmutadores al sector privado y teníamos dificultades para venderle a ENTel, que se manejaba con dos suministradores en el área de conmutación, Siemens y NEC.

    – Cuando se concretaron las privatizaciones, ¿previeron esta evolución en el mercado?

    – Comenzamos a pensar en nuevas perspectivas, ya que con las nuevas operadoras, que son de origen europeo, somos viejos conocidos. Por lo tanto, supimos que habría competencia y nuevas reglas de juego. Sabíamos que la CAT desaparecería como operador. Pero realmente si dijéramos que

    vislumbrábamos un desarrollo tan violento de las comunicaciones y en general una reactivación tan marcada en el mercado, estaríamos exagerando nuestra capacidad de pronóstico. Creo que se han superado las expectativas más optimistas. Sucedieron varias cosas juntas, y, al reactivarse el mercado, al estabilizarse, las comunicaciones pasaron a ser vitales. No hay desarrollo sin

    comunicaciones.

    – ¿Cómo se reacomodan a la nueva situación para dar el salto que los pone en la posición actual?

    – El grupo siempre busca protagonismo, no participamos pasivamente de los mercados. Lo que no existía antes era una expectativa sobre un posible cambio en la situación del país. En algún momento el presidente Menem convocó a participar, dijo que cada uno tenía algo que hacer en la Argentina.

    Después de escuchar eso tuve una reunión con un grupo de empleados de nuestra empresa y les comenté que se abrían nuevos espacios, cambios, expectativas y con ese horizonte creo que varió la motivación para darle un impulso nuevo y distinto a esta empresa.

    – La adjudicación de las telecomunicaciones a sólo dos operadoras, prácticamente en estado monopólico o duopólico, ¿no generó reservas en su momento?

    – Sí, se sigue hablando de eso. A riesgo de crearme algunos enemigos le voy a decir que en el caso argentino era imprescindible hacerlo de esa forma. Ubiquémonos en el país de ese momento, totalmente deprimido, tanto en lo económico como en lo estructural. Nadie iba a venir a realizar cuantiosas inversiones para levantar una planta física totalmente obsoleta sin tener una garantía de retorno en el corto, mediano y largo plazo. Así que el monopolio en este caso específico tenía razón de ser, y por supuesto que es válido cuando no se deja al prestador del servicio que haga lo que quiera, sino que se le imponen condiciones en materia de inversiones, por ejemplo.

    – ¿Cómo fue el desarrollo de Ericsson en ese marco?

    – Fantástico. Durante setenta años habíamos prestado servicios telefónicos. En abril de 1992 terminamos de transferir esas empresas a Telefónica y Telecom. Ahora esas dos empresas son clientas. Fuimos los proveedores de la red de telefonía celular de Miniphone y hoy somos una empresa de 200 personas, nuestra facturación ha crecido 20 veces en comparación con los años ´90-

    ´91, tenemos una segunda empresa prestando servicios externos, con 350 personas trabajando.

    – ¿Qué ofrece esa nueva empresa?

    – Ericsson Sielte está trabajando en Salta, Santiago del Estero, Tucumán y Entre Ríos, zonas que son de Telecom. Ahora aspiramos a ingresar también en la zona de Telefónica. Se dedica fundamentalmente a obras civiles y construcción de redes.

    – ¿Cómo se ubican en el mercado privado?

    – La situación general de la Argentina también tenía deprimido a este segmento. Las empresas no invertían en modernizar sus sistemas de comunicaciones. Ahora ha explotado, se triplicaron sus operaciones. Por otra parte, incide el mejor servicio público.

    – ¿Y como proveedores de conmutadores de Telefónica y Telecom?

    – En 1992, cuando Ericsson era operador en seis provincias, tenía 8% de ese mercado. En 1996 habremos alcanzado 20% de participación. Es un crecimiento superlativo en ese lapso, sobre todo si se tiene en cuenta que hoy están en el mercado, además de Simens y NEC, dos nuevos participantes: Alcatel e Italtel.

