ESTRATEGIA | Empresas
Por Enzo Cavagna
En el salón del automóvil de París, en 1930, año de la Gran Depresión, el inventor alemán Rudolph Diesel presentaba un prototipo de combustible alternativo al de origen petrolero que hacía funcionar el motor de encendido a inyección directa o indirecta con aceite de maní, al que agregaba éster para restarle viscosidad.
La Secretaría de Energía acaba de convocar, 80 años después, a ingenieros de fábricas de vehículos y refinadores, para propiciar un acuerdo en el aumento en la mezcla del combustible que rige desde setiembre último, de 7% de origen vegetal en cada litro de gasoil de origen fósil.
Una treintena de poderosos aceiteros que mutan el fluido comestible por combustionable pretende que el corte se fije en 10% para el biodiésel. Las automotrices plantean dudas respecto del parque usado y admitirían hasta 8% de corte, o sea un punto más que ahora. Y los compradores directos de la materia prima agrícola temen que esa mayor competencia de las refinadoras termine subiéndoles los costos de su producción.
Así está planteado un tira y afloje al que el ministro de Planificación, Julio de Vido, le fijó marco: "Aspiramos a que la Argentina no importe más gasoil, a partir de la incorporación de la matriz energética del biodiésel y por supuesto del bioetanol".
La definición (o más bien la necesidad) oficial le da una ventaja a cerealeros y aceiteros en la posición de llevar el corte a 10%, ya que implicaría inyectar al mercado interno un total de 1,3 a 1,4 millones de toneladas de biodiésel, desde las 800.000 toneladas que se vienen entregando hasta ahora. Esos dos puntos en desacuerdo equivalen a 500 a 600.000 toneladas anuales, más de $1.000 millones en total.
Además, ahora la demanda creciente de las usinas eléctricas y del parque automotor (se vendieron 900.000 nuevos vehículos en 2011), precisa ser cubierta con importaciones de combustibles y electricidad, una factura que equivale por lo menos a dos puntos del PBI: US$ 9.000 millones.
Faltante de gasoil
El repetido cruce de mangueras que alterna en los surtidores tiene, para los empresarios del sector, una sola explicación: se viene "pedaleando" un faltante de 15% en la comercialización cotidiana de los 5.800 millones anuales de litros de gasoil que representaría la demanda total.
¿Cómo se explica si no, que en 2011 y 2010 se hayan vendido similares volúmenes de combustibles y hasta casi 12% menos que en 2007, incluidos los bios, cuando el requerimiento de los usuarios en el último año creció 3,5% para gasoil y 11,4% para naftas?
La ecuación se traduce en divisas y en pesos: 1) Porque para importar 800 millones de litros de gasoil grado 2 y 1.300 millones de grado 3, la factura total a pagar asciende a US$ 4.000 millones, que en el Gobierno se consuelan pensando hubieran sido 900 millones más de no regir el corte de 7% con los biocombustibles que evitó encargar afuera esa diferencia.
2) Porque tiene que apelar al Tesoro para situar el precio de venta al mercado interno en la mitad del que rige en el exterior.
El coordinador del Programa de Biocombustibles del Ministerio de Planificación, Javier de Urquiza, detalla las prioridades: "Para el automóvil de calle se están analizando las tecnologías que ameriten hasta dónde puede llegar la mezcla del gasoil con el biocombustible. Queremos consensuar un avance del corte, ya que pretendemos llegar también a 10%, y en maquinaria agrícola o motores de camiones, que sea superior. Con biodiésel habíamos empezado a cortar en 5% para llegar a 10", dice.
El titular de la Cámara de Empresas Productoras de Energía y Biocombustibles (CEPEB), que nuclea a los fabricantes medianos y pequeños, José Luis Martínez Justo, ensaya una interpretación fiscal: "El plan de aumentar el corte es clave para el Gobierno, porque así superaría el escollo de tener que seguir pagando subsidios por el gasoil".
El platillo de las exportaciones de la balanza comercial del biocombustible también empezó a tener complicaciones.
Se complica el escenario
Hasta el año pasado, la Argentina venía siendo el cuarto productor mundial (detrás de Alemania, Francia y Brasil) y el principal exportador mundial de biodiésel, con 600/ 700.000 toneladas despachadas. Mientras, 15.000 millones de litros al año iban a las refinerías a ser mezcladas a 7% con el gasoil para consumo doméstico.
La luz amarilla se encendió el año pasado, cuando España, que compra 52% del biodiésel nacional, empezó a poner trabas para defender a sus plantas aduciendo una presunta competencia desleal.
Y así apareció "la única traba que el sector sufrió en su corta historia, como son las barreras para-arancelarias de la Unión Europea, que pueden complicar las exportaciones a futuro", según advirtió el CEO de Unitec Bio –empresa propiedad de Eduardo Eurnekian– y presidente de la Cámara Argentina de Biocombustibles, Fernando Peláez.
