La virtualización promete transformar la computación

    ANÁLISIS | Entrevista

    Por María Teresa Lavayén


    Srinivas Krishnamurti
    Foto: Gabriel Reig

    Antes de entrar de lleno a la conversación que sostuvo Mercado con Srinivas Krishnamurti, quien maneja con toda naturalidad conceptos que entre el público general se han popularizado solo de nombre, es útil hacer una breve referencia a lo que significa la virtualización en general y la virtualización móvil en particular.
    Virtualizar es crear una versión no real de algo. Puede ser un sistema operativo, un servidor, un dispositivo de almacenaje o recursos de red. Virtualizar un sistema operativo quiere decir usar un software que permite que una parte de la máquina (hardware) corra sobre múltiples sistemas operativos en forma simultánea.
    En esta misma línea, virtualización móvil es una tecnología que permite a múltiples sistemas operativos o máquinas virtuales correr simultáneamente en un teléfono móvil o en cualquier dispositivo inalámbrico. Mediante una técnica específica, crea una separación segura entre el hardware (o sea la máquina) que es la base y el software que corre por encima. Esta tecnología se viene usando desde hace mucho tiempo en áreas como centros de datos y computadoras personales. En 2008, la industria móvil comenzó a interesarse en aprovechar las ventajas de esta tecnología para teléfonos celulares, tabletas, netbooks y demás dispositivos.
    En el ámbito de las empresas, virtualizar significa alojar las bases de datos en la nube, con grandes ahorros de costos operativos.

    –La tecnología móvil nos está cambiando la vida. Un teléfono inteligente no solo sirve para comunicarnos sino como conector social, monitor de la salud y hasta instrumento de pago. ¿En qué dirección se mueve la industria móvil?
    –Creo que los teléfonos móviles y las tabletas van a ser la PC de la próxima generación. Es cuestión de tiempo, pero las cosas que hacemos hoy con la PC las vamos a poder hacer en tabletas y teléfonos. Si bien las PC no van a desaparecer, ya hoy pasamos más tiempo usando teléfonos y tabletas que sentados ante una computadora de escritorio. Hoy la computadora ya no es ni el único ni el principal medio para conectarnos a Internet. Estamos accediendo a servicios y contenido a través de esos nuevos instrumentos y usamos las PC fundamentalmente para escribir.
    En realidad, si miramos la computación empresarial vemos que la mayoría de los usuarios tiene más de un dispositivo. Una encuesta reciente en Estados Unidos reveló que más de 90% de la gente tiene por lo menos dos dispositivos: PC y teléfono, o PC y tableta, lo que sea.
    Los jóvenes que están entrando a la fuerza laboral no pueden vivir sin un teléfono. Al principio había todo tipo de críticas, que la pantalla es chica, que el teclado difícil. Pero para la nueva generación todo está bien. Ya no necesitan una PC grande arriba del escritorio. La tendencia es que todo lo móvil se va a convertir en la principal interfaz que usará la gente para conectarse y por eso en VMware estamos desarrollando muchos productos móviles. Nuestra estrategia tiene tres ramas.
    El objetivo de la primera es que todo debe ser accesible desde un dispositivo móvil. Si el teléfono o la tableta van a ser la PC de la próxima generación, todos los productos de gerenciamiento que estamos creando deben tener una interfaz para teléfonos y tabletas. Todo debe poderse hacer desde un teléfono, desde una tableta o desde cualquier otro producto móvil.
    La segunda rama de la estrategia se basa en una premisa: Windows, la familia de sistemas operativos de Microsoft, va a seguir estando entre nosotros por mucho tiempo más; de manera que tenemos que ver cómo se hace para tender puentes entre estos nuevos dispositivos (que no usan Windows) y el mundo Windows donde todavía viven las empresas.
    Me explico: cuando trabajamos hoy en una PC sin virtualización, todo está guardado en esa máquina. Si se rompe, perdemos los datos. Pero si a esa PC la ponemos en una máquina virtual y allí se pone todo en un centro de datos, entonces se rompe el vínculo entre software y hardware. Desde ese momento todo el conjunto de softwares está en una burbuja que no está atada al hardware. Los contenidos pueden correr en cualquier máquina o dispositivo, o en la nube, o en cualquier parte. Entonces sí será posible acceder a los contenidos que están en una computadora de escritorio que corre sobre Windows desde un teléfono móvil, o un iPad, o un iPhone, o una Mac, o desde cualquier cosa. Como Windows seguirá existiendo, hay que asegurarse de que los nuevos dispositivos que no pueden correr sobre Windows, igualmente puedan acceder a las aplicaciones Windows que necesitamos.
    En la tercera rama de la estrategia nos proponemos hacer la virtualizacón en el teléfono mismo y también virtualizar Windows. Ese es nuestro producto de virtualización móvil.
    Muchas empresas dan a sus empleados un Blackberry para uso laboral. Ese teléfono lo maneja y controla la empresa. El empleado tiene, además, su teléfono personal. Imagínese usted ahora un teléfono con dos personalidades –una para su vida personal, la otra para la empresa. En lugar de acarrear dos aparatos, usted podría acceder a dos teléfonos virtuales en un solo dispositivo. Es como si uno tomara los dos aparatos y los pegara con cola. Eso es lo que permite la virtualización.