    – Un negocio concretado es el de la venta de las redes de telefonía celular a Miniphone. ¿Cómo se realizó esa operación?

    – Ericsson ganó la licitación; se habían presentado, además, AT&T y Northern Telecom. Hicimos la instalación en tiempo record; el sistema entró al aire y prácticamente no hubo tiempo para pruebas.

    El crecimiento del número de abonados fue inesperado, el sistema estaba planeado para 10.000 clientes en el lapso de un año y a los tres meses ya estaba en esa cantidad. Así que rápidamente se dispuso ampliar la red, que para diciembre de este año tendrá capacidad para 60.000 abonados.

    SIEMENS.

    – Las Ventajas de la Producción Nacional –

    Está instalando 450 mil líneas telefónicas al año; exportó por US$ 7 millones en el último ejercicio y desarrolló productos con ingeniería y tecnología argentinas que se venden en todo el mundo.

    La historia de Siemens en el país es de larga data. Durante años fue uno de los principales proveedores de ENTel y también de centrales y aparatos de telefonía para los usuarios. Las exigencias que tenía la ex empresa estatal sobre el grado de integración nacional de los equipos contribuyeron a que Siemens se radicara en el país como industria. La compañía sigue teniendo en la actualidad un porcentaje estimado en 70% de integración nacional. Sólo en su división de comunicación pública – desde donde se provee a Telecom, Telefónica y Telintar- están trabajando 1.900 personas, 150 de ellas ingenieros y técnicos.

    El auge de inversiones que se ha dado en el sector de las telecomunicaciones desde hace tres años llegó con fuerza a Siemens, que se montó sobre esta ola, al tiempo que reorganizaba la empresa, desde la administración a la planta industrial, para mejorar la productividad, bajar “el costo argentino” y poder participar competitivamente en el nuevo escenario de la economía nacional.

    Sobre estos temas dialogó MERCADO con el ingeniero Rodolfo J. Schmidt, director gerente de la División Sistemas de Comunicaciones Públicas.

    – ¿Cómo influyó en Siemens la reactivación del sector telecomunicaciones?

    – La incidencia fue grande. Estamos hace muchos años en la Argentina. Tenemos una infraestructura muy amplia para prestarles servicios a nuestros clientes, en este caso las operadoras telefónicas. Y además de producir equipos en la República Argentina con un alto grado de integración, tenemos un

    plantel importante de especialistas para asesorar sobre tecnología, un departamento de ingeniería dedicado al software. Ante la apertura del mercado nacional conquistamos muchos éxitos en licitaciones internacionales, gracias a estos factores. Como industria local competimos con empresas del exterior muy importantes, los triunfos derivaron en el incremento del trabajo en nuestra planta

    de fabricación.

    – ¿Cuál es el porcentaje de integración nacional?

    – La media se ubica en 70%. El insumo importante que importamos son los componentes electrónicos. Luego hay una serie de piezas que se compran en el mercado local porque nosotros no las producimos, como las plaquetas de circuitos impresos o algunos elementos electrónicos que se fabrican en el país.

    – ¿De qué modo repercutieron los cambios tecnológicos en la empresa?

    – El gran cambio tecnológico, el paso de las técnicas electromecánicas a las digitales, se produjo antes de las privatizaciones. Así que en los últimos años lo que hicimos fue adecuar la capacidad de producción. Hoy estamos en condiciones de producir 600.000 líneas anuales. Nos esforzamos por

    hacer a nuestra industria más competitiva con una mayor automatización de la producción. Esto lo hicimos para poder competir fuertemente con aquellos países de mano de obra muy barata.

    – Tal cual están las cosas, ¿la Argentina está en condiciones de competir en el mercado regional?

    – Sí, por supuesto. Venimos encarando firmemente las exportaciones, y Latinoamérica es un buen mercado. En lo interno siempre nos referimos a Telecom y Telefónica, pero también hay más de 300 cooperativas que llevan adelante trabajos de modernización y crecimiento que multiplican por

    cuatro el número de líneas que existían.