La Cancillería y la cámara empresarial se mueven para evitar más complicaciones. De Urquiza explica que "estamos haciendo certificaciones propias de productos sustentables. En Mercosur, con reuniones semestrales, grupos técnicos, se fijan parámetros, características de los bios en la región. Dentro del paraguas del mundo son cuidadosos. La UE también tiene requisitos a cumplir, y ahí está el esfuerzo tecnológico en el cual el INTA es aliado inestimable para asegurar que el producto final destinado al corte los cumpla".
Igual, en el país cunde la hipótesis de que se avecinan dificultades para reinsertar fuera de las fronteras el excedente de stock y el mercado interno surge como alternativa para absorberlo subiendo el corte del gasoil y de paso restar su incidencia a la importación que cubre los 3.300 millones de litros que hoy faltan para cubrir la demanda interna.
Los bios hoy
En el aquí y ahora, el volumen de negocios del biocombustible está dimensionado en $16.700 millones. Actualmente se reparte entre unas 32 empresas, dispuestas en tres grupos estratégicos, radicadas en seis provincias próximas a los polos portuarios de Santa Fe y sur de Buenos Aires. Tienen asignadas para la venta al mercado interno 1,07 millones de toneladas de biodiésel y 627.000 toneladas de etanol (hasta el 2015), según el reporte de Claves Información Competitiva.
Las inversiones en plantas de biodiésel se estima que rondaron los US$ 900 millones en los cinco años de vida del sector y permiten estimar una capacidad instalada para 2012 de aproximadamente 3,8 millones de toneladas.
El ex senador y empresario agroindustrial Roberto Urquía, dueño de Aceitera General Deheza, asegura que con las inversiones que hay en curso y las que se están analizando, para 2015 la Argentina puede saltar de las 2 millones y medio de toneladas actuales a 7 millones de toneladas. "Es la respuesta de los aceiteros argentinos a la puesta en marcha del corte obligatorio de combustibles en el país", indicó.
Precisamente, las aceiteras (LDC, Vicentín, Molinos, AGD, Bunge, Oleaginosa Moreno, Glencore) y azucareras (Ledesma, Los Balcanes, San Martín, etc.) componen el núcleo principal en actividad. Acceden directamente a la materia prima y han logrado un rápido dominio de la producción, el mercado local y las exportaciones.
Así y todo, el biocombustible seguirá necesitando de la muleta estatal para ser competitivo y rentable, porque es considerablemente más costoso que el derivado del petróleo, incluso teniendo en cuenta la tendencia alcista del barril.
Agroindustria joven
La historia del biodiésel es muy reciente: se inicia en octubre de 2005 en Chacabuco, con la instalación de la planta Bionerg/Don Mario, que procesaba 140.000 toneladas por año. El primer litro de contenido vegetal emergió de los surtidores de Repsol-YPF el 18 de mayo del 2007. Se llamaba GasoilBio y se vendía 25% más caro que el del gasoil clásico.
El boom sojero alimentó este floreciente renglón, 20 años después de ser propalado desde Europa. Recién el año pasado, un tercio del aceite crudo de soja producido en la Argentina fue transformado en biodiésel, ya sea para exportar o vender internamente, estimó Santiago Sánchez, representante comercial de Aceitera General Deheza y de la Cámara Argentina de Biocombustibles.
Peláez se entusiasma: "La cadena de la soja termina agregándole un nuevo eslabón al aumentar el valor agregado nacional, con mano de obra argentina, ya que la industria cuenta hasta hoy con la generación de más de 6.000 nuevos puestos de trabajo entre directos e indirectos y la utilización de más de 1.500 trabajadores en la construcción de nuestras instalaciones".
Aún queda mucho hilo en el carretel: 80% del grano que se saca del suelo pasa de largo hacia los sacos que lo resignan a ser commodity.
La escalera productiva agroalimentaria hace números. En esta campaña prevén 18,3 millones de hectáreas sembradas con soja, que darían 44,5 millones de toneladas a un valor de US$ 470 la unidad; 49 millones de hectáreas de maíz depararán 23 millones de toneladas, a razón de US$ 250 cada una, mientras el sorgo se sembró en 1,2 millones de hectáreas, de las que se extraerán 4,4 millones de toneladas.
Desde una equidistancia académica, el titular de la cátedra de Manejo de Tierras, de la Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Rosario, Sergio Montico, reconoce que "la sustracción de varios centenares de millones de toneladas de maíz y otro tanto de soja del mercado de alimentos para dedicarlos a la producción de etanol y biodiésel, inevitablemente harán aumentar los precios de los cereales, que arrastran consigo los costos de los derivados de la harina, los abonos, todos los tipos de carne (cerdos, aves y bovinos), los huevos y los productos lácteos". Sucedió en Europa, China, India y Estados Unidos.