    –El mercado de las aplicaciones está teniendo un crecimiento explosivo. Según algunos cálculos se va a triplicar para 2015. ¿Cuáles son los factores que contribuyen a este crecimiento?
    –Antes de que apareciera Apple, desarrollar aplicaciones móviles era muy difícil. En la tecnología Apple cualquiera puede desarrollar aplicaciones. El iOS (antes llamado iPhone OS) es el sistema operativo móvil de Apple que se usa como sistema de apertura para iPad, iPhone y iPod. Con él, desarrollar una aplicación es juego de niños. Antes con el Symbian OS no cualquiera desarrollaba una aplicación.
    Además, ahora que los teléfonos son muy poderosos, tienen más memoria. Tienen procesadores con dos núcleos, eso es como una PC de hace dos o tres años. En síntesis, los dos factores que permiten que haya cada vez más aplicaciones son 1) el hardware que está mejorando y 2) es muy fácil desarrollar una aplicación.

    –¿Usted diría que los servicios en la nube significarán el fin de IT?
    –Definitivamente no. Lo que van a significar es un aumento en la productividad y eficacia de IT. Si analizamos las inversiones que hace en IT cualquier empresa descubrimos que entre 70% y 75% del presupuesto se gasta solo en trabajos de mantenimiento, en tener actualizado el servicio, emparchado el software, esas cosas tontas. Es gastar dinero solo para mantener las luces prendidas. Con virtualización les quedaría dinero para hacer cosas más interesantes, innovar, desarrollar aplicaciones. Con servicios en la nube, cambiará el rol de IT. Hay mucho talento subutilizado.

