El iepe un trampolin de captura anticipada

    Seguramente Carlos Miguel Tacchi, secretario de Ingresos Públicos, conoce el viejo adagio anglosajón que dice que la condición esencial para crear un nuevo impuesto es que exima de su pago a la mayor cantidad de votantes para ganar la próxima elección.

    Tal vez porque no hay elecciones importantes a la vista, o acaso porque la gravedad de la situación no da margen para este artilugio político, el funcionario ha diseñado una drástica reforma impositiva y se ha permitido el lujo de inventar un nuevo impuesto: el ya famoso IEPE que todos critican y casi nadie entiende.

    En verdad, Tacchi tampoco cambiaría su actitud aunque hubiera elecciones mañana. No es hombre del equipo de Cavallo ni hizo carrera en la Fundación Mediterránea. Sin embargo, en los pasillos de Economía es un secreto a voces la entrañable relación del ministro con este técnico preciso, imaginativo, afable, que le garantiza que se cumplan las metas de recaudación fiscal, un termómetro tan sensible como el de la inflación.

    Quienes lo han conocido recientemente, muchas veces en agrias polémicas sobre los efectos que tendrá el nuevo régimen que impulsa, admiten que su pasión y sus convicciones son contagiosas. Un colega periodista que no disfruta demasiado con los laberintos de la materia, acuñó esta feliz definición: “Para diseñar el IEPE puso la misma pasión que Hemingway para escribir Por quien doblan las campanas”.

    Tacchi es un liberal en política, un reconocido experto en impuestos, un trabajador infatigable y, además, un funcionario cuya honestidad ponen de relieve los que -sin ninguna voluntad- se vieron obligados a pagar lo que el fisco reclamaba. Todas esas cualidades le harán falta ahora para defender su versión de la reforma impositiva que se debatirá intensamente durante las próximas semanas en las sesiones extraordinarias del Congreso.

    Una idea central en el edificio tributario que propicia Tacchi es que el sistema tradicional de determinación de la renta grava por lo devengado, desestimula la reinversión y la recomposición del capital de trabajo. Pero, sobre todo, penaliza a las empresas con capital propio de riesgo intensivo en favor de las que tienen fuerte financiamiento de terceros. Así, opina el funcionario, no se estimula el capitalismo competitivo y de riesgo que necesita recrear la Argentina.

    En propias palabras de Tacchi, el Impuesto sobre el Excedente Primario de las Empresas actúa como un trampolín para capturar un pago a cuenta del tributo a las ganancias distribuidas, dispuestas o consumidas, con el cual se integra. Todos los sujetos que paguen IEPE se liberan del aporte patronal -de 16%- sobre la nómina salarial.

    He aquí la condensación del diálogo entre MERCADO y el Secretario de Ingresos Públicos.

    – ¿En qué consiste, básicamente, la reforma tributaria?

    – En una importante simplificación del sistema tributario, basada en la eliminación de tributos-parche, altamente distorsivos del proceso económico, y en la ruptura total de la tradicional estructura determinativa de la base imponible del impuesto a los réditos-ganancias.

    Además, se desgrava el ahorro y se eliminan cargas tributarias excesivas al trabajo, favoreciendo una sostenida corriente de inversión productiva.

    – ¿Cómo se complementa el nuevo impuesto a las ganancias distribuidas, dispuestas o consumidas, con el que grava los activos?

    – En el nuevo esquema que propiciamos, se da verdadera razón de ser al impuesto sobre los activos, que opera como un piso que castiga una gestión económica ineficiente. La alícuota normal de 1% para activos y la tasa general de ganancias de 30%, presuponen una rentabilidad distribuida cercana a 3,33%. Como cualquier proyecto de inversión prevé una tasa de rentabilidad muy superior, nuestra propuesta ensambla perfectamente en el sistema, sin originar desequilibrios en el costo fiscal de las empresas e incentivando moderadamente la distribución de utilidades en efectivo para favorecer y

    consolidar el desarrollo del mercado de capitales. A esto último también contribuye el IEPE.

    – Por lo que usted dice, el impuesto a los activos queda desvinculado del nivel de actividad de la empresa, y, por lo tanto, actúa como si fuera un costo fijo más.

    – Eso es lo que se pretende, porque de esa forma se estimula la inversión de riesgo. El sistema que proponemos elimina todo sesgo anticapital propio intensivo, dado que el peso del impuesto es totalmente indiferente al grado de endeudamiento de la empresa. También se elimina toda discriminación contra la inversión extranjera directa, al bajarse la alícuota combinada de 36 a 30% para los inversores del exterior.

    – Entonces, el aumento de la recaudación por este sistema no será relevante.

    – Tiene razón; el crecimiento de la recaudación se logrará en forma indirecta, a través del crecimiento económico que consideramos traerá aparejada la reforma que propiciamos.

    – En ese contexto, ¿qué papel jugará el Impuesto sobre el Excedente Primario de las Empresas (IEPE), que usted tanto defiende y que tantas críticas mereció por su presunto carácter antiexportador?

    – Usted lo ha expresado con extrema precisión: “Presunto carácter antiexportador”. Mediante este impuesto, del que no hay antecedentes a nivel mundial, se trata de equilibrar la carga impositiva que recae sobre los factores de la producción, como el trabajo y el capital, hoy totalmente sesgada en contra del primero en una proporción de alrededor de siete a uno. Esa relación resulta inadmisible al demostrar que el mayor peso fiscal recae sobre los asalariados. Con la reforma propuesta el año próximo se equilibraría la presión tributaria en simetría para ambos factores. En respuesta al presunto sesgo antiexportador, le aclaro que con las nuevas normas también se busca una adecuación de los precios relativos internos con los internacionales. Todo ello tiende, contrariamente a lo que se dice, a favorecer la exportación. Le hago una aclaración más, cuando me refiero al capital, agrupo en él a la tierra con su renta, al capital con su interés y a la actividad empresaria con sus beneficios.

    – ¿Será de liquidación fácil?

    – Esta es otra de sus ventajas. Su base será fácilmente determinable y tenderá a hacer más neutral la presión impositiva en la estructura de costos de las empresas, contribuyendo en gran medida al blanqueo de los salarios y de todas las transacciones no formales de la cadena que conforma el proceso productivo.

    -Uno de los éxitos de su gestión se dio en el flanco de reducción de la evasión impositiva. ¿Cree que se puede seguir avanzando en ese aspecto?

    – Todos los esfuerzos del gobierno están dirigidos en ese sentido. En realidad, ésa es sólo una parte de la gran lucha contra la corrupción. Nuestro gran objetivo es ampliar el número de contribuyentes para dar vigencia al apotegma de que todos paguen para que todos paguen menos.

    – En ese aspecto, ¿las nuevas normas sobre facturación y registro juegan un rol fundamental?

    – Con este nuevo sistema se intenta lograr un orden mínimo administrativo, que no sólo favorecerá la recaudación del IVA sino también de otros gravámenes, evitando la competencia desleal y procurando que la sociedad toda, única dueña de los impuestos, deje de ser robada.