Para leer a la sombra

    Que los meses de estío tienen sus propios y peculiares estilos de consumo es ya casi una verdad de Perogrullo; códigos que abarcan desde la comida hasta la literatura.

    Por cierto -como siempre para esta época- editores y libreros se preparan con bríos renovados para satisfacer la demanda de los lectores en vacaciones. Para la industria y el comercio del ramo, el calor opera como un bálsamo. La suba del termómetro acompaña la de las ventas, situación especialmente

    gratificante en un año como el que acaba de concluir, que luego de un alentador envión registrado a partir de la realización de la Feria del Libro en abril, entró en un cuarto menguante a partir de junio.

    Según los expertos libreros de Fausto, el flujo de ventas en Buenos Aires sigue el ritmo de los contingentes de veraneantes, mientras que en la costa atlántica mantiene una constante sólo interrumpida por los picos que coinciden con las jornadas lluviosas.

    El sol y la holganza empujan hacia la lectura light, una ecuación que, variable más o menos, se repite cada temporada: nada de ensayos densos, mucha novela ágil, suspenso, actualidad periodística y algo de autoayuda.

    Para estas vacaciones, las apuestas apuntan a algunos autores ya clásicos del verano, junto a recién llegados a la estación. Sidney Sheldon y su Escrito en las estrellas, con casi todos los ingredientes de rigor -dinero, fama, poder y venganza-; Los amantes, de Morris West, la infaltable novela de amor.

    Osvaldo Soriano se instala en los rankings con El ojo de la patria, una nueva alegoría que pone a la historia argentina reciente al filo del grotesco.

    Los devotos del terror y la intriga calmarán sus ansias de zozobra con los cuentos de Stephen King reunidos en Cuatro después de la medianoche, y el suspenso de Robert Ludblum en El ultimátum de Bourne.

    Quienes se animen con materiales más sustanciosos podrán acceder a la última obra del paraguayo Augusto Roa Bastos, Vigilia del almirante, una alucinante travesía colombina, o a la biografía entre personal e histórica de Marta Mercader, Para ser una mujer. Sin olvidar, desde luego, la prosa aguda

    del español Manuel Vázquez Montalbán en Galíndez.

    Los degustadores de reflexiones sobre la actualidad disfrutarán El posliberalismo, de Mariano Grondona, en tanto que los buenos voyeurs podrán adentrarse en el anecdotario del cardiocirujano René Favaloro, con su raid De La Pampa a los Estados Unidos. O quizá prefieran la peripecia picaresca de Eramos tan pobres, biografía del cómico Alberto Olmedo elaborada por Rubén Tiziani.

    En el área de la autoayuda sigue firme en la punta la estadounidense Louise Hay, insistiendo en que Usted puede sanar su vida y El poder está dentro suyo. Desde el más allá, la obra de Víctor Sueyro Poderes -curaciones inexplicables, viajes astrales, apariciones- y A través del tiempo, de Brian Weiss.

    Como se ve, libros para todos los gustos. Que volverán con sus páginas marchitas por el sol, unos granos de arena en las solapas, y descansarán luego en la biblioteca como testimonio de otro verano que fue.