De Urquiza admite que "hoy el biodiésel se está produciendo a partir del aceite de soja, en competencia con los alimentos, al igual que en la elaboración de etanol con maíz o caña", pero ve la solución al uso nostro en "aumentar la producción agrícola para que la oferta no ponga en riesgo el abastecimiento de la cadena alimenticia. Territorio, sobra", dice.
Es cierto que la transformación de commodities vegetales en proteína animal potencia el agregado de valor: una tonelada exportada de un alimento manufacturado triplica en valor a la exportación de los insumos sin industrializar que se utilizan para producir ese alimento. Ganaderos y granjeros suscriben a ese principio y transmiten en la Secretaría de Comercio inquietudes éticas sobre destinar alimentos a energía.
El presidente de la Asociación Argentina de Biocombustibles, Héctor Huergo, sale al cruce: "El mundo tiene plata, y quiere proteínas animales".
Considera al respecto que "es tan ético convertir el maíz en pollo como en etanol, caramelos, jarabe de fructosa para las bebidas y/o alimentos para mascotas". O que se aproveche la soja "no solo para harina proteica sino para aceite, del cual se obtienen otros derivados necesarios para producir biodiésel, insecticidas, cosmética, dulces, cacao entre otros productos".
De todos modos, esta relación directa entre insumo y producto tiene como límite que toda la cosecha mundial de granos cubriría menos de 20% del consumo global de combustibles.
Perspectiva para las naftas
Mientras Estados Unidos planea reemplazar 20% de su consumo de petróleo en la siguiente década duplicando su producción de etanol hasta 2016, en la Argentina hace poco se dictó una ley de biocombustibles (Nº 26.093), que preveía el corte obligatorio de 5% en naftas y gasoil para 2010.
Hasta el momento, la caña de azúcar tuvo que repartirse entre el rol de principal insumo del bioetanol que se le asignara originalmente, con el de proveedor de bagazo para papel o de esencia que la industria alimenticia y farmacéutica demandan a los ingenios, además de la molienda de caña que se envía al sistema eléctrico nacional.
De Urquiza confía en que los cañeros se incorporen al bioetanol porque hay bonanza. "No hay techo. En Brasil llegó a 25% y para autos 100". Aun así habrá que esperar hasta 2013 para "azucarar" las naftas en todo el país. Actualmente no llega a mezclar más de 3% y solo para el noroeste.
En todo caso, será parte de la producción de maíz desde plantas a abrirse en Córdoba y San Luis la que permita elevar la oferta del bioetanol a 218.000 metros cúbicos, de los 120.000 metros cúbicos anuales que registra, que para el final de la zafra podría alcanzar los 180.000 metros cúbicos con el agregado del azúcar.
Hasta tanto, Sánchez considera que no habrá grandes chances de elevar el corte con las naftas –hoy anclado en 5%–; se esperanza en que las inversiones anunciadas por Aceitera General Deheza y Dreyfus van impulsar notablemente la producción, ya que se están planificando a base de maíz y sorgo.
Las compañías Vicentín –por intermedio de Renova–, Glencore y Molinos Río de la Plata- están construyendo "una planta de bioetanol, que al requerir y potenciar la producción de sorgo y maíz, dará un efecto multiplicador de la agroindustria en la región", dijo Alberto Padoan, directivo de Vicentín y dirigente de Corenosa.
Enrique Humanes, CEO de Bunge en la Argentina, sostiene que "estamos convencidos de que nuestro país tiene mucho para ofrecer, y que debemos responder a las exigencias mundiales. Bunge es una empresa global con una firme raigambre argentina, que está fuertemente comprometida con la producción de alimentos. Nuestro país es uno de los que posee mayor potencial, y que más contribuye a mitigar la demanda de alimentos, tanto en el plano local como en el exterior. Sin duda, otra de las crecientes necesidades de nuestro país, es la producción de energías renovables, y con esta nueva inversión; la producción local de bioetanol, estamos ratificando el camino".
Programa para la Generación Eléctrica a partir de Fuentes Renovables mediante, la posición oficial respecto del biocombustible es definida por De Urquiza como "el paso siguiente en el desarrollo de la alternativa renovable y viable al uso de combustibles fósiles –como el carbón, el gas y el petróleo–".
Se trata de una "complementación energética que además está compuesta por las fuentes eólica, fotovoltaica y biomasa, a la que la agenda pública mundial le puso plazo hasta 2020", sintetiza.
Las naftas vienen marchando Las primeras empresas que comienzan a elaborar el biocombustible en base a maíz desde setiembre son Vicentín y Bio4 Río Cuarto (integrada por Porta Hnos en sociedad con un grupo de productores cordobeses). Añadirá al cupo interno 27.993 metros cúbicos. |