Una explosión de nostalgia y romanticismo cautivó a los porteños que acudieron a ver a Chico Novarro y Andrea Tenuta en Arráncame la vida, un revival del bolero que desde noviembre del año pasado, y durante todo el verano, ocupó el escenario de la Fundación Banco Patricios.
El éxito de este espectáculo teatral da una idea del largo camino que han recorrido las fundaciones financiadas por los bancos privados. Ya muchos artistas aplauden esta cooperación entre el mundo del arte y el de las finanzas.
“Me gustó la idea de hacer el espectáculo en esta sala, por el prestigio que tiene”, dice Chico Novarro.
Si bien la Fundación Banco Patricios y los actores establecen una relación comercial, como ocurre en cualquier teatro, Novarro dice que el trato es más acogedor y hay un respeto especial porque el único objetivo es poner en escena espectáculos de jerarquía. “Estas instituciones juegan un rol importante”, opina.
A diferencia de las fundaciones de otro origen, las de la banca no sólo sobrevivieron a la crisis, sino que cuentan con generosos presupuestos. Las sumas invertidas se manejan con extremo sigilo. Pero las autoridades de la Fundación del Banco Francés reconocen que su presupuesto del año pasado sumó US$ 300.000. La del Banco Mayo exhibe en su última memoria erogaciones totales por US$ 1.508.000.
La pionera Fundación Banco Francés, nacida en la década de 1960, se dedica ahora, principalmente, a la financiación de un programa de becas iniciado el año pasado para el desarrollo de profesionales o estudiantes a punto de graduarse.
Según explica a MERCADO el tesorero de la entidad, Rodolfo Corvi, “se trata de una iniciativa que ha dado excelentes resultados”. La fundación se puso en contacto con las universidades públicas y privadas más representativas de la Capital y el Gran Buenos Aires. Los departamentos respectivos realizan una preselección de candidatos, previa a la selección definitiva que hace la fundación. “Luego elaboramos un programa para que el becario lo desarrolle en el marco del Banco Francés”, dice Corvi.
Los programas -todos del área de economía y finanzas- están destinados a la investigación y tienen una duración de seis meses con opción a un año. Durante 1991, la fundación becó a 30 estudiantes y profesionales y proyecta duplicar ese número este año.
Esta fundación actualmente está estudiando la financiación de un programa destinado a la preservación del medio ambiente a través de la convocatoria de expertos o del apoyo a proyectos ya en marcha.
ENSEÑAR A EXPORTAR.
En una línea similar, pero de un alcance mucho más vasto, se inscribe el trabajo de la Fundación Banco de Boston, creada en 1974. La entidad cuenta con tres institutos de nivel terciario, reconocidos por el Ministerio de Educación, que otorgan títulos oficiales en las carreras de informática, comercio exterior y administración y finanzas. También realiza cursos y seminarios sobre temas de actualidad para empresarios, ejecutivos, funcionarios, profesionales y estudiantes.
En el campo de la informática, la escuela de la fundación ha dictado cursos para 8.500 personas durante el último quinquenio, mientras que la de administración y finanzas, inaugurada en 1978, ha registrado una asistencia de 13.270 alumnos.
Pero lo que caracteriza a esta fundación es, desde sus inicios, el énfasis en la formación de dirigentes y técnicos especializados en la promoción de las exportaciones. La Escuela Argentina de la Exportación fue creada en mayo de 1973, un año antes que la fundación, y su acción perdura hoy fortalecida con la inauguración en 1987 de la Escuela de Comercio Exterior, con un programa de estudios de tres años de duración.
A TODA ORQUESTA.
Sin duda, la Fundación Banco Mayo, creada en 1975, es más conocida por su Orquesta de Cámara Mayo que dirige el maestro Mario Benzecry. Integrada por 22 ejecutantes, la orquesta realiza unos cincuenta conciertos al año, además de giras internacionales. En su afán por promover a músicos y autores argentinos, la Fundación patrocina la composición y ejecución de obras que se estrenan durante los conciertos del abono.
La fundación también organizó el VII Concurso Argentino de Música que otorgó becas destinadas a fomentar el estudio y perfeccionamiento de jóvenes instrumentistas argentinos.
En el ámbito de las artes transcurre también buena parte de la actividad de la Fundación Banco Patricios. Desde su creación, en 1984, la entidad encabezada por el presidente del banco, Alberto Spolski, se concentró en las expresiones plásticas, un campo que progresivamente se fue extendiendo al espectáculo, las ciencias sociales y la investigación.
“Consideramos que lo más apropiado para contribuir con la comunidad era crear una fundación que nos permitiera masificar el consumo de obras de arte y profundizar conocimientos en lo que se vincula a la música, el teatro y el espectáculo”, reflexiona Spolski. Particularmente memorables fueron la exposición de Marc Chagall en el Museo de Bellas Artes, el espectáculo de Susana Rinaldi del año pasado y el éxito actual de Novarro y Tenuta.