Por venir

    ATAJO TELEFONICO.

    Todavía es una pequeña empresa, sostenida por una idea muy imaginativa y un puñado de clientes muy poderosos. Si no tiene más, es porque los potenciales usuarios temen las represalias de las compañías telefónicas extranjeras. La firma se llama IDT (International Discount Telecommunications) y opera desde el estado norteamericano de Nueva Jersey. Su negocio es brindar un servicio de llamadas internacionales a un precio muy inferior al que imponen los monopolios telefónicos -estatales o privados- en el resto del mundo.

    El sistema es simple: desde cualquier país, un empleado o asociado de la empresa abonada que necesite comunicarse con la casa matriz, llama al teléfono cubierto por los servicios de IDT. Al primer ring, la computadora reconoce y registra el número de quien llama, y corta la comunicación.

    Tres segundos después, procede a hacer la llamada, que se realiza, finalmente, a través de alguna de las tres grandes compañías telefónicas que compiten en precio y servicios dentro de Estados Unidos.

    La diferencia en los costos es enorme y el ejemplo parece confirmar hasta qué punto la moderna tecnología torna inviable la supervivencia de los monopolios en el mundo de las telecomunicaciones.

    CINCO ESTRELLAS.

    Mientras el negocio de la hotelería en Estados Unidos entra en su décimo año consecutivo de pérdidas, surgen proyectos para desarrollar hoteles de súper lujo. Los expertos explican que la categoría más alta del mercado hotelero no ha sufrido tanto como la mediana en la última década y creen que todavía hay margen para los establecimientos de cinco estrellas aunque sólo si el costo de construirlos no afecta la capacidad de generar ganancias.

    Un hotel de gran lujo puede cotizar sus servicios a US$ 175 (o más) por noche, pero el costo de construcción de una sola habitación ha llegado a US$ 200.000. La incógnita, para los interesados en nuevos proyectos, es si podrán esperar entre tres y cinco años para ver buenas ganancias. Esto requiere paciencia, excelente manejo y una razonable estructura de capital.

    ¿SOLO PARA NATURISTAS?.

    Luego de una década de rápida expansión, la industria de alimentos orgánicos ha dejado de crecer en Estados Unidos porque no logra penetrar en las cadenas de supermercados. Debido a que su venta está limitada a los negocios naturistas, estos productos sólo llegan al pequeño sector de la población que tiene una preocupación especial por la salud. Para conquistar al gran público y lograr aceptación masiva, deberían estar propulsados por las grandes marcas. Pero los gigantes del sector creen que si promocionan una línea de alimentos utilizando el argumento de que es más segura porque en su procesamiento no participan productos químicos, estarían dañando, al mismo tiempo, el prestigio de sus líneas convencionales. Si ello ocurre en el principal mercado mundial, es obvio que en mercados nacionales como los de América latina, los orgánicos tienen pocas perspectivas de dejar de ser curiosidades de los pocos negocios naturistas.

    NUEVA COSECHA DE APPLE.

    Las dos líneas de productos que Apple promete lanzar en la segunda mitad del año están pensadas para gente que quiere trabajar o jugar con video, sonido y animación en pantalla. La compañía anuncia que en 1998 presentará una tercera línea que abarcará inicialmente varios aparatos de bolsillo almacenadores de información electrónica y que tendrán la capacidad de conectarse con las redes generales de transmisión de datos.

    AHORA SI, EL AUTO ELECTRICO.

    En un intento desesperado por purificar el aire, el estado norteamericano de California ha decidido que a partir de 1998 quedará prohibida en su jurisdicción la venta de automóviles que usen combustibles tóxicos. Esto significa que el vehículo impulsado a electricidad regresa al escenario, esta vez para quedarse, a pesar de su formidable costo de producción y de las persistentes dificultades para lograr un nivel de rendimiento aceptable.

    BMW exhibe ya su prototipo en una exposición en Los Angeles. General Motors prepara una planta donde fabricará el Impact, que, según la empresa, será el primer auto eléctrico de producción masiva. Europeos y japoneses prometen tener vehículos disponibles para cuando el ejemplo de California se extienda al resto de Estados Unidos y Europa.

    LOS GIGANTES YA NO ESTAN SOLOS.

    El mercado estadounidense de las gaseosas (donde se mueven, cada año, US$ 46.000 millones) comienza a dejar de ser el coto privado de las legendarias Coca-Cola y Pepsi. Algunas grandes cadenas minoristas, como Kroger, Wal-Mart y, más recientemente, Wegmans Food Markets, aprovecharon el clima creado por la recesión para promover sus propios refrescos, con precios sustancialmente inferiores y gustos casi idénticos a los de las marcas tradicionales. Su participación en el mercado es todavía pequeña (8%), pero viene exhibiendo un ascenso (en contraste con el estancamiento de las ventas de los dos líderes) que sorprende a los expertos. Coca Cola encargó ya una investigación sobre el fenómeno que, en definitiva, exhibe razones transparentes: una botella de dos litros de Coke o Pepsi cuesta entre US$ 1,19 y 1,29, en tanto que Wegmans ofrece su exitosa W-Pop a US$ 0,75.

    UN RIVAL APRA LYCRA.

    Cuando el nylon apareció en la década del ´40, lo llamaban seda artificial y tuvo un éxito fulminante.

    Le siguió el poliéster, que en 1975 llegó a absorber la tercera parte de todo el mercado textil estadounidense. Pero tanta popularidad trajo el desprestigio. Hacia fines de los ´70, el nylon y el poliéster eran materiales de producción barata y la imagen de las prendas sintéticas había tocado fondo. El algodón y la lana, mientras tanto, recuperaban la preferencia del público. En todas partes, menos en Japón. Allí, la demanda de seda siempre fue más alta que en los países occidentales, y creció junto con la economía japonesa. Pero el precio de la materia prima es inevitablemente alto, y la oferta, en gran medida proveniente de China, difícil de predecir. Esto estimuló a las empresas textiles japonesas a esforzarse para reproducir la textura de la preciada tela. Así llegaron, hace algo más de una década, a las microfibras que imitan a la seda incomparablemente mejor que los sintéticos anteriores. Sólo los expertos detectan la diferencia con la vista y el tacto.

    Muchos analistas de la industria textil creen que las telas fabricadas con microfibras eclipsarán al material de Du Pont, Lycra, que hoy domina el mercado de las medias femeninas y la ropa deportiva.

    El tejido que se logra con filamentos tan delgados hace que la tela resulte impermeable sin necesidad de someterse al tradicional tratamiento plástico. La apretada trama no permite la entrada de las gotas de lluvia, pero sí deja salir los vapores de la transpiración.