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Dos econometristas de la oficina de Hong Kong de McKinsey analizaron los efectos potenciales del programa sobre 33 sectores e industrias. A juicio de Jonathan Woetzel y Guangyu Li, “dos aspectos básicos se distinguen: los perfiles de utilidad y el escenario competitivo”.
Con el fin de que los ejecutivos superiores decodifiquen y entiendan sus normas y precisiones, ambos expertos pasaron revista a los impactos fundamentales en casi tres docenas de áreas, definidas como fuentes de ganancias y competencia.
En el primer aspecto, establecen tres categorías: favorable (por ejemplo, sensible a aumentos de demanda local o especialmente orientada a determinados tratamientos), desfavorable (sometida a políticas restrictivas) o neutra. En lo tocante a la escena competitiva, su clave es la intensidad regulatoria.
Cinco grupos derivan de ese análisis. A saber, nuevas industrias estratégicas destinadas al liderazgo global; bienes de uso final en el país; sectores reestructurados bajo mandato estatal de cambio; reinventores (esto es, industrias maduras que innoven y reinviertan para cerrar brechas con lideres mundiales); y servicios civiles –grandes empresas estatales– que manejan componente significativos de la infraestructura nacional.
Industrias estratégicas nuevas
El XII plan quinquenal caracteriza un puñado de sectores como “campos de batalla emergentes” (definición de Woetzel y Guangyu) donde los países competirán por liderazgos tecnológicos durante la ola de desarrollo universal cubierta por este programa y el siguiente. Estas industrias, inclusive nuevas formas de energía y biotecnología, se destacan por el alto potencial de crecimiento en utilidades y la escasa supervisión estatal.
En estas franjas, el Gobierno se ha dedicado a incubar actores locales y mundiales, ayudándolos a obtener tecnologías de punta y capacidades comerciales.
Beijing aspira a elevar la porción del PBI que esos rubros aportan del actual 1% a 8% hacia 2015 y 15% hacia 2020. Ello deparará un gran potencial de mercado para negocios locales y exteriores.
Si bien persisten considerables incertidumbres, típicas de contextos jóvenes, las empresas concurrentes deberán centrarse en “construir competitividad” en materia de aptitudes técnicas y comerciales. También han de ganar reconocimiento como innovadores locales. Estos operadores tendrán que cifrarse en adquirir tecnologías de punta y relacionarse con administraciones provinciales. Las compañías extranjeras deberán importar esos mismos tipos de tecnología y asociarse a la innovación local.
Con una textura signada esencialmente por decisiones regulatorias, la competencia será feroz. El Gobierno central podría trata de redefinir el escenario de fondo identificando –en forma específica– recursos tecnológicos, cánones industriales, criterios para entrar en el mercado y modelos de asociación. Dada la fragmentación de segmentos desarrollados alrededor de favoritos tempranos (energía eólica o solar, por ejemplo), Beijing se tornará crecientemente más selectivo en sus políticas, tentando caminos para acelerar consolidaciones y enfocarse rápidamente en “campeones nacionales”.
Motores locales
Las industrias y los sectores que aprovecharán al máximo los esfuerzos estatales para reequipar la economía china y promover la demanda interna incluyen artículos de consumo, bienes de uso final y servicios. Por caso, alimentos, farmoquímicos, aerotransporte, turismo y similares. Estos “motores locales” constituirán un entorno favorable para aumentar utilidades y crear mercados razonablemente libres. También se beneficiarán de dos metas oficiales: paz social y desarrollo “verde”.
Para captar las mayores oportunidades de crecimiento, las empresas deben incrementar su penetración en los mercados y ofrecer bienes o servicios a grupos claves de clientes. Asimismo, han de seguir estrechamente la evolución de políticas gubernamentales orientadas a la demanda de la gente. Por ejemplo, las que alientan la urbanización, optimizan la estructura inversora, consolidan la red social, promueven el ingreso familiar y desarrollan la infraestructura minorista. Al mismo tiempo, habrán de explotarse oportunidades en nuevas áreas de población y sus anillos rurales. En forma adicional, las iniciativas estatales para asegurar mayor seguridad y calidad en productos (o alentar hábitos de consumo positivos para el ambiente) les allanarán en terreno a quienes sepan reaccionar velozmente.
En tanto los esfuerzos gubernamentales para subir ingresos familiares fomenten también el gasto de las personas, ofrecerán a las compañías un desafío: mantener sus erogaciones bajas en un contexto de costos laborales en ascenso. En esta dimensión, el plan quinquenal tiene como objetivo 13% anual de aumento en salarios mínimos y una meta más modesta (alrededor de 7%) en ingresos familiares. Sectores como construcción, electrónica de uso final, logística, venta al detalle y otras áreas sentirán esas alzas. En lo ulterior, los costos probablemente suban como consecuencia de nuevas políticas de precios en energía, combustibles, materias primas y agua. La gama abarcará normas más estrictas en lo ambiental y en protección al consumidor. Dadas las preocupaciones de Beijing sobre la inflación, el Gobierno probablemente no intente trasladar estos mayores costos a la población, al menos por el momento.
Por supuesto, “China replanteará de otras maneras en contexto de competencia. Sectores como educación, servicios financieros –señala McKinsey Hong Kong–, atención médica o logística ya están siendo desregulados y se abren al capital extranjero. La creciente atención prestada a la seguridad y la calidad alimenticia o farmacéutica confiere al sector privado la oportunidad de lograr una sólida reputación en cuanto a productos y terapias”.
Reestructuradores
Bienes raíces y banca comercial, dos sectores fundamentales –creen los autores– para el bienestar socieconómico del país, afrontan riesgos estructurales significativos y, por otra parte, mantienen modelos de negocios inestables. Beijing les ha dado a sus reestructuradores un claro mandato para que se ajusten al nuevo contexto, tal como prescribe el XII plan quinquenal.
