SEVEL.
ACCIONES SOBRE RUEDAS.
Renault ya no está sola. Desde los primeros días de julio comparte con Sevel el sector automotriz en la Bolsa. Según algunos analistas, el momento elegido por la empresa del grupo Macri para incursionar en el mercado no fue el más propicio, debido a que coincidió con el vencimiento del plazo para ejercer las opciones.
Sin embargo, un vistazo a lo que ocurrió después indica que la decisión no fue tan desacertada. Si Sevel hubiera esperado una o dos semanas más para concretar la licitación, el precio de corte habría resultado probablemente muy inferior al que finalmente se obtuvo: $ 20 (por cada peso de capital).
Las estimaciones previas, formuladas en pleno período alcista, preveían niveles de $ 30 a $ 35; de manera que para el grupo Macri y la propia empresa el precio de corte significó, con respecto a los cálculos originales, un menor ingreso de $ 80-120 millones, una cifra nada despreciable, si se considera que las acciones que salieron a la venta (10,8% del capital) representaron $ 160 millones.
La mitad de las 80 millones de acciones licitadas, de un valor nominal de $ 0,10 cada una, pertenecían al grupo Macri, mientras que el resto ingresó directamente a la empresa, a través de una suscripción de $ 4 millones (40 millones de acciones), que contribuyó a elevar el capital total de Sevel a $ 74 millones.
Las acciones de Sevel suscitaron polémicas, no sólo en torno a la oportunidad de su lanzamiento, sino también por la forma en que se concretó. La empresa hizo todas las presentaciones en base a un balance de cinco meses finalizado el 31 de diciembre, que reflejaba cifras casi seis meses anteriores a la fecha de apertura de la licitación.
Las críticas también se dirigieron, por elevación, a la Bolsa de Comercio y la Comisión Nacional de Valores, que autorizaron el lanzamiento en esas condiciones.
Después de cerrada la licitación, la Bolsa endureció su posición, al no permitir la apertura libre de la cotización hasta que Sevel concretara la presentación del balance al 30 de abril, lo que finalmente hizo el jueves 2 de julio. Exhibió entonces un beneficio de $ 40 millones, una cifra que confirmó los adelantos formulados por la empresa durante la presentación previa a la licitación.
A esta última fecha, el patrimonio contable de Sevel era de $ 263,5 millones, que al 31 de julio probablemente se elevaría a $ 380 millones, computando las ganancias probables del trimestre mayo-julio ($ 40 millones) y el aumento del capital y de las reservas (primas de emisión) tras la suscripción de $ 4 millones. El aumento por esta vía será de $ 80 millones.
El nuevo patrimonio neto al 3l de julio ($ 380 millones) determinará para cada una de las acciones en circulación un importe equivalente a 5,10 veces su valor nominal.
Considerando todo esto, y las satisfactorias condiciones en las que continúa desarrollando sus actividades la empresa y toda la industria automotriz, podría anticiparse que el precio de sus acciones puede mantener una tendencia ascendente en el futuro, si la plaza accionaria continúa desarrollando un nivel aceptable de negocios y los resultados operativos de Sevel acompañan la evolución creciente de las ventas.
CADIPSA.
NUEVO IMPULSO.
Fundada en 1952 para explotar, junto con la empresa belga Petrofina, el yacimiento santacruceño de El Valle, Cadipsa es otra reciente debutante en el mercado bursátil. La derogación de los contratos petroleros por el gobierno de Arturo Illia la mantuvo en una suerte de letargo hasta 1987, cuando obtuvo la explotación del yacimiento Cerro Wenceslao.
La empresa cobró nuevo impulso a partir de 1990, cuando se adjudicó -en asociación con British Gas- cuatro áreas de las denominadas de interés secundario (Piedra Clavada, Las Heras, Cañadón Minerales y El Santiagueño). A éstas se sumaron otras dos áreas: Meseta Espinosa y Cajón de los Caballos. En esa misma época, el contrato de Cerro Wenceslao se convirtió en concesión por 25 años.
Sus reservas actuales de petróleo en yacimientos propios alcanzan a 6,4 millones de metros cúbicos, a las que deben agregarse 4,6 millones de las reservas probadas pertenecientes a otros yacimientos que explota en sociedad.
Según su vicepresidente y gerente general, Juan G. Insúa, existen, además, reservas “probables y posibles” por otros 12,7 millones de m3; con ellas, el total se acerca a 24 millones de m3.
Sobre la base de la producción prevista para 1994, esas reservas le garantizan plena actividad durante 32 años, sin contar las nuevas áreas que pueda incorporar en el futuro y los descubrimientos que realice en los yacimientos que actualmente tiene en producción.
En el balance cerrado el 30 de junio del año pasado, las ventas totales de la empresa llegaron a $ 19,1 millones, que en el ejercicio recientemente finalizado treparon $ 33 millones. Según su presidente, Juan C. Rautenstrauch, esto refleja parcialmente el potencial de Cadipsa, puesto que abarca sólo los negocios realizados en áreas propias. Si se computa su participación en las ventas de empresas asociadas, la gravitación total de Cadipsa en el mercado supera los $ 70 millones anuales.
Entre el 1º de julio de 1991 y el 31 de marzo de 1992, los beneficios obtenidos por Cadipsa ascendieron a $ 2,4 millones. Insúa estima que al final del actual ejercicio la cifra podría acercarse a $ 6 millones. Si se confirma este pronóstico, las ganancias representarían 30% del capital de $ 19,8 millones.
La política del grupo mayoritario, sostiene Rautenstrauch, se inclina por la distribución en efectivo de un tercio de los beneficios netos; una cifra similar se destina al desarrollo de las áreas y el resto a exploraciones y nuevos negocios. Sin embargo, este criterio no se aplicaría en la próxima asamblea ordinaria. La excepción se debe a que el ejercicio recién finalizado se caracterizó por fuertes inversiones que recién comenzarán a gravitar sobre los rendimientos en el actual (iniciado el 1º de julio) y alcanzarían su máxima intensidad a partir de 1994.
Las inversiones previstas para este año alcanzan a $ 28 millones, en 1993 llegarían a $ 35 millones y una cifra similar está prevista para 1994. Estos importes serán financiados con recursos provenientes de la explotación y con préstamos a largo plazo, fundamentalmente a través de una segunda emisión de Obligaciones Negociables por US$ 21 millones, cuyo lanzamiento al mercado se concretará entre setiembre y octubre. El importe de esta emisión ya fue suscripto en firme por la BNL y Comafi.
Cadipsa no prevé la emisión de acciones, es decir, que su capital continuará en los niveles actuales, a pesar del significativo aumento que experimentarán los negocios en los próximos años.