    – ¿A cuánto ascienden las exportaciones de Siemens desde la Argentina?

    – Por dos años consecutivos recibimos el premio a las exportaciones en telecomunicaciones.

    Principalmente estamos exportando software, tenemos 150 ingenieros que desarrollan programas.

    Prácticamente tenemos la mayor fábrica de software del país. Esto incluye, por cierto, servicios, montaje, capacitación, asistencia técnica. Y no sólo es para Latinoamérica, estamos haciendo trabajos similares para Polonia, Rusia, Turquía, Indonesia, y acabamos de entregar la primera central argentina en China. Estamos atendiendo a 15 países de Europa y Asia desde la Argentina.

    – ¿Qué escenario imaginan ustedes para 1997, por ejemplo?

    – Las operadoras digitalizaron cerca de 40% de las redes. Para 1996 superarán 75% y a partir de allí proseguiría el trabajo hasta reconvertir la totalidad. De aquí a fin de siglo hay un potencial importante para la renovación tecnológica. Y por otra parte está planificada la reducción del costo del servicio y seguramente aumentará el PBI en el país, lo cual hará que hacia adelante se mantenga

    la demanda.

    – ¿Qué significa para Siemens la aparición de otras empresas como proveedoras de las operadoras, como es el caso de Italtel o Alcatel?

    – No significa nada. Hay mayor competencia. Nuestra participación es la misma de siempre, mantenemos la misma proporción del mercado. Reestructuramos la empresa hace tres años porque vimos que cambiaban los factores de la competencia y eso nos puso en condiciones de competir en las licitaciones internacionales, un campo difícil; porque allí hay un boleto de entrada que es calidad y tecnología, después hay que cumplir requisitos como precios, plazos de entrega, servicios; esto es lo que evalúa la empresa privada.

    – ¿Existen reglas claras en el país para la industria?

    – Las reglas de juego para una política industrial en el área de las telecomunicaciones no son claras.

    Hoy, si se quiere importar un equipo, el arancel es cero. Y si lo fabrica y eso lo lleva a importar insumos, hay aranceles de l5% más la tasa de estadística. Se habla de reintegros pero no sé si se pagan.

    – Entonces, en épocas de ENTel había políticas más claras para la industria del sector.

    – Sí, porque se exigía alcanzar un grado de integración nacional. Había una política. Yo no digo si buena o mala. Claro que la ausencia de política puede ser una política.

    INVENTOS ARGENTINOS DE UNA MULTINACIONAL.

    En cualquier lugar del mundo, pero mucho más en las economías restringidas, resulta más fácil prestar servicios públicos en las grandes ciudades que en los pueblos alejados. Sobre todo porque determinados equipos resultan costosos si se subutilizan.

    Pero la situación que creaba la amplia geografía argentina llevó a los expertos de Siemens a pensar en desarrollar equipos de alta tecnología pero económicos buscando de este modo hacer rentables al tiempo que eficientes las operaciones telefónicas en los pueblos pequeños.

    En 1987 comenzó la investigación en los laboratorios de Siemens Argentina para desarrollar una central que permitiera resolver el dilema. Dos años después se había encontrado la solución. En 1990 comenzó a exportarse. Siemens Argentina dio licencias para que se fabrique el equipo, una central

    digital de conmutación pública para áreas rurales y suburbanas conocida con las iniciales SDE. Se exportaron unas 1.000 centrales (que son unas 800.000 líneas) a Polonia, Turquía, Hungría, Indonesia y otros países.

    Hubo otra creación. Para dar mayor flexibilidad a las líneas se creó un equipo multiplicador digital de pares telefónicos, el PCM4. El aparato de reducidas dimensiones permite que, a partir de una sola línea telefónica, exista la posibilidad de convertirla en cuatro líneas independientes, transmitiendo y

    recibiendo por el mismo cable pero en distintas frecuencias. De este modo es posible para los prestadores de servicio telefónico habilitar líneas rápidamente, sobre todo en situaciones de demanda explosiva.

    BGH.