La actividad inmobiliaria china ha vivido durante el plan anterior (Q11) un crecimiento exponencial, contribuyendo notablemente al PBI y a los presupuestos provinciales. Pero un mercado sobrecalentado crea temores de burbujas especulativas e inestabilidad social vinculados precisamente al alza de precios de viviendas. En el nuevo plan, el Gobierno impone una meta de 36 millones de unidades familiares y se compromete a supervisar estrechamente los préstamos y las tendencias del sector residencial.
Pero una reforma de fondo, sin embargo, supone que la actividad genere un modelo de negocios rentable y sostenible vía proyectos de vivienda accesibles al público menudo. Mientras tanto, la administración central debe hallar nuevas fuentes de ingresos para municipios que han empleado el producto de ventas de propiedades lucrativas para financiar iniciativas pro desarrollo de industrias locales. También debe ubicar canales alternativos de inversión.
La banca comercial también se expandió durante el Q11, influida por el auge inmobiliario, en esencia vía créditos a desarrolladores. Ahora también afronta la obligación de reformarse. Para mantener tasas afines a un perfil de crecimiento, las entidades deben identificar las nuevas corrientes de ingresos previstas en el Q12. Por ejemplo, el apoyo a empresas pequeñas y medianas, la banca digital y el manejo de carteras privadas. Todo ello implica gestión de riesgos y búsqueda de talentos.
Por otra parte, deben habituarse a interpretar y armonizar políticas contradictorias del Gobierno. Entre ellas, la propensión a sobrecontrolar la inflación sin dejar de financiar Pyme ni de estimular el gasto y el consumo individuales.
A partir de ahora, tras venideras y muy necesarias reformas, los bancos quedarían en libertad para ofrecer servicios más complejos y diversificados. Este futuro sector, más amplio y dinámico, seguramente ingresará a un marco diferente de competencia. “Estos procesos –subrayan Guangyu y Woetzel– exigirán conocimientos, experiencia, management ágil y procesos bien estructurados. Al presente, los bancos chinos sufren una brecha de capacidades y ello crea oportunidades para entidades extranjeras líderes o con amplia presencia en el país. Sin duda, tamaño y alcances de cada ocasión dependerán de la dirección o la profundidad de las reformas. Por otro lado, esos bancos podrán además orientar y asistir a sus pares locales”.
Reinventores
En las actuales circunstancias, muchas industrias chinas están retrasadas en tecnología respecto de sus competidoras. Padecen también de sobrecapacidad instalada, baja eficiencia y contaminan más de lo aceptable. Estas empresas representan la mayoría de las reinventoras, por lo cual Beijing busca reconvertirlas mediante mejoras e innovaciones.
Este grupo generalmente aprovecha los beneficios de estímulos a la demanda interna. El Q12 reserva las mejores oportunidades a manufacturas que apliquen tecnologías de punta, aporten alto valor agregado, muestren mayor eficiencia energética y protejan el ambiente.
Políticas tributarias y normas sobre capacidad y exportaciones alientan colectivamente a esa empresas a mejorar negocios o consolidarlos vía fusiones y adquisiciones (F&A). El nuevo plan promueve innovación en escala local, desarrollo de marcas propias y propiedad intelectual (ese viejo motivo de litigios con la Organización Mundial de Comercio).
Las industrias chinas maduras son particularmente vulnerables a la nueva “clave verde” del desarrollo. Según teme McKinsey Hong Kong, este tipo de políticas elevará costos relativos a protección ambiental, conservación energética, menor contaminación y hasta insumos primarios (metales raros entre ellos). Estos factores se añaden a costos laborales en alza. En lo atinente a metas para emisión de monóxido y dióxido, se relacionan con el procesamiento de rubros como metales no ferrosos, acero, etc. El éxito de una compañía dependerá de su habilidad para mantener márgenes saludables de ganancia y acumular bonos verdes.
Respecto de este grupo, el Gobierno adopta un curso directo para delinear escenarios sectoriales. En una campaña para crear “campeones nacionales”, se han establecido guías claras que alientan F&A aceleradas, especialmente en automotores, maquinaria industrial o los metales y aleaciones mencionadas arriba. Prominentes operadores locales pueden apelar al apoyo del Q12 para F&A para comprar activos de alta calidad, reforzar posiciones de liderazgo y llegar a campeones.
Por su parte, las compañías extranjeras también sacan ventajas de la campaña para completar F&A estratégicas y competir mejor en el mercado chino. Actores locales y extranjeros por igual deben seguir de cerca cambios en las políticas para promover innovaciones. Ellas seguramente definirán las aspiraciones de país en tecnología, carteras de bienes o servicios y modelos de asociación.
Servicios civiles
Las empresas estatales que manejan redes de infraestructura nacional (grillas eléctricas, ferrocarriles, telecomunicaciones) continuarán creciendo con firmeza, gracias a la urbanización y el fuerte apoyo del Gobierno central. Sin competidores sustanciales, la principal responsabilidad de estos servicios civiles será emplear su escala y su poder de procuración para llevar a cabo proyectos regionales bien planeados y según cánones de calidad y costos internacionales.
Una infraestructura mejorada es clave para el programa nacional y provincial de desarrollo urbano. Por ende, Beijing ha elaborado en el Q12 planes claros para expandir la penetración y la capacidad de tres sistemas: ferrocarriles, electricidad y comunicaciones. Estos programas absorberán considerables inversiones públicas. Su objeto será asegurar que las empresas estatales y sus proveedores –industrias como construcción, máquinas herramientas y siderurgia– dispongan de corrientes financieras estables.