    –Seguramente usted sabe que hay personas que dicen que cloud computing es una linda frase, atractiva, pero de significado confuso. Ellos dicen que la nube no es otra cosa que Internet y que por lo tanto computación en la nube es computación en la red. Desde ese punto de vista la nube pública sería Internet y la nube privada sería la intranet. ¿Qué opina de eso?
    –Creo que es una simplificación. Lo único que les interesa a las empresas son las aplicaciones. No les importa la red, el servicio o el almacenamiento. Todo lo que les interesa es poder usar sus aplicaciones y acceder a la información que necesitan. Esas aplicaciones necesitan correr sobre algo. Necesitan una CPU, necesitan tener memoria, un lugar donde guardarse.
    Las empresas tienen hoy una cantidad de aplicaciones “legacy”, o sea, heredadas de antiguos lenguajes, antiguas plataformas y antiguas técnicas. Muchas están manejando su negocio con productos Sap y eso no hay que tocarlo si está funcionando bien. Pero muchas veces tienen servidores que están viejos, que se pueden morir en cualquier momento y ocasionar un gran problema.
    Ante una situación así nuestra propuesta a las empresas es la siguiente: “pongamos una pala debajo del Sap, virtualicémoslo para poder separar –conceptualmente– el hardware del software, para romper ese lazo y hacer una máquina virtual. Entonces la aplicación queda libre para correr donde quiera, en una intranet o en una nube privada o también se puede tomar toda la máquina virtual y hacerla correr en la nube”.
    La diferencia entre una nube privada y una intranet es que en la nube se corren aplicaciones; en la intranet se ven páginas web solamente. La nube permite no solo correr una aplicación sino acceder a información propia y además tiene seguridad. Es algo más que Internet o intranet. VMware brinda tecnologías que permiten usar las aplicaciones viejas de manera mucho más ágil.
    Así, las empresas tendrán aplicaciones legacy (las que ya están usando) y aplicaciones nuevas y manejarán las dos. Con nuestros servicios de cloudware todo lo que preocupa al departamento de IT –qué pasa si se cae el servidor, si hay back up y está actualizado, etc.– se simplifica todo eso, pues se hace sin que la gente tenga que meter mano… Si un servidor se cae, nosotros automáticamente movemos todo el contenido a otro servidor, sin necesidad de hacer nada en forma manual. Todo pasa a otro servidor y se sigue como si nada.

    –Muchas empresas dicen que manejar una compañía en la nube es un tema complicado, básicamente por tres razones: a) hay pérdida de control; b) implica poner información delicada en la nube y no conocen a la gente que va a tener acceso a ella y c) porque tienen la sensación de que una vez subida una información luego no la pueden retirar de allí.
    –Todas las preocupaciones son legítimas. Sobre la pérdida de control, creo que estamos ante un tipo diferente de computación. La historia nos dice que cada vez que aparece un cambio grande de cualquier índole la gente se preocupa y tiene todo tipo de miedos. Al final, como ha ocurrido siempre, la gente va a terminar superando ese miedo porque los beneficios de poner la computación en la nube son muy grandes. Creo que va a haber una evolución hacia eso.
    En cambio las preocupaciones por la seguridad son reales. La gente está preocupada y ésa es un área donde estamos asociándonos con Ecosystem para ver cuál es la mejor manera de brindar seguridad para que la gente se sienta cómoda. A pesar de eso, creemos que los contenidos más delicados nunca van a colocarse en nubes públicas.
    Por eso creemos que va a haber nubes privadas, donde poner la información delicada y luego nubes públicas donde va a parar todo lo demás. Entonces va a haber nubes públicas (manejadas por terceros) y nubes privadas (manejadas internamente). Una compañía que se maneja con ambas se moverá en una nube híbrida, o sea un ambiente donde algunos recursos se manejan adentro y otros afuera.
    El tercer temor se refiere a que los contenidos queden atrapados en un lugar de la Web y no se los pueda recuperar o cambiar. Es un temor muy fundado. Mi respuesta es que eso puede ocurrir con sistemas propietarios como Amazon o con la plataforma Azure de Microsoft, que no son compatibles con nada.
    Cuando se escribe una aplicación en esas plataformas, luego no se la puede trasladar a otro proveedor. Ahí sí que el contenido queda encerrado. En VMware creemos que eso está mal porque la gente quiere alternativas. Tenemos más de 2.000 socios y a todos les ponemos el mismo software en sus centros de datos. De modo que si un día desean dejar un proveedor y pasar a otro, tienen 2.000 para elegir. Todos serán compatibles.

    –¿Y cómo está evolucionando la virtualización en el mundo?
    –Según las regiones hay diferentes niveles de maduración. El mercado australiano, por ejemplo, está muy por delante de Norteamérica y de Europa. Muchos de nuestros clientes allí están cerca de 99% de virtualización. Allí cualquier servidor nuevo se lanza automáticamente como servidor virtual, no físico. En América latina, en cambio, todavía estamos dos o tres años atrasados.