    TELEFONOS CELULARES HECHOS EN TUCUMAN.

    A nadie parece importarle el esfuerzo de producción local. Los componentes tienen un arancel similar al producto terminado y se puede perder otra industria con perspectivas de exportar.

    La empresa BGH está cumpliendo 80 años de fundada. En su larga historia se perfiló durante mucho tiempo como industria, “pero somos pragmáticos, y pasamos de una concentración industrial a una comercial y de servicios”, dice el gerente general, Alberto Hojman.

    Tiene una fuerte inserción en el sector de telecomunicaciones con tres variantes: es prestadora de servicios, comercializa equipos y fabrica productos.

    Desde 1972 presta servicios a través de Radiomensajes y desde 1989 como socia de Movicom; ahora se apresta a dar un servicio nuevo para el mercado nacional, el de trunking.

    En la vertiente industrial, en 1969 BGH construyó una planta en Tucumán para fabricar equipos de radio. Doscientos operarios trabajaban allí en 1970, pero disposiciones oficiales terminaron por desalentar esta experiencia. La planta fue reconvertida en 1988 con una inversión de US$ 4 millones, para comenzar la fabricación de aparatos de telefonía celular con licencia de Motorola con la que BGH había establecido relación hacía años.

    Seis modelos de teléfonos celulares se fabrican en la planta de Tucumán donde trabajan 40 personas, entre técnicos y operarios que, en algunos casos, fueron capacitados y entrenados en la casa matriz de Motorola.

    “La integración nacional -el valor agregado local supera 50%- es cada vez menor, porque el gobierno nos está forzando a ello. Los componentes tienen un arancel similar al producto terminado”, explica Hojman, quien reconoce que la reducción de la tasa de Estadística dio en este caso algo de oxígeno, pero insuficiente.

    BGH todavía tiene expectativas de que las cosas se reencaminen, porque la integración con Brasil puede darle una perspectiva interesante a esta industria argentina, si se tiene en cuenta que los brasileños no tienen producción propia de aparatos celulares.

    Además de los seis modelos originarios de Tucumán, BGH importa otros cuatro. Son las 10 variedades a las que puede acceder el consumidor. La empresa viene liderando el mercado con más de 50% de las ventas, que se aproximan a 4.000 aparatos mensuales.

    LA BATALLA DE LOS PRECIOS.

    La competencia en celulares crece y se endurece, por la evolución del mercado. Las inversiones continúan, fundamentalmente en el área servicios al cliente y en reequipamiento.

    En el plano industrial, BGH produce unidades codificadoras de operación digital para la protección de las comunicaciones; la finalidad es evitar la intercepción o audición no deseada.

    BGH es accionista mayoritaria de Radiomensajes, sistema buscapersonas que opera desde 1972.

    Ahora se dispone a participar en la prestación de servicios de trunking, reglamentados recientemente por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones. Se trata de comunicaciones móviles por radio a través de sistemas troncalizados que por las bandas de frecuencia que utilizan (de 800 MHz, 450 MHz y 150 MHz) dan una serie importante de ventajas. Al ser un sistema troncalizado permite entrar al sistema con prioridades a partir de un canal que se transforma en una serie de canales. Empresas de transporte, sistemas de ambulancias, compañías que tienen flotas de vehículos son los candidatos a

    requerir el servicio que garantiza eficiencia y puede agilizar desplazamientos; en fin, optimizar recursos.

    El trunking tiene cada vez mayor desarrollo en otras partes del mundo. Motorola es líder mundial en la producción de equipos y, en homenaje a su vieja relación, BGH también la representará en este rubro en Argentina.

    BGH no sólo es telecomunicaciones. Además de la planta mencionada, cuenta con una segunda en Tucumán (en total 14.000 m2) y una tercera en Río Grande, Tierra del Fuego, de 17.000 m2. En la electrónica representa a Moulinex, acondicionadores Fadders, Mitsubishi y Fujitsu.

    Desde 1952 cotiza en la Bolsa y el último balance registra una facturación de US$ 130 millones.